Sin sorpresas en la Declaración de Granada para la nueva Agenda Digital europea. Promoción del mercado único digital, estímulos para una mayor inversión en redes de nueva generación, servicios públicos digitales y garantías de competencia y transparencia en los servicios de la sociedad de la información.
Objetivos importantes pero insuficientes.
La neutralidad de la red se deja al albur de los reguladores nacionales y sólo se propone "salvaguardar el carácter abierto de internet" como ya se rebajó en la definición de mínimos del paquete telecom.
Como adelantaba el borrador de la presidencia española, la transparencia en los contratos y la competencia entre telecos y servicios de internet permiten dejar el principio de neutralidad en un objetivo a promover.
De esta forma los reguladores nacionales, como la CMT en España, podrán fijar las condiciones de los servicios siempre que se respeten los "derechos fundamentales de los ciudadanos en el entorno digital, fácilmente comprensible, que refuerce la seguridad jurídica y la transparencia, y sistematice los derechos que asisten a consumidores y empresas en el entorno digital".
Cada país podrá mantener la red abierta actual o permitir una discriminación limitada con diferentes grados de servicio en función de los contratos entre operadores, empresas de contenidos y servicios, y usuarios.
Una internet troceada con mayor acceso para ciudadanos premium, como demandan las grandes empresas de telecomunicaciones, que de esta forma podrán cobrar licencias a las empresas de internet por su uso de la red y para garantizar el mejor acceso a los ciudadanos.
Más velocidad, mejor servicios y más contenidos y servicios para los que más paguen.
En definitiva, la extensión de lo que ya ocurre en la banda ancha móvil, donde operadoras, fabricantes de equipos como Apple o Nokia, y proveedores de softwares y contenidos pactan los precios y la capacidad de acceso a los contenidos, de la telefonía por internet (VoIP) al audiovisual.
Reglas para un mercado que será mayoritariamente móvil y con acceso preferente a través de aplicaciones, como ya ocurre con el iPhone, el iPad o Android.
Otra de las esperanzas insatisfechas es la promesa de una banda ancha de alta velocidad para todos los europeos. Frente a la promesa de un mega en 2011 para todos en España, el acuerdo europeo sugiere sólo el "100% de cobertura de banda ancha básica para todos los ciudadanos en el 2013".
Cada país fijará el ritmo de despliegue de las redes de nueva generación para las que se prometen estímulos y "un marco regulatorio predecible, que promueva la inversión eficiente en infraestructuras de banda ancha ultrarrápidas y en servicios relacionados". La garantía de control que las telecomunicaciones exigen y que el nuevo esquema de neutralidad limitada o lite asegura.
Sobre propiedad intelectual el acuerdo de los ministros es impreciso, como ha sucedido hasta ahora. "Se debería promover activamente el desarrollo de los mercados europeos de contenidos digitales, mediante soluciones prácticas que impulsen nuevos modelos de negocio, así como con medidas concretas que reduzcan la fragmentación del mercado para la reutilización y el acceso a contenidos digitales, y que, al mismo tiempo, protejan y aseguren la justa remuneración de los derechos de autor".
El texto no define la simplificación de la gestión de los derechos de autor y se conforma con reclamar incentivos al "suministro y el acceso de una oferta legal de contenidos de alta calidad".
La redefinición de la propiedad intelectual y el derribo de los monopolios de la gestión de los derechos de autor sigue pendiente.
Sobre patrimonio cultural y obras huérfanas, el documento apoya "la digitalización y divulgación del patrimonio cultural de Europa a través de un desarrollo sistemático de Europeana y otros consorcios público-privados" para enfrentarse a las iniciativas privadas como las de Google.
El resto de la Declaración refuerza la apuesta por los servicios públicos digitales, la protección de datos y el papel de las tecnologías de la información en el crecimiento de la economía europea.
Declaracion de Granada