La tortura es el mejor método para mantener la falsedad. Es así desde antiguo. Bajo tortura todo el mundo confiesa los crímenes deseados por los torturadores. Es el juicio de Dios del que todos salen condenados.
Uno de esos combatientes enemigos detenido ilegalmente por la CIA, Mohamed Farag Ahmad Bashmilah, relata las torturas y la pesadilla de las prisiones secretas norteamericanas.
Estremece leer su relato. Y más después de ver que sólo hace un par de días el Congreso de Estados Unidos prohibió algunos métodos de tortura.
Y estremece y alarma saber que en la primera democracia mundial las torturas a los prisioneros de la llamada guerra contra el terror debían ser aprobadas por el propio presidente George W. Bush, el Consejo de Seguridad Nacional (NSC), también encabezado por el presidente, y el Ministerio de Justicia.
Culpables de tortura y de crímenes contra la humanidad (art. 5 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos) en nombre de la guerra contra el terrorismo.
No siempre fue así:
"El más vigoroso cuidado debe ejercerse para detectar y prevenir cualquier crueldad o brutalidad y los hombres que sean culpables de ello deben ser castigados. Por grande que sea la provocación... nada puede justificar... el uso de la tortura o de la conducta inhumana por parte del ejército norteamericano".
Theodore Roosevelt, vigésimo presidente de los Estados Unidos.
Al mando de las torturas, psicólogos. En el último libro de Naomi Klein, La doctrina del shock, se puede leer la historia de cómo la CIA ha financiado estudios psicológicos y académicos para depurar sus técnicas de interrogatorio y tortura.
Periodismo, medios e ideas | Journalism, media and ideas | Una mirada a los medios, los periodistas y las ideas de la sociedad de la información | A glimpse at the media, journalists and ideas in the information society
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Sunday, December 16, 2007
Friday, December 14, 2007
Poemas desde Guantánamo
Take my blood.
Take my death shroud and
The remnants of my body.
Take photographs of my corpse at the grave, lonely.
Send them to the world,
To the judges and
To the people of conscience,
Send them to the principled men and the fair-minded.
And let them bear the guilty burden, before the world,
Of this innocent soul.
Let them bear the burden, before their children and before history,
Of this wasted, sinless soul,
Of this soul which has suffered at the hands of the 'protectors of peace'.
Death Poem, de Jumah al Dossari
Son los Poemas desde Guantánamo. Lamentos y pensamientos de tantos presos para reivindicarse como hombres.
"Al fin Guantánamo ha encontrado su voz", ha dicho Gore Vidal. Como la encontraron Cervantes, Quevedo, Oscar Wilde, Miguel Hernández, Jean Genet y tantos. Tantos obligados a buscar la libertad del espíritu con la libertad de las reglas de la poesía entre las cadenas de los hombres.
Poesía del sufrimiento contra la vergüenza de Guantánamo.
21 poemas escamoteados de la vigilancia de los carceleros en esa tierra de nadie en el bastión norteamericano en Cuba.
Gritos y razones de sólo unos cuantos de los detenidos, los defendidos por Mark Falkoff, que ha podido salvar estos testimonios y ofrecerlos al mundo.
O Father, this is a prison of injustice.
Its iniquity makes the mountains weep.
I have committed no crime and am guilty of no offense.
...
I have no fellows but the Truth.
To my Father, por Abdulla Thani Faris al Anazi
La poesía "presenta un especial riesgo" para el interés nacional por su "contenido y formato". Fue la sentencia del Pentágono en 2002 contra la palabra de quienes viven ciegos, esposados y mudos para vergüenza de la democracia.
Pero estos poemas han llegado a nosotros. Y es obligación nuestra leerlos para obedecer las palabras cautivas de nuestra vergüenza:
And let them bear the guilty burden before the world,
Of this innocent soul.
Let them bear the burden before their children and before history.
Guantánamo ya tiene su propia voz. Escucharla es una obligación. Y recordar las palabras de Gabriel Celaya proclamando que la poesía es un arma cargada de futuro. Los prisioneros de la vergüenza y el miedo lo saben.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Take my death shroud and
The remnants of my body.
Take photographs of my corpse at the grave, lonely.
Send them to the world,
To the judges and
To the people of conscience,
Send them to the principled men and the fair-minded.
And let them bear the guilty burden, before the world,
Of this innocent soul.
Let them bear the burden, before their children and before history,
Of this wasted, sinless soul,
Of this soul which has suffered at the hands of the 'protectors of peace'.
Death Poem, de Jumah al Dossari
Son los Poemas desde Guantánamo. Lamentos y pensamientos de tantos presos para reivindicarse como hombres.
"Al fin Guantánamo ha encontrado su voz", ha dicho Gore Vidal. Como la encontraron Cervantes, Quevedo, Oscar Wilde, Miguel Hernández, Jean Genet y tantos. Tantos obligados a buscar la libertad del espíritu con la libertad de las reglas de la poesía entre las cadenas de los hombres.
Poesía del sufrimiento contra la vergüenza de Guantánamo.
21 poemas escamoteados de la vigilancia de los carceleros en esa tierra de nadie en el bastión norteamericano en Cuba.
Gritos y razones de sólo unos cuantos de los detenidos, los defendidos por Mark Falkoff, que ha podido salvar estos testimonios y ofrecerlos al mundo.
O Father, this is a prison of injustice.
Its iniquity makes the mountains weep.
I have committed no crime and am guilty of no offense.
...
I have no fellows but the Truth.
To my Father, por Abdulla Thani Faris al Anazi
La poesía "presenta un especial riesgo" para el interés nacional por su "contenido y formato". Fue la sentencia del Pentágono en 2002 contra la palabra de quienes viven ciegos, esposados y mudos para vergüenza de la democracia.
Pero estos poemas han llegado a nosotros. Y es obligación nuestra leerlos para obedecer las palabras cautivas de nuestra vergüenza:
And let them bear the guilty burden before the world,
Of this innocent soul.
Let them bear the burden before their children and before history.
Guantánamo ya tiene su propia voz. Escucharla es una obligación. Y recordar las palabras de Gabriel Celaya proclamando que la poesía es un arma cargada de futuro. Los prisioneros de la vergüenza y el miedo lo saben.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Friday, November 30, 2007
Saturday, March 24, 2007
Criminales legales
El horror desatado por la guerra contra el terror, Abu Ghraib, Guantánamo, vuelos de la CIA, etc. se vuelve contra la democracia. Slavoj Zizek denuncia en un artículo la normalización de la tortura y se pregunta si queremos volver a los autos de fe y al cadalso público.
Las excepciones. Cuando se aceptan las excepciones en la justicia y la moral, por mor de la urgencia y la necesidad antiterrorista, entonces el terror ha ganado.
Lo ha descubierto Khalid Sheikh Mohammed. Al declararse responsable del 11-S y de otros intentos de atentados contra Estados Unidos sale del oprobio de Guantánamo escupiendo miedo a sus torturadores, aterrorizando de nuevo a la población y riéndose de sus captores.
La estupidez de los torturadores es tan grande como su crueldad.
Y la aceptación de los abusos en nombre de la justicia y la democracia no hacen sino erosionar uno de los "mayores logros de la civilización, el desarrollo de nuestra espontánea sensibilidad moral", como dice Zizej. Una dura costra inmoral recubre nuestro espíritu para invalidar el imperio de la ley.
¿Cómo juzgar como asesinos, criminales legales, a quienes han sido tratados tan ilegalmente?
"La guerra contra el terror ha convertido a una parte de nosotros en nuestro enemigo y a una parte de nuestro enemigo en nosotros mismos", como reflexiona el historiador Niall Ferguson.
Las excepciones. Cuando se aceptan las excepciones en la justicia y la moral, por mor de la urgencia y la necesidad antiterrorista, entonces el terror ha ganado.
Lo ha descubierto Khalid Sheikh Mohammed. Al declararse responsable del 11-S y de otros intentos de atentados contra Estados Unidos sale del oprobio de Guantánamo escupiendo miedo a sus torturadores, aterrorizando de nuevo a la población y riéndose de sus captores.
La estupidez de los torturadores es tan grande como su crueldad.
Y la aceptación de los abusos en nombre de la justicia y la democracia no hacen sino erosionar uno de los "mayores logros de la civilización, el desarrollo de nuestra espontánea sensibilidad moral", como dice Zizej. Una dura costra inmoral recubre nuestro espíritu para invalidar el imperio de la ley.
¿Cómo juzgar como asesinos, criminales legales, a quienes han sido tratados tan ilegalmente?
"La guerra contra el terror ha convertido a una parte de nosotros en nuestro enemigo y a una parte de nuestro enemigo en nosotros mismos", como reflexiona el historiador Niall Ferguson.
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