Periodismo, medios e ideas | Journalism, media and ideas | Una mirada a los medios, los periodistas y las ideas de la sociedad de la información | A glimpse at the media, journalists and ideas in the information society
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Thursday, March 29, 2012
Harry Potter y la magia del ebook
El poder de la magia es irresistible. Ni siquiera los grandes editores son capaces de detenerla. Harry Potter sabe lo que es ser un huérfano liberado de sus padres putativos gracias a sus poderes y a la hospitalidad de Hogwarts. Ya maduro, henchido de experiencia en libros, películas, videojuegos y fan fiction (la creada por sus fieles lectores), ve llegado el momento de mudarse a casa propia. Pottermore.com es la tienda personal del mago más vendido de la literatura. J.K. Rowling, su autora, ha hecho realidad el sueño de desintermediación de tantos escritores: vender directamente su obra los lectores gracias al libro y la distribución digital.
La magia de Potter es poderosa. Tanto que hasta la universal Amazon no se ha resistido y enlaza desde su librería la nueva casa del mago para que sus ebooks sean vendidos desde allí. Sólo Apple se planta con su modelo de comercializar libros al precio decidido por los editores a cambio de una comisión. Pero Apple aún es un enano en la venta de ebooks y los de Harry Potter se pueden leer en el iPad y el iPhone.
J.K. Rowling ha vendido más de 450 millones de libros del niño mago en 70 idiomas, quizá por eso lanza su tienda a precio competitivo: 7,99 y 9,99 dólares (6 y 7,5 euros) por ebook, más baratos que cualquier edición de papel. La magia de Potter convierte la edición digital en ventaja para sus fans, por ahora sólo en inglés, aunque ya se anuncia edición en español.
Rowling lo tenía claro y se reservó los derechos digitales de su obra. No es la primera escritora en convertir sus best sellers en tesoro digital, pero su tienda abrirá muchos ojos y rompe el encantamiento definitivo entre editores, autores y librerías, al menos digitales. En papel la magia del libro continúa, pero las lechuzas marcan el camino digital para Rowling, que como tantos escritores abjuró durante mucho tiempo de los encantos del ebook, no se sabe si por fidelidad o para protegerse del malvado Valdemort de la copia. Pero el día del ebook y del control por el autor ha llegado.
Columna en los diarios de Vocento
Tuesday, June 28, 2011
Pottermore.com, la venganza de Lord Voldemort
El aprendiz de mago se ha hecho mayor. Los tiempos de la escuela de magia de Howarts pasaron. Han sido muchos años y siete novelas de una de las sagas más famosas de la historia. Pero el tiempo de Lord Voldemort ha llegado. Quizá no para los padres fantasmales del huérfano Potter, pero sí para sus padres putativos, los editores que confiaron en la imaginación de J. K. Rowling. Harry se independiza de los editores con Pottermore.com, la web donde se comercializarán los ebooks del mago adolescente.
Rowling se transmuta en el malvado Voldemort y abjura de los tíos y tutores que criaron a Harry, mago incomprendido. La autora sigue ahora el vuelo de las lechuzas con una web donde los millones de seguidores de Harry podrán al fin encontrar sus aventuras en ebook. Sin intermediarios, sin comisiones, sin control sobre el trabajo de la escritora.
Columna completa en Estrella Digital
Rowling se transmuta en el malvado Voldemort y abjura de los tíos y tutores que criaron a Harry, mago incomprendido. La autora sigue ahora el vuelo de las lechuzas con una web donde los millones de seguidores de Harry podrán al fin encontrar sus aventuras en ebook. Sin intermediarios, sin comisiones, sin control sobre el trabajo de la escritora.
Columna completa en Estrella Digital
Tuesday, March 15, 2011
Más ebooks, más baratos y multiplataforma
Los editores empiezan a ver su futuro en el ebook. Con cautela, pero creen que 2012 será el año de la consolidación. Mantendrán la apuesta por un desarrollo muy gradual del libro digital, pero esperan duplicar este año el mercado con una mayor oferta de títulos y novedades. Y también con una demandada rebaja de precios y más lanzamientos para los nuevos soportes de lectura, de las tabletas al streaming.
El ebook crecerá de un 3% de la facturación en 2010 a un 7% este año. Las editoriales participantes en la 2ª Encuesta sobre el Libro Digital aspiran a alcanzar el 12% del mercado en 2012, un poco más de la cuota actual en Estados Unidos, donde ya casi el diez por ciento de los libros vendidos son digitales.
Los editores empiezan a perder el miedo porque saben que el mercado digital avanzará, con o sin ellos. Los resultados de esta encuesta reúnen ideas mucho más claras que las recogidas hace un año por el estudio del Ministerio de Cultura sobre el libro electrónico.
Rebajar el precio del ebook hasta un 30% de las ediciones en papel, aumentar la oferta con una de cada cuatro editoriales comercializando más del 25% de sus libros en formato digital este año, apostar por los nuevos soportes de lectura como ereaders, tabletas y móviles, por el streaming y la comercialización de fragmentos y capítulos son algunas de las estrategias preferidas por los editores.
La edición expandida y enriquecida con multimedia, datos, etc. también crecerá, sobre todo en los cómics y las obras de consulta.
En definitiva, un cambio importante en la visión de los editores sobre el libro y sus posibilidades. La Federación de Gremios de Editores y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, responsables de la encuesta, prevén "un importante desarrollo de la oferta digital a lo largo del 2011, cuyos efectos más notables se podrían percibir en el 2012".
Este desarrollo es resultados de una "disminución muy notable de la incertidumbre en las decisiones editoriales, comerciales y técnicas", con definiciones y compromisos más claros sobre comercialización, formatos o dispositivos de lectura.
Los editores confían en la aparición y desarrollo de plataformas como Amazon, cuyo lanzamiento está anunciado para antes del verano, y en librerías generalistas como las ya incluidas en Libranda como los principales canales de comercialización.
Los cómics, con el 94% de sus editoriales con planes digitales en curso, son el motor de los nuevos soportes. Pero tres de cada cuatro editoriales están inmersas ya en estrategias y planes digitales, aunque como se ve en los gráficos de las respuestas, la comercialización de novedades y catálogo es todavía muy comedida.
Los editores no quieren perder el control. Saben que sin oferta de títulos y novedades suficiente, los lectores buscarán descargas y copias por otros medios, como ocurrió con la cerrazón de la industria de la música. Pero también que los lectores son más fieles al papel y están menos volcados en los soportes digitales. Tiempo suficiente para desarrollar el nuevo negocio editorial si no se pierde el tiempo.
Para una industria editorial tan potente como la española, ese cambio de mentalidad es crítico. Pero los editores no deben caer en el error de ir más lentos que los lectores y sus hábitos de consumo.
Para consolidar el mercado es imprescindible la rebaja de precios, que de los magros descuentos actuales alcanzará una media del 30%, todavía más caros que las ediciones de bolsillo, un mercado más asequible muy poco desarrollado en España.
Los editores apuestan por trasladar el libro a los soportes dedicados como el ereader con casi el 80% de la oferta para estos dispositivos, como también para el ordenador, pero crecerá hasta un 56% la oferta para tabletas (iPad, fundamentalmente) y móviles.
También avanzan los nuevos modelos de negocio. Una de cada cuatro editoriales ofrecerá libros en streaming para lectura sin descarga y la comercialización fragmentada aumentará sobre todo para libros técnicos y académicos, diccionarios y enciclopedias, libro de texto y cómics.
Monday, March 07, 2011
Rebelión por el ebook
Una revuelta se extiende por Estados Unidos y Gran Bretaña. Es la rebelión de los bibliotecarios contra las restricciones de grandes editoriales como HarperCollins al préstamo de ebooks. Los bibliotecarios llaman al boicot contra la editorial. Leyendo se crean lectores y consideran el libro digital como el medio para atraer a los nativos digitales, acostumbrados a la superoferta de contenidos de todo tipo. Por eso muchos dudan del proteccionismo del papel.
Los editores, expertos en saturación, se han vuelto restrictivos y proteccionistas con el libro digital. La era Gutenberg pervivirá por un tiempo, pero el proteccionismo puede acabar devorando la industria del libro en lugar de protegerla, como ha ocurrido tantas veces.
Columna completa en Estrella Digital
Los editores, expertos en saturación, se han vuelto restrictivos y proteccionistas con el libro digital. La era Gutenberg pervivirá por un tiempo, pero el proteccionismo puede acabar devorando la industria del libro en lugar de protegerla, como ha ocurrido tantas veces.
Columna completa en Estrella Digital
¿Kindle y ereaders gratis?
Hace unos días algunos se preguntaban si el Kindle de Amazon acabará siendo gratis. Y hasta daban fecha: noviembre de 2011 si se mantiene la tendencia de rebaja de precios.
Veremos a cuánto sale el Kindle en España, pero la pregunta no es retórica. Seguramente Amazon puede entregar dispositivos de lectura digital gratis a sus clientes premium o por un número determinado de compras. Como hacen las telecos con su subvención a los móviles.
Una estrategia rentable cuando los compradores se convierten en suscriptores. Y que podría ser seguida por algunas publicaciones. En España, Orbyt, el quiosco de pago de Unidad Editorial, ya ofrece descuentos para comprar iPad a cambio de una suscripción de seis meses.
La presión de Apple y su iPad es otra de las razones. Kindle bate a todos los ereaders rivales, pero pronto habrá más iPad que Kindle en Estados Unidos y cada vez más lectores de libros en tabletas.
Para Amazon, las nuevas reglas de Apple para reforzar su control sobre las ventas de contenidos, pueden poner en peligro la aplicación de Kindle para iPad y iPhone. El aumento de las comisiones y las restricciones de Apple justificaría la oferta a precio muy bajo de un dispositivo de lectura propio.
Según los datos más recientes, iPad se acerca a Kindle entre los lectores norteamericanos.
En España el iPad está en el 0,8% de los hogares mientras un 1% tiene ereaders, en total unos 350.000 dispositivos de lectura de ebooks, además de los móviles.
Si Amazon lanza una buena oferta de Kindle en su desembarco en nuestro país puede hacerse con una parte muy importante del mercado.
El 76% de los usuarios norteamericanos de iPad ya leen libros en su dispositivo, que gana muy de largo a Kindle en cualquier otro contenido.
Los contenidos son importantes. Ni Apple ni Amazon tienen oferta competitiva en España, pero la gran tienda digital la lanzará en breve. En un mercado con móviles tan fuertemente subsidiados por las operadoras, con muchos distribuidores de ebooks aunque con pocas ventas, y con muchos lectores atraídos por las descargas gratuitas, un Kindle gratis podría ser la gran estrategia disruptiva para el mercado del libro digital.
Veremos a cuánto sale el Kindle en España, pero la pregunta no es retórica. Seguramente Amazon puede entregar dispositivos de lectura digital gratis a sus clientes premium o por un número determinado de compras. Como hacen las telecos con su subvención a los móviles.
Una estrategia rentable cuando los compradores se convierten en suscriptores. Y que podría ser seguida por algunas publicaciones. En España, Orbyt, el quiosco de pago de Unidad Editorial, ya ofrece descuentos para comprar iPad a cambio de una suscripción de seis meses.
La presión de Apple y su iPad es otra de las razones. Kindle bate a todos los ereaders rivales, pero pronto habrá más iPad que Kindle en Estados Unidos y cada vez más lectores de libros en tabletas.
Para Amazon, las nuevas reglas de Apple para reforzar su control sobre las ventas de contenidos, pueden poner en peligro la aplicación de Kindle para iPad y iPhone. El aumento de las comisiones y las restricciones de Apple justificaría la oferta a precio muy bajo de un dispositivo de lectura propio.
Según los datos más recientes, iPad se acerca a Kindle entre los lectores norteamericanos.
En España el iPad está en el 0,8% de los hogares mientras un 1% tiene ereaders, en total unos 350.000 dispositivos de lectura de ebooks, además de los móviles.
Si Amazon lanza una buena oferta de Kindle en su desembarco en nuestro país puede hacerse con una parte muy importante del mercado.
El 76% de los usuarios norteamericanos de iPad ya leen libros en su dispositivo, que gana muy de largo a Kindle en cualquier otro contenido.
Los contenidos son importantes. Ni Apple ni Amazon tienen oferta competitiva en España, pero la gran tienda digital la lanzará en breve. En un mercado con móviles tan fuertemente subsidiados por las operadoras, con muchos distribuidores de ebooks aunque con pocas ventas, y con muchos lectores atraídos por las descargas gratuitas, un Kindle gratis podría ser la gran estrategia disruptiva para el mercado del libro digital.
Tuesday, February 22, 2011
Kindle vs. iPad y el mercado en España
Amazon insiste: deje el pesado y reflectante iPad. Para leer, Kindle, donde además se compran los libros directamente desde Amazon. El anuncio de la compañía de Jeff Bezos escenifica las grandes dudas del mercado editorial: ¿cómo, con qué aparatos y quién dominará el mercado del ebook? Una duda que mantiene a los editores españoles y agentes literarios renuentes, junto al precio fijo, la renegociación de los derechos de autor y la supervivencia del mercado tradicional.
Con el ebook, el dispositivo importa. No se trata sólo de la lectura, sino del acceso directo a las librerías digitales y la oferta de títulos. Los dueños de las nuevas plataformas imponen su ley y sus condiciones
Amazon rehuye los estándares con su plataforma propietaria y su formato .azw. Apple ofrece a los editores sus más de 160 millones de usuarios con tarjetas de crédito registradas, pero ambos siguen luchando por conseguir contratos con los editores para ampliar su oferta.
Pero además los lectores buscan una experiencia continua de lectura. En su ebook, sus móviles y tabletas o sus ordenadores. Algo que sólo está en manos todavía de gigantes como Amazon.
El ebook es todavía un mercado mínimo en España, alrededor de un 3% de las ventas (casi el 10% en Estados Unidos), con sólo un 5,3% de la población leyendo libros en formato digital. En 2010 se publicaron en todos los soportes digitales algo más de 16.500 títulos frente a los más de 87.000 en soporte tradicional, según los datos provisionales.
Las cifras de la agencia de Carmen Balcells muestran lo irrisorio de las ventas, con Todos los cuentos de García Márquez como líder con 835 unidades vendidas, seguido por Isabel Allende con su perenne La casa de los espíritus y 694 unidades.
El reciente Nobel de Mario Vargas Llosa no llega a 700 ebooks con dos títulos en la clasificación. En total, 5.885 euros por derechos de autor en 2010.
La próxima apertura de Amazon en España y la anunciada ampliación de la oferta en el iBookstore de Apple, unidas al aumento de aplicaciones de libros y lectura de ebooks debería animar un mercado en el que la falta de una plataforma dominante y simplicidad de la oferta, sin que los lectores tengan que elucubrar sobre formatos y qué libros podrán leer en sus ereader, es determinante en un mercado incipiente.
Las cifras de Balcells parecen indicar que la mayoría de los ebooks en español se compran en las grandes librerías digitales norteamericanas. El 63% en Amazon y el 26% en Barnes&Noble. Leer-e, una de las principales librerías digitales españolas, en la que Balcells oferta a sus autores, y donde se comercializan ebooks en formatos pdf, ePub y Mobipocket, sin compatibilidad con iPad, sólo alcanza el 8% de las ventas.
¿Qué pasará cuando llegue Amazon y su integración de tienda y dispositivo? ¿Se volcarán los lectores en la nueva plataforma asociada a Kindle?
Los editores aún tienen mucho que decir. Los lectores digitales buscan un dispositivo barato y eficiente, pero también los libros que desean.
Por ahora sólo el 1,3% de los lectores leen en ereader y tabletas. El iPad está en el 0,8% de los hogares y los lectores digitales en el 1%. Un total de menos de 350.000 dispositivos de lectura a los que hay que sumar los móviles del 6,9% de los lectores que leen en la pantalla del teléfono, según el Barómetro de Lectura 2010.
Sony, el mayor distribuidor europeo de ereaders, no tiene una política de precios tan agresiva como Amazon con Kindle.
El mercado europeo de distribución del ebook es mucho más plural que el norteamericano. Frente al dominio de Amazon en Estados Unidos, donde el 45% de los lectores leen en Kindle (datos de Book Marketing LTD) o de Gran Bretaña, donde Amazon concentra el 75% del mercado de ebooks, en España hay más de 30 librerías digitales, como se puede ver en Libranda.
Defender esa pluralidad de distribuidores, tiendas y editoriales no debería estar reñida con lanzar una oferta competitiva y clara a los consumidores: más atención a los libros y menos a los dispositivos con la adopción de estándares claros para despejar las dudas de los consumidores y facilitar la lectura.
Pero el mercado sigue sin estar claro para los lectores. Ni por oferta de títulos, ni por lectores compatibles, ni por precios.
Quizá el desembarco de una gran empresa como Amazon revele otra oportunidad perdida para el mercado del libro en España.
Tuesday, February 08, 2011
Los editores miedosos
Los editores tienen miedo al ebook. Están tan preocupados por el futuro digital que pueden perder la oportunidad de liderar el nuevo mercado del libro. El ambiente de la jornada Los retos del negocio editorial, organizada por Expansión, parece lúgubre. Pero el pesimismo no es bueno ni para los negocios ni para la innovación. Los editores deberían ver los cambios tecnológicos como una oportunidad y liderarlos para no ser desplazados por los grandes de la tecnología como Amazon, Google o Apple, que tanto les preocupan.
La alerta de Fernando Carro, de Bertelsmann, ha sido repetida demasiadas veces: "Todo lo que se está haciendo en el sector es intentar mantener el mismo modelo de negocio y la cadena de valor que ahora existe, pero eso es inviable”.
Tanto que si los editores no crean una oferta atractiva, con estándares de formatos y respetuosa con los derechos de los lectores (copia privada, lectura en diferentes soportes), llegan a acuerdos de derechos con los autores y estimulan el cambio de las librerías, los resultados pueden ser peores de los que temen. Y no sólo para ellos. También para muchos autores y lectores.
Los primeros por falta de buenos editores para hacer el trabajo que todavía será necesario: el de ser buenos agentes literarios y editores de verdad, no distribuidores ni impresores. Editores de los que ayudan a mejorar las obras y descubren el valor de los autores.
Para los lectores porque pueden sufrir un déficit de oferta de calidad.
Como aseguró en la reunión el director general de Grup 62, Xavier Mallafré, "debemos hacer trajes a medida: hay autores que querrán que les gestionemos el márketing y otros que definamos hasta el título, la portada y el tema de la novela".
Sin oferta clara, atractiva, con usabilidad y competitiva, los editores no pararán ni la piratería ni a nuevos competidores que se harán fuertes en el mercado. Ese ha sido el error del negocio de la música y los libros pueden ir por el mismo camino.
Pero una cosa es la edición y otra la distribución y comercialización a través de empresas como Amazon o Telefónica.
La consejera delegada de Random House Mondadori, Núria Cabutí, recordó el objetivo defensivo de Libranda: "Dinamizar el mercado del libro electrónico en España y apoyar al desarrollo de los canales de venta actuales antes de la entrada de los grandes operadores”. Las quejas de los usuarios y los magros resultados obtenidos hasta ahora muestran los problemas de esa estrategia.
Los editores aún tienen tiempo. Sólo un 5,3% de de la población lee en soportes digitales. Los ereaders se calculan en 150.000, un 0,8% de la población, y otro 1,3% lee en tabletas, fundamentalmente iPad.
Otro 6,9% lee en el móvil, un dispositivo menos adecuado para la lectura de libros, pero utilizado por su penetración, polivalencia y comodidad.
El ebook en España todavía es incipiente, un 4% del mercado, muy por detrás del mercado norteamericano, pero también de otros países europeos como Gran Bretaña o Alemania, como se puede ver en los datos de un reciente estudio de AT Kearney y Book Republic.
Los editores tienen la ventaja de que la era Gutenberg todavía durará. Su dominio de los derechos y la gestión de los autores, la pervivencia de varias formas de consumo a través de diferentes soportes y su control de los mercados locales, especialmente en el caso europeo, les dan tiempo. Pero la aceleración del mercado digital es enorme y depende de factores tecnológicos y de consumo que no están bajo su control.
Entre los factores de bajo desarrollo de los ebooks en España destacan la falta de oferta atractiva, con menos títulos de los deseados -sólo 2.500 en Libranda a final de 2010, muy por debajo de los 8.000 previstos-; un proceso de compra complicado y condicionado para sostener a los canales de venta actuales (librerías y sellos); precio alto y lastrado por el IVA del 18% frente al 4% de los libros en papel; la falta de una apuesta clara por formatos y ereaders con una comercialización directa, sin el engorro de la descarga en el ordenador y la copia al lector; la discusión sobre nuevos modelos de negocio sin acuerdos beneficiosos para autores, editores y lectores, castigados con derechos reducidos frente al papel.
La falta de acuerdos en el sector, el exceso de miedo y la ausencia de un líder del mercado como Amazon en Estados Unidos o Gran Bretaña (75% del mercado de ebooks) convertidos en estrategias defensivas del viejo negocio. ¿Hasta cuándo?
La situación hoy no es demasiado diferente a la de hace casi un año, cuando se publicó el primer estudio del Observatorio de la Lectura y el Libro del Ministerio de Cultura.
El mantenimiento del precio fijo y la extensión del modelo de precios de agencia dan garantías a los autores y editores, pero desaniman la demanda y aumentan la insatisfacción de los lectores con el precio de los ebooks.
La rebaja media de precio sobre el de los libros físicos es de un 20 a un 30%, pero los consumidores perciben un coste alto por la compra de los dispositivos de lectura y la percepción de que el ebook no se compra, como el objeto de papel, sino que sólo se adquiere un derecho de pago por lectura, al estilo de la televisión o de las nuevas propuestas de alquiler y streaming de libros.
Si editores y autores quieren mantener un papel preferente en el mercado del libro digital es hora de repensar la edición centrándose en los lectores, los clientes actuales y futuros, y en mejorar la oferta para que autores y público se encuentren en la mejor situación para ambos.
Editores, autores y lectores deben despreocuparse de la tecnología.
Para eso es necesario impulsar los formatos universales o estándar y permitir la lectura en todas las plataformas. Mejorar la oferta, en ocasiones con material multimedia o de contexto y enriquecimiento de los ebooks, sobre todo de los técnicos y especializados. Pero en otras con material sobre el autor y la obra, como en el caso de muchas novelas.
La obra y el autor son lo más importante. El marketing digital y social permite poner en contacto como nunca a autores y lectores. Pero también crear relaciones entre el público a través de clubes de lectura sobre una obra, autor o integradas en las redes sociales. Un nuevo escenario para el marketing editorial.
El modelo de negocio y la cadena de valor debe ser repensado. El precio es un elemento fundamental junto a la ampliación de catálogo. Sólo esos dos factores pueden evitar una explosión de descargas no autorizadas, como ha demostrado el mercado de la música. Y es posible una combinación de oferta física y digital que enriquezca las obras y la experiencia de lectura para mantener ofertas diferenciadas de un objeto, el libro, que mantendrá su valor durante mucho tiempo, pero del que se pueden desarrollar extensiones digitales atractivas y útiles para el lector.
El libro merece una oportunidad digital que los lectores no quieren perder.
La alerta de Fernando Carro, de Bertelsmann, ha sido repetida demasiadas veces: "Todo lo que se está haciendo en el sector es intentar mantener el mismo modelo de negocio y la cadena de valor que ahora existe, pero eso es inviable”.
Tanto que si los editores no crean una oferta atractiva, con estándares de formatos y respetuosa con los derechos de los lectores (copia privada, lectura en diferentes soportes), llegan a acuerdos de derechos con los autores y estimulan el cambio de las librerías, los resultados pueden ser peores de los que temen. Y no sólo para ellos. También para muchos autores y lectores.
Los primeros por falta de buenos editores para hacer el trabajo que todavía será necesario: el de ser buenos agentes literarios y editores de verdad, no distribuidores ni impresores. Editores de los que ayudan a mejorar las obras y descubren el valor de los autores.
Para los lectores porque pueden sufrir un déficit de oferta de calidad.
Como aseguró en la reunión el director general de Grup 62, Xavier Mallafré, "debemos hacer trajes a medida: hay autores que querrán que les gestionemos el márketing y otros que definamos hasta el título, la portada y el tema de la novela".
Sin oferta clara, atractiva, con usabilidad y competitiva, los editores no pararán ni la piratería ni a nuevos competidores que se harán fuertes en el mercado. Ese ha sido el error del negocio de la música y los libros pueden ir por el mismo camino.
Pero una cosa es la edición y otra la distribución y comercialización a través de empresas como Amazon o Telefónica.
La consejera delegada de Random House Mondadori, Núria Cabutí, recordó el objetivo defensivo de Libranda: "Dinamizar el mercado del libro electrónico en España y apoyar al desarrollo de los canales de venta actuales antes de la entrada de los grandes operadores”. Las quejas de los usuarios y los magros resultados obtenidos hasta ahora muestran los problemas de esa estrategia.
Los editores aún tienen tiempo. Sólo un 5,3% de de la población lee en soportes digitales. Los ereaders se calculan en 150.000, un 0,8% de la población, y otro 1,3% lee en tabletas, fundamentalmente iPad.
Otro 6,9% lee en el móvil, un dispositivo menos adecuado para la lectura de libros, pero utilizado por su penetración, polivalencia y comodidad.
El ebook en España todavía es incipiente, un 4% del mercado, muy por detrás del mercado norteamericano, pero también de otros países europeos como Gran Bretaña o Alemania, como se puede ver en los datos de un reciente estudio de AT Kearney y Book Republic.
Los editores tienen la ventaja de que la era Gutenberg todavía durará. Su dominio de los derechos y la gestión de los autores, la pervivencia de varias formas de consumo a través de diferentes soportes y su control de los mercados locales, especialmente en el caso europeo, les dan tiempo. Pero la aceleración del mercado digital es enorme y depende de factores tecnológicos y de consumo que no están bajo su control.
Entre los factores de bajo desarrollo de los ebooks en España destacan la falta de oferta atractiva, con menos títulos de los deseados -sólo 2.500 en Libranda a final de 2010, muy por debajo de los 8.000 previstos-; un proceso de compra complicado y condicionado para sostener a los canales de venta actuales (librerías y sellos); precio alto y lastrado por el IVA del 18% frente al 4% de los libros en papel; la falta de una apuesta clara por formatos y ereaders con una comercialización directa, sin el engorro de la descarga en el ordenador y la copia al lector; la discusión sobre nuevos modelos de negocio sin acuerdos beneficiosos para autores, editores y lectores, castigados con derechos reducidos frente al papel.
La falta de acuerdos en el sector, el exceso de miedo y la ausencia de un líder del mercado como Amazon en Estados Unidos o Gran Bretaña (75% del mercado de ebooks) convertidos en estrategias defensivas del viejo negocio. ¿Hasta cuándo?
La situación hoy no es demasiado diferente a la de hace casi un año, cuando se publicó el primer estudio del Observatorio de la Lectura y el Libro del Ministerio de Cultura.
El mantenimiento del precio fijo y la extensión del modelo de precios de agencia dan garantías a los autores y editores, pero desaniman la demanda y aumentan la insatisfacción de los lectores con el precio de los ebooks.
La rebaja media de precio sobre el de los libros físicos es de un 20 a un 30%, pero los consumidores perciben un coste alto por la compra de los dispositivos de lectura y la percepción de que el ebook no se compra, como el objeto de papel, sino que sólo se adquiere un derecho de pago por lectura, al estilo de la televisión o de las nuevas propuestas de alquiler y streaming de libros.
Si editores y autores quieren mantener un papel preferente en el mercado del libro digital es hora de repensar la edición centrándose en los lectores, los clientes actuales y futuros, y en mejorar la oferta para que autores y público se encuentren en la mejor situación para ambos.
Editores, autores y lectores deben despreocuparse de la tecnología.
Para eso es necesario impulsar los formatos universales o estándar y permitir la lectura en todas las plataformas. Mejorar la oferta, en ocasiones con material multimedia o de contexto y enriquecimiento de los ebooks, sobre todo de los técnicos y especializados. Pero en otras con material sobre el autor y la obra, como en el caso de muchas novelas.
La obra y el autor son lo más importante. El marketing digital y social permite poner en contacto como nunca a autores y lectores. Pero también crear relaciones entre el público a través de clubes de lectura sobre una obra, autor o integradas en las redes sociales. Un nuevo escenario para el marketing editorial.
El modelo de negocio y la cadena de valor debe ser repensado. El precio es un elemento fundamental junto a la ampliación de catálogo. Sólo esos dos factores pueden evitar una explosión de descargas no autorizadas, como ha demostrado el mercado de la música. Y es posible una combinación de oferta física y digital que enriquezca las obras y la experiencia de lectura para mantener ofertas diferenciadas de un objeto, el libro, que mantendrá su valor durante mucho tiempo, pero del que se pueden desarrollar extensiones digitales atractivas y útiles para el lector.
El libro merece una oportunidad digital que los lectores no quieren perder.
Monday, January 31, 2011
El móvil supera a tabletas y ereaders en lectores
Sólo el 5,3% de la población lee libros en formato digital, una cifra todavía baja. Los autores y el sector editorial aún tienen tiempo para adaptarse a la digitalización y al mercado del ebook.
Los ereader y las tabletas ganan lectores. Si se compara el último Barómetro de Lectura de 2010 con el primero de ese año, la lectura en el ordenador ha perdido un 1%, a pesar de ser mayoritaria. Los ereaders y tabletas crecen del 0,8 al 1,3% y los móviles pasan del 6,6% al 6,9% de los lectores.
A pesar de la promoción y el impacto mediático, ereaders y tabletas son dispositivos todavía muy minoritarios. Según los últimos datos, el 1,9% de la población tiene ereaders y tabletas, más de un 68% de sus usuarios son lectores.
Una cuota todavía mayor entre los móviles inteligentes, capaces de albergar aplicaciones de lectura. Su penetración entre la población es del 9,4%. Un 73,4% de los usuarios de smartphones son lectores digitales.
El móvil continúa siendo el dispositivo de mayor lectura digital alternativo al ordenador. Pero su uso para la lectura de medios y libros es aún muy baja. Mandan los diarios, con la mitad de los usuarios leyendo prensa digital en el móvil, según datos de The Cocktail Analysis. Pero la lectura de libros todavía es minoritaria: sólo el 3% dicen usar aplicaciones de ebook.
La escasa oferta y la confusión de los lectores a la hora de decidir qué dispositivos elegir limita el crecimiento de la lectura digital, en contraste con cifras como las de Estados Unidos y otros mercados.
Los editores calculan que las ventas de ebook rondan el 3% del negocio en España, mientras en EE UU superan el 15% y Amazon vende más libros digitales en Kindle que de papel: 115 ebooks por cada centenar de volúmenes en rústica y tres veces más que en tapa dura.
Habrá que esperar al lanzamiento de Amazon en España o de las tiendas de las telefónicas o al fomento de la lectura de ebooks en las bibliotecas para analizar el impacto del cambio de la lectura digital.
Entretanto, los diarios siguen siendo los más leídos en formato digital, con un 30,7% de sus lectores. Una caída de la lectura de prensa tanto en papel como en formato digital que aumenta la preocupación por su crisis.
Los ereader y las tabletas ganan lectores. Si se compara el último Barómetro de Lectura de 2010 con el primero de ese año, la lectura en el ordenador ha perdido un 1%, a pesar de ser mayoritaria. Los ereaders y tabletas crecen del 0,8 al 1,3% y los móviles pasan del 6,6% al 6,9% de los lectores.
A pesar de la promoción y el impacto mediático, ereaders y tabletas son dispositivos todavía muy minoritarios. Según los últimos datos, el 1,9% de la población tiene ereaders y tabletas, más de un 68% de sus usuarios son lectores.
Una cuota todavía mayor entre los móviles inteligentes, capaces de albergar aplicaciones de lectura. Su penetración entre la población es del 9,4%. Un 73,4% de los usuarios de smartphones son lectores digitales.
El móvil continúa siendo el dispositivo de mayor lectura digital alternativo al ordenador. Pero su uso para la lectura de medios y libros es aún muy baja. Mandan los diarios, con la mitad de los usuarios leyendo prensa digital en el móvil, según datos de The Cocktail Analysis. Pero la lectura de libros todavía es minoritaria: sólo el 3% dicen usar aplicaciones de ebook.
La escasa oferta y la confusión de los lectores a la hora de decidir qué dispositivos elegir limita el crecimiento de la lectura digital, en contraste con cifras como las de Estados Unidos y otros mercados.
Los editores calculan que las ventas de ebook rondan el 3% del negocio en España, mientras en EE UU superan el 15% y Amazon vende más libros digitales en Kindle que de papel: 115 ebooks por cada centenar de volúmenes en rústica y tres veces más que en tapa dura.
Habrá que esperar al lanzamiento de Amazon en España o de las tiendas de las telefónicas o al fomento de la lectura de ebooks en las bibliotecas para analizar el impacto del cambio de la lectura digital.
Entretanto, los diarios siguen siendo los más leídos en formato digital, con un 30,7% de sus lectores. Una caída de la lectura de prensa tanto en papel como en formato digital que aumenta la preocupación por su crisis.
Wednesday, January 12, 2011
Móviles, tabletas, TV conectada, ¿dónde está el futuro para los medios?
Este año 2011 ya ha sido nombrado el año de las tabletas por la industria, con permiso de los e-readers. Pero es también el año de la televisión conectada a internet y de los móviles inteligentes con banda ancha, como recuerda el informe La sociedad de la información 2010 de Telefónica.
En el eje de los nuevos dispositivos y forma de acceso a los contenidos están las aplicaciones y las plataformas digitales. Ambas permiten acceder a los contenidos de forma sencilla, recortar la abundancia de internet incitando al público a la fidelidad y ofrecen más ventajas para la protección de derechos de propiedad intelectual.
Pero también vuelven a vincular los contenidos al soporte y convierten a los proveedores de contenido en socios dependientes de los grandes de la distribución digital: Apple, Google, o Telefónica.
Y faltan estándares. Mientras iOS o Android confluyen en móviles y tabletas con ciertas especificaciones, la televisión conectada está todavía más lejos de la convergencia.
Los medios debaten a qué dispositivos y plataformas apostar. Hace falta inversión, tecnología y asumir costes de conectividad que no permiten a la mayoría de los medios, con excepción de los más grandes, realizar apuestas para estar en todas las pantallas con presencia optimizada.
La otra duda es la publicidad. Por ahora va despacio debido a las barreras de acceso de compañías como Apple, pero crece, con preferencia por el CPM frente a los resultados, lo que tranquiliza a los medios respecto a la rentabilidad, pero crece la segmentación por dispositivo y operadora, además de la presencia de las marcas con sus propias aplicaciones.
Los últimos datos del mercado español ayudan a entender la tendencia de la evolución de los nuevos soportes y la urgencia del desarrollo para los medios.
Entre los equipos con conexión a internet, crecen el móvil (25,4% de los hogares) y la televisión tanto a través de consolas (13,8%) como de discos duros multimedia (8,4%) e interactivos, además de las televisiones conectadas (3,8%), que avanzan con fuerza desde su lanzamiento a mitad del año pasado (datos del INE).
A pesar de su fuerte presencia mediática, las tablets como iPad tienen penetración sólo e un 0,8% de los hogares. Los e-readers, a pesar de la falta de oferta editorial y de apuesta por estándares tecnológicos, los superan con un un 1% de penetración. En ambos casos todavía con un potencial todavía muy por debajo del interés que despiertan en medios e hiperconsumidores.
Los móviles y la televisión conectada aparecen como los principales dispositivos para el desarrollo de los contenidos digitales. El 20% de la población ya ha accedido a la internet móvil y más de 7,5 millones de personas navegan desde móviles, según los últimos datos de Nielsen.
Un 5,8% de la población accede a internet con banda ancha móvil y Telefónica tiene más de 4,3 millones de usuarios de teléfonos inteligentes, el doble que el pasado año. Un 9,4% de los hogares ya poseen smartphones.
El tirón del 3D y las nuevas aplicaciones de vídeo e internet TV intentan tirar del mercado de televisores inteligentes después del esfuerzo del cambio de equipamiento en los hogares con la TDT.
Tanto en los móviles como en la televisión inteligente y en las tabletas y e-reader falta oferta competitiva en España y garantías para el consumidor sobre estándares para que no siga mareado de qué supone comprar uno u otro equipo.
Los dos primeros serán los grandes tractores del consumo de contenidos e información digital en los próximos años. La industria empieza a reaccionar y a crear alianzas y nuevos modelos de negocio en el exterior mientras aquí seguimos enfangados en un canon injusto y en la discusión de una ley Sinde que sólo persigue punitivamente a las descargas, sin promover acuerdos, estándares y alianzas, como por ejemplo ha pedido Asimelec con el plan de contenidos digitales que el ministro Miguel Sebastián se ha comprometido a desarrollar.
Más oferta, más modelos de negocio, más colaboración y menos proteger soportes y un negocio basado en la copia y la propiedad que cada vez tiene menos sentido.
En el eje de los nuevos dispositivos y forma de acceso a los contenidos están las aplicaciones y las plataformas digitales. Ambas permiten acceder a los contenidos de forma sencilla, recortar la abundancia de internet incitando al público a la fidelidad y ofrecen más ventajas para la protección de derechos de propiedad intelectual.
Pero también vuelven a vincular los contenidos al soporte y convierten a los proveedores de contenido en socios dependientes de los grandes de la distribución digital: Apple, Google, o Telefónica.
Y faltan estándares. Mientras iOS o Android confluyen en móviles y tabletas con ciertas especificaciones, la televisión conectada está todavía más lejos de la convergencia.
Los medios debaten a qué dispositivos y plataformas apostar. Hace falta inversión, tecnología y asumir costes de conectividad que no permiten a la mayoría de los medios, con excepción de los más grandes, realizar apuestas para estar en todas las pantallas con presencia optimizada.
La otra duda es la publicidad. Por ahora va despacio debido a las barreras de acceso de compañías como Apple, pero crece, con preferencia por el CPM frente a los resultados, lo que tranquiliza a los medios respecto a la rentabilidad, pero crece la segmentación por dispositivo y operadora, además de la presencia de las marcas con sus propias aplicaciones.
Los últimos datos del mercado español ayudan a entender la tendencia de la evolución de los nuevos soportes y la urgencia del desarrollo para los medios.
Entre los equipos con conexión a internet, crecen el móvil (25,4% de los hogares) y la televisión tanto a través de consolas (13,8%) como de discos duros multimedia (8,4%) e interactivos, además de las televisiones conectadas (3,8%), que avanzan con fuerza desde su lanzamiento a mitad del año pasado (datos del INE).
A pesar de su fuerte presencia mediática, las tablets como iPad tienen penetración sólo e un 0,8% de los hogares. Los e-readers, a pesar de la falta de oferta editorial y de apuesta por estándares tecnológicos, los superan con un un 1% de penetración. En ambos casos todavía con un potencial todavía muy por debajo del interés que despiertan en medios e hiperconsumidores.
Los móviles y la televisión conectada aparecen como los principales dispositivos para el desarrollo de los contenidos digitales. El 20% de la población ya ha accedido a la internet móvil y más de 7,5 millones de personas navegan desde móviles, según los últimos datos de Nielsen.
Un 5,8% de la población accede a internet con banda ancha móvil y Telefónica tiene más de 4,3 millones de usuarios de teléfonos inteligentes, el doble que el pasado año. Un 9,4% de los hogares ya poseen smartphones.
El tirón del 3D y las nuevas aplicaciones de vídeo e internet TV intentan tirar del mercado de televisores inteligentes después del esfuerzo del cambio de equipamiento en los hogares con la TDT.
Tanto en los móviles como en la televisión inteligente y en las tabletas y e-reader falta oferta competitiva en España y garantías para el consumidor sobre estándares para que no siga mareado de qué supone comprar uno u otro equipo.
Los dos primeros serán los grandes tractores del consumo de contenidos e información digital en los próximos años. La industria empieza a reaccionar y a crear alianzas y nuevos modelos de negocio en el exterior mientras aquí seguimos enfangados en un canon injusto y en la discusión de una ley Sinde que sólo persigue punitivamente a las descargas, sin promover acuerdos, estándares y alianzas, como por ejemplo ha pedido Asimelec con el plan de contenidos digitales que el ministro Miguel Sebastián se ha comprometido a desarrollar.
Más oferta, más modelos de negocio, más colaboración y menos proteger soportes y un negocio basado en la copia y la propiedad que cada vez tiene menos sentido.
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Thursday, October 28, 2010
Pago por lectura
Una empresa española, 24symbols, prepara la gran revolución del libro digital: acabar con la venta de copias. Es el sueño de infinidad de expertos y su consejo a los editores: dejar de pensar en el ebook como un objeto vendido una sola vez para desarrollar modelos de lectura sin descarga, de pago por suscripción o financiados con publicidad y patrocinios. Además de vender libros de la forma tradicional, atados a su soporte, el papel o el ereader que los lectores digitales utilicen, abrirse al libro como servicio. Con total ubicuidad para lectores móviles y accesibles a través de cualquier dispositivo: móvil, tabletas tipo iPad, ordenadores o las nuevas pantallas planas de televisión.
Es la hora. Crece la venta de ereaders y las tabletas nos invadirán esta Navidad. Librerías digitales como Amazon ya doblan las ventas de ebooks a las de libros impresos. Y sus compradores leen más: dos libros por mes y Kindle.
En la educación el programa Escuela 2.0 ha comenzado este curso. Los ordenadores para los alumnos han comenzado a llegar a pesar de los problemas en algunas comunidades. Pero faltan materiales educativos. La conversión de los libros de texto en contenidos digitales portátiles, accesibles desde clase o cualquier lugar de estudio, adaptados al usuario, en constante actualización, con contenidos participativos y multimedia, conectados con los profesores permanentemente, son todavía un sueño.
El papel resiste. Derechos de autor y propiedad intelectual, licencias de copia, el negocio de las editoriales y la distribución depende de las copias. Sólo retroceden los derechos de los ciudadanos, con problemas de formatos y de uso en diferentes lectores, con ebooks que no se pueden prestar ni compartir. Con tanta restricción, mejor el papel.
Pero el libro como servicio, alojado en internet y accesible desde cualquier aparato vendrá. El fin de la copia. Libros abiertos y enriquecidos, de pago por lectura y con más autores compartiendo textos y experiencias con sus lectores en comunidades virtuales o aplicaciones para móviles.
Columna en los medios de Vocento
Thursday, October 07, 2010
Lento ebook
Estupefactos. Así quedan los lectores cuando se acercan a comprar un e-reader, un lector de libros digitales, ante una oferta amplia, confusa, con disparidad de formatos. Los dependientes se esmeran, explican si se pueden leer pdfs, epubs, en dónde comprar, cómo leer el libro adquirido en tal librería online. A menudo el lector, abrumado y confuso, sale de la tienda de electrónica en busca de una librería tradicional. Es el castigo del ebook. Durante siglos el libro era la obra. Ahora la obra es un libro comercializado a través de lectores digitales, aplicaciones para móviles o descargas en internet. Un lío.
La industria editorial y su choque con la tecnología han conseguido hacer del libro un objeto complejo, alejado de la sencillez de coger un volumen entre las manos, ojearlo, leerlo, prestarlo, reclamarlo al amigo distraído o encontrar aquel volumen perdido en una mudanza.
Quizá por eso no despega el ebook, el libro digital capricho de letraheridos y maldición de iletrados. Las dudas de las editoriales con el negocio digital, su obstinación para sostener el viejo papel y los desacuerdos por los derechos de los autores o el precio del ebook frenan el mercado.
Los grandes de la electrónica lanzan lectores digitales, móviles y tabletas táctiles permiten la lectura, pero ante la confusión el lector se refugia en el papel o el ordenador. En la primera mitad del año la edición digital ha aumentado un 55% respecto a 2009, pero son sólo 9.500 títulos de los 79.000 registrados, según datos de Cultura.
Casi la mitad de los lectores ya son digitales, pero el 47% leen en el ordenador, sobre todo prensa y libros. Un mínimo 0,8% lee en soporte ebook y casi el 7% prefiere leer en su móvil, dicen los estudios de los editores. La falta de oferta, la sujeción de los títulos a dispositivos y librerías o los precios poco ventajosos desaniman a muchos lectores dispuestos a migrar a lo digital. Entre los jóvenes, más del 81% ya son lectores digitales. Si no se dan prisa, escritores y editores pueden perderlos para siempre.
Columna en los medios de Vocento
Wednesday, October 06, 2010
Frankfurt, sin ebook pero en iPhone
Los ebooks son sólo el 1% del mercado del libro alemán. En España sólo leen en un e-reader el 0,8% de los lectores y el 4,7% de quienes leen libros. El ebook crece lentamente mientras las editoriales no se ponen de acuerdo con los nuevos comercializadores del libro digital (Amazon, Apple, Libranda, Todoebook, Leqtor, etc.) y los dispositivos y formatos de la lectura.
Entretanto, los editores que acuden estos días a la Feria de Frankfurt ya pueden orientarse y organizarse con aplicaciones para sus iPhone como Bookfair 2010. De algo tiene que servir lo digital y sus valores añadidos. No se olviden, editores, también se pueden aplicar a los libros.
La mayor feria editorial del mundo también se puede seguir en las redes sociales Twitter y Facebook, donde también les cuesta estar a muchas editoriales.
La mayor feria editorial del mundo también se puede seguir en las redes sociales Twitter y Facebook, donde también les cuesta estar a muchas editoriales.
Monday, October 04, 2010
El móvil gana al ebook para leer
Los españoles prefieren el móvil para leer a los ereaders o ebooks. Una preferencia a la que no es ajena la confusión sobre formatos y dispositivos lectores provocada por las dudas y la falta de acuerdo de la industria electoral sobre estándares y derechos de los consumidores, que han ralentizado el crecimiento del mercado de libros digitales.
Según las cifras de la Federación de Gremios de Editores (FGEE) del primer cuatrimestre de 2010, los lectores digitales son ya casi la mitad del público lector.
Son sobre todo público de prensa: 32,1% son consumidores de prensa digital mientras sólo el 4,7% de los lectores de libros leen en soportes digitales.
En ambos casos el papel es todavía mayoritario entre el 91% de ciudadanos que lee.
La lectura digital se hace sobre todo en el ordenador (47,3% del total del 48,6% de lectores digitales), seguido por el móvil y las PDAs (6,6%) y sólo el 0,8% de los lectores digitales usan un ebook.
Monday, September 27, 2010
El mercado de ebooks crece con Telefónica o Amazon
Liber, la gran cita editorial, avanza la explosión de la comercialización del ebook -libro electrónico- en España. Libranda, la plataforma de distribución de las grandes editoriales, cumple sus previsiones y anuncia el crecimiento de la oferta de ebooks, la llegada de Amazon y Barnes&Noble a España, más oferta de libros en iBook de Apple y la incorporación de Movistar (Telefónica) al mercado con una plataforma de distribución a través de móviles y una tablet todavía por definir.
Telefónica reforzará así su presencia en el mercado de los contenidos y sus lazos con el sector editorial. En julio pasado ya había firmado un acuerdo (pdf) con la Federación de Gremios de Editores de España para impulsar la incorporación al negocio digial de las editoriales.
Más oferta para un mercado cauto, reacio a la entrada en la incógnita digital y donde los editores han preferido hasta ahora dar pasos lentos intentando controlar y sostener el negocio tradicional.
Frente a la escasa oferta y las deficiencias de un mercado de libro digital con escaso catálogo digitalizado, menor comercialización digital de novedades, con un acuerdo endeble sobre el reparto de derechos de autor y con poca apuesta por los nuevos formatos y posibilidades del libro, la incorporación de plataformas de comercialización experimentadas será un empuje para el ebook.
Aranza Larrauri, directora general de Libranda, cifra entre 50.000 y 100.000 los españoles con lector digital, un milagro si se tiene en cuenta la escasa oferta. Sólo cinco mil de los ocho mil títulos previstos están disponibles en la plataforma de distribución a través de 22 librerías digitales.
Pero el operador logístico de Planeta, Random House Mondadori, Santillana, Roca, Grup62, SM y Wolters Kluwer espera llegar a 40 para la campaña de Navidad.
En 2009, la crisis del libro continuó amenazando con una facturación de 3.110 millones de euros: sólo 51,24 millones en formato digital. Un descenso del mercado del 2,4%, con ventas de 236 millones de libros, cuatro millones menos que en 2008 y 14 menos que en 2007.
Para lograr esas ventas se publicaron más de 76.200 títulos con una tirada media en descenso de 4.328 ejemplares y un precio medio cada vez más caro: 13,12 euros. El catálogo vivo continuó creciendo hasta los 415.280 títulos, difícilmente gestionable con el libro físico y la venta tradicional.
La entrada de Telefónica en el mercado del ebook puede dar un empuje a la penetración de lectores digitales, tanto en móviles (smartphones) como en nuevos dispositivos como las tablets tipo iPad.
Telefónica avanza así también en su conversión de operador de telecomunicaciones a plataforma digital con contenidos de pago con comercialización en paquetes de conexión y contenidos con el resto de sus servicios. Una de las tendencias más claras del nuevo mercado digital.
Libranda también negocia la demorada llegada al mercado español de grandes de la comercialización digital como Amazon o Barnes&Noble, además de la suma de libros comerciales a la iBook Store de Apple.
Los editores exigen el respeto del precio fijo del libro, una imposición aceptada ya por Apple en Estados Unidos que ha obligado a cambios en la estrategia de Amazon, la única de estas tres plataformas que no admite ebooks en formato epub, el preferido en Europa.
Para los lectores, la incorporación de nuevos comercializadores impulsará el mercado y las opciones de lectura digital, todavía muy escasas. Lo peor es el mantenimiento de la vinculación entre el catálogo y las plataformas de comercialización con sus lectores vinculados.
El libro digital necesita más títulos y comercializadores, pero también un acuerdo sobre formatos y estándares, además de la eliminación del DRM (digital rights management), tanto para garantizar los derechos de los lectores como para eliminar barreras de entrada y costes a las editoriales, especialmente a las pequeñas.
Telefónica reforzará así su presencia en el mercado de los contenidos y sus lazos con el sector editorial. En julio pasado ya había firmado un acuerdo (pdf) con la Federación de Gremios de Editores de España para impulsar la incorporación al negocio digial de las editoriales.
Más oferta para un mercado cauto, reacio a la entrada en la incógnita digital y donde los editores han preferido hasta ahora dar pasos lentos intentando controlar y sostener el negocio tradicional.
Frente a la escasa oferta y las deficiencias de un mercado de libro digital con escaso catálogo digitalizado, menor comercialización digital de novedades, con un acuerdo endeble sobre el reparto de derechos de autor y con poca apuesta por los nuevos formatos y posibilidades del libro, la incorporación de plataformas de comercialización experimentadas será un empuje para el ebook.
Aranza Larrauri, directora general de Libranda, cifra entre 50.000 y 100.000 los españoles con lector digital, un milagro si se tiene en cuenta la escasa oferta. Sólo cinco mil de los ocho mil títulos previstos están disponibles en la plataforma de distribución a través de 22 librerías digitales.
Pero el operador logístico de Planeta, Random House Mondadori, Santillana, Roca, Grup62, SM y Wolters Kluwer espera llegar a 40 para la campaña de Navidad.
En 2009, la crisis del libro continuó amenazando con una facturación de 3.110 millones de euros: sólo 51,24 millones en formato digital. Un descenso del mercado del 2,4%, con ventas de 236 millones de libros, cuatro millones menos que en 2008 y 14 menos que en 2007.
Para lograr esas ventas se publicaron más de 76.200 títulos con una tirada media en descenso de 4.328 ejemplares y un precio medio cada vez más caro: 13,12 euros. El catálogo vivo continuó creciendo hasta los 415.280 títulos, difícilmente gestionable con el libro físico y la venta tradicional.
La entrada de Telefónica en el mercado del ebook puede dar un empuje a la penetración de lectores digitales, tanto en móviles (smartphones) como en nuevos dispositivos como las tablets tipo iPad.
Telefónica avanza así también en su conversión de operador de telecomunicaciones a plataforma digital con contenidos de pago con comercialización en paquetes de conexión y contenidos con el resto de sus servicios. Una de las tendencias más claras del nuevo mercado digital.
Libranda también negocia la demorada llegada al mercado español de grandes de la comercialización digital como Amazon o Barnes&Noble, además de la suma de libros comerciales a la iBook Store de Apple.
Los editores exigen el respeto del precio fijo del libro, una imposición aceptada ya por Apple en Estados Unidos que ha obligado a cambios en la estrategia de Amazon, la única de estas tres plataformas que no admite ebooks en formato epub, el preferido en Europa.
Para los lectores, la incorporación de nuevos comercializadores impulsará el mercado y las opciones de lectura digital, todavía muy escasas. Lo peor es el mantenimiento de la vinculación entre el catálogo y las plataformas de comercialización con sus lectores vinculados.
El libro digital necesita más títulos y comercializadores, pero también un acuerdo sobre formatos y estándares, además de la eliminación del DRM (digital rights management), tanto para garantizar los derechos de los lectores como para eliminar barreras de entrada y costes a las editoriales, especialmente a las pequeñas.
Monday, July 19, 2010
Libranda y los editores que no quieren vender ebooks
Libranda no quiere vender ebooks, libros digitales, sino defender el negocio tradicional. Libranda se define como un "operador logístico que presta servicios de almacenaje y distribución digital a las editoriales y a las tiendas on-line". Una plataforma de "servicios auxiliares para la comercialización de contenidos digitales y para la promoción".
El público no se ha enterado de nada. Los medios y los blogs tampoco, porque casi todo el mundo esperaba una librería digital de acuerdo a los mensajes y las expectativas creadas. Y la plataforma de Planeta, Random House Mondadori, Santillana, Roca, Grup62, SM y Wolters Kluwer no es una librería.
Dice su directora Arantza Larrauri que "somos distribuidores de contenidos y estamos entre los editores y los puntos de venta, y cada uno debe mantener su papel y su identidad".
Es como no decir nada. Peor. La tan esperada plataforma del libro digital de las grandes editoriales no soluciona algunos de los grandes problemas del futuro del libro y el sector editorial:
A los problemas técnológicos, de derechos del consumidor y de usabilidad repetidos en tantas críticas se suma sobre todo la mentalidad de sus socios.
El público no se ha enterado de nada. Los medios y los blogs tampoco, porque casi todo el mundo esperaba una librería digital de acuerdo a los mensajes y las expectativas creadas. Y la plataforma de Planeta, Random House Mondadori, Santillana, Roca, Grup62, SM y Wolters Kluwer no es una librería.
Dice su directora Arantza Larrauri que "somos distribuidores de contenidos y estamos entre los editores y los puntos de venta, y cada uno debe mantener su papel y su identidad".
Es como no decir nada. Peor. La tan esperada plataforma del libro digital de las grandes editoriales no soluciona algunos de los grandes problemas del futuro del libro y el sector editorial:
- La nueva redistribución de derechos de autor: cerrada en falso por ahora con un acuerdo de un 25% del precio neto de venta para los autores durante un año y medio.
- El sistema de comercialización futuro y una fórmula de gestión de derechos digitales sin castigo para el consumidor, con DRM -restricciones de derechos- y cláusulas abusivas. La continuidad de la venta a través de librerías y de editoriales no parece la mejor solución para un gran amazon español cuando además los socios son distribuidores y distribuidos.
- La gestión y promoción de un catálogo por ahora pequeño, sin apuesta por las novedades, sin conseguir llegar a grandes acuerdos sectoriales en la política de edición y comercialización del libro digital para promover un futuro que llegará aunque el año pasado sólo supusiera el 1% del mercado. Sobre todo por la escasa oferta.
A los problemas técnológicos, de derechos del consumidor y de usabilidad repetidos en tantas críticas se suma sobre todo la mentalidad de sus socios.
El verdadero objetivo de Libranda es sostener el negocio del libro de papel y de la edición tradicional el mayor tiempo posible.
Es una estrategia principalmente defensiva, como claramente se desprende de las declaraciones de su directora a la agencia Efe: evitar la piratería es "el gran reto", para lo que Larrauri propone un "endurecimiento de la legislación, sensibilización de los usuarios y seguridad informática".
Y acaba revelando la disculpa anclada en las mentes de los editores y financiada con dinero público: "ya han dado un primer paso al facilitar los contenidos a precios más asequibles que el libro en papel".
Si la confusión estratégica de Libranda ha sido bien analizada por Ediciona, una investigación de Anatomía de la Edición indica que los precios reflejados en Libranda, que son los precios de sus editoriales y librerías, ya que no ha habido un acuerdo de precios, indica que los precios de los ebooks españoles son similares a los de librerías digitales de otros países. Pero la gran excepción son los libros todavía vivos en catálogo, no disponibles en edición de bolsillo: las novedades y los más interesantes para el comprador.
Libranda penaliza a los consumidores para desincentivar la compra de ebooks y la aceleración de su penetración en el mercado.
La gran industria cultural española sigue, con excepciones en editoriales pequeñas y novedosas, empeñada en que la mejor forma de prepararse para el futuro digital es retrasarlo lo más posible. Pero el futuro ya está aquí, y como decía William Gibson, el problema es que está mal distribuido. Y también que si no se innova y se adopta una actitud activa, el futuro te pasa por encima.
Los editores olvidan y castigan a los lectores, limitan el comercio legal, encarecen la lectura en las bibliotecas, utilizan la Biblioteca Nacional como una mala tienda, desciende la disponibilidad de obras de dominio público (entre ellas las huérfanas) y se afanan en la persecución de los lectores digitales.
Los lectores, ante tanto obstáculo, buscan por otros caminos las mejores ofertas: más baratas o gratis, con mejor acceso y usabilidad, sin tantas restricciones. Y en ese camino no sólo se pierde dinero y mercado, sino el respeto y la consideración sobre el sector editorial.
Los editores eligen cuál será su futuro. El Ministerio de Cultura tampoco ha hecho grandes esfuerzos por impulsar la digitalización del sector, promover estándares y garantizar los derechos de los ciudadanos.
Libranda dice mucho del futuro del libro y de los editores en España.
Y acaba revelando la disculpa anclada en las mentes de los editores y financiada con dinero público: "ya han dado un primer paso al facilitar los contenidos a precios más asequibles que el libro en papel".
Si la confusión estratégica de Libranda ha sido bien analizada por Ediciona, una investigación de Anatomía de la Edición indica que los precios reflejados en Libranda, que son los precios de sus editoriales y librerías, ya que no ha habido un acuerdo de precios, indica que los precios de los ebooks españoles son similares a los de librerías digitales de otros países. Pero la gran excepción son los libros todavía vivos en catálogo, no disponibles en edición de bolsillo: las novedades y los más interesantes para el comprador.
Libranda penaliza a los consumidores para desincentivar la compra de ebooks y la aceleración de su penetración en el mercado.
La gran industria cultural española sigue, con excepciones en editoriales pequeñas y novedosas, empeñada en que la mejor forma de prepararse para el futuro digital es retrasarlo lo más posible. Pero el futuro ya está aquí, y como decía William Gibson, el problema es que está mal distribuido. Y también que si no se innova y se adopta una actitud activa, el futuro te pasa por encima.
Los editores olvidan y castigan a los lectores, limitan el comercio legal, encarecen la lectura en las bibliotecas, utilizan la Biblioteca Nacional como una mala tienda, desciende la disponibilidad de obras de dominio público (entre ellas las huérfanas) y se afanan en la persecución de los lectores digitales.
Los lectores, ante tanto obstáculo, buscan por otros caminos las mejores ofertas: más baratas o gratis, con mejor acceso y usabilidad, sin tantas restricciones. Y en ese camino no sólo se pierde dinero y mercado, sino el respeto y la consideración sobre el sector editorial.
Los editores eligen cuál será su futuro. El Ministerio de Cultura tampoco ha hecho grandes esfuerzos por impulsar la digitalización del sector, promover estándares y garantizar los derechos de los ciudadanos.
Libranda dice mucho del futuro del libro y de los editores en España.
Monday, May 31, 2010
Ebooks con más derechos para los lectores
Más conocimiento, más información y más competencia deberían aumentar los derechos de los usuarios, pero el mercado digital parece ir en sentido contrario y reduce los derechos de los consumidores. Especialmente en derechos de uso, propiedad, privacidad y competencia. Los ebooks son uno de los ejemplos más claros.
Los últimos movimientos en el mercado digital amenazan con menos derechos para los usuarios. El aumento de plataformas propietarias como en los móviles y dispositivos portátiles (iPad, aplicaciones), la reducción de la competencia y la oferta abierta con la sujeción de los contenidos a las plataformas y dispositivos, el escaso crecimiento de los estándares y formatos libres, unidos al control de los datos de los usuarios, son una amenaza creciente para el consumo de contenidos digitales.
Las restricciones a la copia privada y la lucha contra las las descargas, unidas a la búsqueda de modelos de negocio más rentables, aumenta el control 2.0 de los contenidos y su consumo. Hasta el punto que los consumidores legales están pagando con pérdida de derechos las deficiencias del mercado y los problemas de las empresas.
Un ejemplo preocupante es el ebook. Cuando todavía asistimos al nacimiento del mercado del libro electrónico, las soluciones de comercialización que se están adoptando distan de ser las mejores y empeoran el uso de los libros cuando son digitales en lugar de aprovechar sus posibilidades.
Por el momento, los ebooks en muchos casos no se venden, sino que se paga por lectura.
Los ebooks están atrapados a ser leídos con restricciones en las plataformas de los grandes comercializadores como Amazon o Apple con el iPad.
Lo mismo ocurrirá con Libranda, la gran librería española de los grandes sellos (Planeta, Random House Mondadori y Santillana), como ya pasa en otras librerías digitales por el empleo de sistemas DRM (digital rights management) que limitan el uso y propiedad de los libros por sus compradores.
Hace bien poco, un estudio del Observatorio de la Lectura y el Libro del Ministerio de Cultura revelaba cómo las preocupaciones de los editores se concentraban más en el negocio, el reparto de derechos, el precio de los libros y el control de la copia en lugar de cómo crear una oferta de más valor y atractivo para los lectores y compradores de ebooks.
Un análisis de Anatomía de la edición indica que Libranda tendrá muy poco en cuenta la experiencia de usuario y la mejora de la comercialización.
Comprar un ebook en Libranda obligará a 14 pasos al comercializarse con Adobe Digital Editions y su DRM. El proceso baja un poco si el usuario ya está registrado: 11 pasos. Y lo peor es que cada vez que se cambia de librería obliga a un nuevo registro.
La compra de un ebook sin DRM rebaja los pasos hasta diez, además de las ventajas de mayor capacidad de uso, préstamo, lectura y copia en diferentes plataformas y reedición.
En Kindle, un sistema muy restringido en cuanto a derechos de usuario, sin embargo la compra es muy sencilla, sólo cinco pasos si no estás registrado y tres si ya lo estás.
La facilidad de compra es una de las bases del éxito de sistemas de comercialización como iTunes y App Store de Apple, o del propio Amazon en todos sus productos. La usabilidad y facilidad de la comercialización es clave para cualquier negocio. En el mercado digital puede ser la gran diferencia entre el éxito y el fracaso, como ya ha ocurrido en tantas plataformas de contenidos en España.
Y, por supuesto, o se gana en facilidad de uso y comodidad a las descargas o son imbatibles, por precio, experiencia y satisfacción de usuario.
La otra cuestión clave en el comercio de contenidos digitales es no renunciar a los derechos. Es absurdo que en el mercado digital se reduzcan los derechos del consumidor frente a los soportes físicos.
Los únicos que consiguen superar ese escollo, que debería estar en la mira de los reguladores y legisladores, son las empresas que crean un nuevo mercado, una nueva plataforma y un nuevo sistema de distribución y comercialización: Google, Apple, Amazon, los móviles, el cloud computing o las redes sociales.
Pero los derechos deben prevalecer al negocio.
En febrero pasado la Electronic Frontier Foundation norteamericana presentó una propuesta de derechos del libro digital donde se apuesta por asegurar la privacidad de los usuarios, la transparencia del mercado, la propiedad de las anotaciones y contenidos de los usuarios, diferenciar entre venta y alquiler de los ebooks, resistir a la censura postventa, rechazar los DRM y fortalecer los estándares y la interoperabilidad entre plataformas.
Otra iniciativa similar es la de Peter Brantley, del Internet Archive.
En DosDoce.com recogen esas ideas y proponen un dodecálogo de derechos del lector de libros digitales para garantizar la privacidad, la propiedad de los libros, los préstamos, reventa y regalos, la portabilidad, la propiedad de los contenidos de usuario asociados a los ebooks y su uso independiente de la plataforma de compra y lectura.
Son derechos inalienables que no cumplen la mayoría de las nuevas ofertas. En el caso de los ebooks, sólo un puñado de editoriales españolas han sido lo suficientemente valientes para apostar por formatos estándar como ePub y ventas sin DRM.
Necesitamos más iniciativas así para evitar el control 2.0 y que los consumidores no paguen las imperfecciones del mercado y el negocio.
Los últimos movimientos en el mercado digital amenazan con menos derechos para los usuarios. El aumento de plataformas propietarias como en los móviles y dispositivos portátiles (iPad, aplicaciones), la reducción de la competencia y la oferta abierta con la sujeción de los contenidos a las plataformas y dispositivos, el escaso crecimiento de los estándares y formatos libres, unidos al control de los datos de los usuarios, son una amenaza creciente para el consumo de contenidos digitales.
Las restricciones a la copia privada y la lucha contra las las descargas, unidas a la búsqueda de modelos de negocio más rentables, aumenta el control 2.0 de los contenidos y su consumo. Hasta el punto que los consumidores legales están pagando con pérdida de derechos las deficiencias del mercado y los problemas de las empresas.
Un ejemplo preocupante es el ebook. Cuando todavía asistimos al nacimiento del mercado del libro electrónico, las soluciones de comercialización que se están adoptando distan de ser las mejores y empeoran el uso de los libros cuando son digitales en lugar de aprovechar sus posibilidades.
Por el momento, los ebooks en muchos casos no se venden, sino que se paga por lectura.
Los ebooks están atrapados a ser leídos con restricciones en las plataformas de los grandes comercializadores como Amazon o Apple con el iPad.
Lo mismo ocurrirá con Libranda, la gran librería española de los grandes sellos (Planeta, Random House Mondadori y Santillana), como ya pasa en otras librerías digitales por el empleo de sistemas DRM (digital rights management) que limitan el uso y propiedad de los libros por sus compradores.
Hace bien poco, un estudio del Observatorio de la Lectura y el Libro del Ministerio de Cultura revelaba cómo las preocupaciones de los editores se concentraban más en el negocio, el reparto de derechos, el precio de los libros y el control de la copia en lugar de cómo crear una oferta de más valor y atractivo para los lectores y compradores de ebooks.
Un análisis de Anatomía de la edición indica que Libranda tendrá muy poco en cuenta la experiencia de usuario y la mejora de la comercialización.
Comprar un ebook en Libranda obligará a 14 pasos al comercializarse con Adobe Digital Editions y su DRM. El proceso baja un poco si el usuario ya está registrado: 11 pasos. Y lo peor es que cada vez que se cambia de librería obliga a un nuevo registro.
En Kindle, un sistema muy restringido en cuanto a derechos de usuario, sin embargo la compra es muy sencilla, sólo cinco pasos si no estás registrado y tres si ya lo estás.
La facilidad de compra es una de las bases del éxito de sistemas de comercialización como iTunes y App Store de Apple, o del propio Amazon en todos sus productos. La usabilidad y facilidad de la comercialización es clave para cualquier negocio. En el mercado digital puede ser la gran diferencia entre el éxito y el fracaso, como ya ha ocurrido en tantas plataformas de contenidos en España.
Y, por supuesto, o se gana en facilidad de uso y comodidad a las descargas o son imbatibles, por precio, experiencia y satisfacción de usuario.
La otra cuestión clave en el comercio de contenidos digitales es no renunciar a los derechos. Es absurdo que en el mercado digital se reduzcan los derechos del consumidor frente a los soportes físicos.
Los únicos que consiguen superar ese escollo, que debería estar en la mira de los reguladores y legisladores, son las empresas que crean un nuevo mercado, una nueva plataforma y un nuevo sistema de distribución y comercialización: Google, Apple, Amazon, los móviles, el cloud computing o las redes sociales.
Pero los derechos deben prevalecer al negocio.
En febrero pasado la Electronic Frontier Foundation norteamericana presentó una propuesta de derechos del libro digital donde se apuesta por asegurar la privacidad de los usuarios, la transparencia del mercado, la propiedad de las anotaciones y contenidos de los usuarios, diferenciar entre venta y alquiler de los ebooks, resistir a la censura postventa, rechazar los DRM y fortalecer los estándares y la interoperabilidad entre plataformas.
Otra iniciativa similar es la de Peter Brantley, del Internet Archive.
En DosDoce.com recogen esas ideas y proponen un dodecálogo de derechos del lector de libros digitales para garantizar la privacidad, la propiedad de los libros, los préstamos, reventa y regalos, la portabilidad, la propiedad de los contenidos de usuario asociados a los ebooks y su uso independiente de la plataforma de compra y lectura.
Son derechos inalienables que no cumplen la mayoría de las nuevas ofertas. En el caso de los ebooks, sólo un puñado de editoriales españolas han sido lo suficientemente valientes para apostar por formatos estándar como ePub y ventas sin DRM.
Necesitamos más iniciativas así para evitar el control 2.0 y que los consumidores no paguen las imperfecciones del mercado y el negocio.
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5:45 PM
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Thursday, May 27, 2010
Cuando los libros no son tuyos
Los diarios no tienen este problema. Sus contenidos son caducos y perecederos. Pagas o consumes su publicidad para informarte en el momento oportuno y luego su utilidad queda reservada a los archivos. Ahora más fácilmente accesibles en internet.
Pero en los ebooks pierdes su propiedad y tu libertad queda atada al uso de la plataforma. Tanto iBooks como las plataformas y aplicaciones de Kindle (Amazon) o Barnes&Noble no permiten acceder a los libros electrónicos que no se han comercializado en la propia librería.
En el iPad sólo se pueden leer libros de la tienda iBookstore o en formato ePub sin DRM (digital rights management), como los de librerías digitales españolas como Leer-e o Leqtor. Ambas utilizan el DRM de Adobe Digital Editions.
La nueva plataforma de Planeta, Random House Mondadori y Santillana, Libranda, también utilizará el DRM de Adobe y sólo permitirá seis copias. No he conseguido confirmación de si hay planes para desarrollar aplicaciones para iPhone o iPad.
Google promete solucionar estos problemas permitiendo la lectura en cualquier dispositivo y en la web con el próximo lanzamiento de Google Editions.
Los lectores deben ser cautos. La editoriales y los autores llevan mucho tiempo preocupándose de sus derechos de propiedad intelectual y del reparto de los derechos de autor. Pero preocupa muy poco garantizar los derechos de los lectores.
Todas las plataformas de ebook limitan el uso de los libros, las copias que se pueden hacer en distintos equipos y el préstamo, tanto privado como en bibliotecas.
En España no ha sido posible por el momento un acuerdo sobre el estándar de los libros digitales y los derechos de los compradores. Actitud diferente a la de los libreros alemanes, que han instado a las editoriales a evitar el DRM para no perjudicar el mercado del libro y a sus clientes (vía Joaquín Rodríguez).
Si los editores mantienen el DRM y las limitaciones al uso de los ebooks aumentarán la copia privada que tanto les obsesiona. Los usuarios no se fiarán de los libros en la nube (sin descarga) o controlados por cada plataforma de distribución y lectura. Como ocurre en la música, preferirán descargar los contenidos y copiarlos entre sus aparatos sin quedar atados al comercializador y su plataforma técnica.
La otra opción es reconocer que el ebook no pertenece a su comprador. Abandonar de una vez la obsesión de la propiedad de la copia, irrelevante en el escenario digital, y dejar de cobrar por la venta de cada libro (copia) para desarrollar un modelo de negocio de pago por lectura.
De esa forma, los lectores podrían elegir entre una copia de la obra, libre de restricciones de derechos de uso, o pagar por leer, con derecho a varias copias en función de los equipos y plataformas que se usen.
Lo más parecido al pago por visión con un modelo de vídeo bajo demanda: accesible cuando se quiere, sin la limitación temporal de la emisión.
Libros como servicio y contenido, no como venta de una propiedad: la copia.
Sería la mejor solución para que editoriales y autores mantuvieran sus derechos sobre el comercio editorial sin menoscabo ni engaño para los lectores. De esta forma se podría elegir entre esos libros que quieres poseer para siempre y los que sólo estás interesado en leer.
Comercio justo. Con derechos garantizados para editores, creadores y también para los clientes. Con condiciones transparentes y precio acorde al uso y formato de cada contenido.
Entretanto, cuidado con los ebooks. Quizá algún día cuando quieras releer alguna de tus obras favoritas puede haber desaparecido de tu ereader.
Monday, April 12, 2010
Editores y autores olvidan a los lectores
"La entrada del sector del libro en la edición digital se está produciendo en España con cautela, aunque las previsiones apuntan a una entrada decidida del sector editorial a lo largo de este año y el próximo". Es la conclusión del estudio El Libro Electrónico, del Observatorio de la Lectura y el Libro del Ministerio de Cultura.
Las conclusiones defraudan. Autores y editores no se preocupan por el lector y sus derechos, permanentemente obviados por una visión economicista del libro que no hace hincapié en la lectura, sino en la comercialización del libro como objeto.
Se preocupan de su negocio a corto plazo y olvidan que es más importante seguir teniendo lectores. Fomentar una economía de la afectividad donde los lectores se reconozcan y aprecien en los libros, con autores y editores antes de que huyan a otros mercados y actividades.
La segunda preocupación que surge es el escaso conocimiento de muchos editores y agentes del sector del libro sobre los cambios tecnológicos, de hábitos de lectura y su propia posición en el futuro del libro.
Sólo el negocio del libro, los derechos de autor y propiedad intelectual de los distintos agentes (editores, traductores, etc.) preocupa a un sector que reacciona tarde a los cambios.
El peligro es que la realidad les pase por encima y los arrolle, como ha ocurrido en otros sectores.
Por eso las alarmas de la Federación de Gremios de Editores de España sorprenden cuando alegan que las descargas de libros digitales les hacen perder 150 millones de euros. A muchos conocedores del sector les parece una cifra exagerada, fundamentalmente debido a la escasísima disponibilidad de libros en formato digital (la mayoría en pdf todavía), aunque una mayoría de esos títulos compartidos sean libros de texto y académicos.
Aún de ser ciertas esas cifras, rondarían el 4% de las ventas de libros en España, cantidad baja que debería animar a aumentar la oferta y a desarrollar nuevos modelos como los propuestos por Anele (editores de libros de texto) en el propio informe del Observatorio.
Los autores españoles percibieron además 22 millones de derechos de autor por copia privada en 2009 (43 millones un año antes), según las cuentas de Cedro.
Quizá sólo entonces se podría aprovechar que la afectividad y el hábito de compra de los lectores en España los predispone mejor al pago que en otros países, aunque quienes se declaran dispuestos a comprar ebooks son sólo un 13%, según cifras de los editores.
Sólo un 6% de las editoriales tienen su catálogo digitalizado y algo más de la mitad (56%) tiene al menos un 5% digitalizado.
Pero a fines de 2009 menos de la mitad de las editoriales comercializaban un 5% de sus novedades, el déficit fundamental de la edición de ebooks junto al precio de los títulos.
Editores, autores y comercializadores no se han puesto de acuerdo ni con el reparto de los derechos, ni con el precio de los libros, ni con el calendario de publicación y tampoco con las plataformas de venta.
Algunas de esas deficiencias son las que espera resolver la iniciativa de Planeta junto a Santillana y Random House Mondadori para crear una plataforma común de editoriales para la distribución del libro digital fundamentalmente a través de librerías con negocio on line, entre las que está bien posicionada la Casa del Libro, líder en la venta de libros a través de internet.
Anuncian una oferta inicial de 6.000 títulos para la próxima Feria del Libro de Madrid. Pocos si se tiene en cuenta que en 2008 se editaron más de 95.000 títulos, 82.400 de ellos primeras ediciones.
Los datos muestran la lentitud de la industria en adaptarse. Un problema ya sufrido en otros sectores y que ha provocado la aparición de nuevas empresas y plataformas que han arrebatado a las editoriales gran parte de sus beneficios, además de imponer sus políticas de precio y comerciales.
En cuanto al formato, el pdf es mayoritario:80% de los ebooks. El estudio indica su permanencia por dos años más frente al ePub, empleado ahora por una cuarta parte de los editores, por encima de formatos como los de móvil (Mobipocket) y otros, propietarios o abiertos, más cómodos y enriquecidos.
Una situación que demuestra la falta de consenso sobre formatos, interfaz del libro, distribución y comercialización. Pero también un miope análisis de los soportes y su futuro.
Muchos lectores y compradores de libros esperan señales claras del sector para decidirse por los soportes digitales. El retraso de la industria sólo beneficia a las inciativas que vienen de fuera, como Kindle, iPad o la lectura en móviles.
Sin acuerdo sobre el precio. El precio continúa siendo una batalla. Tanto por el negocio de editores, autores, traductores o distribuidores como por la participación de cada uno en los beneficios.
La mitad de las editoriales están de acuerdo en rebajar el precio del ebook respecto a libro impreso. La mayoría apuntan a una rebaja del 30% y son pocos los que como Luarna ofrecen libros a menor precio, 3,99 euros de media, y con más derechos de autor para los escritores: un 40% frente 8 o 10% de los contratos de edición comunes.
Sólo en las propuestas de Anele, especialmente importantes porque vienen de la patronal del libro educativo, se encuentran algunas ideas interesantes: pago por lectura o curso (como he defendido varias veces, alguna ante la propia Anele), venta fragmentada por capítulos o contenidos o suscripción a contenidos, colecciones o autores.
Por supuesto, ni rastro en el estudio de la consideración del libro y la cultura como procomún más que en el capítulo sobre la edición electrónica y la gestión de la propiedad intelectual en publicaciones universitarias y el open access, el acceso abierto a los resultados y contenidos de investigación.
Y se olvida que una gran parte de esos contenidos son financiados directa o indirectamente con dinero público, por lo que deberían gestionarse sus derechos de forma pública con alternativas más abiertas y menos onerosas tanto para su conocimiento como para su uso por la ciudadanía que los paga.
Pero la lucha por el control de los contenidos y el reparto de los derechos paraliza al sector editorial.
Fuera de la pelea queda el lector, que ve cómo los libros dejan de ser suyos en la nube (cloud computing), se convierten en intangibles donde ya no tiene sentido hablar de copias, y se cercenan sus posibilidades de usarlos y compartirlos de manera justa y sin objetivos comerciales.
Lo primero deben ser los lectores. Sin ellos no existen los libros ni su negocio.
Algunos autores ya anuncian una segunda oralidad o el fin del paréntesis de Gutenberg. La disminución de la creación sujeta a la copia, a la textualidad y corporeidad del libro con todas sus limitaciones. Un cambio perceptible claramente en el escenario digital y en la cultura popular.
Mientras editores y autores discuten el negocio, los lectores siguen ávidos de obras y se sienten cada día más alejados de esa falsa promesa de que la obra sólo existe con ellos.
Actualización: Hacienda niega la rebaja del IVA al 4% al ebook a no ser que se comercialice en soporte físico. Contradicciones de las viejas leyes para los nuevos mercados y medios.
Las conclusiones defraudan. Autores y editores no se preocupan por el lector y sus derechos, permanentemente obviados por una visión economicista del libro que no hace hincapié en la lectura, sino en la comercialización del libro como objeto.
Se preocupan de su negocio a corto plazo y olvidan que es más importante seguir teniendo lectores. Fomentar una economía de la afectividad donde los lectores se reconozcan y aprecien en los libros, con autores y editores antes de que huyan a otros mercados y actividades.
La segunda preocupación que surge es el escaso conocimiento de muchos editores y agentes del sector del libro sobre los cambios tecnológicos, de hábitos de lectura y su propia posición en el futuro del libro.
Sólo el negocio del libro, los derechos de autor y propiedad intelectual de los distintos agentes (editores, traductores, etc.) preocupa a un sector que reacciona tarde a los cambios.
El peligro es que la realidad les pase por encima y los arrolle, como ha ocurrido en otros sectores.
Por eso las alarmas de la Federación de Gremios de Editores de España sorprenden cuando alegan que las descargas de libros digitales les hacen perder 150 millones de euros. A muchos conocedores del sector les parece una cifra exagerada, fundamentalmente debido a la escasísima disponibilidad de libros en formato digital (la mayoría en pdf todavía), aunque una mayoría de esos títulos compartidos sean libros de texto y académicos.
Aún de ser ciertas esas cifras, rondarían el 4% de las ventas de libros en España, cantidad baja que debería animar a aumentar la oferta y a desarrollar nuevos modelos como los propuestos por Anele (editores de libros de texto) en el propio informe del Observatorio.
Los autores españoles percibieron además 22 millones de derechos de autor por copia privada en 2009 (43 millones un año antes), según las cuentas de Cedro.
Quizá sólo entonces se podría aprovechar que la afectividad y el hábito de compra de los lectores en España los predispone mejor al pago que en otros países, aunque quienes se declaran dispuestos a comprar ebooks son sólo un 13%, según cifras de los editores.

Pero a fines de 2009 menos de la mitad de las editoriales comercializaban un 5% de sus novedades, el déficit fundamental de la edición de ebooks junto al precio de los títulos.
Editores, autores y comercializadores no se han puesto de acuerdo ni con el reparto de los derechos, ni con el precio de los libros, ni con el calendario de publicación y tampoco con las plataformas de venta.
Algunas de esas deficiencias son las que espera resolver la iniciativa de Planeta junto a Santillana y Random House Mondadori para crear una plataforma común de editoriales para la distribución del libro digital fundamentalmente a través de librerías con negocio on line, entre las que está bien posicionada la Casa del Libro, líder en la venta de libros a través de internet.
Anuncian una oferta inicial de 6.000 títulos para la próxima Feria del Libro de Madrid. Pocos si se tiene en cuenta que en 2008 se editaron más de 95.000 títulos, 82.400 de ellos primeras ediciones.
Los datos muestran la lentitud de la industria en adaptarse. Un problema ya sufrido en otros sectores y que ha provocado la aparición de nuevas empresas y plataformas que han arrebatado a las editoriales gran parte de sus beneficios, además de imponer sus políticas de precio y comerciales.

Una situación que demuestra la falta de consenso sobre formatos, interfaz del libro, distribución y comercialización. Pero también un miope análisis de los soportes y su futuro.
Muchos lectores y compradores de libros esperan señales claras del sector para decidirse por los soportes digitales. El retraso de la industria sólo beneficia a las inciativas que vienen de fuera, como Kindle, iPad o la lectura en móviles.

La mitad de las editoriales están de acuerdo en rebajar el precio del ebook respecto a libro impreso. La mayoría apuntan a una rebaja del 30% y son pocos los que como Luarna ofrecen libros a menor precio, 3,99 euros de media, y con más derechos de autor para los escritores: un 40% frente 8 o 10% de los contratos de edición comunes.
Sólo en las propuestas de Anele, especialmente importantes porque vienen de la patronal del libro educativo, se encuentran algunas ideas interesantes: pago por lectura o curso (como he defendido varias veces, alguna ante la propia Anele), venta fragmentada por capítulos o contenidos o suscripción a contenidos, colecciones o autores.
Por supuesto, ni rastro en el estudio de la consideración del libro y la cultura como procomún más que en el capítulo sobre la edición electrónica y la gestión de la propiedad intelectual en publicaciones universitarias y el open access, el acceso abierto a los resultados y contenidos de investigación.
Y se olvida que una gran parte de esos contenidos son financiados directa o indirectamente con dinero público, por lo que deberían gestionarse sus derechos de forma pública con alternativas más abiertas y menos onerosas tanto para su conocimiento como para su uso por la ciudadanía que los paga.
Pero la lucha por el control de los contenidos y el reparto de los derechos paraliza al sector editorial.
Fuera de la pelea queda el lector, que ve cómo los libros dejan de ser suyos en la nube (cloud computing), se convierten en intangibles donde ya no tiene sentido hablar de copias, y se cercenan sus posibilidades de usarlos y compartirlos de manera justa y sin objetivos comerciales.
Lo primero deben ser los lectores. Sin ellos no existen los libros ni su negocio.
Algunos autores ya anuncian una segunda oralidad o el fin del paréntesis de Gutenberg. La disminución de la creación sujeta a la copia, a la textualidad y corporeidad del libro con todas sus limitaciones. Un cambio perceptible claramente en el escenario digital y en la cultura popular.
Mientras editores y autores discuten el negocio, los lectores siguen ávidos de obras y se sienten cada día más alejados de esa falsa promesa de que la obra sólo existe con ellos.
Actualización: Hacienda niega la rebaja del IVA al 4% al ebook a no ser que se comercialice en soporte físico. Contradicciones de las viejas leyes para los nuevos mercados y medios.
Monday, February 01, 2010
Los editores piden copias y bibliotecas más caras
Los editores y autores agrupados en Cedro quieren endurecer la Ley de Propiedad Intelectual para restringir y cobrar más por la copia privada. Pero además su propuesta ante la Subcomisión de Propiedad Intelectual del Congreso reabre la batalla por el préstamo de pago en las bibliotecas.
Las reclamaciones de los editores vuelven a insistir en el cobro a las bibliotecas por prestar libros, fijado en 20 céntimos por volumen. Un canon del que sólo están eximidas las bibliotecas públicas en pueblos pequeños y las del sistema educativo.
Los editores y autores agrupados en Cedro también exigen restringir las revistas de prensa y press clipings para que no se puedan amparar en el derecho de cita y aumentar su compensación.
Una batalla por encarecer la cultura en la que se echa en falta una discusión seria sobre nuevos modelos de negocio y comercialización. Imprescindible cuando los contenidos son más accesibles que nunca y el abaratamiento de los costes de producción y distribución digitales debería acarrear una rebaja en los precios de los libros.
Cedro penaliza el mercado digital sin que los editores hayan aprovechado sus posibilidades. La entidad de gestión cobra diez céntimos por página a los usuarios privados y 20 si es escaneada. Tarifas que en el primer caso incitan a adquirir el libro en lugar de fotocopiarlo y en el segundo a protegerse de la copia digital.
Los artículos periodísticos cotizan a 0,025 euros por página o a 0,02 euros por artículo si es para una revista de prensa digital, para los que los derechos se multiplican si se copian más artículos de una misma publicación.
Cedro también cobra tarifas a empresas (nueve euros por año), a colegios (2,65 euros en primaria y 3,74 en secundaria) y a las universidades: 4,12 euros.
A la gestora de derechos no le parecen suficientes para financiar un sector fuerte que además recibe numerosas ayudas y subvenciones tanto del Ministerio de Cultura como de los gobiernos autonómicos, ayuntamientos, etc.
Según las últimas cifras disponibles, en 2007 Cedro recaudó 43 millones de euros por derechos de autor para sus 13.000 miembros. Una cantidad importante pero mucho menor que los derechos audiovisuales y musicales cobrados por otras gestoras.
Autores y editores tienen derecho a cobrar por sus obras y su actividad, pero ¿tiene sentido seguir cobrando por las copias?
Cabe debatir si es útil y conveniente para empresas y público seguir cobrando por las copias o poner en marcha nuevos sistemas de licencia, distribución de obras -en fragmentos o completas- a través de nuevos soportes que mejoren el acceso de la ciudadanía, las empresas y la colectividad educativa a los libros. Sistemas que preserven y ajusten la cuantía de los derechos en función del valor y uso real de los contenidos.
En el préstamo, tanto privado como en las bibliotecas, la pregunta es si se pueden cobrar esos derechos mientras se mantiene el precio de los libros y se recibe financiación pública para la edición.
La pregunta reaviva la demanda de un sistema de ayudas y subvenciones que garantice el uso público y no comercial de las obras financiadas con dinero público: la cultura como procomún.
Pero también rescata el cambio de modelo de la venta de libros por un precio por lectura. Un pago por visión como el de las obras audiovisuales. Es la gran oportunidad de los ebooks, los libros digitales: cobrar por lectura y no por la posesión del volumen.
Eso permitiría que las bibliotecas, especialmente las públicas, pudiesen mantener sus fondos en depósito o usufructo y pagar sólo cuando esas obras sean leídas y consultadas por los lectores. Lo mismo puede hacerse con los libros digitales: un precio por la lectura en soportes digitales, posiblemente con limitaciones de tiempo y copia, y otro precio por una copia digital y permanente del libro.
Los libros como servicio y contenido, no como venta de una propiedad: la copia. Si editores, autores y políticos abren un debate serio sobre la sociedad de la información digital deberían ponerse todas las opciones sobre la mesa. También las que pueden garantizar un mayor acceso de los ciudadanos a los contenidos, la cultura y la ciencia. No sólo las que convienen al mantenimiento de industrias y negocios que deben cambiar cuando la tecnología y el negocio cambian.
No es legítimo impulsar reformas legales en beneficio de unos pocos sin garantizar los derechos de todos.
Las reclamaciones de los editores vuelven a insistir en el cobro a las bibliotecas por prestar libros, fijado en 20 céntimos por volumen. Un canon del que sólo están eximidas las bibliotecas públicas en pueblos pequeños y las del sistema educativo.
Los editores y autores agrupados en Cedro también exigen restringir las revistas de prensa y press clipings para que no se puedan amparar en el derecho de cita y aumentar su compensación.
Una batalla por encarecer la cultura en la que se echa en falta una discusión seria sobre nuevos modelos de negocio y comercialización. Imprescindible cuando los contenidos son más accesibles que nunca y el abaratamiento de los costes de producción y distribución digitales debería acarrear una rebaja en los precios de los libros.
Cedro penaliza el mercado digital sin que los editores hayan aprovechado sus posibilidades. La entidad de gestión cobra diez céntimos por página a los usuarios privados y 20 si es escaneada. Tarifas que en el primer caso incitan a adquirir el libro en lugar de fotocopiarlo y en el segundo a protegerse de la copia digital.
Los artículos periodísticos cotizan a 0,025 euros por página o a 0,02 euros por artículo si es para una revista de prensa digital, para los que los derechos se multiplican si se copian más artículos de una misma publicación.
Cedro también cobra tarifas a empresas (nueve euros por año), a colegios (2,65 euros en primaria y 3,74 en secundaria) y a las universidades: 4,12 euros.
A la gestora de derechos no le parecen suficientes para financiar un sector fuerte que además recibe numerosas ayudas y subvenciones tanto del Ministerio de Cultura como de los gobiernos autonómicos, ayuntamientos, etc.
Según las últimas cifras disponibles, en 2007 Cedro recaudó 43 millones de euros por derechos de autor para sus 13.000 miembros. Una cantidad importante pero mucho menor que los derechos audiovisuales y musicales cobrados por otras gestoras.
Autores y editores tienen derecho a cobrar por sus obras y su actividad, pero ¿tiene sentido seguir cobrando por las copias?
Cabe debatir si es útil y conveniente para empresas y público seguir cobrando por las copias o poner en marcha nuevos sistemas de licencia, distribución de obras -en fragmentos o completas- a través de nuevos soportes que mejoren el acceso de la ciudadanía, las empresas y la colectividad educativa a los libros. Sistemas que preserven y ajusten la cuantía de los derechos en función del valor y uso real de los contenidos.
En el préstamo, tanto privado como en las bibliotecas, la pregunta es si se pueden cobrar esos derechos mientras se mantiene el precio de los libros y se recibe financiación pública para la edición.
La pregunta reaviva la demanda de un sistema de ayudas y subvenciones que garantice el uso público y no comercial de las obras financiadas con dinero público: la cultura como procomún.
Pero también rescata el cambio de modelo de la venta de libros por un precio por lectura. Un pago por visión como el de las obras audiovisuales. Es la gran oportunidad de los ebooks, los libros digitales: cobrar por lectura y no por la posesión del volumen.
Eso permitiría que las bibliotecas, especialmente las públicas, pudiesen mantener sus fondos en depósito o usufructo y pagar sólo cuando esas obras sean leídas y consultadas por los lectores. Lo mismo puede hacerse con los libros digitales: un precio por la lectura en soportes digitales, posiblemente con limitaciones de tiempo y copia, y otro precio por una copia digital y permanente del libro.
Los libros como servicio y contenido, no como venta de una propiedad: la copia. Si editores, autores y políticos abren un debate serio sobre la sociedad de la información digital deberían ponerse todas las opciones sobre la mesa. También las que pueden garantizar un mayor acceso de los ciudadanos a los contenidos, la cultura y la ciencia. No sólo las que convienen al mantenimiento de industrias y negocios que deben cambiar cuando la tecnología y el negocio cambian.
No es legítimo impulsar reformas legales en beneficio de unos pocos sin garantizar los derechos de todos.
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Wednesday, January 27, 2010
Nace iPad, el mega iPhone
Apple lo tiene claro y Jobs no lo ha ocultado: el objetivo es un mercado que ya existe y se puede explotar mejor. Más de 75 millones de personas saben cómo usar el iPad. Son los usuarios de iPhone. 125 millones están registrados en iTunes con su tarjeta de crédito.
Por eso la estrategia de Apple se ha centrado menos en la tecnología y más en el precio y en la explotación de ese mercado de usuarios familiarizados y encantados con la nueva interfaz visual y táctil de los contenidos.
Pero también apunta al hueco abierto por los netbooks y sobre todo a ese nuevo mercado de consumidores de contenidos digitales. Quienes quieren tener acceso a todos los contenidos digitales en un solo aparato, sencillo, sin complicaciones. Capaces de ir a un sólo sitio con la ruta ya asegurada -las tiendas de Apple- para conseguirlos, aunque sean de pago si el precio es razonable y no hay complicaciones. Sin más demandas interactivas y de uso que participar en sus redes sociales.
Pero Apple se mete en un nuevo mercado y lo desafía: el de los netbooks y la hiperportabilidad. Lo hace deconstruyendo el portátil y sus piezas para apostar por una pantalla táctil delgada donde se pueden ejecutar todas las aplicaciones y teclear. Pero una base (dock) hará posible conectar un teclado para competir con los portátiles. Y de ampliar el mercado para todo tipo de extensiones de hardware (complementos) como ya ocurre con el iPhone y el iPod.
Música, fotos, vídeo, internet y, ahora, libros. La industria de los contenidos anhelaba el iPad. Cuando la crisis aprieta y crece la presión por encontrar nuevas fórmulas de rentabilización, la apuesta por plataformas de acceso con nuevos interfaces que enganchan al público se espera como un maná.
Por eso no extraña que The New York Times, uno de los diarios que más ha trabajado en el nuevo interfaz de la información y que hace poco anunciaba un modelo de pago para 2011, sea el primer medio invitado a desarrollar una aplicación para el iPad. Se basa en su Times Reader y uno de sus responsables, Martin Nisenholtz, promete que reúne "lo mejor de lo impreso y lo digital". Cambios de columnas, varios formatos de visualización y la posibilidad de los elementos multimedia que no permiten los ereader actuales.
El problema para muchos es que, como en iTunes, Apple se convierte en el gran comercializador de contenidos y el propietario de la cartera de clientes a través de sus aparatos y de su tienda digital. La batalla con Google será dura y los medios deberán pensar si están dispuestos a entregar su distribución y gran parte de la gestión de sus clientes y sus posibilidades de CRM a la empresa de Cupertino.
Cinco grandes editoriales ya están en la nueva librería de Apple: Penguin, Harper Collins, Simon & Schuster, Macmillan y Hachette.
El formato de los iBook será ePub, un formato estándar y abierto, pero Apple no renunciará al control de derechos digitales, aunque en la primera presentación todavía no está claro si será tan abusivo como el de Amazon.
Diez horas de batería. Es la gran promesa. Los 75 millones de usuarios del iPhone saben de su gran debilidad. ¿Será verdad esta vez? Mentir sobre la duración real de estos aparatos se ha convertido ya en un clásico de la industria.
¡Es el precio, estúpido! La batalla estará aquí. El mercado del iPad se gana con pasión por los gadgets, distinción fashion y también el precio. Sólo hay que recordar cómo se catapultó en ventas el iPhone cuando las telefónicas y Apple bajaron su precio original. ¿Cuánto tardará el iPad?
Sale en Estados Unidos con tres precios -de 499 a 699 dólares- en función de la memoria interna y 130 dólares más si se añade 3G. El iPad evoluciona desde el modelo de comercialización y conectividad del iPhone, heredado de los móviles, a los planes de los netbooks y portátiles con las telefónicas.
Y también un montón de peros. Pierde la cámara, no incluye Flash para las aplicaciones que lo necesitan porque apuesta por HTML5, como el nuevo YouTube, para no depender de Adobe, ni las baterías ni la memoria se pueden cambiar o apoyar con dispositivos externos.
Pero Apple y Jobs lo consiguieron de nuevo con su show. La presentación del iPad se retransmitió en directo a todo el mundo a través de los medios y las redes sociales. Twitter estaba preparado y esta vez no se cayó como con las grandes informaciones. Ventajas del marketing: es programable. La carrera por la comunicación en tiempo real se juega sin reparar en toda la publicidad que se regala. La primera batalla por el control de los medios, la información y el mercado está ganada. Veremos cuántas más es capaz de ganar el nuevo iPad.
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