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Sunday, November 11, 2012

La democracia de las cosas pequeñas

Obama ha sido reelegido. El huracán Sandy enterró una buena parte de la discusión entre Big vs. Small Government cuando los norteamericanos se dieron cuenta en carne propia de la necesidad de un sistema de emergencias que no entra en los planes de negocio. Cataluña grita independencia aferrada al reclamo de un gobierno más eficiente y cercano. Con pacto fiscal, la independencia flaquea. China elige nuevos líderes a la busca de una redistribución más justa de su riqueza en el imperio del capitalismo de estado comunista. Su nuevo presidente será el primero nacido tras la revolución, amante de lo norteamericano y con una hija estudiando en Estados Unidos. PP y PSOE, los partidos mayoritarios, se hunden en las encuestas mientras el arranque de la campaña en Cataluña retrasa hasta el lunes un acuerdo para limitar los desahucios que obvia a IU, el partido que ya reclamó esa medida a Zapatero, a iniciativas legislativas como la del Parlament de Catalunya por la dación en pago. Crece la demanda de una democracia de las cosas pequeñas y cotidianas.

La política de los grandes principios está en crisis. La partitocracia y las superestructuras políticas ahogan la participación ciudadana en la democracia. Los mensajes de los grandes partidos y de los líderes políticos están muy lejos de las preocupaciones de los ciudadanos. PP y PSOE pactan y legislan a golpe de muertes (suicidos por desahucios, asesinatos de menores, sucesos trágicos como Madrid Arena, dependientes abandonados, etc.), miedo (inmigración, independencia, etc.), urgencias económicas y sacudones en la opinión pública.

La vida cotidiana se vive muy lejos de la endogamia del Congreso y las retrasadas discusiones de los órganos constitucionales y jurisdiccionales. La política del desencanto se impone y los ciudadanos buscan otras alternativas en los partidos minoritarios o en causas cívicas, humanitarias, humanas: de la oleada de simpatía contra los abusos hipotecarios a la defensa de la sanidad, la educación pública o el matrimonio homosexual de la puerta de enfrente.

Muchos como Dani Rodrik se preguntan por qué la democracia se ha convertido en espectáculo y cómo es posible que un país como Estados Unidos olvide en la elección de su presidente urgencias tan reales y cotidianas como la tragedia de las armas de fuego, el cambio climático o la crisis sanitaria y se prodigan las manipulaciones, la propaganda o las medias verdades, que siempre son ladinas mentiras.

Asistir a un mitin en cualquier campaña electoral, escuchar las ruedas de prensa del Consejo de Ministros o presenciar los debates de Congreso y Senado son despeñarse en la política del desarraigo.

Hannah Arendt ya nos avisó que ninguna época anterior toleró tantas opiniones diversas fundadas en tantos errores, prejuicios y mentiras. “La libertad de opinión es una farsa a menos que se garantice la información objetiva y que no estén en discusión los hechos mismos”, decía en Verdad y política en defensa de la verdad de los hechos frente al discurso del poder.

Antes de la caída del muro en 1989 la verdad de los hechos, la verdad cotidiana que inspiró la democracia participativa y creativa de John Dewey o la verdad democrática base de la lectura federalista de la constitución norteamericana por James Madison, sólo sobrevivía tras el Telón de Acero en las mesas de las cocinas de sus vigilados ciudadanos y en las conversaciones particulares.

Primero Vaclav Havel y más tarde Adam Michnik fundaron las revoluciones de terciopelo en vivir en la verdad, vivir como si fuéramos libres, vivir como si la gran mentira de las dictaduras opresoras no existiera. Recuperar la radical humanidad de las personas aunque la polis –el espacio público- no exista y sólo la charla privada abra un resquicio a una libertad siempre amenazada.

Vivir en libertad y en la verdad aunque ambas no existan es la mayor revolución. Arundhati Roy pintó como nadie esa necesidad de ser nosotros, libres en cada pequeña cosa, para romper las barreras y prohibiciones políticas, religiosas, étnicas, sexuales… en su novela El dios de las pequeñas cosas.

Recupero su título y la senda de Jeffrey Goldfarb para ahondar en la necesidad de la política de las cosas pequeñas contra la política ineficaz para mantener el bienestar de los ciudadanos y el bien común.

Nada deslegitima tanto al poder político como las demandas concretas, factibles, sociales, ciudadanas, como ha repetido Slavoj Zizek. Nada tan revolucionario como pedir al poder político lo que no es capaz de hacer a pesar de que una mayoría de los ciudadanos entiende la urgencia y justicia de esas peticiones.

La Ilustración puso al hombre ante dios cara a cara. La secularización y desacralización del poder hizo posible la democracia tanto ante la autoridad divina de los reyes como ante el control de las iglesias.

Necesitamos una nueva secularización para despojar al poder político del control del lenguaje que envuelve en abstracciones las demandas públicas para evitar la democracia de los hechos cotidianos. Ese es el verdadero fin de las ideologías, equiparable al anuncio de la muerte de dios por Nietzsche.

Las verdades de hecho, la esencia del diálogo ciudadano y la cuna de la democracia entendida por Arendt, Havel, Roy, Harold Pinter, Michael Foucalt o Zygmunt Bauman tienen que ser contrastadas contra la idiotez política.

El capitalismo financiero y codicioso reemplaza a los viejos poderes, a las ideologías y secuestra la democracia con la inevitabilidad de sus intereses convertidos en leyes incuestionables y aplaudidos por quienes ponen el interés de unos pocos por encima del del resto. A falta de ideologías y grandes principios, mercado, dicen algunos. Pero sólo una versión de un mercado que no se regula a sí mismo, sino una entropía que acaba devorando industrias, países, trabajadores y ciudadanos en la enorme fuerza negativa de su inagotable codicia.

La pobreza de ideas de una socialdemocracia sometida a la inevitable superioridad de un capitalismo que permanentemente se reinventa a sí mismo ayuda a ese abandono del bien común.

La tecnología ha venido en ayuda de los ciudadanos. La capacidad de los medios digitales para convertirse en un nuevo espacio público donde la mesa camilla, la conversación en voz baja o la proclama en voz alta coinciden alumbra una nueva polis donde vivir en la verdad de los hechos y abrir el debate público a todos es la mayor oposición posible a un sistema donde el voto tarda en representar a las nuevas fuerzas sociales.

Sostener y mejorar la calidad democrática y política de esa fuerza deliberativa y participativa es imprescindible para consolidar la emergencia de los nuevos movimientos políticos de la democracia de las pequeñas cosas, del 15M a la independencia que se desgañita por una política más eficiente y de un tamaño más humano frente a la enormidad de la globalización y sus fuerzas irrefrenables.

Esos son los principios que he defendido en algunas propuestas para refundar la socialdemocracia o para crear un nuevo sistema operativo político y social apoyado en la capacidad de la ciudadanía de comunicarse, debatir, organizarse, gobernarse, crear y defender sus intereses en un sistema inclusivo y participativo, como demandan Daron Acemoglu y James Robinson en su libro Por qué fracasan las naciones, un buen resumen de la crítica a las instituciones como causa, víctimas, verdugos y resultado de la imposición de los intereses más egoístas contra los más democráticos.

La democracia de las pequeñas cosas, demandar la eficacia política cotidiana, la responsabilidad inmediata, la transparencia concreta, la respuesta a la injusticia y a lo inapelable de los hechos es la mayor revolución posmoderna, postpolítica y postideológica.

Necesitamos políticos, sistemas, conocimiento, lenguaje y medios que respeten y trabajen la política de los hechos en interés de quienes sufren sus consecuencias en busca de mejores soluciones a sus problemas y de más igualdad en sus oportunidades para afrontarlos sin dejar a nadie quede excluido por falta de conocimiento, ahora que el poder se funda más que nunca en ese recurso inagotable, que debe ser información y no rumor (Daniel Innerarity). El resto es propaganda.

Friday, May 25, 2012

El precio de la desconfianza en Facebook


¿Es esta la curva descendente de la desconfianza en Facebook tras su caótica y engañosa salida a bolsa?
La confianza en Facebook ha caído. Mucho en sus accionistas y bastante en muchos de sus usuarios. Sin políticas y reglas claras. Sin explicar a la gente cómo va a impactar en sus perfiles, sus contenidos y sus relaciones la presión de los resultados trimestrales y la necesidad de un negocio todavía incierto, ¿cómo confiar?
¿Basta el consentimiento de la comodidad?
Quizá es hora de pedir a los dueños de nuestros espacios digitales respeto a los ciberderechos, una ciberdemocracia transparente y una cibereconomía responsable.
Cuando tantos somos parte de las redes y trabajamos para ellas, creamos contenido, lo compartimos y aumentamos el valor con nuestras relaciones y amistades, el gobierno de las multinacionales 2.0 también debe ser compartido, abierto y transparente.
De lo contrario amenaza el neofeudalismo digital bajo la retórica hacker.

Wednesday, May 09, 2012

La política del desencanto

Los ciudadanos suspenden a toda la clase política. Ni uno sólo de los líderes políticos aprueba en la última encuesta del CIS. El presidente Rajoy sufre el desgaste de los recortes y de su silencio: baja siete décimas hasta 3,84 puntos, por debajo de Rosa Díez (4,47) y de Rubalcaba (4,11). Ni un aprobado para los ministros y la descalificación de su política por el 48,3%, que tampoco aprueba a la oposición y considera fracasada la reciente huelga general.
El hastío de una política que no funciona para superar los problemas ciudadanos amenaza con la pasividad a pesar del ruido en internet y las redes sociales cuando ya se prepara el #12M.
Pero una nueva brecha política aparece. Mientras crece la indignación contra los gobiernos por la gestión de la crisis y cae el voto para los partidos mayoritarios, una gran parte de los ciudadanos se alejan cada vez más de la participación política activa. Resultado: el crecimiento de movimientos y opciones de protesta, como acaba de suceder en Grecia, Francia o Italia, pero también el alejamiento de la información y el compromiso político.
Menos de una cuarta parte de los encuestados por el CIS han participado en manifestaciones, actos políticos, huelgas o recogidas de firmas. La política se hace privada y se comenta entre amigos y familiares (más de la mitad de las respuestas), un indicativo de que esa participación puede aumentar en la privacidad publicada de las redes sociales, pero el compromiso y el activismo de los ciudadanos es bajo.
Cae incluso el interés por la información política. A pesar de la movilización y la discusión en internet contra los recortes del gobierno, la reforma laboral (rechazada por el 32,8% de los encuestados), sólo un 6,5% se declara participativo en sitios políticos en internet. Una tendencia de abandono de la información política que se aprecia en los dos últimos años.
Una nueva brecha digital se abre entre una ciberciudadanía muy activa y crítica en internet y el resto de sus paisanos. Quizá sea el exceso de activismo del clic, pero las ideas y movilizaciones digitales no parecen calar en la mayoría de la población.
Los partidos son sordos a la política de las redes. Sólo la escuchan cuando refuerzan su propaganda. Una parte de la ciudadanía, parece que también. Quizá la impugnación de la democracia formal y las instituciones del activismo digital acecha también a una mayoría de los ciudadanos, atrapados en esa política del miedo que atrapa a muchos en la pasividad.
Romper esa brecha es un objetivo clave de la nueva política porque como en otros ámbitos existe un excedente democrático y político en las redes que no se está aprovechando. Hay mucha gente, muchas ideas y mucha acción que debería convertirse en más que un clic, un like o un tuiteo.

Columna completa en Estrella Digital

Tuesday, May 08, 2012

Una ciudadanía poco participativa en política


El barómetro de abril del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, pdf) muestra un cansancio y un repudio claro de los políticos. Ninguno de los líderes políticos aprueba y tampoco ninguno de los miembros del gobierno. Vivimos en un país donde toda la clase política suspende en valoración de la ciudadanía. Pero ese hastío no parece traducirse en una gran participación política: una resignación que impide el cambio y no exige una política más responsable.
Menos de una cuarta parte de los encuestados han participado el último año en una manifestación (21,2%), han firmado una petición (22%) o han participado en una huelga (18,8%).
Y un dato preocupante que vuelve a mostrar la distancia entre la política real y las redes: sólo un 6,5% han participado en algún blog, foro o grupo de discusión política. El CIS no aclara si en esta pregunta se incluyen formas de participación más amplias como la discusión política en Twitter o Facebook, pero la tendencia es preocupante.


En el barómetro de octubre de 2011 (pdf), sólo el 24,2% de los ciudadanos confesaban informarse de la política en internet con cierta asiduidad. Muy por debajo del casi 92% que ven los telediarios o escuchan la radio con frecuencia y del 48,5% que leen las secciones políticas de los diarios.
Si retrocedemos más hasta abril de 2010 (pdf), el consumo de información política ha bajado. Entonces el 27% se informaban de política en internet y el 51% lo hacían en la prensa.
El agotamiento y la desilusión política no parece canalizarse a la búsqueda de nuevas ideas o de otras voces. Una opinión general que contrasta con la impresión de muchos internautas, volcados en la red como espacio público de discusión e información política principal.
Si esta tendencia se confirma surge una nueva brecha digital y una falta de ideas y movilización preocupante para el futuro de una democracia informada y activa.

Monday, March 19, 2012

Exceso de hashtags

Todo tiene una etiqueta (hashtag) en las redes sociales. Twitter y Facebook se llenan de ellas. Los jóvenes franceses apelan a la #frenchrevolution emulando a la #spanishrevolution olvidada y sepultada por la crisis y la partitocracia. Los diarios titulan con etiquetas como #nimileuristas para promover sus informaciones y una campaña como #stopKony ha reavivado la larga discusión sobre el idealismo humanitario.
Cuando en la dura vida real todo parece gobernado por el mercado (otra ilusión), en las redes sociales el slacktivism o clictivismo propio de los activistas de Me gusta y retuiteo se impone. La red se llena de pintadas con el mínimo esfuerzo de un clic, pero a pesar de las promesas de información y movimientos cívicos, el vídeo y la política del poder siguen mandando.

Columna completa en Estrella Digital

Thursday, February 23, 2012

Protestas transparentes

Un libro en la cara de un policía es la imagen de la protesta de los estudiantes valencianos. Una foto imitada en las manifestaciones y multiplicada en internet. Junto a ese icono, la manipulación de medios como las televisiones autonómicas de Valencia y Madrid, negando por obediencia política una realidad multiplicada por las redes sociales.

En ciertos diarios y radios la información se humilla ante la opinión. Un conflicto entre información y propaganda que aumenta la desconfianza en el periodismo de parte del público mientras otros se conforman con los medios que reafirman su opinión.

Salir con el móvil, fotografiar, grabar y a las redes sociales. Es la estrategia de las ciberprotestas, que atraen usuarios reconvertidos en una gran máquina de información y activismo. La democracia no sólo se televisa ni depende de los medios tradicionales. Es transparente. Está en las calles, los móviles e internet.

Para muchos, una oportunidad para encontrar información, aunque desbrozando rumores y manipulaciones. Para los medios, una exigencia de mejor periodismo cuando las noticias pueden ser comprobadas por todos. Para la justicia, un reguero de pruebas e indicios.

Los estudiantes del instituto Lluís Vives se echaron a la calle el pasado día 15. Entonces aparecen los primeros vídeos en YouTube de la protesta y de la indignación de algunos padres y profesores por la actuación policial. Día a día creció el apoyo en Twitter y Facebook con etiquetas como #IESLluísVives y #primaveravalenciana, tanto de ciudadanos como de formaciones políticas. Las declaraciones de algunos protagonistas como el responsable policial de Valencia ya se han fijado en la memoria colectiva.

En la red las fronteras entre ciudadanos, políticos y medios se borran. Los ciudadanos buscan y producen información, detectan la manipulación denunciada por los propios profesionales en los medios públicos y rastrean pruebas en el gran archivo de internet. Cada día es más difícil engañar, pero también más fácil repantigarse en el prejuicio. Un desafío para el periodismo y la democracia.

Columna en los diarios del grupo Vocento

Monday, November 14, 2011

El bipartidismo aguanta

Los sondeos confirman las sospechas: la victoria del PP parece inapelable y el PSOE se hunde aún más. La confianza en los candidatos sigue siendo escasa, pero Rajoy mejora y Rubalcaba se desgasta. El bipartidismo se erosiona un poco, pero mucho menos de lo esperado tras la indignación de muchos ciudadanos, la protesta contra los recortes sociales y el debate en varias comunidades por las políticas restrictivas de los nuevos gobiernos autonómicos.
Por ahora no hay alternativa y otra vez se demuestra la brecha social y política entre la protesta en internet y las redes sociales, y la movilización de los ciudadanos más activistas frente a la mayoría de los votantes.

Columna completa en Estrella Digital

Wednesday, August 10, 2011

Las red responde al saqueo de Londres

La revuelta de Tottenham se avivó en las redes sociales con BlackBerry Messenger. Ahora otros ciudadanos se organizan en Twitter con #riotcleanup para reparar los daños. Dos redes sociales con comportamiento distinto para dos tipos de acción de diferentes grupos de ciudadanos. La división social también se refleja en las redes: a un lado una red privada, propia del fabricante de móviles, difícil de rastrear al estar encriptada: del otro una red abierta, de acceso libre a través de cualquier equipo. En ambos casos, los ciudadanos vuelven a desbordar a la política, la polícía y a los poderes tradicionales con su capacidad de información, debate y movilización. Si los incendios de Londres son una muestra de la exclusión social y el fracaso de la Big Society de David Cameron, su apelación a la responsabilidad y participación cívica para justificar los recortes públicos, la respuesta de muchos ciudadanos para atajar los efectos de los saqueos son una muestra de una sociedad vibrante capaz de responder a los problemas con más eficacia que el poder político y policial.

Columna completa en Estrella Digital

Saturday, May 21, 2011

El #15m de los medios

El #15m ha impactado no sólo en la política. Es una sacudida a toda la sociedad y también a los medios -el viejo cuarto poder- ajenos a la gestación de un descontento y una movilización que se larvó con el debate de la ley Sinde y ha corrido por la web durante meses con la fuerza de una viralidad enojada con la partitocracia.
Pero la mayoría de los medios y los periodistas estaban ausentes. Con el agravante de que algunos periodistas, columnistas y editores de medios digitales han sido activos tanto en el debate sobre las descargas y la propiedad intelectual como después en #nolesvotes y en los inicios de #democraciarealya.
Antes de la erupción de #spanishrevolution ya sufríamos una democracia amordazada por las cuotas electorales y el control de los partidos sobre la información y las imágenes de la campaña.
Muchos periodistas se sumaron a #sinpreguntasnocobertura, pero el reflejo real en la cobertura de la campaña ha sido escaso.
Políticos y periodistas han mantenido una agenda apartada del objetivo real de unas elecciones locales y autonómicas y del surgimiento de una enmienda civil a la gestión restrictiva de la democracia.
La partitocracia es sorda. El periodismo, también.

El #15m los medios tardaron en reaccionar. Sólo unos pocos como El País en su web, 20 Minutos y la televisión catalana TV3 tenían en su agenda la previsión del éxito de la protesta.
En el análisis gráfico de @montera34 se puede observar el seguimiento de la #acampadasol en las portadas de varios grandes diarios.
Sólo tres llevaron a su portada el 15m el lunes y hasta el jueves con la prohibición de la Junta Electoral de Madrid y la decisión de mantener la protesta, la presencia en las portadas no se hizo mayoritaria.
Y casi todos han adoptado una línea editorial que refleja el impacto de la protesta sobre la política electoral y se aparta a menudo de la indagación en los hechos y los protagonistas. La explicación al público general de los porqués, los quiénes, el cómo, el cuándo y las consecuencias de una movilización que supera las barreras de la democracia formal y ha resucitado el debate sobre la extensión de los derechos fundamentales, el papel de los partidos y la falta de conexión y participación de los ciudadanos en una política solipsista.
Como los ciudadanos, los periodistas y los medios debemos reflexionar. No estamos preparados para una democracia en tiempo real y en red donde las ideas y los movimientos no tienen líderes y no hacen ruedas de prensa mientras se gestan.
Pero está el debate, los participantes y sus documentos. Está la democracia en ejercicio en la red. Y no está suficientemente atento y rápido el periodismo.
Los medios y los periodistas debemos hacer una reflexión profunda sobre la cobertura del 15m, como ayer discutíamos en el Laboratorio de la APM y hoy refleja Arsenio Escolar.
En los defectos de esa cobertura coincide el enfoque estrecho de los medios sobre la información, encerrado en las esferas de poder y los intereses de la partitocracia (coincido de nuevo con Toni).
Que cada cuál juzgue la estrategia y la información de cada medio.
Muchos convendrán en que los intereses políticos de las cabeceras, sus filiaciones partidistas y los defectos de un periodismo donde la calle se sustituye por las salas del poder y las redes sociales no es competente para la sociedad del siglo 21.
La mirada, el enfoque y la investigación sigue siendo estrecha y lastra las posibilidades del periodismo profesional para responder adecuadamente a su deber social y a garantizar el derecho a la información de los ciudadanos.
Estamos en las redes, pero el periodismo no se ha adaptado todavía con eficacia a un nuevo ecosistema y su impacto en la información.
Las redacciones han comenzado a abrirse y muchos periodistas y directores están en Twitter o usan Facebook para ampliar su audiencia y el marketing de sus contenidos. Pero hay que reiventarse para convertirse de verdad en plataformas sociales, situar de nuevo al periodismo en los nuevos espacios públicos de las redes y la realidad.
Falta periodismo. Escasea el análisis informativo. Sobra opinión.
Es hora de una autocrítica responsable y exigente. Lo pide el público, lo anhelan muchos periodistas. La ciudadanía y el futuro no nos perdonarán esa reflexión.

Actualización: Datos cronológicos y cuantitativos de cobertura

Friday, May 20, 2011

El impacto electoral de #acampadasol


A la Junta Electoral Central le costó tiempo y una votación muy ajustada prohibir las manifestaciones de #acampadasol y #15m en la jornada de reflexión.
Cinco votos a favor, cuatro en contra y una abstención reflejan la tensión de una decisión con graves consecuencias. Para la democracia y la defensa de los derechos fundamentales, y para el propio proceso electoral que la decisión pretende proteger.
La sordera de los partidos provocará víctimas en las elecciones del 22-M. Por eso todos han reaccionado de una forma u otra. Tímida, a sabiendas de que nadie puede rentabilizar esta protesta partidariamente.
¿O sí?

Columna completa en Estrella Digital

Thursday, May 19, 2011

Democracia en red

La red ha tomado la Puerta del Sol como muchas calles y plazas de otras ciudades. Participativa, organizada a ritmo de tuiteo y móvil. Son los hijos de un mundo en crisis. La primera generación del tambaleante estado del bienestar que vivirá peor que sus padres. En la posmodernidad puede no haber futuro, pero el presente es continuo y obstinado, como la nómina y la hipoteca. Denuncian a los políticos sordos, tercos, lejanos. Y con ellos al poder económico y mediático, beneficiario de una partitocracia alejada de los ciudadanos, encerrada en prebendas y una pobreza de ideas que asusta. Políticos y tertulianos reaccionan con igual incomprensión.

Un buen ejercicio es comparar los tuiteos de #15m
#democraciarealya o #nonosvamos con los de los políticos en campaña. Ninguna imagen mejor para entender el desapego. La partitocracia encerrada en su discurso endogámico, sus promesas vacías y sus ataques. Los manifestantes reclamando a los políticos democracia responsable, listas abiertas, una ley de acceso a la información pública, austeridad para gobernar y limpieza en la financiación, derechos digitales y una salida social a la crisis.

Democracia en red y en tiempo real. Sin líderes, con ideas y sentimientos comunes, pero también opciones distintas. Indignados por la ignorancia política de reivindicaciones ciudadanas: de la frustración por el paro y la crisis al rechazo a la ley Sinde antidescargas, de la insatisfacción electoral a la corrupción.

No son sólo jóvenes airados, son ciudadanos indignados por una democracia sorda y lenta. Demandan política útil, ilusionante, con respuestas a los problemas con la velocidad de la globalización. A paso de calle, no de coche oficial. En las manifestaciones y las acampadas conviven ideas compartidas y discutidas en red.

Una nueva política participativa y en tiempo real. La democracia llega donde lo hace la tecnología que permite el espacio público. Un comienzo para ampliar la democracia y el control político, una oportunidad para impregnar con ideas y reivindicaciones a los poderes y hacerlos más responsables.

Columna en los medios de Vocento

Wednesday, May 18, 2011

Sostener el #15M: tomar la red

La Junta Electoral Provincial de Madrid prohíbe la concentración del movimiento #15m y la #acampadasol. Sus razones son que no hay "causas extraordinarias y graves" para acortar la solititud de la manifestación a 24 horas y que "la petición de voto responsable a que se hace referencia pueda afectar a la campaña electoral y a la libertad del derecho de los ciudadanos al ejercicio del voto".
Este segundo argumento demuestra la necesidad de esta movilización por una democracia más participativa, abierta y donde el control político por los ciudadanos se pueda hacer en tiempo real.
Parece contradictorio que quienes piden el voto responsable, como reconoce la Junta Electoral de Madrid, puedan otra cosa que contribuir a un voto más meditado por los ciudadanos.
Tampoco parece que una concentración no partidista y sin más mensaje único que la regeneración democrática pueda alterar la campaña. Si lo hace, será para que partidos y candidatos se esfuercen, expliquen y escuchen más.
La decisión es recurrible (la Junta Electoral Central fijará mañana criterio), pero debe acatarse para evitar el descrédito de un movimiento cívico y democrático. Este es el momento de demostrar a la sociedad la madurez y la responsabilidad de quienes se han sumado a este grito contra la partitocracia.
El impacto mediático ha sido enorme. Una retirada cívica para continuar en la red y recurrir la decisión es una victoria y un gesto para toda la sociedad. La Puerta del Sol no es imprescindible, la red y el debate democrático, sí. Con ellos se organizó #nolesvotes, #democraciarealya y las concentraciones.
Y ahí se puede seguir porque en la red no se aplican limitaciones al derecho de reunión ni cabe limitar la libertad de expresión individual por un delito electoral.
El futuro del #15m está en la red y en impregnar a la sociedad y la política, como escribía ayer. En volver a la calle como estos días, sin que nadie pueda quejarse. Lo importante son las ideas, es la política real, el aumento del espacio público, ampliar la voz, convertirse en una plataforma de ideas y herramientas para mejorar la democracia con las posibilidades de las nuevas tecnologías.
Derechos ciudadanos que a nadie deben molestar ni se pueden prohibir.
Sostener las ideas, aumentar el espacio público, ampliar los derechos ejerciéndolos no violentarán ninguna interpretación de la libertad del voto de los electores.
Crear esa plataforma, alimentarla y participar en ella permitirá su pervivencia. Y eso es lo importante, como también han dicho Enrique Dans o Juan Freire.
En la red, en sus herramientas aplicadas al proceso democrático y en entender la política como un espacio abierto y participativo está el triunfo de #15m.
No perdamos esa capacidad y su influencia por una decisión que a muchos nos parece restrictiva de las libertades fundamentales e injusta.
La democracia en tiempo real está en la red. Desde allí se puede hacer mucho para mejorarla, sin violencia ni reacciones que a menudo perjudican a todos y alimentan la política del miedo.
Sin que el desalojo por las Fuerzas de Seguridad o el guante blanco sea utilizado partidistamente por intereses ajenos a la convocatoria.



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Tuesday, May 17, 2011

¿Qué hacer después del #15M?

Viñeta de Fontdevila

Desalojados. La acampada en Sol (Madrid) ha sido desalojada tras las manifestaciones por una #democraciarealya el #15m. Era de esperar. La democracia formal se sorprendió el domingo cuando miles de personas se lanzaron a la calle en toda España para protestar contra la partitocracia y una política sorda a sus expectativas y reclamaciones.
Sus poderes: políticos, medios de comunicación, fuerzas de orden público, no supieron calibrar la insatisfacción del movimiento generado y organizado en internet.
Los manifestantes, sí. La cuestión es cómo canalizar la protesta para mejorar la democracia y no perder esta resurrección de la política de base. Acordaos de Vivienda Digna o de Nunca Máis, plataformas de movilización ciudadana y desencanto con fines concretos que abrieron el debate y reclamaron responsabilidad.
El desafío es no abandonar la movilización ni abocarse al olvido, como ocurrió tras aquel 13 de marzo de 2004 en el que las smart mobs y los sms hicieron su aparición en la política española.
No volver a un régimen desgastado y desprestigiado, como está ocurriendo en Túnez o Egipto, los países de la primavera árabe, convocada e impulsada en las redes sociales como la #15Mani.

La situación recuerda mucho a la evolución de los movimientos sesentayochistas tras mayo del 68 y los debates sobre la estrategia de la New Left. Entonces se discutía si era necesario crear un nuevo partido o el radicalismo podía generar un nuevo contrato social que impregnase a los partidos de la democracia formal.
La respuesta fue la cerrazón del general De Gaulle en Francia o los inicios de la revolución conservadora en demócratas y republicanos con las presidencias de Lyndon Johnson y Richard Nixon en Estados Unidos. Pero aquellos movimientos y el repudio del comunismo soviético tras la Primavera de Praga serían también la génesis de la moderna socialdemocracia impulsada desde el laborismo británico y el SPD alemán.
El eurocomunismo acabaría con la égida revolucionaria de los viejos partidos marxistas leninistas.
En los años 80, la nueva explosión social tras las crisis económicas de la década anterior y la emergencia de los nuevos problemas sociales, económicos, ecológicos y demográficos haría nacer a los verdes. El movimiento ecologista se metamorfoseó en parte en partido para defender las nuevas reclamaciones sociales.

¿Debe la movilización del 15m convertirse en partido?
Los partidos de izquierda parecen al fin preocupados. Más les vale. El PP puede seguir tranquilo con sus listas contaminadas de corrupción y con un votante fiel, impermeable a la crítica.
Pero la izquierda tiene su origen epistemológico en la crítica hegeliana. O se adapta, cambia y responde, o es repudiada.
Cuando después de muchos años todavía no ha sabido renovarse e integrar el voluntarismo social representado por muchas ONGs, la nueva ciberpolítica de la globalización los excede.
No entienden sus lazos frágiles y ocasionales, su crítica sistémica y a la vez coyuntural, las nuevas reivindicaciones de los hijos del estado del bienestar y una insatisfacción que une la rabia por pagar una crisis a la que gran parte de la población fue abocada por una pequeña parte de la plutocracia con la crisis de una arquitectura constitucional que ha multiplicado la burocracia sin lograr una descentralización que realmente haga al poder más cercano, responsable, controlable y abierto.
Pero bajo las etiquetas de #democraciarealya, #nolesvotes y el resto de las usadas los últimos tiempos como epítetos de la insatisfacción democrática surgen, crecen y se encuentran muchas ideas, sensibilidades e intereses.
Imposible crear un partido. Posiblemente inútil aunque algunos como Proyecto Equo, heredero de los movimientos de sesentayochistas y de los verdes, se haya acercado, como Attac y otros de los que reúnen muchas de las reivindicaciones expresadas en las redes sociales.
Decía John Dewey, el teórico de la democracia participativa que ha inspirado muchos movimientos de ciberpolítica de base en Estados Unidos, que los males de la democracia se curan con más democracia. Y con tecnología, a la que siempre definió como la última frontera de la democracia.
La revuelta árabe como antes Irán, China, Indonesia, Filipinas, etc. y la política de la Internet Freedom del gobierno Obama demuestran su certeza.
La nueva política crece donde llega el espacio público creado por las demandas ciudadanas sostenidas en las plataformas de las nuevas tecnologías. Pero la revolución sólo triunfa cuando sus demandas se hacen reales, se propagan, impregnan la política cotidiana y la sociedad adopta sus reclamaciones y conductas.
La democracia P2P o ciberdemocracia es una estrategia y una plataforma, no un programa ni un partido.
Su mejor contribución puede ser hacer lo que mejor puede hacer:
  • Extender el espacio y la discusión pública.
  • Convertirse en una plataforma de ideas y activismo capaz de movilizarse con demandas concretas para reforzar el control democrático.
  • Planificar poco y coordinar mucho: reaccionar con rapidez y eficacia para la defensa de la ciudadanía ante abusos y excesos políticos.
  • Crear herramientas y grupos colaborativos más eficientes y rápidos para el control político, investigar, denunciar y difundir los debates públicos.
  • Defender internet, sus herramientas y libertades como espacios abiertos y democráticos. Liberados tanto del control político y de las grandes empresas como del control 2.0 del nuevo feudalismo de los datos y el espacio público.
  • Aumentar el capital social: construir el tejido que pueda volver a hacer confiar a los ciudadanos en la necesidad del debate y la acción política para mejorar la realidad política, social y económica.
  • Amplificar las demandas ciudadanas para su máxima difusión a través de las herramientas digitales con el propósito de llegar al máximo de conocimiento por la población para que cada cual juzgue y actúe según su voluntad, ideas y posición.
  • Ser viral en todo el sistema político, económico y cultural: contaminar a las personas, los partidos, poderes, medios de comunicación, etc.
  • Repudiar la concentración del poder -económico, político, social- y defender la redistribución real del capital social y político.
Explorar las posibilidades de la democracia extrema y la democracia P2P para aprovechar al máximo la descentralización del sistema y sus herramientas -en contra de los procesos de concentración y desigualdad en marcha- y la emergencia, las cualidades de algunos sistemas para crear valor y resultados complejos más allá de la suma de sus partes.
Estas son las grandes ventajas de las redes y la oportunidad de los movimientos ciberpolíticos para agrupar, debatir, sistematizar y defender las principales reivindicaciones democráticas sin que todos sus miembros participen de unas ideas, ideología u organización común.
Una democracia más libre y participativa para reiniciar la política hacia un nuevo sistema operativo con una democracia como verdadera plataforma ciudadana.

Actualización | Tras la decisión de la Junta Electoral Central, una reflexión



Error 500 | Diez puntos para intentar entender "Democracia Real Ya", el #15m y #spanishrevolution

Sunday, May 15, 2011

#15m, revuelta contra una democracia agotada

"Democracia Real YA. No somos mercancía en manos de políticos y banqueros". Es el eslogan con el que miles de personas movilizadas a través de las redes sociales se han echado a la calle esta tarde. Más allá de propuestas concretas y de un manifiesto no compartido por todos, el reclamo se oye alto y fuerte: es necesaria una nueva política, más directa y participativa. Y con ella, la profunda reforma de una partitocracia que ha secuestrado lo mejor de la democracia para convertirla en una burocracia donde satisfacer a los jerarcas del aparato de los partidos es más importante que la política y la ciudadanía.
Domingo, #15m, la etiqueta usada para agrupar la comunicación en las redes sociales se extiende junto a #democraciarealya y #nolesvotes. Siete días antes de las elecciones municipales y autonómicas y cuando las encuestas reflejan el aumento de indecisos y el voto de castigo al PSOE.
Recuerda aquella tarde del 13 de marzo de 2004, cuando los SMS y los blogs señalaron la irrupción de la política 2.0 en la democracia española. Aquella tarde cuando una insatisfacción y una ira tan grande como la de hoy dieron un vuelco a las expectativas electorales tras la tragedia del 11-M.
Los grandes medios han tardado en reaccionar. Lentos y duros de oídos como la política en la que se encierra su criterio y su enfoque.
Al principio de las manifestaciones sólo El País en su red social Eskup, 20 Minutos y la autonómica TV3 entre los grandes medios reflejaban la convocatoria. La única televisión nacional de noticias, 24 Horas, lo obviaba, demostrando una vez más las carencias del servicio público audiovisual.
Al comprobar la repercusión en las redes sociales y la cantidad de gente en la calle, poco a poco han ido reflejando una protesta cuyo significado y repercusión escapa a una gran parte de los poderes de la democracia formal.
#democraciarealya y #nolesvotes son manifestaciones de una ciudadanía harta de no ser escuchada. Un ejemplo de activismo en red, de comunidades donde conviven intereses diversos y donde la revuelta hiperconsumista contra la ley Sinde se une al espanto de una corrupción que mancha las listas de candidatos a las elecciones. A muchos de los que pasean banderas republicanas por las protestas les asombra ver a gente de iPhone, iPad o el último teléfono con Android a grito pelado. Pero las movilizaciones y las revueltas del siglo XXI necesitan y aprovechan un sustrato tecnológico y social donde coinciden aspiraciones, desconfianza y reivindicaciones diversas.
La revolución no llegará de una lucha de clases superada por el estado del bienestar. Ni de la democracia étnica aventada por algunos nacionalismos y por la derecha xenófoba. Tampoco de una democracia que sustituye más la vieja reivindicación de los medios de producción por la demanda de un trabajo digno y adecuado a las aspiraciones de las generaciones más formadas de la historia.
Trabajo digno, participación (ser escuchados) y el bienestar necesario para seguir consumiendo están en el fondo de la indignación de muchos.
Estos días se vuelve a hablar mucho de Christopher Lasch y su denuncia de la cultura del narcisismo y la revuelta de las élites como pecados capitales de la postdemocracia y la globalización. El eco de su influencia se oye en los gurús 2.0 y en los disconformes de una nueva izquierda fracasada.
En esos manifestantes de smartphone y Twitter airado se recupera la indignación tantas veces olvidada. Pero esta vez es distinto. Las redes facilitan la comunicación, un activismo de compromiso fácil y la democracia en tiempo real. Tuiteos y gritos pueden callar y volver a escucharse cuantas veces sea necesario. Con más de la mitad de la población en internet y la mayoría de ellos en las redes sociales, leer los machacones mensajes de los candidatos entre los tuiteos de la protesta digital, tan pendientes de sí mismos como de su repercusión en los medios, indican que algo está cambiando.
La crisis de la democracia representativa y del sistema de medios de comunicación que la hizo posible se acelera cuando los manifestantes controlan en tiempo real la magnitud de su movilización.
Llega la hora de reinventar la democracia cuando un tuiteo puede valer más que un voto.

Para seguir el debate: ¿Qué hacer después del #15m?

Monday, May 09, 2011

Hartos de democracia secuestrada

Arranca la campaña electoral y la rebelión contra los políticos es mayor que nunca. Los ciudadanos están hartos de una partitocracia burocrática y abusiva. Y las redes sociales han empezado a jugar un papel fundamental para organizar y coordinar la protesta en contra de una democracia secuestrada por los políticos profesionales.
Primero fue la rebelión de #nolesvotes tras la sordera política durante el debate de la ley Sinde. Ahora, periodistas y ciudadanos se unen como nunca alrededor de la etiqueta de Twitter #sinpreguntasnocobertura contra el “estado de excepción informativa” durante las campañas denunciado por las asociaciones de periodistas.
¿Es el comienzo de una renovación democrática o los políticos ahogarán las demandas de transparencia y responsabilidad?

Columna completa en Estrella Digital

Monday, April 11, 2011

Democracia en tiempo real

Tu voto no cuenta; tu tuiteo, sí. La democracia se vive en tiempo real, directa, sin filtros ni más reglas que la opinión a golpe de teclado. 140 caracteres para controlar al poder.
Política instantánea desde el móvil y el ordenador. Los viejos poderes –partidos, políticos, medios de comunicación- han sufrido la semana pasada el control ciudadano desde los nuevos espacios públicos creados por las herramientas digitales. Ahora están obligados a estar atentos.
La partitocracia y los poderes oyen la voz ciudadana con tanta inmediatez y fuerza que resulta difícil no hacer caso. La política está en las redes, y con ella crece el poder de una pequeña élite digital con influencia en el resto de los usuarios.

Columna completa en Estrella Digital

Thursday, February 03, 2011

Diplomacia en la red


Sandmonkey se define como microfamoso, bloguero y activista. Es uno de los egipcios que desde las redes sociales alimentan la revuelta democrática. Y eso que Hosni Mubarak ha dejado al país sin internet durante cinco días. Pero las imágenes de la cadena Al Yasira y el contagio democrático en otros países han mantenido la tea de la libertad encendida.

Mientras gurús y especialistas discuten la influencia de los medios sociales, el bloqueo de internet y los móviles en Egipto no ha frenado la protesta. Manifestantes y oposición ya estaban en la calle. La demanda de libertades y democracia amplificada por los nuevos medios no se acalla sin ellos. Como tampoco lo hizo en Túnez, donde el gobierno de Ben Ali no se atrevió a cortar las redes.

Ambos países están entre los mayores censores del periodismo e internet en el Magreb, donde ninguna de sus democracias vigiladas renuncia a ese control. Pero internet cambia las cosas. Es más difícil perseguir a ciudadanos y guardar cierta apariencia democrática que mantener restricciones a medios y periodistas.

La diplomacia del siglo XXI está en la Red. Hillary Clinton proclamó hace un año la libertad de internet: la defensa de una red libre, abierta e interconectada como una de las prioridades de su política exterior. Para fortalecerla creó la Global Network Iniciative, una alianza entre gobierno, empresas tecnológicas, ONG, asociaciones periodísticas y académicas para proteger el "nuevo sistema nervioso" del planeta y las redes que "ayudan a la gente a descubrir hechos y pedir cuentas a los gobiernos".

El académico Parag Khanna compara la diplomacia posmoderna con la medieval: una amalgama de poderes políticos, militares, económicos, religiosos y tecnológicos.

Washington quiere crear una liga de ciberpoderes, no de naciones, para el mundo hiperconectado. Internet no crea revoluciones, pero amplía el espacio público y político. No sólo facilita la libertad, promueve un mundo interrelacionado y con conciencia global. La que comparten los que celebran con sus tuiteos y blogs la lucha por la libertad en países autoritarios o piden más transparencia y participación en las democracias avanzadas.

PS: Un cable de Wikileaks de la embajada de El Cairo en 2008 pidiendo a YouTube que matenga vídeos denunciando abusos policiales. La visión de la embajada sobre la libertad de expresión en otro cable antes de la visita de Michael Posner, encargado de la estrategia de libertad en internet (DLR).

Columna en los medios de Vocento

Wednesday, February 02, 2011

Egipto vuelve a internet

Egipto ha vuelto a internet y a restablecer las comunicaciones móviles tras el bloqueo del régimen. Un gráfico de Renesys permite ver la recuperación de todos los servidores excepto Noor, el último en ser bloqueado.
La amenaza está ahora en la movilización de los partidarios de Mubarak, como denuncian los activistas de la revuelta democrática.

Monday, January 17, 2011

Túnez resuelve el dilema del dictador

“Podéis censurar. Podéis hackearnos. Pero no podéis pararnos para que dejemos de escribir”. La protesta de Lina Ben Mhenn, una bloguera tunecina, se oye en el ciberespacio de la revuelta en el país magrebí. Los ciudadanos, periodistas y ciberactivistas ya estaban acostumbrados a la censura en Túnez, pero en los últimos días les ha sorprendido el robo de su privacidad, de sus cuentas en Facebook y otras redes sociales para someter su rebelión.
Zine el Abidine Ben Ali, el derrocado dictador tunecino, se arrepentirá desde su exilio de Arabia Saudí de aquellos días de noviembre de 2005, cuando la Unión Internacional de Telecomunicaciones acordó en Túnez la Agenda para la Sociedad de la Información a favor del desarrollo y contra la brecha digital. Entonces el régimen abrió un poco la mano y pensó que los servicios secretos, como en tantos países autoritarios –y en algunos democráticos-, podían mantener el control del ciberespacio y la sociedad.
Pero el dilema del dictador sobre cómo beneficiarse de la economía global mientras se mantiene la dictadura política ha sido respondido por sus ciudadanos con la revuelta del último mes.

Columna completa en Estrella Digital

Monday, December 13, 2010

Ciberrevuelta


“El Pentágono ha reconocido formalmente el ciberespacio como un nuevo dominio de guerra”. Son las palabras del subsecretario de Defensa norteamericano William J. Lynn en un reciente artículo. Su descripción de la nueva estrategia para la ciberguerra aclara por qué los ataques informáticos de los partidarios de Wikileaks no son sino una revuelta de ciudadanos hartos de la opacidad y los abusos del poder.
“Somos luchadores por la libertad de internet”, se define Anonymous, el grupo impulsor de los ataques contra los servidores de empresas como Amazon, PayPal, Mastercard o Visa. Respuesta de apoyo a Julian Assange y su organización tras haber sido detenido en Londres. Pero también una revuelta contra el control del poder político y económico sobre la información, los contenidos y el conocimiento. Contra la privatización de la libertad del ciberespacio.
Una privatización del espacio público y la democracia que feudaliza la sociedad. Grupos de interés privados con poder para definir políticas y espacios públicos. Como ocurre en la propia internet, donde la mayoría de los usuarios dependen de empresas privadas para ejercer sus libertades en el ciberespacio. Un sistema que erosiona el que la modernidad y la democracia crearon: un cuerpo social soberano.

Columna completa en Estrella Digital