Periodismo, medios e ideas | Journalism, media and ideas | Una mirada a los medios, los periodistas y las ideas de la sociedad de la información | A glimpse at the media, journalists and ideas in the information society
Las televisiones se sienten traicionadas por el ejecutivo. Los rumores sobre la vuelta de la publicidad a RTVE son constantes mientras la privatización de las autonómicas encuentra más problemas de los previstos por el PP. TVE quiere más dinero para frenar su déficit de 113 millones de euros en 2012 mientras cadenas y operadoras de telecomunicaciones con oferta audiovisual inventan argucias para pagar menos tasas a la televisión pública.
El ministro José Manuel Soria y los técnicos de Industria intentaron el verano pasado aprovechar la obligación de liberar y reubicar frecuencias del dividendo digital para reducir canales tanto de las cadenas comerciales como las públicas. Las tensas negociaciones acabaron con un acuerdo para comprimir las frecuencias y no reducir una oferta en la que se han invertido muchos recursos.
España es el cuarto país europeo con más canales nacionales en abierto (datos y gráfico del Observatorio Audiovisual Europeo), a los que hay que sumar autonómicos y locales. Pero es uno de los más restringidos en televisión de pago y contenidos premium. Ningún gran país europeo ha sufrido estos años una erosión tan grande en el mercado, con la desaparición de la mitad de la publicidad, ni tiene tan concentrado el negocio de la televisión en dos grandes grupos, Mediaset y Antena 3, que dominan el mercado con una facturación que supone la mitad del negocio publicitario total.
La sentencia del Supremo y la decisión del gobierno afecta a los cinco primeros grupos de comunicación del país, como se ve en el gráfico. A Mediaset (2 canales) y a Prisa como accionista, a Planeta con tres canales de la nueva Atresmedia, y a Vocento y Unidad Editorial, con sus canales de TDT alquilados.
La aplicación “estricta”, como dijo la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, de una sentencia del Supremo sobre los nueve canales mal adjudicados rebajaría el duopolio de Mediaset y Antena 3, y dejaría a concesionarios como Net TV (Vocento) y Veo TV (Unidad Editorial) con dos canales frente a los cuatro actuales. Los defensores de la medida reclaman
canales para nuevos operadores o una reducción de la oferta para potenciar la nueva televisión por internet. Las cadenas denuncian inseguridad jurídica y un chantaje a las televisiones en la crispación de los escándalos de corrupción, con el caso Bárcenas, las protestas contra las políticas del PP y el gobierno llenando páginas y minutos de telediario.
Por eso no sorprende que El Mundo titule su editorial El gobierno machaca a los medios para quejarse de un estrangulamiento económico en el que no falta presión política e informativa. Los grandes grupos ya negocian a toda prisa con el ejecutivo de Rajoy. Tienen menos de un año para llegar a un acuerdo. Habrá que vigilar portadas y escaletas de telediarios para observar cómo afecta una medida económica a la independencia y el rigor de la información, víctimas a menudo también de la concentración.
Sobra intervencionismo político, falta plan y se echa de menos una autoridad audiovisual independiente -esa a la que permanentemente se oponen las televisiones- para diseñar una televisión en plena revolución digital y para garantizar a los ciudadanos y la democracia la independencia de los grandes grupos y medios de comunicación.
Hulu, el servicio freemium de vídeo bajo demanda (OTT) norteamericano, supera los tres millones de suscriptores de pago y alcanza 695 millones de dólares de ingresos con unos costes de derechos de más de 500 millones. Los suscriptores casi se han doblado respecto al año pasado y la facturación ha crecido un 65%. Buenos datos para el vídeo bajo demanda a pesar de que la compañía propiedad de News Corporation, Disney y Comcast, varios de los gigantes de la televisión norteamericana, no publica los resultados finales de sus cuentas.
Netflix, el líder de vídeo bajo demanda con su modelo de suscripción de streaming y DVD, cerró los nueve primeros meses del año con 29,9 millones de suscriptores en todo el mundo (23,8 en Estados Unidos), una facturación de 2.664 millones de dólares y unos beneficios de 9,2 millones.
En ambos casos, la definición sobre el futuro del cine y la televisión unida al encarecimiento de los derechos, aprieta financieramente a las nuevas pantallas, pero su éxito reafirma que la nueva televisión es multipantalla, streaming, bajo demanda y por suscripción.
Una definición válida también para España cuando se analiza el consumo de los espectadores y la todavía incipiente oferta disponible.
Como en el caso de Hulu y Netflix, el consumo ha crecido con el aumento de penetración de la televisión conectada (directa, por videoconsolas o STB) y las tabletas, fundamentalmente.
Pero la gran diferencia entre Estados Unidos y España es la oferta de contenidos y la definición del futuro mercado de la televisión.
En el caso americano, como en casi todo el mundo, la televisión y el cine se hacen claramente multipantalla, con un acceso a los contenidos cada vez más neutral respecto a la plataforma. La estrategia es llegar al máximo de audiencia rentabilizando de la mejor forma cada plataforma.
Las ventanas de exhibición se estrechan y Hulu ya presume de ofrecer al público infantil la misma temporada de Nickelodeon de la que se disfruta en la televisión de pago.
Las cadenas y productoras han encontrado en Hulu, Netflix y en sus propias webs y servicios de televisión multipantalla (TV Everywhere en el caso del cable) un buen canal para aumentar y rentabilizar la oferta de programación en catch up (diferido) y de sus programas de catálogo a demanda del público.
Los datos de Gran Bretaña y otros países de Europa son inapelables: el consumo de televisión crece en todas las pantallas cuando la oferta es atractiva para el público.
El resultado es inmediato: aumenta el negocio de la televisión y el audiovisual de calidad y se reducen las descargas, como ocurre también en España.
La concentración del mercado de televisión en el duopolio Mediaset/Antena 3 produce un estrangulamiento del mercado televisivo y de la oferta en las nuevas pantallas. Pero también un agravamiento de la crisis en el resto de los medios.
El abusivo dominio de las dos grandes empresas de televisión y la concentración de la oferta y los derechos limita el desarrollo del mercado tanto publicitario como de audiencia.
Para los anunciantes no hay forma de llegar a otros públicos de manera diferente. La pérdida de audiencia y contactos sufrida con la retirada de la publicidad de TVE no se recupera y se agrava.
El público sufre una limitación de la oferta de televisión y cine multipantalla como no ocurre ya en ningún otro país desarrollado.
La propia televisión de pago se frena por el modelo de la TDT: televisión en abierto de bajo coste con una oferta de canales amplia pero con pocas alternativas de calidad.
El estancamiento regulatorio impuesto por las grandes cadenas y distribuidores de cine agrava el panorama con los derechos exclusivos y condicionados para los grandes canales y pantallas, tanto en fútbol como en cine.
El gobierno Rajoy ha perdido una gran oportunidad de repensar el futuro mercado audiovisual, que ya no es televisión sino que abarca todo el ecosistema digital. La discusión del dividendo digital y la imposición de las tesis de la televisión privada frena las posibilidades de desarrollo no sólo de las nuevas pantallas, sino también de quienes aspiran a licencias de TDT.
Unos demandan licencias para ofertar nuevos contenidos mientras otros se benefician de una adjudicación partidista, poco transparente y sin concurso público, por lo tanto sin ingresos para las arcas públicas al contrario que en otros países, como acaba de ratificar el Tribunal Supremo.
Un reparto que ha acabado siendo un castigo. Para muchas empresas por el impacto del fracaso de la TDT en sus cuentas y en el resto de sus medios. Para la audiencia por la oferta de bajo coste y la saturación de horóscopos, videntes y demás programación basura cuya único objetivo es mantener las frecuencias ocupadas.
El reparto de las licencias de TDT a los grandes grupos de comunicación se ha demostrado un fracaso tanto para la audiencia como para los propios medios. Vocento o Unidad Editorial tienen sus licencias alquiladas y la explosión de canales sólo ha conducido al mercado de televisión más concentrado de Europa, con menor oferta multipantalla y con la televisión pública más debilitada.
Ese es el balance de la gestión televisiva y del mercado de la comunicación de Zapatero y lo que llevamos de Rajoy.
La discusión sobre la financiación del cine es una nueva oportunidad para abrir aquello que un día se llamó el melón televisivo y que ahora afecta a todo el ecosistema digital multipantalla. La lucha entre el monopolio de la televisión en abierto y de pago (Mediaset, Antena 3, Prisa) y las nuevas pantallas vuelve a jugarse con el poder político siempre cercano a las demandas de Uteca, la patronal de la televisión convencional.
Es hora de otra televisión con más pantallas y oferta de calidad.
Las televisiones privadas se rebelan contra el gobierno por el plan del dividendo digital. Las televisiones privadas nacionales -Mediaset, Antena 3, Veo TV y Net TV- abandonaron al reunión con Industria por los continuos cambios en el plan de resintonización de los canales y la amenaza de levantar parcialmente la prohibición de publicidad para RTVE, como piden los anunciantes. Es hora de repensar la televisión y de acabar con los parches políticos y el intervencionismo que siempre pagan los ciudadanos. Pero también para diseñar un modelo audiovisual sostenible, adaptado a las posibilidades de las nuevas tecnologías -vídeo bajo demanda, interactividad, etc.-, más plural: con más proveedores diferentes, y adecuado a las demandas de un público multipantalla.
El dividendo digital permitirá liberar frecuencias para los nuevos servicios móviles -4G y nuevas comunicaciones electrónicas- y es una obligación internacional que en Europa debe cumplirse antes de 2015, pero que el ministro José Manuel Soria quiere adelantar al 1 de enero de 2014 después cambiar el plan del anterior gobierno socialista, que preveía una migración completa de canales y emplear 800 de los 1.800 millones recaudados por la subasta de frecuencias en la resintonización y antenización para mitigar el gasto de ciudadanos (alrededor de 20 euros por vivienda) y televisiones.
Gobierno y televisiones llegaron a un acuerdo en agosto para comprimir los 24 canales privados de TDT nacional. Las privadas renuncian a un múltiple, RTVE a otro y las autonómicas reducen uno más. Todo para mantener los canales actuales a riesgo de eliminar posibilidades de alta definición y nuevos servicios interactivos.
La patronal de los contenidos digitales (Ametic) denuncia junto a Uteca -la patronal de las televisiones privadas- la indefinición del gobierno, los cambios en los borradores y las limitaciones técnicas para la televisión futura.
Ambas patronales defienden el mantenimiento de todos los canales y el status quo creado desde la implantación de la TDT, que ha multiplicado la oferta de canales en abierto.
Pero las circunstancias han cambiado y lo seguirán haciendo. Mediaset y Antena 3 conforman el mayor duopolio de televisión privada de Europa, con ya el 87,5% del mercado publicitario y más del 53% de la audiencia. La crisis publicitaria sigue y se ha llevado el 50% de la inversión en televisión en los últimos cinco años sin que se haya recuperado una gran parte de la publicidad prohibida en TVE.
Las autonómicas siguen perdiendo publicidad y audiencia. Urge una reforma integral, tanto económica como de contenidos y función del servicio público, antes de que se consume un mala privatización.
Los cambios en RTVE, la erosión de sus informativos, las pérdidas de 105 millones de este año y su insostenibilidad financiera demandan repensar en serio, sin partidismos ni cesiones a monopolios y grandes empresas, la televisión de todos.
La única televisión continuamente frenada en España es la televisión por internet. La televisión híbrida y de la convergencia que permite a los usuarios disfrutar de canales y contenidos inagotables, en directo y bajo demanda (VoD, catch-up), en cualquier pantalla, con diferentes ofertas y precios (gratis, freemium, suscripción, pago por visión, etc.) y con más funcionalidades sociales e interactivas.
A pesar del acuerdo de las cadenas y los fabricantes para adoptar el estándar de televisión híbrida HbbTV, el control de las grandes cadenas sobre el mercado y los derechos televisivos, la inexistencia de licencias y derechos flexibles y la escasa penetración de estos servicios mantienen a la televisión atada a la programación low cost y a una oferta enorme pero redundante.
El dividendo digital es la oportunidad de repensar la televisión cuando ya no es un sistema independiente. Cuando es una oferta y un formato más del universo digital. Un universo que permite más oferta, más posibilidades de acceso y que aumenta la demanda.
Debe diseñarse entre todos, con participación de la televisión convencional y las nuevas ofertas. Con la vista puesta en el futuro y sin primar los intereses de unos pocos. O seguirán las peleas que siempre pagan los ciudadanos, en peor oferta, menos pluralismo y más dinero.
El recorte llega a los canales de TDT. El gobierno quiere que las televisiones compriman sus frecuencias y renuncien a tres múltiples. Quiere ahorrar parte de los 800 millones de euros que el reframing de frecuencias nos costará a todos: estado, operadores y comunidades de vecinos. Pero las cadenas se han instalado en la abundancia de la TDT. No quieren sacrificar canales cuando están cambiando su negocio de la publicidad masiva a la segmentación conseguida con las cadenas temáticas, las que más crecen y atrapan la atención –en la pantalla grande, pero también en tabletas y móviles- de cada perfil de público.
Las frecuencias a liberar son el llamado dividendo digital y serán utilizadas por los servicios móviles en todo el mundo. A pesar de la abundancia digital provocada por la TDT, nadie quiere reducir canales para no rebajar su negocio ni limitar la innovación tecnológica y de contenidos. RTVE debería renunciar a unos de sus dos múltiples, las autonómicas a otro y los seis privados quedarían en cinco.
El encogimiento técnico de los múltiples permitirá seis canales en cada uno frente a los cuatro actuales. La solución hace prácticamente imposible la emisión simultánea de alta definición y normal, empleada por las teles para evitar la limitación del parque de televisores preparados para HD real, la innovación más valorada por los espectadores junto al aumento de canales.
Con una caída de la publicidad del 35% desde que empezó la crisis, las cadenas luchan por el nuevo negocio con los canales temáticos, los únicos que crecen en audiencia y publicidad. La paradoja es que con tantos canales ha vuelto un duopolio: Telecinco –tras la compra de Cuatro- concentra siete canales y el 41% de los anuncios-, Antena 3 y La Sexta suman ocho canales y el 40% de los spots emitidos. Entre las dos acaparan tres cuartas partes del negocio. El resto de cadenas sólo emite el 17% de los 72 anuncios vistos cada día por cada espectador. Los canales temáticos son vistos ya por uno de cada cuatro espectadores y nadie quiere reducir la dieta de la abundancia.
El modelo de la TDT
muere. La saturación de canales no resiste la caída de la publicidad y de la
financiación pública. ¿Es hora de cerrar canales redundantes en contenidos y
con poca audiencia? El gobierno cree que sí, aprovecha la liberación de
frecuencias del dividendo digital para plantear una reestructuración con
menos canales, sobre todo públicos. Es la hora de apostar por la televisión híbrida con internet y
desarrollar un modelo de servicio público para empujar la sociedad de la
información.
Gastar 800 millones
de euros en resintonizar antenas y reubicar canales con menos de un uno por ciento de
audiencia no es rentable, ni económica ni socialmente, si no se desarrollan
contenidos y servicios de calidad. Esa es la oportunidad del dividendo digital
y las nuevas tecnologías, no más televisión redundante y de bajo coste.
El gobierno quiere
reducir las televisiones públicas, fórmula defendida por la patronal de las
televisiones (Uteca) y que las privadas –dominadas por el duopolio Telecinco y
Antena 3 - renuncien a algunos canales. Las privadas se quejan de la
disminución de su negocio y las públicas de la asfixia de los recortes y
privatizaciones.
Reducir la TDT
debería sintonizarse con la estrategia de redes ultrarrápidas para aumentar las
redes fijas y móviles de nueva generación a precio asequible. Esas redes son
los canales del dividendo digital, como fija la Agenda Digital para Europa,
pero también el futuro de la televisión y los contenidos cuando crece la
audiencia en las nuevas pantallas (TV conectada, móviles, tabletas,
videoconsolas), el streaming y el vídeo bajo demanda.
La nueva televisión
–a demanda, social y multipantalla- no está en las antenas, sino en las redes. Una
televisión con contenidos de calidad, producción propia para promover la
industria audiovisual, y digitalización del patrimonio y contenidos culturales
y científicos para aumentar el acceso de los ciudadanos al conocimiento, como
ya hace Gran Bretaña con The Space. Esa es la estrategia para una sociedad de
la información real, no una televisión redundante y una tecnología superada.
Antena 3 pincha definitivamente la burbuja de la TDT con la absorción de La Sexta. El mapa de Zapatero TV reventado por las costuras de su insostenibilidad. La televisión tiende a la concentración y España no es una excepción. Cuatro y La Sexta han sido fagocitadas por Telecinco y la cadena de Planeta. En la fragmentación de la TDT han naufragado los canales concedidos a los diarios y solo sobreviven los más políticos y los que cubren un hueco de bajo coste.
Telecinco y Antena 3 controlan el 85% del mercado publicitario y más de la mitad de la audiencia. La fragmentación del negocio acaba y se verá cómo evoluciona el mapa de canales, con 13 nacionales en poder de las dos grandes. Tras ellas, una TVE amenazada por el rencor del PP y las autonómicas en crisis tras muchos años de cimentar el poder y la cultura del telestado.
Zapatero deja roto el sueño de la pluralidad que justificó la hiperfragmentación de la TDT. La fusión de las cuatro grandes privadas en dos no ha esperado ni siquiera al cambio de gobierno. Todo un símbolo. La crisis y una planificación con café para todos -otra vez- han hecho más poderosos a los grandes y dejan a los pequeños con pocas posibilidades de futuro. Televisión y partitocracia se parecen.
Con el fin de la independencia de Cuatro y La Sexta se hundió la aspiración de crear cadenas para la izquierda exquisita. Puestos a ver televisión, todos somos conservadores. El primero, el mercado, pero también la audiencia. Los otros confían en el vídeo bajo demanda y la televisión por internet. La televisión social está en las redes y las nuevas plataformas, no en las frecuencias en abierto.
El fin de la burbuja deja pendiente un nuevo modelo para la televisión pública y una apuesta por las nuevas tecnologías ralentizada a menudo por la presión para llenar canales. Con la gente viendo más televisión que nunca, los grandes ganan, aunque tengan que diversificar su oferta. Está por ver que dejen sitio para la nueva televisión que muchos esperan.
El sueño de la TDT se marchita. Tras el deceso de CNN+, Veo 7 pone la pausa y suprime informativos para ocupar el canal con el mínimo coste. No serán las últimas víctimas de un mercado de televisión insostenible.
La abundancia de la TDT, con más de un millar de licencias en todo el territorio y una treintena en abierto por demarcación, no tiene quien la financie. El encendido digital ha intentado convertir en gratis lo que en otros países es televisión de pago. Una burbuja digital tan anunciada como la del ladrillo, pero que nadie ha querido evitar.
La voracidad de los grupos de prensa por convertirse en multimedia pone en apuros a Unidad Editorial y otras cadenas de bajo coste y tertulias omnipresentes.
La audiencia no responde y se consolida la vieja concentración: Telecinco fagocita a Sogecable para dominar la mitad del mercado, acompañada de lejos por Antena 3 y La Sexta si consigue resistir la presión de los derechos del fútbol.
Junto a ellas, las autonómicas hasta que no se decida su privatización o el fin de su publicidad, como en RTVE.
Las grandes cadenas han perdido 10 puntos de audiencia el año del apagón analógico. La2 es abandonada por un tercio de sus espectadores y queda con un 2,3% de cuota por debajo de nuevas cadenas temáticas. Antena 3, con una caída de 2,1 puntos respecto a diciembre de 2009, y las autonómicas, con dos puntos menos, sufren la sangría de audiencia de la fragmentación.
Ni siquiera las dos últimas cadenas convencionales, Cuatro y La Sexta, se libran. La cadena de Prisa, ahora fusionada con Telecinco, pierde un 15% de su audiencia y cierra el año con una cuota del 6,5%. La Sexta pierde un 12% y cierra el año con 5,6 puntos de share. CNN+ acabó su existencia con un 0,6% de audiencia, su mejor registro.
La única cadena de noticias nacional superviviente, 24 Horas, sube dos décimas respecto a noviembre y tres frente al año 2009, impulsada por la huelga de controladores y convertirse en la única oferta de información continua. 3/24 se consolida informativamente en Cataluña.
La noche en 24 Horas, de Vicente Vallés, ha superado el medio millón de telespectadores.
Entre las cadenas nuevas, Intereconomía, con un 1,4% de audiencia, duplica su cuota respecto a hace un año y se hace fuerte en los mayores de 64 años. Veo7 de El Mundo no acaba de consolidarse y se queda en un 0,8%, menos de 300.000 espectadores, con un público masculino y mayor de 55 años. Las televisiones de la derecha periodística son las de peor perfil comercial.
Entre las incorporaciones, La10 logra un 0,3% y Popular TV, la cadena de los obispos, se estanca en el 0,1% de audiencia. Las temáticas de la TDT son las ganadoras de audiencia. Entre todas logran un 22,4% de cuota, casi el doble que en 2009. Ganan las dirigidas al público infantil y los segundos canales que explotan las series de Telecinco y Antena 3.
Las cadenas deportivas -Teledeporte, Marca TV y las de los grandes clubes de fútbol- no consiguen despegar y siguen por debajo de los dos puntos de audiencia entre todas.
Gol T pierde la mitad de su audiencia respecto a noviembre y acaba el mes con 0,2% de cuota.
Primer año tras el apagón analógico: más televisión pero no mejor, y menos interactividad. Tanta televisión despierta dudas sobre su sostenibilidad y si se ha ganado calidad cuando las televisiones conectadas a internet empiezan a hacer realidad el sueño de la televisión personal.
Crece la fragmentación. Las cadenas de TDT ganan diez puntos de audiencia en un año a los grandes canales y a las autonómicas. Las grandes cadenas pierden más de siete puntos de audiencia y las autonómicas, uno y medio. Sólo LaSexta crece a fuerza de fútbol, rey de la pantalla.
Intereconomía y Teledeporte son las que más mejoran sus audiencias de hace un año. Entre los lanzamientos destaca Nitro, con un 1,1% de cuota. Las temáticas tienen difícil futuro si no dependen de un gran grupo. Su audiencia es muy baja y la concentración de la publicidad las ahoga a pesar de multiplicar sus ingresos: de 19,8 a 49,9 millones en los primeros nueve meses del año.
Telecinco es el dueño del mercado con la absorción de Cuatro y la mutación de CNN+ -único canal de noticias 24 horas privado- en Gran Hermano, telebasura 24 horas. Acaparará una tercera parte del mercado y una cuarta parte de la audiencia. Su socio Telefónica manda en la televisión de pago con Digital+ e Imagenio.
Los anunciantes se quejan por la subida de precios y los abusos de los canales. Tanto que repiten ofertas para salvar TVE a cambio de publicidad responsable. La Comisión de la Competencia debe decidir en 2011 la legalidad de la publicidad comercializada por Antena 3 en sus propias cadenas y en otras como Veo7 o Disney.
El primer año de Ley Audiovisual espera la creación de un nuevo regulador. El gobierno lo integrará en la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones para extender sus competencias a las nuevas pantallas cuando la convergencia con internet alcanzará al 25% de la audiencia en 2011, según las expectativas del sector.
Los telediarios no se libran de la caída de audiencia que afecta a los medios informativos. En octubre, un mes con abundancia de noticias, del cambio de gobierno al premio Nobel, el rescate de los mineros de Chile o el debate de los presupuestos, no logra recuperar la audiencia de los informativos en los meses de mayor consumo televisivo.
A pesar de que todos los informativos ganan telespectadores respecto a los meses de verano y septiembre, las audiencias siguen lejos de las de los primeros meses del año, antes del apagón analógico.
Los telediarios de TVE1 continúan líderes por trigésimo octavo mes consecutivo, con una media de 2,75 millones de espectadores y un 18,7% de cuota, 800.000 espectadores menos y cuatro puntos menos de audiencia que en enero, pero también 200.000 espectadores y 0,7 puntos menos de share que en marzo, antes del encendido digital de abril, según los datos de Barlovento Comunicación.
Telecinco se aúpa al segundo puesto con un 13,3% de cuota y 1,89 millones de espectadores, casi medio punto y 94.000 espectadores que antes del apagón.
Antena 3 pierde el segundo puesto a pesar de mantener una cuota estable del 13,1% y alcanzar 1,85 millones de audiencia. Casi 200.000 telespectadores menos que en marzo pasado.
La Sexta pasa a Cuatro, pero los telediarios de la cadena de Imagina y Televisa están con 729.000 telespectadores por debajo de su audiencia anterior a la conversión a la TDT, con una cuota del 6,8%.
Cuatro, cada día más agotada por su absorción por Telecinco, queda cuarta en el ranking de los telediarios, con la misma audiencia y casi la misma cuota que en el mes del apagón analógico.
Los espectadores perdidos por los telediarios nacionales son muchos más que los ganados por los canales temáticos de opinión y noticias, que no han logrado grandes crecimientos con la excepción de Iñaki Gabilondo en CNN+.
El veterano periodista consigue uno de sus mejores registros con 274.000 espectadores y un 1,5% de cuota. Su programa Hoy, copado por periodistas de El País como contertulios, sostiene una media de alrededor de 203.000 espectadores y una cuota de pantalla del 1,1%. Gabilondo ha ganado alrededor de 25.000 espectadores desde el apagón.
El Gato al agua, de Intereconomía, es líder de las tertulias, pero con audiencias medias de 505.000 espectadores y una cuota de audiencia del 2,5 al 2,7 no ha mejorado sus registros anteriores al apagón. Sus espectadores son hombres mayores de 55 años.
La Vuelta al Mundo en Veo7 ronda los 211.000 espectadores con un 1,4% de cuota y pierde algo de fuelle en su nueva temporada dirigida por Ernesto Sáenz de Buruaga. El centroderecha de El Mundo no puede con la derecha dura de Intereconomía y La Gaceta.
La noche en 24 Horas, con Vicente Vallés en el canal de noticias de RTVE mantiene una audiencia estable de 204.000 espectadores y un 1,1% de audiencia. Entre sus puntos a favor, una audiencia más joven que la del resto de las tertulias nocturnas.
La TDT se renueva con la nueva temporada. Acabado el apagón analógico y tras los problemas de los calores del verano y los problemas de recepción, las cadenas se preparan para la primera temporada completamente digital. Más canales, más fragmentación temática y de audiencias, y nuevas estrategias para rentabilizar la publicidad son los elementos de la nueva receta televisiva. Las cadenas son cada vez menos generalistas y buscan a su público especializando sus contenidos.
Más canales no son mejor televisión. Las tertulias invaden la oferta con su cacofonía política de bajo coste –y a menudo más barato pensamiento- y la telerrealidad amenaza con hacer perder a una parte de su público la percepción de lo que es real y lo que es entretenimiento, por bajos que sean los instintos y el gusto.
La Liga comienza y el fútbol reinará con fuerza tras el éxito del Mundial. Casi todas las cadenas quieren su parte. El fútbol de pago estará en Gol TV y Canal Plus mientras sigue la guerra entre Mediapro y Prisa en los juzgados. La Sexta mantendrá con las autonómicas los partidos en abierto de los sábados y emitirá algún partido de los lunes. La Liga de Campeones se reparte entre el pago de Gol TV y los partidos gratis de TVE y las autonómicas.
Antena 3 y Telecinco estrenan nuevos canales temáticos, los que más han crecido los últimos meses pese a su todavía minoritaria audiencia. La apuesta de la cadena de Planeta es por Nitro, un canal para el público masculino complementario de Neox, su oferta para los jóvenes. Telecinco se decantará por las mujeres con La Nueve los niños con Boing. Las privadas están obligadas tras cumplir veinte años a reinventarse y lo hacen especializando sus parrillas y aumentando su oferta en internet, donde cada vez se ofrecen más contenidos para intentar fidelizar al público y no perder audiencia.
Los contenidos de pago crecen, pero lentamente. Las cadenas todavía no se atreven a ofrecer televisión a la carta y continúan apostando por su modelo en abierto para sostener un negocio que cambia con cada vez más televisores conectados a internet.
La Sexta consigue su primer mes con beneficios a los cuatro años de su nacimiento. La cadena de las productoras Mediapro y Globomedia, reunidas en Imagina, junto a Televisa, que al fin consigue un pie estable en la televisión española. La receta: los derechos del fútbol de Mediapro, la Fórmula 1 y su intento de consolidarse como cadena joven y progresista de entretenimiento. Por ahora, la mayor debilidad de su oferta. El fútbol empuja y la retirada de la publicidad de TVE permite a La Sexta lograr unos ingresos de 120 millones de euros entre enero y mayo de 2009, un 50% más que en 2009. Todavía muy lejos de las grandes cadenas como Antena 3 o Telecinco, pero suficientes para comenzar equilibrar sus números y pensar en que sus socios empiecen a rentabilizar los 600 millones invertidos. Es la cadena más beneficiada del fin de la publicidad en la televisión pública estatal. Sin la guerra del fútbol de Jaume Roures con Prisa, La Sexta no estaría donde está. Es una cadena construida alrededor de la oferta deportiva, que vuelve a certificar su capacidad de movilización en la televisión. La Sexta ha aumentado su ocupación publicitaria, subido sus precios un 33% y aumentado en un 8% su cartera de anunciantes. Cuatro, la cadena en abierto de Prisa en proceso de absorción por Telecinco, es el objetivo de las críticas de José Miguel Contreras, consejero delegado de LaSexta, que no se recató ayer en acusarla de plagio y anunciar lo que el sector sabe: está "feneciendo porque su producto está acabado", como su proyecto original de extensión en abierto de Sogecable. La fusión de Cuatro con Telecinco inquieta a La Sexta, pero lo justo. Contreras se apunta a la guerra de declaraciones y razona la fusión como una estrategia de desgaste. La Sexta no tiene prisa para su anunciada fusión con Antena 3. La mejora de la publicidad con el botín de TVE da vida a la cadena, convencida de que puede ser la primera en plantear una oferta multiplaforma y con negocio híbrido (gratuito y de pago) sostenible. "Bueno, bonito y barato". Así es el negocio de la TDT de pago visto por Mediapro y La Sexta, en palabras de Contreras. Un negocio de televisión multipantalla y apuesta segura, aunque cara: fútbol en Gol TV y un remedo de la televisión de pago que sólo una parte de los españoles (4,5 millones de abonados) disfrutan. Nada de empezar de cero. Reempaquetar productos y rentabilizarlos en todas las pantallas. Esa es la estrategia multiplataforma de Mediapro, la única viable para la televisión en la era de la convergencia e imperiosa cuando hay que rentabilizar los derechos del fútbol. Mediapro ya ha abierto una nueva pantalla para el fúbol de pago en internet con Vocento y los grandes diarios regionales. Y crecen los rumores de una alianza con Unidad Editorial para aportar contenidos y producción a Marca TV. El Mundo no está en condiciones económicas de afrontar en solitario el desarrollo de los canales de su multiple digital, por el que ahora se emite Veo TV, Aprende Inglés TV y AXN, incluido en la oferta de pago de la TDT con Gol TV. Es el destino de la exuberancia de la TDT, plagada de canales sin suficiente negocio e inadaptada a la televisión del futuro si no aumenta sus vías de ingresos y sus posibilidades técnicas y de programación. Mediapro y La Sexta lideran la construcción de una plataforma de TDT de pago rentable y multiplataforma. Para eso negocian la incorporación de otras cadenas, tanto en abierto como ya de pago, para lanzar "un proyecto importante, con notoriedad y no va a ser un canalillo de pasar desapercibido". Por el camino queda el proyecto de internet TV impulsado con Abertis, TDT.com, mientras Telefónica comienza a ofrecer a las cadenas una plataforma de IPTV que aprovecharía las ventajas de la televisión interactiva, el vídeo bajo demanda y la TV a la carta sin perder el control de los contenidos ni abrir la puerta a las empresas de internet como Google. Pero la TDT asegura por ahora la mayor cobertura y la mayor audiencia para crear un nuevo modelo de televisión gratuita y de pago. A por ese objetivo se encamina Mediapro. El mejor intérprete, o director, de los planes de Zapatero TV.
El apagón analógico se ha completado. Pero la nueva televisión es menor de lo esperado. El apagón no sólo es analógico, afecta también a televisión conectada a internet, la de las nuevas pantallas y a la interactiva. Como a la prometida televisión de proximidad, la local y más cercana a los usuarios, con muchas licencias olvidadas por la crisis y falta de sostenibilidad económica. Hasta ayuntamientos como Madrid cierran sus cadenas.
Todo es TDT. El esfuerzo de los ciudadanos por antenizarse y cambiar sus televisores ha sido enorme, pero no estamos preparados para la televisión del futuro. La televisión avanza hacia la convergencia con internet. Ahí el encendido digital no prende por falta de oferta y déficit de equipos preparados para conectar televisión y banda ancha.
Sólo 20.000 de los más de 25 millones de televisores y descodificadores nuevos tienen capacidad interactiva. Otro millón están preparados para la TDT de pago y ya han aparecido los televisores conectados directamente a la Red. Algunos usuarios han optado por no esperar y conectan sus televisores a través de los reproductores de Blu-ray o videoconsolas.
¿Para qué? Para empezar a disfrutar de la oferta de vídeo a la que se puede llegar en internet, en directo o bajo demanda, sin tener que ver la tele en el ordenador. La internet TV comienza a convertirse en una alternativa seria a la televisión. Las cadenas han ampliado su oferta de vídeos en internet, y en muchos casos se pueden compartir o comentar a través de las redes sociales. Pero falta una apuesta importante de vídeo bajo demanda como la que ya existe en otros países.
TDT.com, el portal de televisión promovido por Abertis, ha sido rechazado y las cadenas prefieren ir por libre. Telefónica ha empezado a animarlas a participar en una nueva IPTV con más control de los contenidos y más funcionalidades. Pero el mercado no se anima. Mañana llega el iPad a España con pasión de los diarios y recelo de las televisiones. La migración digital no está completa.
Apagón analógico cumplido. Impulsa TDT y el secretario de Estado de Telecomunicaciones, Francisco Ros, hacen otro balance triunfal. Fechas logradas en tiempo, cobertura del 98% de la población, más consumo de televisión, 12.000 millones de euros movilizados, 800 millones aportados por los emisores, 425 millones de inversión pública, 4.700 centros emisores y un enorme esfuerzo ciudadano para adaptar 1,25 millones de antenas colectivas y renovar 32 millones de televisores.
Pero la transición televisiva digital no es sólo triunfo. La televisión interactiva, la gran promesa de la TDT, es la gran perjudicada. Primero por la escasa capacidad de la tecnología y también porque la aceleración de la reconversión y el despliegue decidido ha primado la compra de descodificadores (set top box) sin funcionalidades interactivas, las televisiones no las han desarrollado, no se han fijado estándares y se ha penalizado la televisión híbrida con internet para mantener el sistema de licencias el mayor tiempo posible. La alta definición se ha regulado en el último Consejo de Ministros con muy poco interés de las cadenas comerciales. De la televisión en movilidad nada se sabe y Abertis, el concesionario de la red de difusión, tiene abierto un expediente por la Comisión Nacional de la Competencia e intenta imponer su dominio de la señal en la televisión por internet con el proyecto TDT.com, un portal televisivo resistido por todas las cadenas para evitar que amplíe su dominio. Telefónica ha comenzado a ofrecer un nuevo sistema de IPTV a las televisiones para aumentar la oferta de televisión en banda ancha. Los sintonizadores interactivos (Multimedia Home Platform, MHP), conectados a la banda ancha y con capacidades para la televisión híbrida son los grandes desconocidos. Por el momento sólo se han adquirido 150.000, sobre todo para la TDT de pago. Según las cifras de Impulsa TDT, sólo han sido comprados 20.000 set top boxes realmente interactivos, otros 116.000 permiten ver un canal mientras se graba otro (PVR) y en total sólo existen 146.000 descodificadores con disco duro. Un millón de descodificadores tienen alguna funcionalidad más allá de sintonizar la TDT. La conexión a través de videoconsolas y reproductores Blu-ray es la alternativa de algunos hogares para conectar la televisión a internet.
Pero el problema no son los descodificadores. Las televisiones no han adoptado estándares para la televisión híbrida y el desarrollo multimedia, como propone el proyecto Canvas en Gran Bretaña o la iniciativa europea HbbTV. Activa Multimedia (TV3) lidera algunos proyectos de televisión interactiva e IPTV (televisión por internet) por ahora con en fase experimental. Aedeti, la asociación de televisión interactiva, ha pedido al Ministerio de Industria la creación de una mesa sectorial para fijar criterios y estándares para la televisón híbrida y la internet TV en España. Las cadenas de televisión españolas apostaron en 2009 por el vídeo en sus webs, pero faltan iniciativas de IPTV (con alta calidad y funcionalidades interactivas) o internet TV de gran desarrollo. RTVE y TV3 proponen televisión a la carta a iniciativa del iPlayer de la BBC, pero su difusión es todavía escasa al centrarse en la visión en el ordenador, con pocos hogares con televisores conectados a internet. El vídeo bajo demanda (VoD) es el gran olvidado más allá de las ofertas de algunas plataformas de cable, IPTV como Imagenio o las experiencias de Telecinco con micropagos.
El despliegue de la TDT ha multiplicado los canales. Al final habrá 8 múltiples nacionales (5 en la actualidad), uno para cada radiodifusor privado y dos para RTVE. En total 8 canales públicos y 12 privados en abierto, además de un máximo de 12 canales de pago. Se suman la TDT autonómica y local. Tras continuas disputas políticas y de intereses en la concesión de licencias, muchos canales autonómicos y locales quedarán desiertos porque no es posible comercialmente sostener un sistema de televisión tan grande. Y la gran promesa de la televisión de proximidad, gestionada por asociaciones cívicas, centros educativos y culturales y otros productores sin ánimo de lucro hace tiempo que quedó arrumbada. Los espectadores ven más televisión. Sobre todo los que tienen TDT, pero ven casi la misma televisión. Las cadenas temáticas comienzan a crecer entre los niños y el público más joven. Tras ellas, las tertulias y reempaquetados de la programación convencional. Televisión de bajo coste y peor calidad. La TDT se prometió gratis. Pero más tarde los canales de pago se presentaron como la salvación para la programación de calidad. Por ahora Gol TV y AXN son la única oferta de pago, pero se esperan que se sumen más canales temáticos de la televisión de pago y que las grandes cadenas se animen a diversificar ingresos. Por ahora Gol TV ha logrado un millón de abonados gracias a la oferta gratuita de la cadena en Imagenio (la plataforma iptv de Telefónica). Sólo 153.000 son abonados directos y Canal Plus Liga ha conseguido otros 700.000. La mayoría de su oferta se ve por las plataformas de pago ya existentes. La escasa penetración obliga a Mediapro a experimentar la internet TV con los medios locales para ofrecer pago por visión de los partidos de la Liga en la web. En el proceso de despliegue, RTVE ha perdido la publicidad y la Ley Audiovisual sigue sin definir un nuevo servicio público para la era digital. Las cadenas autonómicas continúan perdiendo casi 1.500 millones de euros al año y emitiendo publicidad, al margen de la reforma estatal, acordada sin coordinación ni consenso, y acaparando gran parte del mercado. Y para rematar, las fusiones. Más concentración en el mercado de televisión pese a una mayor oferta de canales. Habrá que esperar a la segunda migración digital, la convergencia con internet. Una televisión híbrida e interactiva por la que el Ministerio de Industria no ha hecho nada, a pesar de las palabras de Francisco Ros. Políticos y televisiones han desarrollado un despliegue digital con el objetivo de sostener el sistema de licencias el mayor tiempo posible. Pagan los ciudadanos, perjudicados en sus posibilidades de elección y un país a remolque de otros en el despliegue de nueva tecnología. Y se ha perdido una oportunidad única para expandir la banda ancha cuando la oferta de paquetes telefonía, internet y televisión es su principal motor en todo el mundo.
Vocento pierde 5,2 millones de euros en el primer trimestre del año. Un resultado que indica que sólo las televisiones e internet comienzan a tirar del negocio de los medios. La recuperación económica se nota después del peor año para los medios, pero el mensaje de la larga crisis estructural es claro: la prensa continúa perdiendo ingresos y difusión, los medios con mayor futuro son las pantallas: audiovisual e internet. Eso sí, con más competencia, un mercado muy fragmentado y menos ingresos y rentabilidad que la disfrutada durante tanto tiempo por la prensa. Vocento se ha beneficiado del fin de la publicidad en RTVE y atrae una parte de la inversión que desemboca en los canales de TDT nacional (Disney), el reposicionamiento de algunas campañas en los dominicales (El Semanal) y en internet. En prensa se ralentiza la caída de la publicidad aunque los diarios locales sufren más. La prensa regional pierde un 9,3% de sus ingresos publicitarios frente a un 4,7% de ABC. El gratuito Qué continúa lastrando las cuentas del grupo con un millón de euros de pérdidas en el trimestre. Los medios impresos pierden un 7% de sus ingresos: 118 millones de euros, aunque siguen representando más del 65% de la facturación del grupo. La recuperación de su ebitda para lograr siete millones de euros y de su resultado de explotación hasta cuatro millones gracias a los recortes de gastos (20,5 millones de euros) permite contener las pérdidas del trimestre. La prensa regional pierde un 7,2% de difusión respecto al primer trimestre de 2009 para quedarse en 434.700 ejemplares de venta. ABC cae un 5%, 13.600 ejemplares menos, a pesar de que consigue reducir la distancia con El Mundo (304.000 ej. de difusión) a 45.500 ejemplares. Habrá que esperar a ver cómo impacta en el diario el tirón de La Gaceta tras su integración en Intereconomía.
Pero Vocento comienza a ver resultados positivos en el crecimiento de la publicidad en los diarios digitales: un aumento del 25,8% para facturar 6,81 millones con unos ingresos totales de 13,3 millones y 9,7 millones de usuarios. ABC pierde sólo un 2,4% de su publicidad cuando se suma ABC.es frente a un 4,7% si se cuenta sólo la edición impresa. En prensa regional la pérdida con internet es de 7,6% frente a un 9,3% sólo del papel. Las ediciones digitales -4,4 millones de euros, un 10,3% más- y los clasificados en internet mejoran sus ingresos: 3,4 millones, un 12,9% más respecto al mismo trimestre del año anterior. El canal de TDT con Disney, como en los resultados de 2009, empieza a ser un factor importante en las cuentas del grupo con una facturación de 5,7 millones (34% de aumento). La parte negativa en el audiovisual está en la continua caída de la televisión autonómica y local. Punto Radio mejora sus ingresos y rebaja sus pérdidas hasta 1,3 millones de euros.
La TDT es el paraíso de los niños y las tertulias. Los primeros al fin tienen canales para no perderse en la maraña de la programación. Para yonquis de la política las tertulias de TDT son la alternativa cotidiana al prime time más allá de los 59 segundos, los debates autonómicos y ese híbrido de corazón tripero y sensacionalismo semanal de Antena 3 y Telecinco. La TDT apuesta por una televisión barata que asegura audiencia fiel y cierta influencia entre políticos y periodistas. Los primeros las ven –o son informados- por interés profesional y alusiones. Los segundos, por costumbre o porque participan en ellas. Pero no sólo se repiten los tertulianos, también su público. Aseguran a los canales de TDT audiencia superior a la media. Es el caso de El gato al agua, de Intereconomía. El programa presentado por Antonio Jiménez duplica la audiencia de la cadena (1,1%) y en abril llegó a 513.000 televidentes, un 2,8%. Le sigue La vuelta al mundo de Veo7, con un récord de 277.000 espectadores y un 1,65% de cuota, otra vez el doble. Vicente Vallés, sólo en el canal 24 Horas de RTVE tras la marcha de Juan Pedro Valentín a Cuatro, ha conseguido una cuota de un 1,2% y 238.000 telespectadores en la tertulia más corta de la noche. Iñaki Gabilondo obtuvo en CNN+ su mejor registro con 222.000 televidentes y un 1,2% de audiencia, otra que duplica. La media de esos programas es algo menor, pero la clasificación y su peso en la programación de los canales se mantiene. Pocos formatos más endogámicos y redundantes. Hablan de lo mismo, al mismo tiempo y coinciden en tertulianos, alineados en cada programa en un equipo titular ideológicamente homogéneo y con rotaciones discrepantes para dar cierta apariencia de pluralismo. No busquen grandes ideas. Estas tertulias no son las épicas de los cafés clásicos. Aquí se viene a machacar. Y si no fíjense en lo apocaditos que están los expertos cuando los invitan a semejante lid. El que calla, pierde y baja en el ranking de tertulianos. Imperdonable en televisión. Columna en los medios de Vocento
Los niños ganan. La audiencia de Clan TV alcanza a La 2 en el primer mes del apagón, con una cuota de pantalla del 3,1%, según los datos de Barlovento Comunicación. Es el máximo ejemplo de la explosión de la fragmentación televisiva el primer mes del apagón analógico y con todas las televisiones en la TDT. Las tres grandes cadenas sufren su mínimo histórico: un 41,8% de la audiencia. La cadena líder, La 1 de TVE sólo consigue un 15,7% de cuota, el dato más bajo desde septiembre de 2009.
Sólo Telecinco consigue crecer una décima para alcanzar el 14,6% de share. Antena 3 baja a un mínimo del 11,5% y las autonómicas se quedan en el 11,6%.
En las nuevas en el mando, todos los canales de TDT en abierto aumentan audiencia con la excepción de Sony TV en Veo.
Los niños con Clan y Disney, los canales temáticos de Antena 3 (Neox y Nova) y Teledeporte son los canales con más crecimiento.
Las TDT con menos empuje son los canales de noticias (24 Horas y CNN), además de los de Veo (El Mundo).
Pero la fragmentación se nota también en el crecimiento de La Sexta y Cuatro, las últimas cadenas convencionales en abierto. La Sexta crece cuatro décimas (7,5%) empujada por el fútbol y la Fórmula 1. Cuatro crece dos décimas por los buenos resultados de sus series, encabezadas por House, y por programas como Callejeros.
La televisión de pago sigue creciendo hasta el 20,3 de la audiencia (dos décimas respecto a marzo) con el empuje de Fox, AXN, Paramount Comedy y Gol TV.
En los informativos, TVE sostiene su liderazgo y aumenta su distancia sobre Antena 3 y Telecinco. Vuelve a demostrarse que el formato de sucesos y telediarios espectáculo no es el preferido de los televidentes, que siguen apreciando la información.
La TDT y el apagón analógico son un gran negocio para Abertis Telecom, compañía controlada por La Caixa y ACS. El grupo presidido por Salvador Alemany gestiona el 52% de los centros emisores de televisión digital terrestre, 2.939 de los 5.700 existentes. La empresa consiguió en 2009 un beneficio operativo (ebit) de 108 millones de euros, un 35,7% más que en 2008 con unos ingresos de 541 millones, un 25,5% más que el año anterior a pesar de la crisis. Pero la inversión privada y pública en la transición de la televisión digital ha empujado el negocio. Abertis ha invertido más de 350 millones de euros en el despliegue la TDT, un proyecto en el que han trabajado directamente 700 personas, según los datos hechos públicos en su junta de accionistas. La inversión propia de Abertis en la TDT y en los satélites de Hispasat fue de 170 millones de euros, a los que se suma la financiación pública, un total de 425 millones en infraestructura y promoción de la televisión digital. La posición dominante de Abertis ha llevado a la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) ha abrir un expediente sancionador por "una negativa de acceso a terceros en relación con su red de centros de difusión de señales de televisión" a raíz de una denuncia de Astra. No es la única sanción recibida por la compañía por su dominio del nuevo mercado de transmisión de televisión. Ya ha sido sancionada en dos ocasiones por la CNC con multas recurridas por la empresa. Abertis lidera también la implantación de la TDT de pago (TDT Premium), la televisión en movilidad y el proyecto TDT.com, un portal conjunto con Microsoft y las grandes cadenas españolas para la convergencia de la televisión con internet inspirado en la norteamericana Hulu o el proyecto Canvas británico liderado por la BBC. Una posición de dominio que la empresa de infraestructuras intenta afianzar frente a Telefónica y las operadoras de cable.
¿Dónde está la televisión en el móvil? ¿Sólo de pago en Movistar, Vodafone y Orange? ¿Y la promesa de televisión en movilidad de la TDT? Por ahora sólo en un artículo de la recién aprobada Ley Audiovisual. Pero si quiere ver los canales en abierto en el móvil tendrá que esperar a no ser que haya participado en alguna de las pruebas piloto de la tecnología DVB-H, el estándar adoptado en España. Puede que incluso tenga que esperar mucho, porque faltan las licencias para emitir y las cadenas todavía no ven clara la oportunidad.
Con más de 50 millones de teléfonos móviles funcionando, la televisión en el móvil puede ser una oportunidad nada despreciable. Pero los desacuerdos sobre la tecnología, el modelo de negocio y el reparto de las frecuencias del múltiplex digital reservado a la TV en el móvil paralizan la televisión en pantalla pequeña.
Por ahora Movistar, Vodafone y Orange ganan. Acabaron el año pasado con más de 346 mil suscriptores con cuotas baratas y unos ingresos nada despreciables de 19 millones de euros, aunque mínimos frente a los 6.000 millones facturados por el sector televisivo.
Cadenas y operadoras pelean por el negocio. Las televisiones prefieren una difusión basada en la TDT y gratuita para el usuario, financiada con publicidad, aunque podría tener contenidos de pago. Las telecos prefieren su modelo de suscripción y pago por visión a través de sus redes 3G. Entretanto, Nokia, Apple o Google apuestan por integrar la oferta en sus terminales móviles como iPhone.
En Estados Unidos, doce grandes empresas se acaban de unir para lanzar una oferta de televisión digital móvil. Su intención es desarrollar este nuevo mercado antes que las autoridades repartan el dividendo digital de la TDT entre otros servicios. Ofrecen noticias, deportes y entretenimiento a una audiencia de 150 millones con una inversión para las cadenas de sólo cien mil dólares. Están convencidas de que si no lo hacen ellas otros asaltarán el trono de la televisión más personal.
Los contenidos siguen siendo los reyes de la televisión. Cuando ya toda la televisión es digital, el interés de los espectadores por las nuevas posibilidades como la alta definición o los servicios interactivos es muy limitado. Las cadenas no quieren renunciar a canales de su múltiplex para concentrarlos en la alta definición. Y tampoco aumentar sus posibilidades interactivas como emisión en versión original, visión multicámara, servicios de texto o de programación. Pero nadie presiona, ni el gobierno ni la audiencia. La gran promesa de la TDT son más canales, más contenidos para elegir. Por eso las compras de última hora antes del apagón analógico se han concentrado en descodificadores sin servicios interactivos.
Los deportes y el cine son los reyes de la nueva televisión. El fútbol y la Fórmula 1 fueron los grandes motores de la nueva televisión el mes pasado y acumulan las mayores audiencias junto a las series de mayor éxito, como Águila roja (TVE) o Los protegidos (A3). Y en las temáticas, los niños son los grandes consumidores de canales como Clan TVE y Disney.
Una encuesta oficial en Gran Bretaña revela el mismo escaso interés de los televidentes por las posibilidades tecnológicas de la televisión digital. Sólo un tercio de los abonados a televisión de pago con alta definición no renunciarían a la mayor calidad de sus programas. Incluso más de la mitad de los suscriptores estarían dispuestos a pagar más de 23 euros al mes por ese servicio. La interactividad sale peor parada. Sólo un 11% de quienes la disfrutan la consideran indispensable.
¿Cuál es entonces el futuro de la televisión digital? Más contenidos, mayor posibilidad de elección. Una parrilla más personal, menos atada a los horarios de los programadores. Los telespectadores continúan reclamando más contenidos de calidad y más posibilidades de disfrutarlos cuando se quiera. Pero la TDT –a diferencia de otras plataformas digitales como la televisión por internet- no permite la emisión de contenidos a demanda y los PVR, los grabadores digitales que permiten ver contenidos a cualquier hora y sin publicidad, son aún minoritarios. Una de las razones por las que muchos televidentes continúan prefiriendo las descargas como mejor alternativa para ver sus programas preferidos y para desesperación de las cadenas.