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Thursday, October 28, 2010

Pago por lectura


Una empresa española, 24symbols, prepara la gran revolución del libro digital: acabar con la venta de copias. Es el sueño de infinidad de expertos y su consejo a los editores: dejar de pensar en el ebook como un objeto vendido una sola vez para desarrollar modelos de lectura sin descarga, de pago por suscripción o financiados con publicidad y patrocinios. Además de vender libros de la forma tradicional, atados a su soporte, el papel o el ereader que los lectores digitales utilicen, abrirse al libro como servicio. Con total ubicuidad para lectores móviles y accesibles a través de cualquier dispositivo: móvil, tabletas tipo iPad, ordenadores o las nuevas pantallas planas de televisión.

Es la hora. Crece la venta de ereaders y las tabletas nos invadirán esta Navidad. Librerías digitales como Amazon ya doblan las ventas de ebooks a las de libros impresos. Y sus compradores leen más: dos libros por mes y Kindle.

En la educación el programa Escuela 2.0 ha comenzado este curso. Los ordenadores para los alumnos han comenzado a llegar a pesar de los problemas en algunas comunidades. Pero faltan materiales educativos. La conversión de los libros de texto en contenidos digitales portátiles, accesibles desde clase o cualquier lugar de estudio, adaptados al usuario, en constante actualización, con contenidos participativos y multimedia, conectados con los profesores permanentemente, son todavía un sueño.

El papel resiste. Derechos de autor y propiedad intelectual, licencias de copia, el negocio de las editoriales y la distribución depende de las copias. Sólo retroceden los derechos de los ciudadanos, con problemas de formatos y de uso en diferentes lectores, con ebooks que no se pueden prestar ni compartir. Con tanta restricción, mejor el papel.

Pero el libro como servicio, alojado en internet y accesible desde cualquier aparato vendrá. El fin de la copia. Libros abiertos y enriquecidos, de pago por lectura y con más autores compartiendo textos y experiencias con sus lectores en comunidades virtuales o aplicaciones para móviles.

Columna en los medios de Vocento

Thursday, May 27, 2010

Cuando los libros no son tuyos

Mañana estará en España el iPad. Y con su llegada se ha disparado el entusiasmo en muchos foros, incluso en los profesionales, sobre sus posibilidades para la lectura, tanto de libros como de diarios. Pero libros y diarios son materiales completamente distintos. En los libros, cuidado, tu librería estará presa de una plataforma propietaria y los ebooks no te pertenecerán con libertad.
Los diarios no tienen este problema. Sus contenidos son caducos y perecederos. Pagas o consumes su publicidad para informarte en el momento oportuno y luego su utilidad queda reservada a los archivos. Ahora más fácilmente accesibles en internet.
Pero en los ebooks pierdes su propiedad y tu libertad queda atada al uso de la plataforma. Tanto iBooks como las plataformas y aplicaciones de Kindle (Amazon) o Barnes&Noble no permiten acceder a los libros electrónicos que no se han comercializado en la propia librería.
En el iPad sólo se pueden leer libros de la tienda iBookstore o en formato ePub sin DRM (digital rights management), como los de librerías digitales españolas como Leer-e o Leqtor. Ambas utilizan el DRM de Adobe Digital Editions.
La nueva plataforma de Planeta, Random House Mondadori y Santillana, Libranda, también utilizará el DRM de Adobe y sólo permitirá seis copias. No he conseguido confirmación de si hay planes para desarrollar aplicaciones para iPhone o iPad.
Google promete solucionar estos problemas permitiendo la lectura en cualquier dispositivo y en la web con el próximo lanzamiento de Google Editions.
Los lectores deben ser cautos. La editoriales y los autores llevan mucho tiempo preocupándose de sus derechos de propiedad intelectual y del reparto de los derechos de autor. Pero preocupa muy poco garantizar los derechos de los lectores.
Todas las plataformas de ebook limitan el uso de los libros, las copias que se pueden hacer en distintos equipos y el préstamo, tanto privado como en bibliotecas.
En España no ha sido posible por el momento un acuerdo sobre el estándar de los libros digitales y los derechos de los compradores. Actitud diferente a la de los libreros alemanes, que han instado a las editoriales a evitar el DRM para no perjudicar el mercado del libro y a sus clientes (vía Joaquín Rodríguez).
Si los editores mantienen el DRM y las limitaciones al uso de los ebooks aumentarán la copia privada que tanto les obsesiona. Los usuarios no se fiarán de los libros en la nube (sin descarga) o controlados por cada plataforma de distribución y lectura. Como ocurre en la música, preferirán descargar los contenidos y copiarlos entre sus aparatos sin quedar atados al comercializador y su plataforma técnica.
La otra opción es reconocer que el ebook no pertenece a su comprador. Abandonar de una vez la obsesión de la propiedad de la copia, irrelevante en el escenario digital, y dejar de cobrar por la venta de cada libro (copia) para desarrollar un modelo de negocio de pago por lectura.
De esa forma, los lectores podrían elegir entre una copia de la obra, libre de restricciones de derechos de uso, o pagar por leer, con derecho a varias copias en función de los equipos y plataformas que se usen.
Lo más parecido al pago por visión con un modelo de vídeo bajo demanda: accesible cuando se quiere, sin la limitación temporal de la emisión.
Libros como servicio y contenido, no como venta de una propiedad: la copia.
Sería la mejor solución para que editoriales y autores mantuvieran sus derechos sobre el comercio editorial sin menoscabo ni engaño para los lectores. De esta forma se podría elegir entre esos libros que quieres poseer para siempre y los que sólo estás interesado en leer.
Comercio justo. Con derechos garantizados para editores, creadores y también para los clientes. Con condiciones transparentes y precio acorde al uso y formato de cada contenido.
Entretanto, cuidado con los ebooks. Quizá algún día cuando quieras releer alguna de tus obras favoritas puede haber desaparecido de tu ereader.

Monday, April 12, 2010

Editores y autores olvidan a los lectores

"La entrada del sector del libro en la edición digital se está produciendo en España con cautela, aunque las previsiones apuntan a una entrada decidida del sector editorial a lo largo de este año y el próximo". Es la conclusión del estudio El Libro Electrónico, del Observatorio de la Lectura y el Libro del Ministerio de Cultura.
Las conclusiones defraudan. Autores y editores no se preocupan por el lector y sus derechos, permanentemente obviados por una visión economicista del libro que no hace hincapié en la lectura, sino en la comercialización del libro como objeto.
Se preocupan de su negocio a corto plazo y olvidan que es más importante seguir teniendo lectores. Fomentar una economía de la afectividad donde los lectores se reconozcan y aprecien en los libros, con autores y editores antes de que huyan a otros mercados y actividades.
La segunda preocupación que surge es el escaso conocimiento de muchos editores y agentes del sector del libro sobre los cambios tecnológicos, de hábitos de lectura y su propia posición en el futuro del libro.
Sólo el negocio del libro, los derechos de autor y propiedad intelectual de los distintos agentes (editores, traductores, etc.) preocupa a un sector que reacciona tarde a los cambios.
El peligro es que la realidad les pase por encima y los arrolle, como ha ocurrido en otros sectores.

Por eso las alarmas de la Federación de Gremios de Editores de España sorprenden cuando alegan que las descargas de libros digitales les hacen perder 150 millones de euros. A muchos conocedores del sector les parece una cifra exagerada, fundamentalmente debido a la escasísima disponibilidad de libros en formato digital (la mayoría en pdf todavía), aunque una mayoría de esos títulos compartidos sean libros de texto y académicos.
Aún de ser ciertas esas cifras, rondarían el 4% de las ventas de libros en España, cantidad baja que debería animar a aumentar la oferta y a desarrollar nuevos modelos como los propuestos por Anele (editores de libros de texto) en el propio informe del Observatorio.
Los autores españoles percibieron además 22 millones de derechos de autor por copia privada en 2009 (43 millones un año antes), según las cuentas de Cedro.
Quizá sólo entonces se podría aprovechar que la afectividad y el hábito de compra de los lectores en España los predispone mejor al pago que en otros países, aunque quienes se declaran dispuestos a comprar ebooks son sólo un 13%, según cifras de los editores.

Sólo un 6% de las editoriales tienen su catálogo digitalizado y algo más de la mitad (56%) tiene al menos un 5% digitalizado.
Pero a fines de 2009 menos de la mitad de las editoriales comercializaban un 5% de sus novedades, el déficit fundamental de la edición de ebooks junto al precio de los títulos.
Editores, autores y comercializadores no se han puesto de acuerdo ni con el reparto de los derechos, ni con el precio de los libros, ni con el calendario de publicación y tampoco con las plataformas de venta.
Algunas de esas deficiencias son las que espera resolver la iniciativa de Planeta junto a Santillana y Random House Mondadori para crear una plataforma común de editoriales para la distribución del libro digital fundamentalmente a través de librerías con negocio on line, entre las que está bien posicionada la Casa del Libro, líder en la venta de libros a través de internet.
Anuncian una oferta inicial de 6.000 títulos para la próxima Feria del Libro de Madrid. Pocos si se tiene en cuenta que en 2008 se editaron más de 95.000 títulos, 82.400 de ellos primeras ediciones.
Los datos muestran la lentitud de la industria en adaptarse. Un problema ya sufrido en otros sectores y que ha provocado la aparición de nuevas empresas y plataformas que han arrebatado a las editoriales gran parte de sus beneficios, además de imponer sus políticas de precio y comerciales.

En cuanto al formato, el pdf es mayoritario:80% de los ebooks. El estudio indica su permanencia por dos años más frente al ePub, empleado ahora por una cuarta parte de los editores, por encima de formatos como los de móvil (Mobipocket) y otros, propietarios o abiertos, más cómodos y enriquecidos.
Una situación que demuestra la falta de consenso sobre formatos, interfaz del libro, distribución y comercialización. Pero también un miope análisis de los soportes y su futuro.
Muchos lectores y compradores de libros esperan señales claras del sector para decidirse por los soportes digitales. El retraso de la industria sólo beneficia a las inciativas que vienen de fuera, como Kindle, iPad o la lectura en móviles.

Sin acuerdo sobre el precio. El precio continúa siendo una batalla. Tanto por el negocio de editores, autores, traductores o distribuidores como por la participación de cada uno en los beneficios.
La mitad de las editoriales están de acuerdo en rebajar el precio del ebook respecto a libro impreso. La mayoría apuntan a una rebaja del 30% y son pocos los que como Luarna ofrecen libros a menor precio, 3,99 euros de media, y con más derechos de autor para los escritores: un 40% frente 8 o 10% de los contratos de edición comunes.

Sólo en las propuestas de Anele, especialmente importantes porque vienen de la patronal del libro educativo, se encuentran algunas ideas interesantes: pago por lectura o curso (como he defendido varias veces, alguna ante la propia Anele), venta fragmentada por capítulos o contenidos o suscripción a contenidos, colecciones o autores.

Por supuesto, ni rastro en el estudio de la consideración del libro y la cultura como procomún más que en el capítulo sobre la edición electrónica y la gestión de la propiedad intelectual en publicaciones universitarias y el open access, el acceso abierto a los resultados y contenidos de investigación.
Y se olvida que una gran parte de esos contenidos son financiados directa o indirectamente con dinero público, por lo que deberían gestionarse sus derechos de forma pública con alternativas más abiertas y menos onerosas tanto para su conocimiento como para su uso por la ciudadanía que los paga.

Pero la lucha por el control de los contenidos y el reparto de los derechos paraliza al sector editorial.
Fuera de la pelea queda el lector, que ve cómo los libros dejan de ser suyos en la nube (cloud computing), se convierten en intangibles donde ya no tiene sentido hablar de copias, y se cercenan sus posibilidades de usarlos y compartirlos de manera justa y sin objetivos comerciales.
Lo primero deben ser los lectores. Sin ellos no existen los libros ni su negocio.
Algunos autores ya anuncian una segunda oralidad o el fin del paréntesis de Gutenberg. La disminución de la creación sujeta a la copia, a la textualidad y corporeidad del libro con todas sus limitaciones. Un cambio perceptible claramente en el escenario digital y en la cultura popular.
Mientras editores y autores discuten el negocio, los lectores siguen ávidos de obras y se sienten cada día más alejados de esa falsa promesa de que la obra sólo existe con ellos.

Actualización: Hacienda niega la rebaja del IVA al 4% al ebook a no ser que se comercialice en soporte físico. Contradicciones de las viejas leyes para los nuevos mercados y medios.

Monday, February 01, 2010

Los editores piden copias y bibliotecas más caras

Los editores y autores agrupados en Cedro quieren endurecer la Ley de Propiedad Intelectual para restringir y cobrar más por la copia privada. Pero además su propuesta ante la Subcomisión de Propiedad Intelectual del Congreso reabre la batalla por el préstamo de pago en las bibliotecas.
Las reclamaciones de los editores vuelven a insistir en el cobro a las bibliotecas por prestar libros, fijado en 20 céntimos por volumen. Un canon del que sólo están eximidas las bibliotecas públicas en pueblos pequeños y las del sistema educativo.
Los editores y autores agrupados en Cedro también exigen restringir las revistas de prensa y press clipings para que no se puedan amparar en el derecho de cita y aumentar su compensación.
Una batalla por encarecer la cultura en la que se echa en falta una discusión seria sobre nuevos modelos de negocio y comercialización. Imprescindible cuando los contenidos son más accesibles que nunca y el abaratamiento de los costes de producción y distribución digitales debería acarrear una rebaja en los precios de los libros.
Cedro penaliza el mercado digital sin que los editores hayan aprovechado sus posibilidades. La entidad de gestión cobra diez céntimos por página a los usuarios privados y 20 si es escaneada. Tarifas que en el primer caso incitan a adquirir el libro en lugar de fotocopiarlo y en el segundo a protegerse de la copia digital.
Los artículos periodísticos cotizan a 0,025 euros por página o a 0,02 euros por artículo si es para una revista de prensa digital, para los que los derechos se multiplican si se copian más artículos de una misma publicación.
Cedro también cobra tarifas a empresas (nueve euros por año), a colegios (2,65 euros en primaria y 3,74 en secundaria) y a las universidades: 4,12 euros.
A la gestora de derechos no le parecen suficientes para financiar un sector fuerte que además recibe numerosas ayudas y subvenciones tanto del Ministerio de Cultura como de los gobiernos autonómicos, ayuntamientos, etc.
Según las últimas cifras disponibles, en 2007 Cedro recaudó 43 millones de euros por derechos de autor para sus 13.000 miembros. Una cantidad importante pero mucho menor que los derechos audiovisuales y musicales cobrados por otras gestoras.
Autores y editores tienen derecho a cobrar por sus obras y su actividad, pero ¿tiene sentido seguir cobrando por las copias?
Cabe debatir si es útil y conveniente para empresas y público seguir cobrando por las copias o poner en marcha nuevos sistemas de licencia, distribución de obras -en fragmentos o completas- a través de nuevos soportes que mejoren el acceso de la ciudadanía, las empresas y la colectividad educativa a los libros. Sistemas que preserven y ajusten la cuantía de los derechos en función del valor y uso real de los contenidos.
En el préstamo, tanto privado como en las bibliotecas, la pregunta es si se pueden cobrar esos derechos mientras se mantiene el precio de los libros y se recibe financiación pública para la edición.
La pregunta reaviva la demanda de un sistema de ayudas y subvenciones que garantice el uso público y no comercial de las obras financiadas con dinero público: la cultura como procomún.
Pero también rescata el cambio de modelo de la venta de libros por un precio por lectura. Un pago por visión como el de las obras audiovisuales. Es la gran oportunidad de los ebooks, los libros digitales: cobrar por lectura y no por la posesión del volumen.
Eso permitiría que las bibliotecas, especialmente las públicas, pudiesen mantener sus fondos en depósito o usufructo y pagar sólo cuando esas obras sean leídas y consultadas por los lectores. Lo mismo puede hacerse con los libros digitales: un precio por la lectura en soportes digitales, posiblemente con limitaciones de tiempo y copia, y otro precio por una copia digital y permanente del libro.
Los libros como servicio y contenido, no como venta de una propiedad: la copia. Si editores, autores y políticos abren un debate serio sobre la sociedad de la información digital deberían ponerse todas las opciones sobre la mesa. También las que pueden garantizar un mayor acceso de los ciudadanos a los contenidos, la cultura y la ciencia. No sólo las que convienen al mantenimiento de industrias y negocios que deben cambiar cuando la tecnología y el negocio cambian.
No es legítimo impulsar reformas legales en beneficio de unos pocos sin garantizar los derechos de todos.

Tuesday, October 28, 2008

Los libros están en Google


Los libros estarán en Google, al menos en Estados Unidos. El Gran Ciberleviatán ha firmado un acuerdo de 125 millones de dólares (casi cien millones de euros) con los editores para convertirse en el mayor escaparate de libros y contribuir a su acceso a través de internet a cambio de pago por lectura, otra innovación de modelos de negocio digitales que se hace realidad.
El gran buscador comienza a ser la gran biblioteca y la gran librería virtual que tanto ha ambicionado desde la creación de Google Book Search hace cuatro años y que ya reúne siete millones de títulos.
Si a dos tercios de los editores españoles les preocupa sobre todo el modelo de negocio del libro digital, como revela el estudio Digitalización del libro en España, el acuerdo de Google y las grandes editoriales norteamericanas que lo habían llevado a los tribunales despeja un poco más el futuro del libro.
El acceso a los libros completos será de pago en Google Books, donde los usuarios podrán crear sus propias librerías digitales.
Google también permitirá acceder a libros descatalogados a cambio de pago en su web. Esos libros aumentarán el mercado de larga cola para el libro como ha ocurrido con el de la música al no implicar más coste por copia.
Las instituciones educativas podrán pagar una suscripción para acceder a los libros en el gran depósito digital y para las universidades norteamericanas el acceso será gratuito en sus bibliotecas.
Los autores se beneficiarán de los ingresos de sus libros en la plataforma digital y Google informará de si los libros buscados están en una librería o biblioteca cercana.
Pero además Google intenta acabar con el difícil y oscuro entramado de los derechos de autor al crear un registro donde mantener actualizado quién tiene los derechos de qué obras.
El Aleph Google comienza a hacerse realidad con el tesón y el dinero de una empresa empeñada en su objetivo de "hacer la información más accesible y útil".
Google comienza a desarrollar nuevos modelos de negocio con el pago por contenidos más allá de la publicidad, que ya domina en la web. Y extiende también sus conexiones entre el mundo digital y el real, por el negocio y para aumentar su utilidad.
El nuevo paso de la compañía líder en internet abre un nuevo escenario para el libro digital, igual que ha hecho con los vídeos con YouTube, donde de los contenidos sin control se ha pasado a construir una plataforma comercial para Google y los dueños del audiovisual (televisiones y productoras).

Posiblemente la aceleración del crecimiento del mercado del libro digital será mayor del esperado por los editores españoles. El 48% esperan que el papel siga siendo su principal fuente de ingresos en 2020, según la encuesta citada, mientras el 40% de los editores encuestados en la reciente Feria de Francfurt creen que los libros digitales superarán en facturación al papel dentro de una década.
A los editores españoles lo que más les preocupa es definir el modelo de negocio del libro digital. Piensan que a quien más beneficiará es a los lectores mientras que perjudicará a los libreros. Es curioso que preocupe tan poco cómo aprovechar sus ventajas para la educación, la literatura o los libros abiertos.
Mientras se acerca el fin de la cultura encuadernada a los editores y autores españoles les preocupa más el negocio pasado que el futuro.
Pero las nuevas experiencias creativas y los nuevos modelos de negocio y acceso a los libros como el que ahora impulsa Google hacen que la aceleración digital llegue también a los libros encuadernados.
Se acabó el negocio de las 49 páginas.

Saturday, April 22, 2006

Precio por lectura

¿Cuánto vale un libro? ¿El precio de tapa o se debe pagar cada vez que se lee?
Hasta ahora los libros se pagaban una sola vez y el lector podía leerlos cuantas veces quisiese. Incluso un libro podía tener varios lectores (familia, amigos) siempre que no hubiese comercialización ni copia. Y cada vez que un libro cambiaba de manos alguien volvía a leer o se creaba un nuevo lector. Y los lectores son voraces. Empiezas a leer y cada vez quieres más.
Pero el abandono es una losa pesada. Cuando alguien deja los libros volver a leer es cada vez más difícil y penoso, desaparece la atención y el tiempo necesarios.
Los autores, insisten ahora los catalanes, exigen que las bibliotecas paguen derechos de autor por el préstamo de libros.
Son como los creadores audiovisuales, que quieren cobrar a las televisiones por emitir sus obras y a los televidentes que las graban para volverlas a ver.
Supongo que dentro de poco intentarán perseguir el bookcrossing como persiguen el P2P para impedir que el mundo sea una biblioteca.
¿Pero dónde puede vivir un escritor mejor que en una biblioteca? Sin bibliotecas casi no existirían los autores, allí se han formado generaciones de ellos.
Los escritores esgrimen la nefasta legislación europea (en España nos hemos hecho los locos hasta el momento) mientras el Plan de Fomento de la Lectura apuesta por las bibliotecas y la ampliación de sus fondos cuando menos del 30% de los españoles las usa.
Son viveros de lectores. Empiezas en la biblioteca, te empapas de historias y sueños mientras miras a la chica/o de al lado y acabas comprando libros de los que no te puedes desprender. Algunos hasta se atreven con un poema.
El 61% de los usuarios de bibliotecas utiliza el préstamo de libros. Si los editores y autores quieren cobrar derechos quizá haya llegado el momento de cambiar el sistema de las librerías y el negocio del libro: que los libros sean entregados en depósito a las librerías por editores y autores, y se pague sólo por cada lectura o préstamo.
Pago por lectura. El precio de cada libro determinado sólo por las veces que se lea.
¿Es mejor sistema?
La edición electrónica y los nuevos métodos de comercialización tienden hacia el pago por lectura, primo del pago por visión y el nuevo mercado de la música digital.
Dentro de poco veremos libros con DRM que se autodestruirán una vez sean leídos. Las letras irán desapareciendo conforme la vista las recorre. Leeremos libros para ver caer las letras y las ideas impresas. Libros de una sola lectura, sin historia, sin tesoro, sin aquella flor seca entre páginas ni los subrayados del lector estudioso.
Cada vez los lectores compran más libros y menos provienen de las bibliotecas, sólo un 3,5% en 2005, según los estudios de hábitos de lectura.
Los libros son algo más que un objeto de consumo, de usar y tirar. Son cultura. De todos, no sólo de sus autores. ¿Por qué no deberían pagar los autores al resto de la sociedad por el idioma que emplean?
Si los libros son sólo negocio entonces el pago por lectura es justo, pero viviremos bajo el peligro de perecer en el reino de los best sellers. ¿A quién le interesará escribir y editar libros para pocos lectores? Dan Brown también es el rey de las bibliotecas españolas junto a Ken Follet.
El negocio de libro pasa más por la calidad que por la saturación. La edición electrónica sumará nuevas fórmulas de comercialización como ya ocurre con la música.
Los libros son para leer. Una y cuantas veces se quiera. ¡Pobres de los libros de una sola lectura! El problema de los autores no es cobrar por cada préstamo en la biblioteca sino empezar a pensar en otra literacidad, otro texto y otras formas de financiar la creación.

P21 | Los abusos de los autores

Monday, October 24, 2005

Los abusos de los autores

Los autores quieren cobrar derechos por la lectura de sus libros en las bibliotecas. Curiosa idea. Entonces que en vez de libros publiquen en un sistema de pago por lectura, como los ya ampliamente desarrollados en internet.
¿Se pagan los libros por cuántos lectores los leen? Pondrán un chip chivato si pasas de ¿cuántas lecturas? Si leo un libro varias veces porque me gusta e interesa, ¿tendré que pagar más por él?
Condenados a no releer para no pagar otra vez. Para algunos es mejor un libro muerto en las estanterías que vivo en la mente de sus lectores, que se animarán quizás a comprarlo, a buscar otro título del autor o a citarlo para que siga siendo un autor respetado y autorizado.
Estos genios de la codicia de los derechos intelectuales pretenden cargarse las bibliotecas y la cita, cuna de la civilización y del progreso intelectual de la humanidad. Quizá les quieran pasar la factura atrasada a los monjes.
Los herederos de Aristóteles se van a forrar.
Si los universitarios españoles no compran libros académicos quizá habría que preguntarse si esos títulos sirven a quienes van dirigidos o si la educación actual se apoya realmente en ellos.
Todos conocemos muchos libros malísimos sólo escritos para engodar el currículo o justificar y optar a una plaza de profesor, catedrático, etc. Y todos hemos sufrido a los profesores desvergonzados que imponen en la bibliografía sus propios libros.
Los grandes y buenos libros siempre acaban bien reconocidos y bien vendidos, aunque cueste verlos entre la saturación de mamotretos.
El libro está pagado cuando se compra para la biblioteca. Los mismos editores y libreros españoles argumentan que una de las causas de su crisis es la escasa inversión pública en dotación bibliotecaria. Y no les falta razón.
Pero todo tiene un límite. Quienes defienden la cultura, y especialmente quienes escriben libros de consulta y técnicos, los más consultados en las bibliotecas, deberían recordar cómo han escrito sus libros y cuántas obras consultaron para llegar a la suya.
Basta ya de esta locura codiciosa, sepulta las reclamaciones justas en un montón de ignominia.