Nada como una foto. La atención concentrada en unos pocos píxel. Las fotos son el relato de nuestra vida y nos permiten disfrutar la de los demás tras el seguro parapeto de la lente. El ojo público aviva sentimientos, pero con el exquisito filtro que hace las cosas y a los otros cercanos y ajenos al tiempo. La sangre, el dolor y el placer asaltan el cerebro pero resguardan el ojo (y la moral) del espectador, como saben fotógrafos y pornógrafos. Ese taumatúrgico poder explica la batalla de las redes sociales por el control de las fotos en un ciberespacio lleno de copias digitales.
Dos elementos aumentan el poder fotográfico de la mirada compartida en las redes sociales y los móviles: cada bolsillo esconde un objetivo conectado a internet, capaz de captar imágenes y publicarlas a un solo clic, y la pátina artística de un filtro anima a perder la vergüenza para compartir nuestras instantáneas. Esos son los poderes de Instagram, la aplicación cautiva a millones de usuarios con su lema de fotos rápidas y bellas. Un clic con Instragram añade retoque estético a nuestro ojo mirón y apresurado.
Facebook compró la aplicación fotográfica en abril pasado sabedor del poder de la imagen retocada, etiquetada y compartida. Ahora la retira de Twitter, la red perfecta para completar ese poder de la imagen bella y rápida. Twitter contraataca ofreciendo sus propios filtros para evitar la pérdida de las imágenes. Donde antes nos fascinaba una fotografía ahora sólo vemos la monotonía de un enlace. Dos clics son demasiados en la era de la imagen publicada.
A la batalla se suma la vieja Flickr, pionera de las fotos compartidas pero arrumbada como un negativo viejo en el baúl de los abandonos de Yahoo. Ahora se reinventa en sus aplicaciones para móviles con filtros para embellecer nuestra vida publicada.
Nada es lo mismo cuando el negocio recorta la pasión. Instagram llegó en el momento perfecto para animar a todos a hacer más bello nuestro álbum de la realidad. Dos clics obligados por el límite para compartir son un exceso para lo el ojo hiperconectado.
Columna en los diarios de Vocento
Periodismo, medios e ideas | Journalism, media and ideas | Una mirada a los medios, los periodistas y las ideas de la sociedad de la información | A glimpse at the media, journalists and ideas in the information society
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Monday, December 17, 2012
Wednesday, November 07, 2012
Gamificando las elecciones norteamericanas
Una tendencia sorprendió anoche en la cobertura de las elecciones que han dado a Barack Obama su segundo mandato: la gamificación de las elecciones para conseguir mayor engagement del público no ya con la escasa información disponible en los comicios hasta que cierran los colegios, sino para aprovechar las emociones políticas y convertir a los votantes y al público en sujeto activo y participativo del medio al que entrega su atención.
Junto a la gamificación destaco de la cobertura de ayer el triunfo del HTML5 y el Javascript para adaptar la web a los nuevos soportes móviles, como bien adelantó Alberto Knapp, fundador de The Cocktail. Pero también la vuelta de la fotografía al papel protagonista cuando diarios y aplicaciones para tabletas la vuelven a explotar con inteligencia y elegancia con la familia presidencial más fotogénica de la historia desde JFK.
The New York Times nos dejó boquiabiertos con The Words of a Nation donde una flashmob de ciudadanos rojos y azules como los partidos norteamericanos corría formando palabras para reflejar su humor y emociones el día electoral. Sutil, sugerente y elegante. Algunos no pudimos despegar los ojos de la parte superior de la home durante un buen rato. Absortos y esquivos del resto de la información. Con permiso de su otro elemento de participación: Instagram a todo voto.
En The Washington Post cada votante podía enorgullecerse y proclamar su voto -adiós al voto secreto en la era de las redes sociales- con un badge o chapa donde mostrar a su candidato una frase (un tuit) del porqué de su voto.
En ambos casos destaca la fiesta de la democracia en la era de la vida publicada. Nada de sostener el voto secreto, una democracia sin miedo proclama con satisfacción el sentido de su voto y sus razones. Todo un síntoma y argumento para pensar sobre la democracia y su tratamiento en la información.
Con el triunfo de Obama rivalizaron las nuevas pantallas. El presidente de las redes sociales fue ayer el líder de las tabletas. Muchos medios, encabezados por CNN, se afanaron por ofrecer su información en formatos adaptados para que nadie se perdiera un gráfico, una galería de fotos, un vídeo o una noticia por las incomodidades de Flash y similares.
CNN incluso cambió completamente su aplicación para tabletas con una capa de elecciones con diseño y estructura diferente a la habitual sin que los usuarios tuvieran que actualizar la herramienta. Un triunfo para las pequeñas pantallas.
Otra vez el poder de la fotografía. Todos los medios ofrecieron un recital impresionante de gráficos en tiempo real y visualizaciones de datos de gran calidad, aunque a veces algunos acabáramos empachados como el gran Alberto Cairo.
Pero las fotos volvieron a demostrar su poder -ahora democrático y distribuido- cuando la política es imagen, empatía y esperanza. En muchas portadas se puede ver esa preeminencia de la imagen fotográfica. Poderosa cuando tienes a un presidente como Obama con esa mujer que une maneras de reina del soul con la prestancia de mujer profesional e independiente, clave para la victoria de su marido.
Entre todas me quedo con The Washington Post por la sencillez, el poder y el contraste de la imagen del presidente y esa sutil cinta con los colores de los partidos que resume en un cintillo los resultados de la gran elección.Una portada de texto y foto. Pura prensa clásica. Sin complejos.
Entre las conceptuales, Businessweek llevando al futuro lo que muchos pensamos cada vez que miramos al presidente: ¡Cómo ha envejecido este hombre desde que fue elegido! Ahora vemos las arrugas de los próximos cuatro años.
Y para espectáculo, para ese gran entertainment que son siempre las elecciones norteamericanas nada mejor, otra vez, que la CNN y su infografía de luces sobre el Empire State. Pocas veces se ven tantos símbolos juntos de esa manida frase de la fiesta de la democracia.
That´s entertainment!!
Junto a la gamificación destaco de la cobertura de ayer el triunfo del HTML5 y el Javascript para adaptar la web a los nuevos soportes móviles, como bien adelantó Alberto Knapp, fundador de The Cocktail. Pero también la vuelta de la fotografía al papel protagonista cuando diarios y aplicaciones para tabletas la vuelven a explotar con inteligencia y elegancia con la familia presidencial más fotogénica de la historia desde JFK.
The New York Times nos dejó boquiabiertos con The Words of a Nation donde una flashmob de ciudadanos rojos y azules como los partidos norteamericanos corría formando palabras para reflejar su humor y emociones el día electoral. Sutil, sugerente y elegante. Algunos no pudimos despegar los ojos de la parte superior de la home durante un buen rato. Absortos y esquivos del resto de la información. Con permiso de su otro elemento de participación: Instagram a todo voto.
En The Washington Post cada votante podía enorgullecerse y proclamar su voto -adiós al voto secreto en la era de las redes sociales- con un badge o chapa donde mostrar a su candidato una frase (un tuit) del porqué de su voto.
En ambos casos destaca la fiesta de la democracia en la era de la vida publicada. Nada de sostener el voto secreto, una democracia sin miedo proclama con satisfacción el sentido de su voto y sus razones. Todo un síntoma y argumento para pensar sobre la democracia y su tratamiento en la información.
Con el triunfo de Obama rivalizaron las nuevas pantallas. El presidente de las redes sociales fue ayer el líder de las tabletas. Muchos medios, encabezados por CNN, se afanaron por ofrecer su información en formatos adaptados para que nadie se perdiera un gráfico, una galería de fotos, un vídeo o una noticia por las incomodidades de Flash y similares.
CNN incluso cambió completamente su aplicación para tabletas con una capa de elecciones con diseño y estructura diferente a la habitual sin que los usuarios tuvieran que actualizar la herramienta. Un triunfo para las pequeñas pantallas.
Otra vez el poder de la fotografía. Todos los medios ofrecieron un recital impresionante de gráficos en tiempo real y visualizaciones de datos de gran calidad, aunque a veces algunos acabáramos empachados como el gran Alberto Cairo.
Pero las fotos volvieron a demostrar su poder -ahora democrático y distribuido- cuando la política es imagen, empatía y esperanza. En muchas portadas se puede ver esa preeminencia de la imagen fotográfica. Poderosa cuando tienes a un presidente como Obama con esa mujer que une maneras de reina del soul con la prestancia de mujer profesional e independiente, clave para la victoria de su marido.
Entre todas me quedo con The Washington Post por la sencillez, el poder y el contraste de la imagen del presidente y esa sutil cinta con los colores de los partidos que resume en un cintillo los resultados de la gran elección.Una portada de texto y foto. Pura prensa clásica. Sin complejos.
Entre las conceptuales, Businessweek llevando al futuro lo que muchos pensamos cada vez que miramos al presidente: ¡Cómo ha envejecido este hombre desde que fue elegido! Ahora vemos las arrugas de los próximos cuatro años.
Y para espectáculo, para ese gran entertainment que son siempre las elecciones norteamericanas nada mejor, otra vez, que la CNN y su infografía de luces sobre el Empire State. Pocas veces se ven tantos símbolos juntos de esa manida frase de la fiesta de la democracia.
That´s entertainment!!
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Wednesday, April 11, 2012
Facebook se adueña con Instagram de la imagen etiquetada
Si todo existe para acabar en una fotografía, como nos advirtió Susan Sontag, entonces la compra de la aplicación de móviles Instragram por Facebook es un buen negocio. Facebook se hace dueño de la mirada compartida y las imágenes etiquetadas de la gente. El precio, una cuarta parte de su facturación de 2011: 762 millones de euros (mil millones de dólares) por una empresa sin beneficios, pero que ya cautiva a 27 millones de usuarios que multiplicará con el lanzamiento de su aplicación para móviles Android.
Las fotos son el flujo social tanto como los textos cortos y los enlaces de los usuarios en las redes. La vida está llena de instantes decisivos, pero también de pequeñas imágenes y recuerdos con los que construir la memoria personal, del amor, la amistad y la colectiva. Quien posee las imágenes se adueña no sólo de una parte importante del conocimiento, sino sobre todo de la emoción y los sentimientos, la base del engagement (consumo y fidelización) de los usuarios con los servicios digitales.
Facebook lo sabe, como antes los pintores rupestres, las religiones, el poder institucional y la televisión, soberana de la atención y el tiempo de consumo sin amenaza hasta la aparición de las redes sociales. Con la aplicación Instagram se toman imágenes a un solo clic –a las que luego se aplican filtros profesionales o artísticos- mientras la aplicación de Facebook para iPhone necesita seis clics para captar una foto.
Mark Zuckerberg sabe que no se puede dominar la atención y el engagement de los nativos digitales, hijos de la cultura de la imagen, sin simplificar su comunicación y su muro de imágenes.
Somos una imagen etiquetada en la red social. La gente y la realidad son publicadas, compartidas y etiquetadas en las redes sociales. La vida es una fotogalería donde el ojo de los otros construye tu imagen. Facebook necesita una aplicación como Instagram para mantener su primacía en las redes sociales. El teléfono móvil es la cámara universal y el muro de imágenes la extensión de la personalidad y el lugar de encuentro muchos usuarios.
Zuckerberg cree dominar el álbum de fotos bien vale 33 dólares por usuario, mucho más de lo que por ahora consigue Facebook por cada uno de sus 850 millones de perfiles.
Columna en Estrella Digital
Las fotos son el flujo social tanto como los textos cortos y los enlaces de los usuarios en las redes. La vida está llena de instantes decisivos, pero también de pequeñas imágenes y recuerdos con los que construir la memoria personal, del amor, la amistad y la colectiva. Quien posee las imágenes se adueña no sólo de una parte importante del conocimiento, sino sobre todo de la emoción y los sentimientos, la base del engagement (consumo y fidelización) de los usuarios con los servicios digitales.
Facebook lo sabe, como antes los pintores rupestres, las religiones, el poder institucional y la televisión, soberana de la atención y el tiempo de consumo sin amenaza hasta la aparición de las redes sociales. Con la aplicación Instagram se toman imágenes a un solo clic –a las que luego se aplican filtros profesionales o artísticos- mientras la aplicación de Facebook para iPhone necesita seis clics para captar una foto.
Mark Zuckerberg sabe que no se puede dominar la atención y el engagement de los nativos digitales, hijos de la cultura de la imagen, sin simplificar su comunicación y su muro de imágenes.
Somos una imagen etiquetada en la red social. La gente y la realidad son publicadas, compartidas y etiquetadas en las redes sociales. La vida es una fotogalería donde el ojo de los otros construye tu imagen. Facebook necesita una aplicación como Instagram para mantener su primacía en las redes sociales. El teléfono móvil es la cámara universal y el muro de imágenes la extensión de la personalidad y el lugar de encuentro muchos usuarios.
Zuckerberg cree dominar el álbum de fotos bien vale 33 dólares por usuario, mucho más de lo que por ahora consigue Facebook por cada uno de sus 850 millones de perfiles.
Columna en Estrella Digital
Thursday, December 29, 2011
Menos fotos en el Congreso
El Congreso amenaza: los periodistas gráficos deberán respetar los derechos fundamentales de los diputados. Una instrucción intenta evitar fotografías de apuntes, ordenadores, móviles y otras herramientas del trabajo legislativo. Para hacerlo prohíbe tomar fotos en el Congreso si no se está acreditado. Fin de las fotos en las redes sociales de diputados y periodistas no gráficos. La decisión refuerza el derecho a la intimidad de los diputados, pero abre un debate sobre el interés público, la transparencia de los políticos y el uso de herramientas como los móviles y ordenadores que combinan comunicación pública como el uso de redes sociales, medios de comunicación, etc. con usos personales como los mensajes o las llamadas.
Al Congreso le indignó una foto de un SMS dirigido a Alfredo Rubalcaba con el chivatazo (falso) del próximo nombramiento de un ministro, pero también las de apuntes de Mariano Rajoy en el debate de investidura. Junto a estos casos hay que recordar las de diputados distraídos con páginas de internet o actividades ajenas a las sesiones y al ejercicio de su función pública.
Que los diputados tienen derecho a la intimidad y al secreto de las comunicaciones no tiene duda. Tampoco el interés público de sus actividades como diputados, más cuando se realizan en las sesiones del Congreso, dentro del hemiciclo o en las dependencias donde se han retratado tantas noticias.
Una aplicación estricta del secreto de las comunicaciones, garantizado por la Constitución, no permitiría descubrir conductas impropias o de indudable interés público realizadas por los electos en sus escaños, como ha ocurrido en varias ocasiones.
Las prohibiciones rápidas y taxativas no suelen ser las más adecuadas. A diputados y periodistas se les exige responsabilidad en sus actos, políticos e informativos. Al Congreso y a los políticos, cuanta más transparencia, mejor. Limitar la información gráfica, sea de periodistas o de los propios diputados, no parece la mejor forma de cuidar el interés público. Contra los excesos están las leyes que protegen a todos los ciudadanos.
Columna en los diarios de Vocento
Al Congreso le indignó una foto de un SMS dirigido a Alfredo Rubalcaba con el chivatazo (falso) del próximo nombramiento de un ministro, pero también las de apuntes de Mariano Rajoy en el debate de investidura. Junto a estos casos hay que recordar las de diputados distraídos con páginas de internet o actividades ajenas a las sesiones y al ejercicio de su función pública.
Que los diputados tienen derecho a la intimidad y al secreto de las comunicaciones no tiene duda. Tampoco el interés público de sus actividades como diputados, más cuando se realizan en las sesiones del Congreso, dentro del hemiciclo o en las dependencias donde se han retratado tantas noticias.
Una aplicación estricta del secreto de las comunicaciones, garantizado por la Constitución, no permitiría descubrir conductas impropias o de indudable interés público realizadas por los electos en sus escaños, como ha ocurrido en varias ocasiones.
Las prohibiciones rápidas y taxativas no suelen ser las más adecuadas. A diputados y periodistas se les exige responsabilidad en sus actos, políticos e informativos. Al Congreso y a los políticos, cuanta más transparencia, mejor. Limitar la información gráfica, sea de periodistas o de los propios diputados, no parece la mejor forma de cuidar el interés público. Contra los excesos están las leyes que protegen a todos los ciudadanos.
Columna en los diarios de Vocento
Thursday, October 27, 2011
Imágenes etiquetadas
Para Pablo Corral
Una fotografía puede contar la verdad con la fuerza del realismo. La peor mentira vive en un enfoque o en un encuadre. Instantánea: Gadafi zarandeado y muerto, la realidad acaba con el dictador. Interpretación: los niños sin pupitres de la popular Ana Mato, atentos a un cuentacuentos, retratados en las redes sociales y descontextualizados en un diario. La realidad se quedó en el objetivo. «Hoy todo existe para acabar en una fotografía», la frase de Susan Sontag describe no ya el imperio de la cámara personal, con el coche el gran icono del siglo XX, sino el incesante flujo de fotos tomadas por todos, cuando la cámara es el móvil y el álbum son las redes sociales. La fotografía es un rito social. Compartida, etiquetada, distribuida en perfiles de usuarios es un hilo del tejido de la cibersociedad.
La fotografía es el único medio de expresión que fija el instante decisivo, decía el gran Henry Cartier-Bresson. Ya no. La imagen en la era de las redes forma parte del flujo social. Cada foto es un fragmento de nuestra vida y nuestra relación con otros. La gente ya no toma fotos para aburrir a las visitas con el álbum del niño o de la boda. Ahora somos una imagen etiquetada. Cada foto de Facebook o Flickr nos relaciona con personas, hechos y situaciones, y nos sitúa en la inteligencia colectiva. La vida es una fotogalería donde el ojo de los otros construye tu imagen. Y con ella parte de tu intimidad con esa apropiación de la identidad y el alma que asustaba a los antiguos. La cámara es un arma con alto poder de violación o de complicidad. Con esas dos intenciones se cuelgan las imágenes en internet.
Somos yonquis de las fotos, como decía Sontag. Ahora son un flujo constante, tomadas sin la intromisión de la cámara, por cualquiera, en todo lugar. La democratización de la imagen cambia nuestra percepción del mundo y su significado. La abundancia expande la banalidad y obliga a buscar la relevancia en ese instante que se resiste al flujo de la actualización. Retratándonos y etiquetándonos creamos una sociedad imagen.
Columna en los diarios de Vocento
Una fotografía puede contar la verdad con la fuerza del realismo. La peor mentira vive en un enfoque o en un encuadre. Instantánea: Gadafi zarandeado y muerto, la realidad acaba con el dictador. Interpretación: los niños sin pupitres de la popular Ana Mato, atentos a un cuentacuentos, retratados en las redes sociales y descontextualizados en un diario. La realidad se quedó en el objetivo. «Hoy todo existe para acabar en una fotografía», la frase de Susan Sontag describe no ya el imperio de la cámara personal, con el coche el gran icono del siglo XX, sino el incesante flujo de fotos tomadas por todos, cuando la cámara es el móvil y el álbum son las redes sociales. La fotografía es un rito social. Compartida, etiquetada, distribuida en perfiles de usuarios es un hilo del tejido de la cibersociedad.
La fotografía es el único medio de expresión que fija el instante decisivo, decía el gran Henry Cartier-Bresson. Ya no. La imagen en la era de las redes forma parte del flujo social. Cada foto es un fragmento de nuestra vida y nuestra relación con otros. La gente ya no toma fotos para aburrir a las visitas con el álbum del niño o de la boda. Ahora somos una imagen etiquetada. Cada foto de Facebook o Flickr nos relaciona con personas, hechos y situaciones, y nos sitúa en la inteligencia colectiva. La vida es una fotogalería donde el ojo de los otros construye tu imagen. Y con ella parte de tu intimidad con esa apropiación de la identidad y el alma que asustaba a los antiguos. La cámara es un arma con alto poder de violación o de complicidad. Con esas dos intenciones se cuelgan las imágenes en internet.
Somos yonquis de las fotos, como decía Sontag. Ahora son un flujo constante, tomadas sin la intromisión de la cámara, por cualquiera, en todo lugar. La democratización de la imagen cambia nuestra percepción del mundo y su significado. La abundancia expande la banalidad y obliga a buscar la relevancia en ese instante que se resiste al flujo de la actualización. Retratándonos y etiquetándonos creamos una sociedad imagen.
Columna en los diarios de Vocento
Thursday, January 29, 2009
Enhorabuena, Gervasio
Pocos periodistas se merecen como Gervasio Sánchez el Premio Rey de España de periodismo. Pocos como él han retratado la realidad con un compromiso que no se cuartea ni ante ideologías, ni intereses egoístas ni mentiras.
Dolor retratado de frente para recordanos que somos, o deberíamos ser, humanos.
Para los que no lo conocen, su libro y su compromiso Vidas minadas contra las minas antipersonales y la presentación de su blog en Soitu.es, un homenaje a Goya como gran reportero de los desastres de la guerra.
Felicidades, Gervasio.
Friday, February 09, 2007
World Press Photo: la guerra descapotable
Las nuevas guerras se luchan entre lo cotidiano. Algunas sólo lo destruyen en parte. Es la caída de los ejércitos regulares, de la guerra de frentes tradicionales. El enemigo es siempre interior en el mundo globalizado, aunque a veces llegue de fuera. El frente son las ideas, los credos, el terrorismo. Y le van ganando la partida a los recursos y la tierra, botín tradicional.
En las guerras posmodernas la realidad más cruda y la virtualidad consumista transitan bajo las mismas bombas. Las víctimas no tienen segunda vida. Y más mueren quienes menos tienen. La maldición de la sangre es implacable con el más desvaforecido.
La foto de Spencer Platt en el Beirut devastado por las bombas israelíes es el premio World Press Photo 2006.
World Press Photo
Guerra Eterna | Las mejores fotos del año
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