El presidente Rajoy calla. De líder de la oposición repetía que hablaría cuando tuviera algo que decir. Por ahora, calla y deja la palabra a la vicetodo, Soraya Sáenz de Santamaría, y a sus ministros. Rajoy también prometió “la verdad por delante” y usó el viejo refrán de “llamar al pan, pan y al vino, vino” para distinguirse de su predecesor. Pero la verdad es incómoda y tiene muchos nombres. El Gobierno no ha hecho más que arrancar y ya se ha parapetado en los tecnicismos de Luis de Guindos, el lenguaje ideologizado de Ana Mato o la altanería de tertulia televisiva de José Ignacio Wert. Para remate, Ana Botella se estrena en la Alcaldía de Madrid prometiendo austeridad frente a ese “hombre que piensa en grande” con el dinero de los ciudadanos, el ahora ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. El candidato que ganó unas elecciones hace seis meses sabiendo que dejaría la Alcaldía.
El lenguaje retrata. Rajoy calla, pero las palabras del gobierno predicen sus políticas.
Columna completa en Estrella Digital
Periodismo, medios e ideas | Journalism, media and ideas | Una mirada a los medios, los periodistas y las ideas de la sociedad de la información | A glimpse at the media, journalists and ideas in the information society
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Wednesday, December 28, 2011
Monday, March 01, 2010
El V Congreso de la Lengua se hace virtual
El V Congreso Internacional de la Lengua Española se hace virtual tras la tragedia del terremoto en Chile, donde se iba a celebrar en Valparaíso. Una magnífica decisión que puede abrir una nueva era para este tipo de eventos y para un mejor aprovechamiento, más sostenible, con más accesibilidad para expertos y público, e incluso con posibilidades de hacerse mucho más participativo, abierto e interesante, además convertirse en permanente.
Lo pensé al conocer las noticias del seísmo y hasta hubo quien me recriminó. Pero el paso dado por los organizadores puede ser importante para repensar este tipo de eventos y promover la enseñanza, discusión, presencia y estudio on line de las lenguas y la literatura.
¿Para qué esperar a un congreso presencial cuando todo puede estar en internet?
Tanto el Instituto Cervantes como la Real Academia Española tienen experiencia en internet.
Quizá sea el momento de plantearse si todo ese dinero, esfuerzos, recursos, invitados, protocolo, etc. invertido en estos magnos eventos no sería mejor aprovechado en la promoción de la lengua en internet, la construcción de herramientas abiertas y gratuitas de enseñanza, discusión, intercambio académico, audiovisuales, documentación, wikis colaborativos, redes de expertos e interesados, etc. más allá y para reforzar iniciativas como el Centro Virtual Cervantes.
Y hacerlo de forma que todos sus contenidos promovidos y subvencionados con dinero público reviertan directamente a los ciudadanos, gratis y abiertos para su uso. Porque la lengua es un gran ejemplo de procomún, un bien de todos.
Ojalá la tragedia del terremoto en Chile y la experiencia de este Congreso Virtual de la Lengua sirvan para estimular y hacer repensar una nueva forma de aumentar la capitalización, el valor y difusión de la lengua española en el mundo y en internet.
Porque la lengua está viva, y no se desarrolla sólo con congresos y comunicaciones, sino también promoviendo y ayudando a la expansión de los contenidos de calidad.
Lo pensé al conocer las noticias del seísmo y hasta hubo quien me recriminó. Pero el paso dado por los organizadores puede ser importante para repensar este tipo de eventos y promover la enseñanza, discusión, presencia y estudio on line de las lenguas y la literatura.
¿Para qué esperar a un congreso presencial cuando todo puede estar en internet?
Tanto el Instituto Cervantes como la Real Academia Española tienen experiencia en internet.
Quizá sea el momento de plantearse si todo ese dinero, esfuerzos, recursos, invitados, protocolo, etc. invertido en estos magnos eventos no sería mejor aprovechado en la promoción de la lengua en internet, la construcción de herramientas abiertas y gratuitas de enseñanza, discusión, intercambio académico, audiovisuales, documentación, wikis colaborativos, redes de expertos e interesados, etc. más allá y para reforzar iniciativas como el Centro Virtual Cervantes.
Y hacerlo de forma que todos sus contenidos promovidos y subvencionados con dinero público reviertan directamente a los ciudadanos, gratis y abiertos para su uso. Porque la lengua es un gran ejemplo de procomún, un bien de todos.
Ojalá la tragedia del terremoto en Chile y la experiencia de este Congreso Virtual de la Lengua sirvan para estimular y hacer repensar una nueva forma de aumentar la capitalización, el valor y difusión de la lengua española en el mundo y en internet.
Porque la lengua está viva, y no se desarrolla sólo con congresos y comunicaciones, sino también promoviendo y ayudando a la expansión de los contenidos de calidad.
Monday, June 08, 2009
Monolingüismo
Produce sonrojo y vergüenza leer las declaraciones del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, sobre la propuesta de su gobierno para reducir el gallego en la educación. ¡Y todo camuflado de liberalismo!
Vergüenza. Es el primer paso del Partido Popular para seguir maldiciendo el gallego y la historia de un pueblo hasta que sus hijos no sepan reconocerse. Lo hizo la dictadura de Franco durante 40 años y lo hacen ahora sus herederos políticos y culturales. Todos pendientes de la obediencia a un diario como El Mundo y a sus intereses económicos y políticos.
Vergüenza y repudio. La Xunta de Feijóo vuelve a cargar los males de la educación contra la lengua y olvida que Galicia, como Euskadi o Cataluña, tiene la suerte de tener dos lenguas naturales. Pero el PP es incapaz de asumir que el plurilingüismo es una riqueza.
Nuestros hijos deberían poder expresarse en sus lenguas nativas y además en inglés, la lingua franca internacional. Sin tensión. Sin demagogia política.
Pero la derecha sigue empeñada en una cruzada contra una parte de nuestra historia y nuestro ser.
A mi generación la dictadura franquista le robó una gran parte de su cultura. Sólo hablábamos gallego cuando los fines de semana y los veranos volvíamos al pueblo. La ciudad, la educación, lo que entonces se consideraba el desarrollo -el desarrollismo de los finales sesenta y de los setenta del siglo XX- anatemizaba la lengua de nuestros padres y nuestra tierra. Allá, muy al fondo, sobrevivían como un arcaísmo superado Rosalía, Emilia Pardo Bazán y algunos otros vestigios permitidos de lo que un día fue el Rexurdimento decimonónico.
Fraga reditó esa cruzada volviendo a convertir el gallego en folclorismo. Una estrategia invencible para alejar a muchos jóvenes de una lengua considerada de analfabetos y pobres.
La lengua como una ruina más. Como los castros abandonados. Sometida al feísmo como la arquitectura de la especulación y el desarrollo insostenible.
Feijóo y su Xunta clavan ese estigma haciendo elegir a los padres entre una lengua vieja, que no sirve para nada, y la lengua del futuro de ese castellano imperial y aniquilador que no es el castellano de tantas voces, de tanta gente que comparte culturas.
Sin exclusión. El gobierno de Galicia debería preocuparse de asegurar la mejor educación para sus ciudadanos sin renunciar a ninguna de sus riquezas. Pero eso no les interesa. Es más fácil estigmatizar una parte de la historia y el ser de un pueblo.
Los alumnos de la persecución y la perversión lingüística tendrán ahora la libertad de elegir en qué lengua quieren ser educados sus hijos. Eligen entre una lengua obsoleta y minoritaria, apta sólo para pulpeiradas infames y mítines, y la lengua del futuro. Feijóo y el PP podrán presumir de demócratas y liberales.
Pero no lo son.
Los políticos empeñados en dividir son la peor marea negra que azota Galicia cíclicamente igual que esa tiña arrojada por los petroleros una vez tras otra en nuestras costas. Esa marea negra nacida de no asumir, pensar ni querer la propia historia. La marea negra interna, la que más odia, engaña y daña la propia tierra y a su gente.
Sólo queda la débil esperanza de que la ciudadanía no caiga en la estrategia del conflicto de los políticos y reclame más y mejor educación en todas las lenguas.
Sin exclusión, sin ideología. Sólo defendiendo el derecho fundamental de saber y ser educados en lo que somos y lo que queremos ser. Sin desconocernos a nosotros mismos para no seguir sufriendo ese extrañamiento que a tantos les hace ajenos en su propia tierra y que a tantos ha conducido a otros lugares extrañando y extraños.
Pero es difícil. Con tanta tensión, con tanta ignominia, con tanta manipulación, con tanta maldición.
Manuel Bragado | Profecía cumprida
Fermín Bouza | La libertad como pretexto
Vergüenza. Es el primer paso del Partido Popular para seguir maldiciendo el gallego y la historia de un pueblo hasta que sus hijos no sepan reconocerse. Lo hizo la dictadura de Franco durante 40 años y lo hacen ahora sus herederos políticos y culturales. Todos pendientes de la obediencia a un diario como El Mundo y a sus intereses económicos y políticos.
Vergüenza y repudio. La Xunta de Feijóo vuelve a cargar los males de la educación contra la lengua y olvida que Galicia, como Euskadi o Cataluña, tiene la suerte de tener dos lenguas naturales. Pero el PP es incapaz de asumir que el plurilingüismo es una riqueza.
Nuestros hijos deberían poder expresarse en sus lenguas nativas y además en inglés, la lingua franca internacional. Sin tensión. Sin demagogia política.
Pero la derecha sigue empeñada en una cruzada contra una parte de nuestra historia y nuestro ser.
A mi generación la dictadura franquista le robó una gran parte de su cultura. Sólo hablábamos gallego cuando los fines de semana y los veranos volvíamos al pueblo. La ciudad, la educación, lo que entonces se consideraba el desarrollo -el desarrollismo de los finales sesenta y de los setenta del siglo XX- anatemizaba la lengua de nuestros padres y nuestra tierra. Allá, muy al fondo, sobrevivían como un arcaísmo superado Rosalía, Emilia Pardo Bazán y algunos otros vestigios permitidos de lo que un día fue el Rexurdimento decimonónico.
Fraga reditó esa cruzada volviendo a convertir el gallego en folclorismo. Una estrategia invencible para alejar a muchos jóvenes de una lengua considerada de analfabetos y pobres.
La lengua como una ruina más. Como los castros abandonados. Sometida al feísmo como la arquitectura de la especulación y el desarrollo insostenible.
Feijóo y su Xunta clavan ese estigma haciendo elegir a los padres entre una lengua vieja, que no sirve para nada, y la lengua del futuro de ese castellano imperial y aniquilador que no es el castellano de tantas voces, de tanta gente que comparte culturas.
Sin exclusión. El gobierno de Galicia debería preocuparse de asegurar la mejor educación para sus ciudadanos sin renunciar a ninguna de sus riquezas. Pero eso no les interesa. Es más fácil estigmatizar una parte de la historia y el ser de un pueblo.
Los alumnos de la persecución y la perversión lingüística tendrán ahora la libertad de elegir en qué lengua quieren ser educados sus hijos. Eligen entre una lengua obsoleta y minoritaria, apta sólo para pulpeiradas infames y mítines, y la lengua del futuro. Feijóo y el PP podrán presumir de demócratas y liberales.
Pero no lo son.
Los políticos empeñados en dividir son la peor marea negra que azota Galicia cíclicamente igual que esa tiña arrojada por los petroleros una vez tras otra en nuestras costas. Esa marea negra nacida de no asumir, pensar ni querer la propia historia. La marea negra interna, la que más odia, engaña y daña la propia tierra y a su gente.
Sólo queda la débil esperanza de que la ciudadanía no caiga en la estrategia del conflicto de los políticos y reclame más y mejor educación en todas las lenguas.
Sin exclusión, sin ideología. Sólo defendiendo el derecho fundamental de saber y ser educados en lo que somos y lo que queremos ser. Sin desconocernos a nosotros mismos para no seguir sufriendo ese extrañamiento que a tantos les hace ajenos en su propia tierra y que a tantos ha conducido a otros lugares extrañando y extraños.
Pero es difícil. Con tanta tensión, con tanta ignominia, con tanta manipulación, con tanta maldición.
Manuel Bragado | Profecía cumprida
Fermín Bouza | La libertad como pretexto
Tuesday, April 29, 2008
SMS para hablar y ser
Personales y cortos. Descifrados con un código compartido por el grupo. Si no perteneces, no te enteras. Entropía mínima, máxima economía verbal. Sociales y socializadores. Su objetivo: hablar y tocarse a golpe de teclado. Los jóvenes lo tienen claro. Una cosa es hablar con sms a través del móvil o chatear y otra, escribir. Comunicarse con SMS es hablar, dicen la mayoría de los jóvenes en una reciente encuesta norteamericana. Pura cultura oral, pura comunicación interpersonal.
Columna en el diario Público | Vida 3.0
Columna en el diario Público | Vida 3.0
Thursday, March 27, 2008
Perdemos el punto y coma
El punto y coma está en peligro de extinción. Y no sé si preocuparme demasiado. Es el viejo representante de la sintaxis compleja. Desaconsejada para la comunicación siempre, pero más ahora, cuando es más rápida que nunca.
Los periodistas siempre lo hemos evitado, como recuerda Nacho. Las frases cortas, concisas, no lo precisan. El párrafo ágil lo rehuye.
Pero es cierto que al perder sintaxis perdemos también pensamiento. ¿O en este caso lo estamos superando? Quizá debemos salvar el punto y coma sin complicar la frase ni el pensamiento.
Los periodistas siempre lo hemos evitado, como recuerda Nacho. Las frases cortas, concisas, no lo precisan. El párrafo ágil lo rehuye.
Pero es cierto que al perder sintaxis perdemos también pensamiento. ¿O en este caso lo estamos superando? Quizá debemos salvar el punto y coma sin complicar la frase ni el pensamiento.
Friday, January 18, 2008
La RAE quiere un .esp y un diccionario sms
Más dominios lingüísticos y culturales. La Real Academia de la Lengua Española trabaja con Red.es para impulsar un dominio .esp que agrupe la internet en español.
¿Llegarán antes que el .lat anunciado por los latinoamericanos?
Más diversidad, dirán algunos. Más complejidad, más fronteras en internet, menos neutralidad, decimos otros.
Las pasiones políticas y culturales se van imponiendo en el ágora más libre del cosmopolitismo y la comunicación entre diferentes personas de todo el mundo que jamás hemos tenido.
La Academia también estudia crear un diccionario sms. Una inútil idea contra el genio de la lengua que creíamos dormido y ha despertado entre los jóvenes.
Más en Sociedad Cableada | La RAE se vuelca en internet y los sms
¿Llegarán antes que el .lat anunciado por los latinoamericanos?
Más diversidad, dirán algunos. Más complejidad, más fronteras en internet, menos neutralidad, decimos otros.
Las pasiones políticas y culturales se van imponiendo en el ágora más libre del cosmopolitismo y la comunicación entre diferentes personas de todo el mundo que jamás hemos tenido.
La Academia también estudia crear un diccionario sms. Una inútil idea contra el genio de la lengua que creíamos dormido y ha despertado entre los jóvenes.
Más en Sociedad Cableada | La RAE se vuelca en internet y los sms
Monday, October 09, 2006
Una brecha educativa, ágrafa y de timidez
David Graddol, lingüista británico autor del influyente informe English Next, defiende que el inglés es una lengua franca que está pasando a ser una habilidad necesaria para la población educada o migratoria (temporal o permanente). Es su fortaleza y su peligro de monolingüismo y, por extensión, de falta de entendimiento de los otros.
Pero ayuda a la soberanía del inglés en internet.
Un estudio de Accenture revela que sólo el 4,6% de las páginas web son en español. Nuestro idioma común está por debajo de otras lenguas en ratio de páginas por usuario: 0,58 en el caso del español frente a 1,47 del inglés, 1,25 del francés y 1,23 del alemán.
Estos datos hacen preguntarse a David de Ugarte y Juan Freire por la razón de que los hablantes de español sean más lectores y usuarios que creadores.
El primero atribuye la escasa fortaleza del español a una agrafía por una supuesta satisfacción con la libertad ya disponible y por la desigualdad educativa.
El segundo resalta el comentario de Graddol de las limitaciones que una autoridad lingüística como la Real Academia puede suponer para el desarrollo del idioma.
Razones con algo de verdad, pero sumo tres aspectos claves en mi opinión:
1. El inglés es la lengua franca de los negocios y la cultura. Cuando alguien quiere traspasar fronteras lo hace preferentemente en inglés. Lo mismo, y muy especialmente por su presencia en la Red, las empresas e instituciones.
2. La brecha educativa y digital española (ver estadísticas del Ministerio de Educación, pdf) todavía es grande. En el caso de Latinoamérica las cifras son todavía peores.
3. Falta tecnología lingüística en español y los buscadores, agregadores y recursos en internet de todo tipo priman los contenidos en inglés por encima de cualquiera otros. La tecnología se escribe y funciona en inglés.
El chino mandarín sufre una situación similar al español.
Una cuarta posible es la falta de una mayor vocación de identidad de dominio público. Por educación y costumbre, los españoles (y la mayoría de latinoamericanos) somos poco dados a mostrar una personalidad accesible y pública fuera del entorno más cercano.
Los anglosajones generan con mayor facilidad una identidad pública. Consecuencia también de una privacidad más reservada. Esa característica les permite se muy activos en la Red. Toda persona con cierta ambición en un ámbito profesional o público entiende ya internet como un ámbito donde estar presente es fundamental.
En el universo en español todavía estamos lejos de esa filosofía, aunque las nuevas generaciones avanzan rápidamente.
Pero ayuda a la soberanía del inglés en internet.
Un estudio de Accenture revela que sólo el 4,6% de las páginas web son en español. Nuestro idioma común está por debajo de otras lenguas en ratio de páginas por usuario: 0,58 en el caso del español frente a 1,47 del inglés, 1,25 del francés y 1,23 del alemán.
Estos datos hacen preguntarse a David de Ugarte y Juan Freire por la razón de que los hablantes de español sean más lectores y usuarios que creadores.
El primero atribuye la escasa fortaleza del español a una agrafía por una supuesta satisfacción con la libertad ya disponible y por la desigualdad educativa.
El segundo resalta el comentario de Graddol de las limitaciones que una autoridad lingüística como la Real Academia puede suponer para el desarrollo del idioma.
Razones con algo de verdad, pero sumo tres aspectos claves en mi opinión:
1. El inglés es la lengua franca de los negocios y la cultura. Cuando alguien quiere traspasar fronteras lo hace preferentemente en inglés. Lo mismo, y muy especialmente por su presencia en la Red, las empresas e instituciones.
2. La brecha educativa y digital española (ver estadísticas del Ministerio de Educación, pdf) todavía es grande. En el caso de Latinoamérica las cifras son todavía peores.
3. Falta tecnología lingüística en español y los buscadores, agregadores y recursos en internet de todo tipo priman los contenidos en inglés por encima de cualquiera otros. La tecnología se escribe y funciona en inglés.
El chino mandarín sufre una situación similar al español.
Una cuarta posible es la falta de una mayor vocación de identidad de dominio público. Por educación y costumbre, los españoles (y la mayoría de latinoamericanos) somos poco dados a mostrar una personalidad accesible y pública fuera del entorno más cercano.
Los anglosajones generan con mayor facilidad una identidad pública. Consecuencia también de una privacidad más reservada. Esa característica les permite se muy activos en la Red. Toda persona con cierta ambición en un ámbito profesional o público entiende ya internet como un ámbito donde estar presente es fundamental.
En el universo en español todavía estamos lejos de esa filosofía, aunque las nuevas generaciones avanzan rápidamente.
Friday, September 22, 2006
Lengua e innovación para el mañana
José Antonio Millán pide en El País más contenidos de calidad, innovación y tecnología lingüística para construir un futuro digital en español.
Uno ya no se lleva sólo su lengua en el ordenador, sino también su buscador en su idioma, asegura con toda razón. Si cada lengua es una estructura para pensar y entender el mundo, necesitamos más contenidos mejor organizados en internet y en el universo digital.
Por ahí falla la iniciativa europea de biblioteca digital y los intentos de buscadores como Quaero. El problema, como bien explica Millán, no es sólo proveer de contenidos digitalizados a la Red para preservar la identidad cultural y la presencia política y comercial europea.
Es imprescindible, pero no suficiente.
Es necesario "crear programas que 'entiendan' el español" para aprovechar la web semántica y facilitar el acceso de los ciudadanos. No se trata sólo de encontrar información dispersa y fragmentada en internet. La web semántica nos permite refinar las búsquedas para hallar más sentido, con campos semánticos, con asociaciones indispensables para eliminar errores.
Es la política lingüística del mañana: fortalecer el uso de la lengua en el universo digital para facilitar el diálogo de los usuarios con los datos.
Tarea para una cultura y una lengua con futuro. Un desafío que en este caso no puede ser europeo, pero sí latinoamericano.
Uno ya no se lleva sólo su lengua en el ordenador, sino también su buscador en su idioma, asegura con toda razón. Si cada lengua es una estructura para pensar y entender el mundo, necesitamos más contenidos mejor organizados en internet y en el universo digital.
Por ahí falla la iniciativa europea de biblioteca digital y los intentos de buscadores como Quaero. El problema, como bien explica Millán, no es sólo proveer de contenidos digitalizados a la Red para preservar la identidad cultural y la presencia política y comercial europea.
Es imprescindible, pero no suficiente.
Es necesario "crear programas que 'entiendan' el español" para aprovechar la web semántica y facilitar el acceso de los ciudadanos. No se trata sólo de encontrar información dispersa y fragmentada en internet. La web semántica nos permite refinar las búsquedas para hallar más sentido, con campos semánticos, con asociaciones indispensables para eliminar errores.
Es la política lingüística del mañana: fortalecer el uso de la lengua en el universo digital para facilitar el diálogo de los usuarios con los datos.
Tarea para una cultura y una lengua con futuro. Un desafío que en este caso no puede ser europeo, pero sí latinoamericano.
Monday, December 26, 2005
Nacionalismo contra la prensa gratuita
Ser líder tiene la ventaja y el problema de que se fijan en ti y te conviertes en objetivo de muchos. Un precio alto pagado a menudo con gusto. 20 Minutos, el diario gratuito líder se ha topado con el nacionalismo en Cataluña, que reclama mayor uso del catalán en las páginas de la edición barcelonesa.
Lo más natural es que una sociedad bilingüe cuente con medios bilingües y otros publicados en cada uno de los idiomas utilizados por los ciudadanos pero, ¿dónde está el punto de equilibrio adecuado?
Desde Tribuna Catalana, una de las publicaciones más combativas del nacionalismo, se comenta una respuesta del director, Arsenio Escolar, a un lector que le demandaba más catalán. Tribuna Catalana dice:
"Las tres páginas mal contadas en catalán -de las más de 30 que acostumbra a tener- conforman un porcentaje irrisorio del conjunto del diario. El hecho, sin embargo, no preocupa ni poco ni mucho al director de Burgos".
El desdén con el que se expresan algunos nacionalistas asusta. Te descuidas y te navajean por razón de cuna, algo que sólo ata a quienes creen en tales determinismos. Con esa ajenidad pierdes todo derecho no ya a tener razón, sino incluso a elegir libremente qué producto poner en un mercado libre (sometido a licencias y tasas municipales) para la libre elección de los ciudadanos.
Desdén también para los profesionales del diario en Cataluña, anulados por la etiqueta de extranjería corporativa, a pesar del 20% de capital de Zeta en el gratuito, empresa de origen barcelonés. El resto del capital es noruego.
El director de 20 Minutos defiende que "en las páginas de información local de la edición de Barcelona (las secciones Barcelona, Catalunya, Zona 20, Sortir, Tutiplán...) usamos el catalán y el castellano prácticamente por igual, al 50%". Explica también que el aumento de ediciones y páginas ha hecho que la información producida en castellano por todas sus delegaciones se imponga sobre los primeros tiempos, cuando la redacción de Barcelona ostentaba un mayor peso informativo.
El uso del catalán en los medios es objetivo prioritario de la normalización lingüística (la recuperación de espacio público para las lenguas autóctonas) y ha sido un asunto delicado en Cataluña y en el resto de las autonomías con lengua propia.
Al empuje político, cultural e institucional los medios han opuesto cierto rechazo de parte de la audiencia, los temores a una fragmentación obligada del mercado y las dificultades para producir información propia en las diferentes lenguas.
En Cataluña el impulso y la presión institucional ha sido enorme, como también la política. Pero los grandes medios privados han mantenido una apuesta por un bilingüismo con primacía del castellano. Sólo unos pocos han seguido prácticamente ajenos al uso del catalán.
Los modelos varían pero tanto en Cataluña como en otras comunidades, la experiencia demuestra que la mejor fórmula es la convivencia con naturalidad dentro del mismo producto entre los de difusión generalista y la publicación en una u otra lengua en los especializados.
En ninguna autonomía con lengua propia ha triunfado por el momento ningún medio privado de gran difusión en lengua vernácula.
El Periódico optó por una doble edición en castellano y catalán que ha aumentado los gastos de traducción y producción. El diario se sigue redactando en castellano y la edición catalana no produce información propia. El diario de Zeta vende poco más del 40% de su edición en catalán, un porcentaje estable y ya previsto en el proyecto inicial.
La Vanguardia restringe su empleo a ciertos suplementos y contenidos culturales y de opinión.
Avui ha sido un fracaso continuo sostenido por Convergència desde la Generalitat de Jordi Pujol y ahora está en manos de un tripartito sorpresivo: Lara (Planeta), Godó (La Vanguardia) y la Generalitat.
Poco a poco el catalán, como el gallego o el euskera, han ido ganando espacio al hablarse más y, sobre todo, por la incorporación a la audiencia de nuevas generaciones ya educadas en esos idiomas. Un factor fundamental para el aumento de la demanda de información y prensa.
Pero la demanda de diarios en catalán no ha aumentado. Hace quince años el total de difusión de la prensa generalista de pago catalana (sin las ediciones de las cabeceras nacionales) rondaba los 465.000 ejemplares diarios. Hoy está prácticamente igual. Los grandes diarios están estancados con tendencia a la baja (OJD últimos diez años: La Vanguardia, El Periódico), Avui ha perdido un tercio de su difusión y sólo los diarios pequeños, especialmente El Punt, que ha seguido una estrategia de crecimiento territorial, han ganado ejemplares.
Y eso pese a un enorme desembolso de fondos públicos en subvenciones y ayudas institucionales que han hecho de la prensa catalana una de las más subvencionadas.
El fenómeno no es exclusivo. En el resto de las autonomías, con o sin lengua propia, la financiación pública ha crecido en la medida que los políticos demandan propaganda, espacio en los medios y publicidad de su gestión.
Y todo sin contar las radios y televisiones públicas, sostenidas a precio de oro por las arcas del estado y las comunidades autónomas.
En la Red también han crecido muchos medios en catalán sostenidos gracias a sus menores costes y, en determinados casos, a una generosa aportación pública por varias vías.
Los gratuitos nacieron con la idea de ser neutrales en temas como la política, la religión o las identidades. Su necesidad de grandes audiencias no vinculadas a una línea editorial los hacía repeler las características que pudieran provocar rechazo en una parte de los posibles lectores.
Pero realidades como la española, donde la política y las identidades lo invaden todo, son tozudas. El catalanismo siempre ha sido extremadamente sensible con los medios, ahora le toca a los gratuitos.
P21 | Por más cable en catalán
P21 | La Generalitat ajusta cuentas con la prensa
P21 | El poder de las autonomías en la prensa
Thursday, December 08, 2005
Contra la política como verdad del poder
Lo sabemos desde hace mucho tiempo. El poder de César, la moralidad de sus asesinos en los idus de marzo. Maquiavelo y la política de la fuerza como garantía del príncipe a sus súbditos. Luego el consenso, político y moral. Y contra esa ruptura del acuerdo por la libertad y el bien común en favor del mantenimiento del poder se ha rebelado Harold Pinter en su discurso como premio Nobel (traducción en español).
Cuando presidentes como Ronald Reagan dicen "los contras (nicaragüenses) son el equivalente moral de los Padres Fundadores", entonces George Washington, Tom Paine, James Madison y los demás deben estar revolviéndose en las tumbas de sus propias palabras.
"El poder arbitrario es más fácilmente establecido en las ruinas de la libertad", dijo Washington, y Thomas Jefferson recordaba que "un hombre honesto no puede sentir placer en ejercer el poder sobre sus conciudadanos".
Pero los tiempos de la política como virtud han acabado. "El lenguaje político no está interesado en la verdad, sino en el poder y su mantenimiento. Para mantener el poder es esencial que la gente permanezca en la ignorancia, que viva en la ignorancia de la verdad. Lo que nos rodea es una vasta manta de mentiras".
Pinter es un autor político, un hombre como los entendía Aristóteles, cuya virtud ha consistido siempre en perseguir la verdad, cuestionarla con las palabras sin dejar de decirlas ante quien sea.
Por eso no se ha callado en su discurso ante la Academia Sueca en la distancia de la enfermedad, cuando su vida se agota pero no su voz y su denuncia.
Pinter nos reclamó a todos como ciudadanos que "definir la verdad de nuestras vidas y nuestra sociedad es una obligación esencial, un mandato" para sacudirse ese manto de mentira cómoda bajo la que muchas veces vivimos.
Y bajo ese mandato denunció la política de Estados Unidos y sus "conflictos de baja intensidad" pero de altísimo coste para las muchísimas vidas masacradas, las libertades sacrificadas, el retraso y el dolor de tantos países como Nicaragua, El Salvador, Filipinas, Irak y tantos otros.
Con su cruda contundencia a favor de la verdad Pinter nos pregunta porqué perdonamos a algunas democracias lo que nunca permitimos a las dictaduras, fascitas, soviéticas o cualquiera otras.
"El lenguaje se usa hoy para mantener al pensamiento en un aprieto. Las palabras 'el pueblo americano' (pronunciadas constantemente por Bush y los neoconservadores) producen un verdaderamente sensual cojín de tranquilidad. Tú no necesitas pensar. Sólo reposa en el cojín. El cojín puede sofocar tu inteligencia y tu capacidad critica pero es muy cómodo".
Pinter distingue el lenguaje de poder de la política del lenguaje de verdad del teatro, donde "hay que evitar sermonear a toda costa, la objetividad es esencial". Pero no en el lenguaje político de nuestros días. Y el autor propone un discurso al presidente George W. Bush:
"Dios es bueno. Dios es grande. Mi dios es el bueno. El Dios de Bin Laden es el malo. Él es un mal Dios. El dios de Sadam también era malo, aunque no tuviera ninguno. Él era un bárbaro. Nosotros no somos bárbaros. Nosotros no cortamos las cabezas de la gente. Nosotros creemos en la libertad. Como Dios. Yo no soy bárbaro. Yo soy el líder democráticamente elegido de una democracia amante de la libertad. Nosotros somos una sociedad compasiva. Nosotros damos una electrocución compasiva y una compasiva inyección letal. Nosotros somos una gran nación. Yo no soy un dictador. Lo es él. Yo no soy un bárbaro. Lo es él. Y él. Todos ellos lo son. Yo tengo autoridad moral. ¿Ves mi puño? Esa es mi autoridad moral. Y no la olvides".
Y la sátira acaba en realismo cuando Pinter recuerda el aburrimiento de los torturadores, que acaban buscando la risa como en Abu Ghraib.
Vale la pena no olvidar el mandato ciudadano que Pinter nos recuerda para evitar esa risa paseada por Europa en aviones y prisiones fantasma.
Política de verdad, no de poder.
Cuando presidentes como Ronald Reagan dicen "los contras (nicaragüenses) son el equivalente moral de los Padres Fundadores", entonces George Washington, Tom Paine, James Madison y los demás deben estar revolviéndose en las tumbas de sus propias palabras.
"El poder arbitrario es más fácilmente establecido en las ruinas de la libertad", dijo Washington, y Thomas Jefferson recordaba que "un hombre honesto no puede sentir placer en ejercer el poder sobre sus conciudadanos".
Pero los tiempos de la política como virtud han acabado. "El lenguaje político no está interesado en la verdad, sino en el poder y su mantenimiento. Para mantener el poder es esencial que la gente permanezca en la ignorancia, que viva en la ignorancia de la verdad. Lo que nos rodea es una vasta manta de mentiras".
Pinter es un autor político, un hombre como los entendía Aristóteles, cuya virtud ha consistido siempre en perseguir la verdad, cuestionarla con las palabras sin dejar de decirlas ante quien sea.
Por eso no se ha callado en su discurso ante la Academia Sueca en la distancia de la enfermedad, cuando su vida se agota pero no su voz y su denuncia.
Pinter nos reclamó a todos como ciudadanos que "definir la verdad de nuestras vidas y nuestra sociedad es una obligación esencial, un mandato" para sacudirse ese manto de mentira cómoda bajo la que muchas veces vivimos.
Y bajo ese mandato denunció la política de Estados Unidos y sus "conflictos de baja intensidad" pero de altísimo coste para las muchísimas vidas masacradas, las libertades sacrificadas, el retraso y el dolor de tantos países como Nicaragua, El Salvador, Filipinas, Irak y tantos otros.
Con su cruda contundencia a favor de la verdad Pinter nos pregunta porqué perdonamos a algunas democracias lo que nunca permitimos a las dictaduras, fascitas, soviéticas o cualquiera otras.
"El lenguaje se usa hoy para mantener al pensamiento en un aprieto. Las palabras 'el pueblo americano' (pronunciadas constantemente por Bush y los neoconservadores) producen un verdaderamente sensual cojín de tranquilidad. Tú no necesitas pensar. Sólo reposa en el cojín. El cojín puede sofocar tu inteligencia y tu capacidad critica pero es muy cómodo".
Pinter distingue el lenguaje de poder de la política del lenguaje de verdad del teatro, donde "hay que evitar sermonear a toda costa, la objetividad es esencial". Pero no en el lenguaje político de nuestros días. Y el autor propone un discurso al presidente George W. Bush:
"Dios es bueno. Dios es grande. Mi dios es el bueno. El Dios de Bin Laden es el malo. Él es un mal Dios. El dios de Sadam también era malo, aunque no tuviera ninguno. Él era un bárbaro. Nosotros no somos bárbaros. Nosotros no cortamos las cabezas de la gente. Nosotros creemos en la libertad. Como Dios. Yo no soy bárbaro. Yo soy el líder democráticamente elegido de una democracia amante de la libertad. Nosotros somos una sociedad compasiva. Nosotros damos una electrocución compasiva y una compasiva inyección letal. Nosotros somos una gran nación. Yo no soy un dictador. Lo es él. Yo no soy un bárbaro. Lo es él. Y él. Todos ellos lo son. Yo tengo autoridad moral. ¿Ves mi puño? Esa es mi autoridad moral. Y no la olvides".
Y la sátira acaba en realismo cuando Pinter recuerda el aburrimiento de los torturadores, que acaban buscando la risa como en Abu Ghraib.
Vale la pena no olvidar el mandato ciudadano que Pinter nos recuerda para evitar esa risa paseada por Europa en aviones y prisiones fantasma.
Política de verdad, no de poder.
Saturday, September 17, 2005
Cataluña ya es una nación digital
Cataluña ha conseguido uno de los mayores éxitos de la glocalización, la sublimación de lo local gracias a la globalización. Cataluña ya es una nación digital y así se expresa en el dominio .cat, el primero que se concede para identificar una comunidad lingüística y cultural.
Todavía no es un .ct, un estado, pero en internet Cataluña logra identificar una realidad afianzada en su voluntad de ser una nación, diga lo que diga la Constitución o el nuevo estatuto.
Es una de las mayores victorias del nacionalismo catalán, que apunta al futuro, justo lo contrario que el nacionalismo, o resistencia, españolista.
Los nacionalismos son capaces de construir una idea de un futuro que se promete mejor. España mira tercamente hacia el pasado en un noventayochismo baldío.
El sentimiento trágico de España surgido a finales del siglo XIX y el que sufrimos ahora coincide en la incapacidad de imaginar un futuro donde unir las aspiraciones de los ciudadanos. El mejor resumen de ese pensamiento nefasto lo hizo el general Millán Astray cuando gritó a Miguel de Unamuno, cima del 98: "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!".
Ese grito impotente y rencoroso es como esta España sin ideal, agotada por la irresponsabilidad autonómica, la dolce vita de los fondos europeos y la voracidad clientelista de los políticos, cómodamente aceptada por una sociedad donde el adjetivo civil sólo se asocia con guardia.
Cataluña juega a su propio futuro mientras todos.es parece una broma del marketing y el pensamiento mágico, incapaz de unir a nadie con iniciativa en una Red todavía minoritaria, territorio de pocos y ya demasiado plegada a las servidumbres de un tejido político, económico y académico de tantas herencias nefastas.
Se me dirá que eso, y más, ocurre en Cataluña. Y es verdad: clientelismo, burocracia, patrocinio político, secuestro de las ideas por la ideología. Pero se construye futuro mientras en otros sitios hay sólo lamentos por la imagen de desintegración, el flanco abierto en la proyección del castellano o la asunción por muchos de una personalidad que es irremediablemente nacional, al menos en lo digital.
.cat no será un chollo. Pegado a un .es que identifica una lengua universal quizá se viva mejor, pero el nacionalismo, como la voluntad, como la vida, es irracional.
El poder de la voluntad es infinito, pero hay que ejercerla, como recordaba Nietzsche pensando en Heráclito. Y ya Ortega y Gasset, uno de nuestros pocos intelectuales preocupado por construir algo más que una obra meritoria, llamaba la atención en 1930 sobre "la socialización del hombre", la "nostalgia del rebaño", la irrefrenable tendencia a la "publicación de la vida" (y eso que no había padecido la canícula rosa de hoy).
"La vida del europeo tiende a desindividualizarse. Todo obliga al hombre a perder unicidad y hacerse menos compacto". Hablaba del fascismo y los nacionalismos que unos años después arrasaron la Europa liberal, sueño ciudadano.
Pero hoy en España no hay proyecto ciudadano y los nacionalismos suplen la inevitable necesidad teleológica de los seres humanos. Y esos proyectos, apoyados en una revuelta de ricos, de regiones desarrolladas, se imponen transversalmente a toda la sociedad, por encima de partidos, de tendencias, de situaciones.
Tras la nación (digital) catalana están muchos: gobierno, empresas, partidos, academias. Tras la reivindicación de una España vital sólo andan unos pocos, y de algunos es mejor guardar la espalda y la cartera porque enseguida surge el navajeo reaccionario con puyas de revisionismos históricos y aburridas y estériles hecatombes desintegradoras.
El futuro se construye. Sólo o acompañado. El barbecho y el minifundio son economías del subdesarrollo.
En el universo digital Cataluña ya es nación por voluntad propia. Ciberia está todavía por hacer.
Vilaweb | 20 preguntas sobre .cat
Todavía no es un .ct, un estado, pero en internet Cataluña logra identificar una realidad afianzada en su voluntad de ser una nación, diga lo que diga la Constitución o el nuevo estatuto.
Es una de las mayores victorias del nacionalismo catalán, que apunta al futuro, justo lo contrario que el nacionalismo, o resistencia, españolista.
Los nacionalismos son capaces de construir una idea de un futuro que se promete mejor. España mira tercamente hacia el pasado en un noventayochismo baldío.
El sentimiento trágico de España surgido a finales del siglo XIX y el que sufrimos ahora coincide en la incapacidad de imaginar un futuro donde unir las aspiraciones de los ciudadanos. El mejor resumen de ese pensamiento nefasto lo hizo el general Millán Astray cuando gritó a Miguel de Unamuno, cima del 98: "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!".
Ese grito impotente y rencoroso es como esta España sin ideal, agotada por la irresponsabilidad autonómica, la dolce vita de los fondos europeos y la voracidad clientelista de los políticos, cómodamente aceptada por una sociedad donde el adjetivo civil sólo se asocia con guardia.
Cataluña juega a su propio futuro mientras todos.es parece una broma del marketing y el pensamiento mágico, incapaz de unir a nadie con iniciativa en una Red todavía minoritaria, territorio de pocos y ya demasiado plegada a las servidumbres de un tejido político, económico y académico de tantas herencias nefastas.
Se me dirá que eso, y más, ocurre en Cataluña. Y es verdad: clientelismo, burocracia, patrocinio político, secuestro de las ideas por la ideología. Pero se construye futuro mientras en otros sitios hay sólo lamentos por la imagen de desintegración, el flanco abierto en la proyección del castellano o la asunción por muchos de una personalidad que es irremediablemente nacional, al menos en lo digital.
.cat no será un chollo. Pegado a un .es que identifica una lengua universal quizá se viva mejor, pero el nacionalismo, como la voluntad, como la vida, es irracional.
El poder de la voluntad es infinito, pero hay que ejercerla, como recordaba Nietzsche pensando en Heráclito. Y ya Ortega y Gasset, uno de nuestros pocos intelectuales preocupado por construir algo más que una obra meritoria, llamaba la atención en 1930 sobre "la socialización del hombre", la "nostalgia del rebaño", la irrefrenable tendencia a la "publicación de la vida" (y eso que no había padecido la canícula rosa de hoy).
"La vida del europeo tiende a desindividualizarse. Todo obliga al hombre a perder unicidad y hacerse menos compacto". Hablaba del fascismo y los nacionalismos que unos años después arrasaron la Europa liberal, sueño ciudadano.
Pero hoy en España no hay proyecto ciudadano y los nacionalismos suplen la inevitable necesidad teleológica de los seres humanos. Y esos proyectos, apoyados en una revuelta de ricos, de regiones desarrolladas, se imponen transversalmente a toda la sociedad, por encima de partidos, de tendencias, de situaciones.
Tras la nación (digital) catalana están muchos: gobierno, empresas, partidos, academias. Tras la reivindicación de una España vital sólo andan unos pocos, y de algunos es mejor guardar la espalda y la cartera porque enseguida surge el navajeo reaccionario con puyas de revisionismos históricos y aburridas y estériles hecatombes desintegradoras.
El futuro se construye. Sólo o acompañado. El barbecho y el minifundio son economías del subdesarrollo.
En el universo digital Cataluña ya es nación por voluntad propia. Ciberia está todavía por hacer.
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