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Monday, May 27, 2013

Evasores digitales


¿Qué ocurre cuando monstruos de la tecnología como Google, Apple, Facebook o Amazon utilizan sus algoritmos para la ingeniería fiscal? ¿Pueden los estados responder a la velocidad de procesamiento digital? Pagan paupérrimos impuestos, pero las investigaciones en España, Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos muestran que aprovechan las ventajas fiscales de muchos países. La velocidad inmaterial de parte de su riqueza facilita lo que el presidente de Google, Eric Schmidt, llama “sólo capitalismo”.

Los grandes de internet piden simplificación fiscal. El jefe de Apple, Tim Cook, reclama impuestos para la velocidad de la economía digital, no anclados en la pesadez de las mercancías. Y ofrece renunciar a trucos como cotizar en países con impuestos bajos o ilusiones contables como los precios de transferencia.

El líder laborista, Ed Milliband, pide a Google respeto a su lema de no hacer el mal y que sea un capitalista responsable, no un saqueador digital. El político británico recuerda al buscador su apoyo al software libre y su filosofía participativa para no abusar de los consumidores y pequeñas empresas, incapaces de competir con la ingeniería fiscal de las multinacionales.

“No existe regulación capaz de responder a la complejidad de internet”. Milliband recuerda el poder del supercapitalismo financiero, cuya velocidad desborda la economía real y ha inflado las últimas burbujas, pagadas por los ciudadanos (también con más impuestos frente a las empresas).

Un pionero de internet, Jaron Larnier, se queja en su último libro de la destrucción de la clase media cuando lo digital impone una economía informal: “Antes la gente recibía beneficios formales: salarios, pensiones y seguridad social. Ahora recibe pagos informales en reputación o trueques”.

La economía digital ha creado nuevos empleos y negocios a un ritmo incapaz de seguir por la vieja economía. En esa tensión disruptiva el mayor peligro es dejar a demasiada gente y comunidades sin recursos reales. Que los grandes del mundo digital dejen de ser líderes creativos para convertirse en élites extractivas.


Columna en los diarios de Vocento

Wednesday, November 14, 2012

El saqueo digital de Google, Amazon, Apple o Facebook


Ya no son sólo los diarios, los gobiernos se levantan contra las grandes corporaciones tecnológicas que se aprovechan de las leyes aprobadas por esos mismos políticos para evadir impuestos y pagar menos a las haciendas de los países donde actúan. La innovación tecnológica, la globalización y la vibrante economía de inversión que catapulta a esas empresas en Estados Unidos amenaza en convertirlas en los grandes depredadores de las riquezas intelectuales, inmateriales, de contenidos y económicas ajenas. La cuestión es si lo que aportan a la sociedad de la información justifica semejante privilegio o amenazan con convertirse en grandes empresas extractivas, explotadoras de las riquezas de otros, para seguir la terminología de Daron Acemoglu y James Robinson.

Hacienda vigila a Google, Facebook o Apple por dejar de ingresar mill millones de euros al fisco cada año a pesar de dominar sus respectivos mercados. Sólo Google acapara más de la mitad de la economía de internet en España -casi 450 millones de euros- a pesar de declarar pérdidas de casi 75.000 euros en 2001 y de 640.000 en 2010.

En Francia, donde los editores de prensa del mercado más regulado y cerrado de Europa, encabezan la cruzada contra Google por los derechos de las informaciones, se prepara una multa de más de cien millones de euros por no declarar sus ganancias correctamente entre 2008 y 2012 al facturar desde Irlanda, como en el resto de Europa. En el mismo casos están Amazon y otras compañías digitales.

En Alemania también se prepara una ley para proteger la propiedad intelectual de los editores, en muchos casos no reconocida a los periodistas al considerarse los diarios obras colectivas, como ocurre en España.
Y al fin el escándalo del saqueo tecnológico ha llegado a Gran Bretaña, donde su insularidad europea, el poder de la City y la exclusiva relación con Estados Unidos han convertido al viejo imperio en la cabeza de puente de la ofensiva europea de las multinacionales digitales norteamericanas.

Google desde Irlanda o Amazon desde Luxemburgo son tan diestros en aprovechar los resquicios fiscales internacionales como en las búsquedas o el comercio electrónico. Ambos siempre han defendido la cultura de aumentar su oferta y productos con la menor inversión posible en todo lo que no sea innovación y tecnología.

Google facturó 3.144 millones de euros en 2011 y pagó sólo un 0,4%: 4,24 millones de euros. Amazon sólo cotizó el año pasado un 2,5% de sus ventas de más de 4.100 millones de euros y consiguió rebajar el IVA de los ebooks de un 20% legal para pagar sólo un 3%. Apple paga menos de un 2% de impuestos en Reino Unido y Facebook no llegó a 300.000 euros a pesar de ser uno de los grandes comercializadores de publicidad gráfica.

Además de aprovechar los agujeros legales como el resto de grandes empresas multinacionales, ¿tienen las ganancias de estos grandes innovadores y creadores de riqueza digital algún derecho especial por su contribución a la sociedad de la información?

La residencia fiscal en países con menores impuestos y acuerdos de doble imposición como Irlanda y el uso abusivo de los precios de transferencia: lo que las propias subsidiarias de las compañías pagan por sus productos y servicios. Las grandes consultoras ayudan en esas técnicas y alertan del endurecimiento de la regulación fiscal en casos como España.

Google no cumple su mandato de no ser dañino, el famoso Don´t Be Evil, ni el de servir a los usuarios y menos el de la responsabilidad fiscal. Y lo mismo el resto de grandes digitales.

En el caso de España el saqueo fiscal digital es especialmente grave porque la economía digital alcanza un porcentaje muy pequeño del PIB: Google lo calculó en el 2,2%, una cifra que se mantiene, debido a la baja innovación, la escasa inversión y la baja productividad. Una economía más volcada al consumo digital que a la producción y la innovación.

No somos una sociedad de la información sino más bien hemos multiplicado la sociedad de consumo a los productos digitales con una innovación muy baja, la persistencia de una legislación económica y de propiedad intelectual que desanima a la nueva economía y los emprendedores, y con una sostenida situación de oligopolios -en telecomunicaciones, redes, distribución, derechos de contenidos, comercialización, etc.- que son lastres para el crecimiento.

Google, Amazon, Apple, Facebook se han convertido en negocios extractivos en lugar de ser todo lo inclusivos que las nuevas tecnologías, la interactividad, la participación ciudadana y su condiciones de plataformas -de usuarios, negocios, aplicaciones, etc.- permiten.

Se han unido a las élites extractivas no por el inmovilismo que caracteriza a muchos viejos monopolios -entre ellos gran parte del sector público- sino por lo su posición de poder, la maldición de convertirse en demasiado grandes para caer (too big to fail) como el sector financiero que ha provocado la grave crisis que vivimos.

El retorno de su actividad y de su generación de riqueza no es suficiente para todos porque está aumentando la desigualdad, tanto entre diferentes negocios -como la prensa- que alimentan el suyo, sino por la desigual distribución de la riqueza que crean. Vuelven a concentrarla en un sólo país y en unas pocas manos.

Como explican Acemoglu y Robinson en su libro, las instituciones (negocios) extractivas acaparan el trabajo de muchos para beneficiar a unos pocos, desprotegen los derechos de propiedad de los demás y tienden a convertirse en monopolios.

Es el retrato de cualquiera de estas compañías con algunos matices nuevos, principalmente dos: su apuesta por la innovación y el conocimiento frente a los monopolios anteriores que los erosionaban y su carácter de plataformas, sistemas donde se desarrolla la innovación, el trabajo y el negocio de otros (dejamos para otra discusión si con un reparto sostenible).

Las élites extractivas no son sólo la clase política del capitalismo castizo, como ha dicho César Molinas. También las compañías más innovadoras ejercen ese nefasto papel cuando olvidan su compromiso con sus usuarios, que son consumidores y productores, como relata toda la teoría de los prosumidores (prosumers).

Ese es el principal error de empresas como Facebook, que posiblemente se habrían librado de sus males en bolsa, si hubieran convertido en accionistas a sus usuarios, en una auténtica estrategia de economía participativa.

Pero el mal de las élites extractivas anida en los bonus, las acciones de sus directivos que se venden a grandes precios y en la presión del mercado y los resultados para ser cada vez más grandes, más fuertes, más globales, más rentables.

Como en el caso de Google y los diarios -el gráfico de arriba, tan famoso estos días, es inadecuado porque compara mercados que no son equiparables: publicidad en papel en EE UU con publicidad digital en todo el mundo, mucha creada por la propia innovación de Google- el problema es que más allá de sus propios activos (inmateriales o materiales) la economía digital se basa en la comunidad, en la actividad de los usuarios y sus lazos y relaciones -el procomún-, además de en sus propios contenidos en gran parte.

Google, Facebook y los diarios se parecen en que su riqueza no es suya, sino el resultado de la actividad social y el espacio público o el privado que se decide compartir: los hechos noticiosos en el caso de los diarios, la economía del enlace a los contenidos ajenos en Google o la vida publicada y los contenidos compartidos de los usuarios en Facebook.

La nueva economía con las reglas de buena voluntad y oportunidades que nos enseñó Kevin Kelly se convierte en tan injusta como cualquier otro capitalismo extractivo cuando quienes se hacen dueños del mercado no redistribuyen adecuadamente los beneficios.

Pagar impuestos justos que revierten en toda la sociedad es mejor que pagar tasas para una sola parte de los contenidos, la industria, los usuarios y el espacio público. Ninguna nueva y sectorial tasa Google -Facebook, Apple, etc.- sería tan justa como pagar los impuestos como otra empresa y ciudadano más sin retorcer en exceso las ventajas fiscales de las grandes empresas.

Otra cosa es si se debe pagar por el snippet de Google a la prensa o no: materia de otro artículo.

Don´t be evil, pagad, dueños de la economía digital (y también los del resto).

Friday, May 25, 2012

El precio de la desconfianza en Facebook


¿Es esta la curva descendente de la desconfianza en Facebook tras su caótica y engañosa salida a bolsa?
La confianza en Facebook ha caído. Mucho en sus accionistas y bastante en muchos de sus usuarios. Sin políticas y reglas claras. Sin explicar a la gente cómo va a impactar en sus perfiles, sus contenidos y sus relaciones la presión de los resultados trimestrales y la necesidad de un negocio todavía incierto, ¿cómo confiar?
¿Basta el consentimiento de la comodidad?
Quizá es hora de pedir a los dueños de nuestros espacios digitales respeto a los ciberderechos, una ciberdemocracia transparente y una cibereconomía responsable.
Cuando tantos somos parte de las redes y trabajamos para ellas, creamos contenido, lo compartimos y aumentamos el valor con nuestras relaciones y amistades, el gobierno de las multinacionales 2.0 también debe ser compartido, abierto y transparente.
De lo contrario amenaza el neofeudalismo digital bajo la retórica hacker.

Tuesday, May 22, 2012

Facebook olvida a sus usuarios como accionistas


Las acciones de Facebook se desploman el segundo día de su cotización en el Nasdaq y los analistas dudan de que su valor vuelva a alcanzar los 38 dólares de su salida al mercado. El recelo sobre su capacidad de seguir creciendo y de generar suficientes beneficios para sostener su valoración de más 104 miles de millones de dólares aumenta. Facebook ha apostado el mercado convencional y se ha olvidado de su especial relación social con sus usuarios para impulsar una disrupción financiera en la economía de la abundancia. Cuando todos trabajamos para Facebook, convertir a los usuarios en accionistas y promotores de la compañía quizá hubiera asegurado un mejor futuro y un cambio tan radical en el negocio digital el que las redes sociales han impuesto en la identidad, la comunicación y las relaciones.

Al precio de salida a bolsa, cada usuario de Facebook vale 116 dólares, por debajo de los 200 de Google pero muy por encima de los 83 de YouTube o los 57 de Twitter. La red social de Mark Zuckerberg sólo consigue por ahora 3,79 dólares por usuario al año, sus ingresos han bajado en el primer trimestre de este año un 6,5% frente al anterior, con un crecimiento de un 45% en un año pero muy por debajo del ritmo anterior.

Con la valoración de 34 dólares por acción de cierre ayer, Facebook tiene un ratio de precio por ingresos (PER) de 85, muy superior a compañías con más facturación como Google, con un PER de 13.


Lo peor para los accionistas es que la red social está invirtiendo mucho dinero en sostener los centros de datos necesarios para mantener las relaciones y contenidos en tiempo real de sus más de 900 millones de usuarios.


Facebook no vale tanto como su valoración bursátil, dicen los expertos. En el primer trimestre de 2012, la red social ha conseguido ingresos de 1,21 dólares por usuario, un poco más de los 90 céntimos facturados en España frente a una media en Europa de 1,40 dólares y de 2,86 en Estados Unidos, su mercado más rentable. Los ingresos caen en Asia (0,53 dólares) y el resto del mundo (0,37).

Facebook puede haber perdido la gran oportunidad de poner precio no a la empresa, sino a la privacidad, la atención, los contenidos y relaciones de los usuarios. Ese es su verdadero patrimonio y sobre el que se funda cualquier modelo de negocio. El compromiso hacker de Mark Zuckerberg le llevó a retrasar la salida a bolsa de la compañía y afirmar que la economía de las redes sociales se basa en la gente y lo que comparten. De ahí su compromiso para mejorar los servicios y no de primar los resultados trimestrales.

Faltó un último paso: refundar la economía y el capitalismo convirtiendo a los prosumidores (usuarios productores y consumidores a la vez) en socios y beneficiarios de la red social, comprometidos con su valor y su futuro.

Poner precio al valor de los contenidos y relaciones de los usuarios en la red social es un sueño perseguido por la nueva economía digital. El World Economic Forum de Davos bautizó el año pasado a los datos personales como una nueva clase de activo, la base para un nuevo crecimiento económico y para extender los beneficios sociales de la economía de la atención, el mayor mercado de la abundancia, basado en las relaciones, la tecnología y la comunicación.

Académicos, expertos y empresas buscan cómo crear un mercado de datos personales y de la identidad digital. Una herramienta para gestionar la privacidad y para obtener beneficios económicos de los datos que los usuarios permitan conocer a las empresas a través de las cookies, las redes sociales, las bases de datos, etc. Un mercado para que los usuarios obtengan más beneficios que los servicios y contenidos gratuitos sufragados por la publicidad y los grandes consumidores de datos: marketing, promociones y ofertas, etc.

Investigadores del Social Computing Research de HP Labs acaban de publicar una investigación (A Market for Unbiased Private Data, pdf) sobre cómo evaluar y poner precio a los datos de los usuarios en función de cuánta privacidad están dispuestos a compartir. Una horquilla que varía entre diez dólares para usuarios muy valiosos y celosos de su privacidad, y de cincuenta centavos para quienes comparten sus intereses, contenidos y relaciones sin demasiadas reservas.

Facebook podría haber realizado un pago justo a sus usuarios. Seguramente no en dinero, pero sí en una clase de acciones que se pudieran capitalizar. Esa patrimonialización seguramente hubiera aumentado la afectividad y el engagement entre los usuarios y la red social. De esa forma, algunas dudas sobre el futuro de Facebook como si la gente va a seguir compartiendo su vida y contenidos, en qué redes cuando aumenta la competencia, en qué dispositivos, etc. podrían resolverse con esa mayor implicación entre empresa y usuarios/accionistas. Una vinculación mayor a través de un capitalismo popular digital favorable a la reinvención de los modelos de negocio.

Habrá que esperar. El futuro sigue estando mal distribuido, como alertaba William Gibson hace ya años. La economía de la atención y la abundancia crece, pero los modelos económicos y de negocio siguen siendo obsoletos y no se adecúan a los activos y capitales de una nueva economía donde las plataformas –políticas, sociales o económicas- deben ser creadoras y facilitadoras de oportunidades para individuos, grupos, comunidades y empresas. Espacios y mercados donde compartir procomunes, innovación y esfuerzos para mejorar la vida de todos y crear valor: económico, social, político, tecnológico, etc.

Capitalizando la identidad digital y los contenidos de los usuarios podría empezar a superarse la dicotomía entre las economías de la abundancia y de la escasez. Un sistema para evitar la devaluación producida por la inteligencia, la producción y el consumo colaborativo, como ha explicado Michael Bauwens.

Una oportunidad perdida por Facebook para cambiar la economía y el negocio, sin convertirse en una empresa más.

Monday, May 07, 2012

Todos trabajamos para Facebook

Facebook sale a bolsa. Ocho años después de su nacimiento la red social de Mark Zuckerberg espera conseguir una valoración de 96.000 millones de dólares, la mayor de la historia en una oferta pública de acciones. ¿Cuál es su valor? La identidad, la comunicación, los contenidos y las relaciones de sus más de 900 millones de usuarios. Una riqueza que ha llevado a muchos a afirmar que todos trabajamos para el gigante azul y deberíamos poseer una participación en la compañía. Cuando los servicios de internet son gratis, a quien se vende es a ti, usuario.

La identidad y las relaciones de los usuarios de Facebook son su riqueza. Es la primera gran compañía cuyo valor depende del mayor mercado de la economía de la abundancia: el esfuerzo de cada individuo para alcanzar la atención de otros. Un recurso inagotable.

Columna completa en Estrella Digital

Wednesday, August 24, 2011

Crisis de confianza sin tope constitucional

Una descomunal desconfianza política, económica y democrática. Es lo que anima el consenso de los dos grandes partidos –PSOE y PP- para reformar con urgencia la Constitución e imponer un tope al déficit público. En la génesis de este pacto que hurta a los ciudadanos la discusión y el voto en referéndum sobre una decisión estructural tan importante anida la desconfianza política en el compromiso y la responsabilidad de los gobernantes, desconfianza en la capacidad económica del país y para convencer a los mercados, y desconfianza en la madurez democrática de la población. Desconfianza también en convencer a la rica Europa –Alemania y Francia- del compromiso español para superar la crisis sin hundir la economía del euro.

Sufrimos tres años de crisis económica, pero también un enorme déficit de confianza en una política que no funciona y que ha sido incapaz de afrontar los problemas económicos y sociales. Con políticos que han gastado a manos llenas en tantos años de fondos europeos y de burbuja, empresas más ocupadas en el corto plazo que en la innovación y la sostenibilidad, y ciudadanos poco exigentes en el control democrático.

Una crisis del consenso político y social básico cuando aparece la necesidad de una nueva era de austeridad. Un nuevo contrato social, político y económico que requiere debate, visión, compromiso y responsabilidad. Difíciles de conseguir con un procedimiento de urgencia y sin amplia participación ciudadana tras tantos años de fundamentalismo constitucional que han frenado otras reformas como las propuestas en su tiempo por el propio Zapatero. Ese es el reclamo fundamental de los indignados o de quienes ya se han unido contra la nueva propuesta del gobierno en #yoquierovotar.

Columna completa en Estrella Digital

Friday, May 13, 2011

Internet sólo alcanza el 2,2% del PIB


La economía digital española aún es muy débil. A pesar del crecimiento de los últimos años sólo alcanza el 2,2% del PIB, 23.400 millones de euros, según el estudio de España conecta, de Google y The Boston Consulting Group.
El mismo estudio se publicó en Gran Bretaña hace unos meses con un resultado muy distinto: una economía digital vibrante, ya con el 7,2% de peso en el total. Una fortaleza que llevó a titular el informe El reino conectado.
Por aquí nos quedaríamos muy lejos de ese Camelot digital. En Ínsula Barataria, un lugar donde a muchos les sobra el don como a Sancho Panza. Una península con más piedras que dones, con permiso de Cervantes.

Las causas del retraso están en en bajo peso de los sectores intensivos en tecnologías de la información, escasa inversión, moderada innovación y baja repercusión en la productividad.
Pero también en un mercado oligopólico y con grandes barreras de entrada. Empantanado en debates improductivos y equivocados como la ley Sinde. Con muchas restricciones legales y de derechos que dificultan lanzar nuevas empresas de contenidos y servicios digitales, fuerte retraso en la inversión publicitaria digital y baja formación y desarrollo de las tecnologías en la mayoría de las empresas.
Problemas que ni el Plan Avanza ni las leyes han mejorado lo suficiente. Las barreras para la sociedad de la información siguen siendo altas y su mejora, lenta.
El motor de la economía digital española está en el consumo. Importante, pero no suficiente para incorporarnos a una economía productiva con futuro.

En la economía digital se vuelve a caer en viejos errores de falta de aprovechamiento de los procomunes, baja inversión privada, una inversión pública que no consigue fortalecer lo suficiente el sector productivo y un dominio sobre los contenidos, servicios y redes demasiado oligopólico, con grandes empresas que ralentizan con su influencia y poder político y de mercado el desarrollo.
Pymes, emprendedores e innovadores tecnológicos empujan la economía digital, pero es hora de un auténtico pacto de estado, político, legislativo y económico para que España no vuelva a quedar con un ancho de vía insuficiente en las nuevas redes.

Sunday, March 27, 2011

Plutocracia en La Moncloa

La patronal y los grandes empresarios reunidos en La Moncloa con el presidente del gobierno más acuciado por calmar a los mercados. Emilio Botín, presidente del Banco Santander, reclamó a Zapatero aguantar hasta el 2012. Nada de revelar su futuro electoral y de adelantar las generales. Todo por el bien de la economía y los mercados. La plutocracia ha hablado. La mitad del PIB plantea sus condiciones. En el PP no habrá sentado nada bien la enmienda de Botín a su política. Ni a algunos medios de comunicación, atónitos al ver a los patronos enmendando la agenda política de sus columnas. Tampoco a muchos ciudadanos, recelosos de una reunión donde el poder económico marca tiempos y objetivos al gobierno.

Columna completa en Estrella Digital

Thursday, January 06, 2011

Facebooknomía

Facebook vale 37.500 millones de euros por la atención y la identidad –el ego - de más de 500 millones de usuarios, pero también de un grupo de distinguidos accionistas a los que el banco Goldman Sachs venderá participaciones de la compañía superiores a 1,5 millones de dólares. Acciones para unos pocos de los datos y la atención de tantos sin tener que someterse a los controles de la bolsa. La facebooknomía se basa en la confianza y en crear una comunidad, como las de los usuarios al publicar una parte importante de su vida en las redes sociales.

Confianza en que el mayor gestor de la identidad de dominio público, la que los usuarios construyen para mostrar a los demás en la red, será capaz de acompañar durante mucho tiempo a sus usuarios y ofrecerles toda clase de contenidos y servicios. Y ser su conexión social en cualquier web gracias a ese botón azul de Me gusta o a la cajita donde compartir comentarios y recomendaciones con el grupo de gente que uno elige en internet.

Son valores para justificar una inversión astronómica, pero no desmesurada. Google, dueño de las búsquedas, o Amazon, rey del comercio electrónico, valen más. También ingresan más, pero los 2.000 millones de dólares estimados para Facebook en 2010 abren oportunidades de crecimiento en publicidad y en nuevos servicios de vídeo o móviles, como acaba de hacer Tuenti.

Mucha gente vive en Facebook. Sus usuarios españoles pasan más de 47 minutos al día en ese refugio azul. Una salita de estar pulcra y ordenada donde se habla, se ríe, se grita, se liga o se comparte fascinación por personajes o temas. Rentabilizar la vida de los ciberciudadanos bien vale un buen puñado de dólares. Sobre todo cuando las redes sociales se han convertido en la principal puerta de acceso a la web y en la máquina de recomendación fundamental para llegar a contenidos, productos, servicios o medios.

Es la joya de la economía de la atención. Sus activos son la privacidad, la afectividad, el tiempo y consumo de los usuarios. Un generador de datos y relaciones imprescindible para la publicidad, el e-commerce o la política. Parece buena inversión.

Columna en los medios de Vocento

Wednesday, January 05, 2011

La atención de Facebook vale 37.500 millones

¿Cuánto cuesta la atención? ¿Cuánto entregar todos nuestros datos privados? ¿Qué nos gusta, con quién nos relacionamos, nuestros contenidos favoritos? La respuestas son 37.500 millones de euros. Es la valoración que el banco Goldman Sachs hace de Facebook para invertir 375 millones de dólares en la gran red social.
¿Burbuja 2.0, como en el año 2000?
No parece tan claro. Detrás de la valoración de la empresa de Mark Zuckerberg hay poderosas razones: Facebook no quiere salir a bolsa para crecer tranquilo, es enorme pero aún tiene gran capacidad para crecer y posee lo más preciado para la nueva publicidad: los datos, las relaciones y la atención de su audiencia.

Analisis completo en Estrella Digital

Thursday, October 28, 2010

El reino conectado, el Camelot digital británico

Connected Kingdom, un estudio de Google y The Boston Consulting Group cifra en un 7,2% el peso de la economía de internet en Gran Bretaña. Una historia de éxito en uno de los países más dinámicos en el desarrollo de la sociedad digital.
Internet emplea a 250.000 personas en el Reino Unido y el consumo es su principal motor. Una nación de consumidores digitales con un 62% de los adultos (31 millones de personas), comprando online.
Y un exportador digital: por cada libra de importación de comercio electrónico, genera 2,80 libras en exportaciones.
El estudio indica que internet podría alcanzar el 13% del producto interior bruto en el año 2015, con un crecimiento del diez por ciento anual, gracias al aumento de penetración de la banda ancha, el factor crítico en la economía digital.
El estudio plantea una serie de desafíos para conseguir ese desarrollo de la economía digital que pueden aplicarse a otras economía como la española:
  • Mejorar la penetración, calidad y velocidad de la banda ancha.
  • Acceso universal a la Red en 2015. Acabar con la brecha digital.
  • Romper las barreras entre online y offline, cada vez menos importantes para los usuarios.
  • Internet de las cosas: funcionalidades de internet, comercio electrónico y datos vinculados en cualquier producto y aparato.
  • Rentabilizar la economía de la gratuidad y la afectividad con nuevos modelos de negocio.
  • Aumentar la confianza del consumidor en el comercio electrónico y los pagos.
  • Internet y tecnología abierta. Limitar el impacto de las plataformas digitales de pago.
En los parámetros que el estudio ha elegido para la comparación internacional se observa cuánto le queda a España para estar entre los líderes de la nueva economía.
El estudio compara Enablement (infrastructura y acceso), Expenditure o gasto de consumidores y empresas y Engagement, participación y actividad de empresas, gobierno y consumidores en la economía digital.

Wednesday, October 20, 2010

Presupuestos poco participativos

El dinero del estado es de los ciudadanos. Esta verdad tan de perogrullo es olvidada por los gobiernos, celosos del poder de control de las cuentas públicas. Ahora que estamos en plena discusión de los Presupuestos del Estado se publica el informe anual de Open Budget, la Encuesta de Presupuesto Abierto que vuelve a mostrar la opacidad y baja participación del proceso presupuestario español.
El estudio revela la inexistencia de un documento preliminar ni un presupuesto ciudadano que permita la consulta y participación de los contribuyentes, el sistema legislativo es opaco a las consultas con expertos y sociedad independientes, no es revisable durante la ejecución y los organismos de control como el Tribunal de Cuentas son lentos e ineficaces.
Un desastre habitual la mayoría de los países que muestra la opacidad del manejo del dinero público y la escasa evolución de la apertura democrática y el aprovechamiento de las tecnologías para la participación.
La rendición de cuentas y los presupuestos participativos son uno de los principios fundamentales de un gobierno abierto. En algunos municipios están en marcha, aunque con desiguales resultados.
En otros países como Estados Unidos, la transparencia en los presupuestos para atajar la crisis impulsó algunas iniciativas para el conocimiento de los ciudadanos de dónde se gasta su dinero.
Los presupuestos abiertos y participativos son una de las herramientas fundamentales para la conversión del aparato de la administración pública -estatal, autonómica y local- en una plataforma pública y abierta para la gestión y la innovación social.
El estudio de Presupuesto Abierto sitúa a España en el puesto 17 de la clasificación internacional. Compartimos poca transparencia, escasa eficacia y flexibilidad legislativa y de control. No deberíamos conformarnos.
Las recomendaciones son sencillas: publicar un documento presupuestario preliminar; un presupuesto ciudadano -sencillo y accesible- y una revisión semestral; facilitar oportunidades para que el público en general pueda presenciar las audiencias del legislativo sobre presupuestos; aumentar los poderes del legislativo y del Tribunal de Cuentas para permitir una supervisión integral del proceso presupuestario.
Manos a la obra, por una democracia mejor y más abierta.

Tuesday, October 19, 2010

Lo que Google o Facebook saben de nosotros

Somos nuestros datos. La mayoría de los servicios y contenidos de internet son gratuitos. No se pagan con dinero, pero sí con la huella digital, el rastro de la actividad del usuario en internet y las redes digitales. Con esos datos se personaliza la publicidad y servicios de geolocalización para saber dónde está un usuario y qué puede encontrar alrededor. La tensión entre la privacidad y las demandas del mercado digital es constante.
La Agencia de Protección de Datos (AEPD) investiga a Google por espiar datos en redes wifi.
El mismo día vuelven las quejas contra Facebook por utilizar indebidamente datos personales.
La pregunta es cuánto vale la privacidad y si existen garantías y herramientas para protegerla en la era de las redes sociales y de la transparencia digital.

Valemos lo que valen nuestros datos. La economía del regalo y la gratuidad es predictiva y persuasiva: anima al consumidor a hacer o consumir algo gracias a la información de lo que ya hace. Cuantos más datos para relacionar gustos, personas, lugares, productos, etc. mejor se puede personalizar la oferta.
Esos datos permiten además crear mapas semánticos quiénes, cuántos y dónde están los consumidores. Sus preferencias o actividad digital y física en diferentes lugares, en los móviles y aprovecharlos en servicios de geolocalización o para gestionar mejor el tráfico de las redes. Empresas como Google o Facebook recopilan y almacenan gran cantidad de datos del uso que cada persona hace de internet. Tanto que a menudo no está claro para los usuarios qué comparten con otros ni cómo los utilizan las empresas digitales.
La AEPD investiga a Google desde mayo y ha “verificado la captación de datos de localización de redes wifi con identificación de sus titulares”, además de la transferencia de esos datos a sus oficinas en Estados Unidos. Los datos fueron captados por los coches de Street View –el callejero virtual de Google- de redes wifi desprotegidas e incluyen correos electrónicos con nombres y apellidos, mensajería instantánea, cuentas de redes sociales y contraseñas con datos personales.
Google sufre la misma investigación en varios países europeos y asiáticos. La empresa ya había reconocido los hechos y los achaca a un error al captar los datos de las redes inalámbricas (SSIDs) y de los equipos (direcciones MAC de router y módem). Pero la AEPD no cree esas explicaciones y ha trasladado al juez la investigación.
El celo no es gratuito. Está en juego la privacidad y la libertad de los usuarios. En abril de esta año, las autoridades de diez países exigieron por carta a Google y a otras multinacionales de internet respeto por el derecho a la privacidad de los ciudadanos y la implementación de las herramientas adecuadas para que los internautas puedan controlar qué datos y contenidos, qué parte de su identidad y personalidad quieren compartir con otros usuarios y con las empresas proveedoras de esos servicios. Más tarde, en julio, los guardianes de la privacidad exigieron que las cookies, los pequeños programas que captan datos para la publicidad en los navegadores, sólo se instalen con consentimento previo.
Las autoridades no se fían de la vinculación entre cuentas de correo electrónico, redes sociales, aplicaciones para móviles, etc. que tejen una maraña de información personal sobre de la que los usuarios a menudo no son conscientes. Las empresas se defienden asegurando que no utilizan datos personales, sólo de actividad pública en las redes o con consentimiento de los propios usuarios cuando personalizan los servicios.
La economía del regalo y la gratuidad obliga a todos. Es un mercado de trueque donde a menudo los usuarios no tienen una idea exacta de cuál es el valor de su privacidad ni de cuánto tiempo está en poder de las empresas ni con quién la comparten. En la era de la reputación online cuanto más das, más consigues.
Los defensores de la nueva economía defienden a menudo el tribalismo de internet, aluden a la privacidad como una excepción y defienden la transparencia como un valor económico y moral. Pero la historia de la intimidad y la privacidad enseñan que son libertades individuales fundamentales. Los usuarios digitales despliegan una identidad de dominio público creada para compartir con otros. El compromiso de las empresas digitales debe ser respetar el grado de privacidad resguardado por cada usuario y desarrollar las herramientas necesarias para dar más sin renunciar a la intimidad.

Columna en Estrella Digital

Monday, October 11, 2010

Una red social para clientes de La Caixa

La Caixa lanza una red social para empresas y profesionales. Sus clientes de negocios podrán participar en Online Community CaixaEmpresa, una red social con visión B2B que les permitirá hacer contactos, dar visibilidad a sus negocios y estar en contacto con otros clientes de la entidad: posibles socios, proveedores, etc. Y a la entidad rentabilizar su base de datos de clientes con el valor añadido de las nuevas herramientas digitales y sociales.

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Wednesday, October 06, 2010

Un plan de contenidos digitales con nuevo sistema operativo

Juan Junquera, director general de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información del Ministerio de Industria, prometió ayer la elaboración de un Plan de Contenidos Digitales ante Asimelec, la asociación de las industrias de las tecnologías de la información, que lleva desde mayo pasado reivindicando la necesidad de ese plan.
Un plan que debe ir más allá de las subvenciones para crear el nuevo sistema operativo de la sociedad de la información con más oferta y ventajas para los ciudadanos.
Cambiar el modelo del estado subvencionador para convertir al gobierno en promotor de una plataforma pública y abierta donde los intereses de la industria y las necesidades y derechos de los ciudadanos encuentren el mejor tejido tecnológico, de infraestructuras y regulatorio para ampliar la oferta de calidad y la innovación.
Un estado plataforma para el desarrollo de nuevas iniciativas, oportunidades, negocio y crecimiento.

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Wednesday, September 29, 2010

Huelga en los medios: entre el derecho a la información y el negocio

“Todos los periódicos editados en Madrid han salido a la calle”, reza la página oficial del Gobierno sobre la huelga esta mañana. Eso sí, con ediciones limitadas y al mismo precio de venta en los kioscos que han abierto.
En RTVE funcionan los servicios mínimos mientras Telemadrid vive otro episodio de su particular guerra político/sindical y no emite.
Canal Sur y TV3 avisan de alteraciones en su programación y la eterna disyuntiva entre huelga y derecho a la información se salda con ventaja para la información en casi todos los medios.
El seguimiento entre los periodistas y las plantillas de los medios ha sido mayor que en anteriores huelgas, según los datos provisionales de sindicatos y empresas.

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Tuesday, September 28, 2010

29S, una huelga pesimista

Huelga general contra la reforma laboral. Muchos están de acuerdo con la protesta contra los bandazos de la política económica del gobierno, pero pocos parecen dispuestos a secundarla. ¿Se puede hacer huelga general en crisis y con más de cuatro millones y medio de parados?
El derecho a la huelga es indiscutible en una democracia. Pero en la era hiperconsumista y de compromisos laxos del ciborg sentimental el éxito de la convocatoria es dudoso.
Sobre todo cuando nadie avizora una alternativa tras un eventual éxito de la convocatoria. El ejecutivo no tiene ideas ni margen para cambiar su política. El principal partido de la oposición y alternativa de gobierno defiende las tesis neoliberales de recorte del estado del bienestar y los servicios públicos.
La izquierda ha sido incapaz de plantear un discurso y una alternativa inteligente que convirtiera esa Ley de Economía Sostenible que se discute en el Congreso en una reforma profunda y social para el estado del bienestar en el siglo XXI.
La política y los gobiernos deben cambiar. Hacerse cada vez más inteligentes, capaces de interpretar mejor las claves del mundo actual y reaccionar con más eficacia y celeridad. Los sindicatos y las organizaciones de trabajadores y profesionales, también.
La huelga no "es una putada", como aseguró el secretario general de CC OO, Ignacio Fernández Toxo. Es la manifestación de la impotencia. De los sindicatos, del gobierno y de la política social.
Los parados están divididos sobre la convocatoria, según un sondeo reciente. Los sindicatos se conforman con un éxito relativo de participación.
A nadie dejará contento la protesta. No porque sea un desafío a las decisiones políticas aprobadas en el Parlamento -como argumentan El País y otros medios-, ni porque sea una huelga de caballeros que nadie quiera ganar, como defiende José María Ridao, uno de sus editorialistas más influyentes.
Sino porque tras la huelga general no avanzarán las alternativas necesarias para un cambio de sistema operativo en la economía, la sociedad y la política.
Daniel Innerarity, uno de los filósofos políticos más lúcidos en España, se queja de que "hoy la derecha es optimista y la izquierda pesimista".
El mayor peligro de la izquierda es la renuncia a las ideas, a la inteligencia política y a desarrollar las nuevas oportunidades de la sociedad de la información, la tecnología y la política.
El problema no es sólo regular los mercados y el capitalismo, sino abrirlos para redefinir la igualdad con mayores oportunidades, más participación e innovación social. Es el gran objetivo de la izquierda por el que vale la pena seguir luchando.
Como el recientemente desaparecido Tony Judt asegura en su último libro, vivimos una era de inseguridad. Una era de modernidad líquida donde la búsqueda del propio ser y de nuestro lugar en un mundo que corre a la velocidad de las redes consume más tiempo y recursos que nunca.
"La inseguridad alimenta el miedo. Y el miedo -miedo al cambio, miedo al declive, miedo de los extraños y de un mundo no familiar- está corroyendo la confianza y la interdependencia en la que las sociedades descansan".
Las palabras de Judt son la denuncia de la melancolía. Contra ellas el gobierno inteligente, la innovación social, el cuarto sector -empresas sociales sin ánimo de lucro-, la lucha por la sostenibilidad y la necesidad de reformar la partitocracia estatal y autonómica para cambiar la pesadez de la burocracia por un estado plataforma: dedicado a crear las infraestructuras -materiales y estructurales-, las instituciones, las leyes, los espacios y contenidos públicos para el desarrollo y la ampliación de la oferta de la iniciativa social.
Un estado abierto y transparente donde los procomunes, el dominio público que es de todos, sirva para aumentar la innovación, la educación, los servicios públicos, la cultura, la ciencia y la red sobre la que tejer la participación ciudadana para reconstruir consensos como los que se han roto entre la patronal y los sindicatos, entre los trabajadores y una economía cada vez más financiera y menos productiva.
Los sindicatos necesitan salir de su trampa burocrática y cambiar sus estrategias. De lo contrario serán instituciones zombies, como alertaba hace tiempo Ulrich Beck.
Una huelga general podría haber sido sustituida por otro tipo de acciones con más garantías de respaldo popular. Más aceptables para los ciudadanos que no quieren arriesgar su inseguridad, su falta de acuerdo con la estrategia sindical o sus propias precariedades.
Una señal para una política más participativa y más inteligente contra las reformas impuestas por la trampa de una ideología convertida en verdad económica y esa apatía conformista que Paul Krugman denomina la falacia de la sabiduría convencional.
La condena a la melancolía de la izquierda.

Tuesday, September 07, 2010

Procomunes, innovación social y Estado plataforma

La conferencia completa de mi intervención en la Escuela de Verano de UGT. Propuestas para un nuevo sistema operativo social y económico con refuerzo de los procomunes, recapitalización y mayor innovación social y una democracia 3.0 con el estado como plataforma pública y abierta.
Un Nuevo Sistema Operativo Social y Económico

Sunday, September 05, 2010

Un nuevo sistema operativo social

¿Cuáles son las claves para una economía sostenible? Es el tema principal de la Escuela de Verano de UGT de este año, dedicada a analizar las posibilidades de cambio del modelo productivo. Mañana participaré en la inauguración junto al ex ministro y vicepresidente de la Fundación Ideas, Jesús Caldera, y donde también estará Juan López de Uralde, ex director de Greenpeace (programa en pdf).
Mi charla versará sobre las posibilidades y elementos para construir un nuevo sistema operativo económico y social desde la perspectiva de la extensión de la tecnología, el gobierno abierto y el dominio público.
Ideas para construir una democracia 3.0 a partir de un gobierno entendido como plataforma para la innovación social y con los procomunes y un nuevo servicio público de acceso y contenidos digitales como ejes de un nuevo ecosistema para la sociedad de la información.
Una guía con las ideas principales que mañana desarrollaré:

Saturday, July 17, 2010

El mal arranque del Plan Avanza 2

Incapaces de potenciar otro modelo económico y de fijar la atención en lo que más consecuencias tiene para los ciudadanos. Es el deprimente resumen de la comunicación y la recepción del Plan Avanza 2, aprobado ayer por el Consejo de Ministros.
Los grandes medios prácticamente no se dan hoy por enterados en sus ediciones en papel. En internet, el sucesor del Plan Avanza, que desde 2005 ha potenciado internet, la TDT y el sector tecnológico como nunca antes (incluyendo a los medios digitales y al sector de los contenidos) con una inversión de más de 12.000 millones de euros entre fondos públicos y privados, ni siquieran lo recogen en sus ediciones.
Andan ocupados con los fallos del iPhone 4 -aún no se vende en España- y otras noticias tan contaminadas de marketing y modas consumistas como las que habitualmente llenan este tipo de secciones.
Más de 24 horas después de su aprobación, ni El País, ni El Mundo, ni Público, ni ABC o La Vanguardia recogen información sobre un plan que prevé digitalizar las administraciones públicas, aumentar la banda ancha o incrementar el peso del sector tecnológico en la economía española.
¿Dónde están los periodistas tecnológicos? ¿Dónde los ocupados con los planes de la economía sostenible?
La falta de sensibilidad y criterio del periodismo español sobre el plan, eje de la estrategia y de la inversión tecnológica hasta el año 2015, indica qué poco se piensa en lo realmente importante: en las decisiones legislativas, de inversión y subvenciones, en los proyectos para el sector público y privado que realmente movilizan y van a definir el sector tecnológico y de internet en los próximos años.
Ni una crónica más que la nota de agencias en unos pocos medios, ni un análisis, y menos un editorial, claro.
Pero la culpa de tan mal arranque no es sólo de la miopía de los medios. El gobierno sigue demostrando sus problemas de comunicación y la incapacidad para encontrar argumentos políticos donde podría tenerlos.
De la oposición hace tiempo que no sabemos nada en estos temas.
Ayer comentaba que el éxito de la segunda fase de este plan está demasiado repartido. El Ministerio de Industria y la Secretaría de Estado para la Sociedad de la Información no ejercen el liderazgo y el empuje necesarios, especialmente desde la salida del su director general, David Cierco, ahora en la Fundación Ideas.
Red.es es el organismo encargado de ejecutar el plan y coordinar sus proyectos con las administraciones y el sector privado, pero no el encargado de su liderazgo político.
Al gobierno se le llena la boca con la economía sostenible pero es incapaz de coordinar adecuadamente a los ministerios e instituciones para lanzar una estrategia común para la sociedad de la información como la que España necesita.
Es una de las mayores opciones para cambiar el modelo económico, dar más derechos y oportunidades a los ciudadanos, promover el desarrollo de la I+D, la industria y la investigación, y rebajar nuestra dependencia de las importaciones.
Al Plan Avanza 2 le falta la ambición de una política estratégica para la sociedad de la información como tenía su precedente. Visión estratégida para el despliegue de las nuevas redes, el desarrollo del sector audiovisual y la convergencia, una nueva estrategia de contenidos digitales y el reconocimiento y defensa de los derechos de los ciberciudadanos, además del aumento del servicio y el dominio público.
Al gobierno le falta el liderazgo para esa política y una estrategia de comunicación que no dependa del acierto o el olvido de los reporteros de tecnología. Un liderazgo que hubiera reunido ayer a los principales representantes del sector y de los ciudadanos digitales para comunicar con convencimiento una estrategia de desarrollo compartida, imposible sin liderazgo y decisión.