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Friday, June 15, 2012

La Roja dispara a Telecinco



Récord de audiencia: 13,3 millones de espectadores y un 70% de cuota. El resultado del España-Irlanda golea en televisión más allá del 4-0 y muy por encima de la Eurocopa de 2008. La Roja empuja a las audiencias con su fútbol.
Telecinco y Cuatro se disparan con su apuesta por los deportes en audiencia y GRPs. Las grandes competiciones mueven el mercado de la televisión como ningún otro contenido.
En lo que va de Eurocopa, Telecinco ha pasado de un 13 a un 17,3% de audiencia, cinco puntos por encima de su competencia. Cuatro crece hasta el 8,7 a pesar de retrasmitir sólo los partidos de la tarde, según los datos de Kantar Media recogidos por YMedia.
Con esta explosión de audiencias, Telecinco ha llegado al 25,8% de cuota ayer jueves gracias al España-Irlanda, un resultado inédito desde la fragmentación de las audiencias con la aparición de Cuatro y La Sexta, y aún más desconocido con la TDT.
Y a pesar de las limitaciones publicitarias, los GRPs se disparan: más de 3.200 para las dos cadenas principales de Mediaset.
Los derechos deportivos son caros, como siempre se ha quejado Telecinco, pero nada igual para volver a concentrar la atención de la audiencia.



Friday, January 15, 2010

Juan Pedro Valentín cierra la era Gabilondo

Se acabó. Iñaki Gabilondo, el periodista que dejó el liderazgo en la Ser para presentar el informativo estrella de Cuatro, es sustituido por Javier Ruiz. Gabilondo mantendrá su comentario en el informativo, pero ya no será la cara de la información en la cadena, inmersa en la fusión con Telecinco.
Juan Pedro Valentín ejecuta un cambio en los informativos de Cuatro imprescindible y postergado. Y los prepara para una fusión con Informativos Telecinco que nadie como él, su director durante tanto tiempo, conoce.
Tendrá la misión -ya acordada- de crear una nueva estructura donde se temen muchas redundancias de recursos y profesionales. Cada cadena mantendrá sus informativos. Telecinco nunca les ha prestado demasiada atención y es el eterno tercero tras La 1 y Antena 3, aunque ha recuperado posiciones en la edición de noche. En Cuatro la apuesta informativa siempre ha estado más pendiente del fútbol que de la información general, por mucho que pertenezca al grupo de El País y la Ser.
Los nuevos informativos de Cuatro serán más largos -45 minutos- y adelantan la hora antes de los telediarios de las grandes cadenas y de las autonómicas. Todas las caras serán más jóvenes, se refuerza la apuesta por el fútbol en competencia horaria con el resto de telediarios y se crea un nuevo matinal.
Puede o no ser la solución. Pero desde luego es una alternativa.
Fin del telediario de autor. Gabilondo era el último de esta estirpe. Ni Matías Prats ni Pedro Piqueras sostienen ese estatuto.
¿Puede hacerlo Pepa Bueno? Quizá si se desprende un poco más del envaramiento de la televisión pública y su agenda y la producción y edición informativa de la tarde se separa más de la de mediodía. Hoy muchas veces parece que en la redacción de TVE sólo se trabaja por la mañana.

El cambio en Cuatro es obligado. Sus informativos cerraron el año con menos de un millón de espectadores y una cuota de audiencia del 8,1%, a mucha distancia de las tres grandes cadenas y por debajo incluso del informativo estrella de TV-3 en Cataluña.
Con Gabilondo, peor. Ochocientos mil espectadores, 370.000 menos que a mediodía, y casi cuatro puntos menos de audiencia: 6,2, a mayor distancia de la competencia y acechado por La Sexta.
En CNN + las cosas no van mucho mejor. La cadena informativa de Prisa nunca acabó de cuajar. La limitación de la televisión de pago la arrumbó en una clientela en la que nunca consiguió cimentar un prestigio y una influencia para el que era necesario otra agenda y otros planteamientos.
Con la TDT el canal de noticias 24 Horas de RTVE ya lo supera en audiencia: 0,6 frente a 0,4 en diciembre. Pero también lo hacen las televisiones de opinión de la derecha: Intereconomía y Veo7.
En una televisión siempre polarizada políticamente la concentración de cadenas tendrá consecuencias inevitables aunque el espectro en el mando a distancia no es paralelo al sociológico.
Pero la agenda temática, el trabajo informativo, el estilo y los formatos deberían también marcar diferencias. ¿Hay espacio más allá de los sucesos, las trivialidades y el fútbol? Veremos si la apuesta de Valentín ofrece alguna alternativa.

Friday, October 09, 2009

Cuatro confía en Juan Pedro Valentín

Juan Pedro Valentín deja la dirección del Canal 24 horas de RTVE un año después de incorporarse tras su paso por Público, el diario de Mediapro, como director general. Su desafío: cambiar la apuesta fundacional por Iñaki Gabilondo realizada por los informativos de Cuatro y recuperar una audiencia en desbandada.

Junio 2009. El informativo de Iñaki Gabilondo en Cuatro superaba a La Sexta con una cuota de audiencia del 7,7% y 860.000 televidentes frente a un 7,1 de la cadena de Mediapro y las productoras.
Septiembre: las noticias de la noche de Cuatro pierden casi cien mil espectadores y caen al 5,5% de cuota de pantalla. La Sexta lo adelanta con un 8,2% de cuota.
La situación es insostenible.
Gabilondo pierde más espectadores que las noticias de mediodía y está muy por debajo de la audiencia media de la cadena, del 8,9%, a pesar de una pérdida de un 4,2% de cuota de pantalla respecto a septiembre de 2008.
Con la televisión de pago en venta y sin compradores, Prisa vive malos momentos en su televisión en abierto a pesar de una progresiva mejora en sus cuentas con el lastre de la crisis. Mantiene un perfil de audiencia joven e interesado en las series, pero sus señas de identidad no funcionan.
Iñaki Gabilondo, el hombre que prometió más noticias y menos opinión, tiene pendientes a menos televidentes que nunca de su opinión en forma de editorial televisivo.

La fórmula ideada por José María Izquierdo al frente de los informativos de Cuatro y CNN+ ha fracasado cuando la batalla por la audiencia es más cerrada que nunca.
Hay quien desconfía de los cambios en los telediarios como motor de la audiencia, pero la batalla de la información nocturna en septiembre tiene ganadora: Pepa Bueno y su enroque de Los Desayunos a la edición de noche del telediario en TVE.
Juan Pedro Valentín tiene la misión de cambiar una apuesta que es más que un formato. La incorporación de Gabilondo a Cuatro y su abandono de la Ser fue toda una declaración de intenciones por parte de Prisa.
Eran buenos tiempos. El gobierno de Zapatero había aprobado la cadena en abierto además de permitir la creación de La Sexta y nadie auguraba una guerra tan fratricida entre los dos únicos grupos televisivos situados a la izquierda del mando a distancia.
Pero no hubo efecto arrastre. La Ser ha mantenido el tipo. Cuatro no ha acabado de despegar, ha perdido más de un 25% de su facturación en el primer semestre de 2009 y registra unas pérdidas operativas (ebitda) de casi 20 millones de euros.

¿Es Juan Pedro Valentín el hombre clave?
Es el único directivo, junto al actual director de Público, Félix Monteira, que ha desempeñado cargos de responsabilidad en las dos compañías enfrentadas. Criado en el master de Periodismo de El País -donde coincidió con Elena Sánchez, la directora de Contenidos de la Cadena- pasó por Telemadrid y fue director de Informativos de Telecinco hasta aceptar el cargo de director general de Público, el diario creado para superar a El País por la izquierda y ser otro ariete en la ofensiva de Mediapro contra Prisa.
Valentín vuelve a Prisa cuando ya se han desinflado los cantos que casi llevan a la fusión de La Sexta y Cuatro. Una oportunidad cerrada -de momento- por la distancia y el enfado con el que acabaron las negociaciones entre los directivos de ambos grupos.
Con Valentín cambia toda una cultura de entender la imagen, los contenidos y el estilo de Cuatro. La audiencia y la necesidad de influencia de Prisa acucian.

Para Soitu.es

Monday, November 07, 2005

Gabilondo es lo mejor y lo peor


Cuatro arrancó a las 20, cuatro, cuatro. Primeras imágenes, el equipo. En los chicos, corbatas y camisas rojas. Color corporativo y gesto de riesgo en el informativo. Las chicas, más sueltas, menos homogéneas, aunque alguna no renunció a algún ribete rojo. De frente, Iñaki. Primer programa, el informativo.
Lo mejor, Iñaki. El de estos años en la radio. Entusiasmado con este gran reto y dispuesto a todo, como un chaval, con ilusión. Arriesgado con el color, pasión rojo ajeno a la tradición de ese azul omnipresente. Muchos recursos de la televisión británica que se agradecen: paso a presentadores de pie con pantalla sobre la que explican. El propio arranque del informativo con el croma de fondo. Variedad de géneros. Por aquí, lo moderno.
Lo peor, Iñaki. Un informativo de televisión con parrafadas de radio, con silencios sugerentes en las ondas y mortales en la televisión.
Lo peor de todo: otra ministra reportera tras la vicepresidenta (las dos con temas de calado social, faltaba más), Magdalena Álvarez en directo sobre la tragedia de Granada. Otra vez unos y otros se pierden de tanto que se codean (dándole munición a Federico, vamos). Una ministra en directo para responder de un hecho tan luctuoso y en el que hasta pudiera alcanzarle la responsabilidad sería un triunfo. Convertirla en reportera micrófono en mano y darle voz casi antes de contar los hechos es de un sectarismo desbordante.
Imaginen a George W. Bush informando sobre el Katrina en un telediario nacional. ¿Qué diría El País?
Así, no, Iñaki. No lo necesitas, eres un grandísimo profesional que prometiste salir de las trincheras feroces de nuestra radio partidista para abrir una nueva etapa alejada de "los disparates de la política".
No necesitas entrar en el colegueo absurdo de la fallida entrevista con Pasqual Maragall (absorto, casi ido) y Esperanza Aguirre tras una espera cantada cuando dependes de un debate que no se sabe cuándo acabará.
No necesitas que se oigan los gritos de fan de Fernando Alonso felicitándote al término de su diálogo de promoción de la fiesta deportiva que vendrá después.
Son cosas de la televisión, cosas del primer día. Menos mal que primer día sólo hay uno. Mañana es otro día, y ya es un día normal. Menos nervios, menos emoción, más rutina. Y la rutina, tú que llevas tantos años en la radio lo sabes, Iñaki, la rutina hace milagros.
Iñaki reportero en los suburbios de París. Iñaki, presentador "concernido por la actualidad" (prometía esta mañana) mostrando preocupación en los comentarios que siempre haces sin guión, como los grandes. Por eso no te hace falta pontificar sobre las raíces sociales de la revuelta de la Francia que no proviene, no quiere y no le ha llegado la Ilustración. Déjalo para los protagonistas, para los expertos que entrevistas. Olvida la columna o fírmala sin rubor.
"Me he tenido que meter en andurriales opinatorios que no eran correctos, resultado del forcejeo". Son tus palabras, y prometiste dejar esas chabolas de la información.
A algunos el primer informativo de Cuatro les recordará a aquel que hacía Luis Mariñas en la prehistoria de la Telecinco de las mamachicho (por cierto, la huelga pudo con Juan Pedro Valentín y tuvieron que tirar de series). Pero es de agradecer la vuelta al riesgo de la entrevista, al contacto con los personajes, a una cabeza parlante que se moja y te gusta o no.
Si para algunos el de Germán Yanke es un informativo de autor, el de Gabilondo es de una autoría que sólo deja margen para la gloria o la miseria. La autoría tiene sus peligros, y sus ventajas. Iñaki es quien es. Con un poco más de ritmo, un poco más de información y un poco menos de ósmosis con el poder, Gabilondo no se arrepentirá de haber dicho que sí al desafío de la televisión.

Actualización con datos de audiencia: Gabilondo fue lo mejor de Cuatro
Encuesta | ¿Te gustó el debú de Cuatro?

P21 | Cuatro arranca
P21 | Gabilondo promete noticias y menos opinión

P21 | La batalla de los telediarios

Monday, September 05, 2005

Gabilondo promete noticias y menos opinión

Iñaki Gabilondo deja la Ser por Cuatro, la nueva televisión en abierto de Prisa, y se queja en una entrevista en El País de la batalla bronca de los últimos años de la radio, politizada, opinativa, en muchas ocasiones abanderada de un enfrentamiento social y político que, a juicio del periodista, "no es tan brutal" como el de las ondas.
"Perdí el oremus", reconoce Gabilondo al hablar del ex presidente José María Aznar y la tragedia del 11M. Quiere recuperar en su nueva tarea de conductor del telediario de la noche de la cadena de Prisa una actitud más informativa y menos crispada.
El periodista más creíble de España, según las encuestas, habla de un degradación de la radio "por los disparates de la política" y reconoce algunas culpas: "Me he tenido que meter en andurriales opinatorios que no eran correctos, resultado del forcejeo".
Pero confía en su sustituto, Carles Francino, y cree que "la radio va a depurarse de las anomalías". Él promete que en su nueva etapa televisiva "no voy a entrar en intervenciones tan radicales de opinión, pues además en esa actitud es en la que creo".
Gabilondo pone el dedo en la llaga de algunos grandes males del periodismo español de los últimos años. La participación de los medios y muchos periodistas en la batalla política no desde el terreno de la información y las ideas, sino desde el poder y el negocio.
Las reflexiones de Gabilondo sobre su propia ubicación en una función que no le corresponde recuerdan las palabras de Hugo Young, uno de los grandes periodistas políticos británicos:
"Si la separación del periodismo y la política no implica que los periodistas desafíen constantemente la extensión del poder arbitrario, entonces ¿cuál es la razón para no ser un político?".
Pero es más fácil no presentarse a las elecciones y pensar sólo en el EGM, contar con la impunidad de no ser responsable de los hechos, y admonizar y demonizar desde las ondas y las columnas de los diarios.
El periodismo en España necesita salir de esta trinchera de una batalla por el poder bastarda. Si la desaparición de algunas tribunas, si el cambio de medio, público y función de algunos de los principales actores de esta tragicomedia ayuda, bienvenido sea.
Demasiada opinión y demasiada información torticera en busca de poder (político, económico, personal) y escaso cumplimiento de algunos preceptos básicos del periodismo:
"La primera obligación del periodismo es con la verdad...
Su primera lealtad es con los ciudadanos...
Sus practicantes deben mantener la independencia de aquellos de los que informan
. Principios del Comitte of Concerned Journalist.
Defiende Gabilondo a las empresas cuya única actividad empresarial y corporativa es la comunicación: "Lo que distingue a este grupo (Prisa), o al Grupo Vocento, para que se pueda entender lo que quiero decir, es que son organizaciones profesionales cuyo objetivo en la vida es la comunicación". Los demás, dice, tienen además otros objetivos, y apunta directamente a la Cope y su inspiración eclesial.
Pero también existen dos males más en este sentido que el periodista donostiarra no reseña:
>> El periodismo corporativo: afectado por los otros negocios de los grandes grupos que no son la información y donde al final se sacrifica la información por los resultados económicos, por el apoyo descarado o taimado a los otros negocios, por la caída de las barreras entre la información y el entretenimiento, por la rebaja de las exigencias por razones de mercado.
De esto se sabe en Prisa.
>> El periodismo de celebridades: donde la fama sustituye a la credibilidad y la proyección mediática y robusta de la imagen propia sucede al compromiso con la verdad y la honestidad. Periodistas convertidos en personajes de una obra en la que no se apean de su papel. Y cada día la platea pide más, hasta que el esperpento de la celebridad sustituye a la profesionalidad.
Y casi ningún grupo nacional se ha librado de la tendencia en los últimos años.
Pecados y erosiones del periodismo de nuestro tiempo, rodeados de políticos pusilánimes atentos a la demoscopia y las tertulias, pagados por ejecutivos con dominio de la hoja de cálculo y poco cariño por los valores periodísticos.
Gabilondo promete menos opinión y más noticias en Cuatro. Y será bueno si cumple. La televisión está tan marcada como el resto de los medios pero eso que se ha dado en llamar, con sorna, la crispación, da peor en la tele. Y el dinero y la audiencia están por encima de muchas ambiciones.