Iñaki Gabilondo ha pedido disculpas a Joaquín Merino, aquejado de poliomelitis, y a la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) por un reportaje (vídeo) en el que se acusó al enfermo de ser una falsa víctima.
La AVT acepta las disculpas y reclama que también las pidan los portavoces del PSOE, José Blanco y Diego López Garrido, por utilizar el reportaje para criticar a la asociación.
Es de justicia y los políticos deben aprender de Gabilondo, como todos aquellos que nunca se disculpan de las acusaciones, infundios y exageraciones de sus programas y artículos.
Y son demasiados.
La política y el periodismo de la crispación está demasiado repleto de acusaciones, tergiversaciones y columnistas y tertulianos de presa, de los que viven de aporrear a todos, objetos de sus diatribas y al propio público.
Faltan datos, argumentos y humildad, sobre todo con la audiencia.
La disculpa (mal encajada, pero disculpa al cabo) de Gabilondo:
Periodismo, medios e ideas | Journalism, media and ideas | Una mirada a los medios, los periodistas y las ideas de la sociedad de la información | A glimpse at the media, journalists and ideas in the information society
Showing posts with label Gabilondo. Show all posts
Showing posts with label Gabilondo. Show all posts
Thursday, December 21, 2006
Monday, November 07, 2005
Gabilondo es lo mejor y lo peor
Cuatro arrancó a las 20, cuatro, cuatro. Primeras imágenes, el equipo. En los chicos, corbatas y camisas rojas. Color corporativo y gesto de riesgo en el informativo. Las chicas, más sueltas, menos homogéneas, aunque alguna no renunció a algún ribete rojo. De frente, Iñaki. Primer programa, el informativo.
Lo mejor, Iñaki. El de estos años en la radio. Entusiasmado con este gran reto y dispuesto a todo, como un chaval, con ilusión. Arriesgado con el color, pasión rojo ajeno a la tradición de ese azul omnipresente. Muchos recursos de la televisión británica que se agradecen: paso a presentadores de pie con pantalla sobre la que explican. El propio arranque del informativo con el croma de fondo. Variedad de géneros. Por aquí, lo moderno.
Lo peor, Iñaki. Un informativo de televisión con parrafadas de radio, con silencios sugerentes en las ondas y mortales en la televisión.
Lo peor de todo: otra ministra reportera tras la vicepresidenta (las dos con temas de calado social, faltaba más), Magdalena Álvarez en directo sobre la tragedia de Granada. Otra vez unos y otros se pierden de tanto que se codean (dándole munición a Federico, vamos). Una ministra en directo para responder de un hecho tan luctuoso y en el que hasta pudiera alcanzarle la responsabilidad sería un triunfo. Convertirla en reportera micrófono en mano y darle voz casi antes de contar los hechos es de un sectarismo desbordante.
Imaginen a George W. Bush informando sobre el Katrina en un telediario nacional. ¿Qué diría El País?
Así, no, Iñaki. No lo necesitas, eres un grandísimo profesional que prometiste salir de las trincheras feroces de nuestra radio partidista para abrir una nueva etapa alejada de "los disparates de la política".
No necesitas entrar en el colegueo absurdo de la fallida entrevista con Pasqual Maragall (absorto, casi ido) y Esperanza Aguirre tras una espera cantada cuando dependes de un debate que no se sabe cuándo acabará.
No necesitas que se oigan los gritos de fan de Fernando Alonso felicitándote al término de su diálogo de promoción de la fiesta deportiva que vendrá después.
Son cosas de la televisión, cosas del primer día. Menos mal que primer día sólo hay uno. Mañana es otro día, y ya es un día normal. Menos nervios, menos emoción, más rutina. Y la rutina, tú que llevas tantos años en la radio lo sabes, Iñaki, la rutina hace milagros.
Iñaki reportero en los suburbios de París. Iñaki, presentador "concernido por la actualidad" (prometía esta mañana) mostrando preocupación en los comentarios que siempre haces sin guión, como los grandes. Por eso no te hace falta pontificar sobre las raíces sociales de la revuelta de la Francia que no proviene, no quiere y no le ha llegado la Ilustración. Déjalo para los protagonistas, para los expertos que entrevistas. Olvida la columna o fírmala sin rubor.
"Me he tenido que meter en andurriales opinatorios que no eran correctos, resultado del forcejeo". Son tus palabras, y prometiste dejar esas chabolas de la información.
A algunos el primer informativo de Cuatro les recordará a aquel que hacía Luis Mariñas en la prehistoria de la Telecinco de las mamachicho (por cierto, la huelga pudo con Juan Pedro Valentín y tuvieron que tirar de series). Pero es de agradecer la vuelta al riesgo de la entrevista, al contacto con los personajes, a una cabeza parlante que se moja y te gusta o no.
Si para algunos el de Germán Yanke es un informativo de autor, el de Gabilondo es de una autoría que sólo deja margen para la gloria o la miseria. La autoría tiene sus peligros, y sus ventajas. Iñaki es quien es. Con un poco más de ritmo, un poco más de información y un poco menos de ósmosis con el poder, Gabilondo no se arrepentirá de haber dicho que sí al desafío de la televisión.
Actualización con datos de audiencia: Gabilondo fue lo mejor de Cuatro
Encuesta | ¿Te gustó el debú de Cuatro?
P21 | Cuatro arranca
P21 | Gabilondo promete noticias y menos opinión
P21 | La batalla de los telediarios
Monday, September 05, 2005
Gabilondo promete noticias y menos opinión
Iñaki Gabilondo deja la Ser por Cuatro, la nueva televisión en abierto de Prisa, y se queja en una entrevista en El País de la batalla bronca de los últimos años de la radio, politizada, opinativa, en muchas ocasiones abanderada de un enfrentamiento social y político que, a juicio del periodista, "no es tan brutal" como el de las ondas.
"Perdí el oremus", reconoce Gabilondo al hablar del ex presidente José María Aznar y la tragedia del 11M. Quiere recuperar en su nueva tarea de conductor del telediario de la noche de la cadena de Prisa una actitud más informativa y menos crispada.
El periodista más creíble de España, según las encuestas, habla de un degradación de la radio "por los disparates de la política" y reconoce algunas culpas: "Me he tenido que meter en andurriales opinatorios que no eran correctos, resultado del forcejeo".
Pero confía en su sustituto, Carles Francino, y cree que "la radio va a depurarse de las anomalías". Él promete que en su nueva etapa televisiva "no voy a entrar en intervenciones tan radicales de opinión, pues además en esa actitud es en la que creo".
Gabilondo pone el dedo en la llaga de algunos grandes males del periodismo español de los últimos años. La participación de los medios y muchos periodistas en la batalla política no desde el terreno de la información y las ideas, sino desde el poder y el negocio.
Las reflexiones de Gabilondo sobre su propia ubicación en una función que no le corresponde recuerdan las palabras de Hugo Young, uno de los grandes periodistas políticos británicos:
"Si la separación del periodismo y la política no implica que los periodistas desafíen constantemente la extensión del poder arbitrario, entonces ¿cuál es la razón para no ser un político?".
Pero es más fácil no presentarse a las elecciones y pensar sólo en el EGM, contar con la impunidad de no ser responsable de los hechos, y admonizar y demonizar desde las ondas y las columnas de los diarios.
El periodismo en España necesita salir de esta trinchera de una batalla por el poder bastarda. Si la desaparición de algunas tribunas, si el cambio de medio, público y función de algunos de los principales actores de esta tragicomedia ayuda, bienvenido sea.
Demasiada opinión y demasiada información torticera en busca de poder (político, económico, personal) y escaso cumplimiento de algunos preceptos básicos del periodismo:
"La primera obligación del periodismo es con la verdad...
Su primera lealtad es con los ciudadanos...
Sus practicantes deben mantener la independencia de aquellos de los que informan. Principios del Comitte of Concerned Journalist.
Defiende Gabilondo a las empresas cuya única actividad empresarial y corporativa es la comunicación: "Lo que distingue a este grupo (Prisa), o al Grupo Vocento, para que se pueda entender lo que quiero decir, es que son organizaciones profesionales cuyo objetivo en la vida es la comunicación". Los demás, dice, tienen además otros objetivos, y apunta directamente a la Cope y su inspiración eclesial.
Pero también existen dos males más en este sentido que el periodista donostiarra no reseña:
>> El periodismo corporativo: afectado por los otros negocios de los grandes grupos que no son la información y donde al final se sacrifica la información por los resultados económicos, por el apoyo descarado o taimado a los otros negocios, por la caída de las barreras entre la información y el entretenimiento, por la rebaja de las exigencias por razones de mercado.
De esto se sabe en Prisa.
>> El periodismo de celebridades: donde la fama sustituye a la credibilidad y la proyección mediática y robusta de la imagen propia sucede al compromiso con la verdad y la honestidad. Periodistas convertidos en personajes de una obra en la que no se apean de su papel. Y cada día la platea pide más, hasta que el esperpento de la celebridad sustituye a la profesionalidad.
Y casi ningún grupo nacional se ha librado de la tendencia en los últimos años.
Pecados y erosiones del periodismo de nuestro tiempo, rodeados de políticos pusilánimes atentos a la demoscopia y las tertulias, pagados por ejecutivos con dominio de la hoja de cálculo y poco cariño por los valores periodísticos.
Gabilondo promete menos opinión y más noticias en Cuatro. Y será bueno si cumple. La televisión está tan marcada como el resto de los medios pero eso que se ha dado en llamar, con sorna, la crispación, da peor en la tele. Y el dinero y la audiencia están por encima de muchas ambiciones.
"Perdí el oremus", reconoce Gabilondo al hablar del ex presidente José María Aznar y la tragedia del 11M. Quiere recuperar en su nueva tarea de conductor del telediario de la noche de la cadena de Prisa una actitud más informativa y menos crispada.
El periodista más creíble de España, según las encuestas, habla de un degradación de la radio "por los disparates de la política" y reconoce algunas culpas: "Me he tenido que meter en andurriales opinatorios que no eran correctos, resultado del forcejeo".
Pero confía en su sustituto, Carles Francino, y cree que "la radio va a depurarse de las anomalías". Él promete que en su nueva etapa televisiva "no voy a entrar en intervenciones tan radicales de opinión, pues además en esa actitud es en la que creo".
Gabilondo pone el dedo en la llaga de algunos grandes males del periodismo español de los últimos años. La participación de los medios y muchos periodistas en la batalla política no desde el terreno de la información y las ideas, sino desde el poder y el negocio.
Las reflexiones de Gabilondo sobre su propia ubicación en una función que no le corresponde recuerdan las palabras de Hugo Young, uno de los grandes periodistas políticos británicos:
"Si la separación del periodismo y la política no implica que los periodistas desafíen constantemente la extensión del poder arbitrario, entonces ¿cuál es la razón para no ser un político?".
Pero es más fácil no presentarse a las elecciones y pensar sólo en el EGM, contar con la impunidad de no ser responsable de los hechos, y admonizar y demonizar desde las ondas y las columnas de los diarios.
El periodismo en España necesita salir de esta trinchera de una batalla por el poder bastarda. Si la desaparición de algunas tribunas, si el cambio de medio, público y función de algunos de los principales actores de esta tragicomedia ayuda, bienvenido sea.
Demasiada opinión y demasiada información torticera en busca de poder (político, económico, personal) y escaso cumplimiento de algunos preceptos básicos del periodismo:
"La primera obligación del periodismo es con la verdad...
Su primera lealtad es con los ciudadanos...
Sus practicantes deben mantener la independencia de aquellos de los que informan. Principios del Comitte of Concerned Journalist.
Defiende Gabilondo a las empresas cuya única actividad empresarial y corporativa es la comunicación: "Lo que distingue a este grupo (Prisa), o al Grupo Vocento, para que se pueda entender lo que quiero decir, es que son organizaciones profesionales cuyo objetivo en la vida es la comunicación". Los demás, dice, tienen además otros objetivos, y apunta directamente a la Cope y su inspiración eclesial.
Pero también existen dos males más en este sentido que el periodista donostiarra no reseña:
>> El periodismo corporativo: afectado por los otros negocios de los grandes grupos que no son la información y donde al final se sacrifica la información por los resultados económicos, por el apoyo descarado o taimado a los otros negocios, por la caída de las barreras entre la información y el entretenimiento, por la rebaja de las exigencias por razones de mercado.
De esto se sabe en Prisa.
>> El periodismo de celebridades: donde la fama sustituye a la credibilidad y la proyección mediática y robusta de la imagen propia sucede al compromiso con la verdad y la honestidad. Periodistas convertidos en personajes de una obra en la que no se apean de su papel. Y cada día la platea pide más, hasta que el esperpento de la celebridad sustituye a la profesionalidad.
Y casi ningún grupo nacional se ha librado de la tendencia en los últimos años.
Pecados y erosiones del periodismo de nuestro tiempo, rodeados de políticos pusilánimes atentos a la demoscopia y las tertulias, pagados por ejecutivos con dominio de la hoja de cálculo y poco cariño por los valores periodísticos.
Gabilondo promete menos opinión y más noticias en Cuatro. Y será bueno si cumple. La televisión está tan marcada como el resto de los medios pero eso que se ha dado en llamar, con sorna, la crispación, da peor en la tele. Y el dinero y la audiencia están por encima de muchas ambiciones.
Subscribe to:
Comments (Atom)