Apagón analógico cumplido. Impulsa TDT y el secretario de Estado de Telecomunicaciones, Francisco Ros, hacen otro balance triunfal.
Fechas logradas en tiempo, cobertura del 98% de la población, más consumo de televisión, 12.000 millones de euros movilizados, 800 millones aportados por los emisores, 425 millones de inversión pública, 4.700 centros emisores y un enorme esfuerzo ciudadano para adaptar 1,25 millones de antenas colectivas y renovar 32 millones de televisores.
Pero la transición televisiva digital no es sólo triunfo. La televisión interactiva, la gran promesa de la TDT, es la gran perjudicada. Primero por la escasa capacidad de la tecnología y también porque la aceleración de la reconversión y el despliegue decidido ha primado la compra de descodificadores (set top box) sin funcionalidades interactivas, las televisiones no las han desarrollado, no se han fijado estándares y se ha penalizado la televisión híbrida con internet para mantener el sistema de licencias el mayor tiempo posible.
La alta definición se ha regulado en el último Consejo de Ministros con muy poco interés de las cadenas comerciales. De la televisión en movilidad nada se sabe y Abertis, el concesionario de la red de difusión, tiene abierto un expediente por la Comisión Nacional de la Competencia e intenta imponer su dominio de la señal en la televisión por internet con el proyecto TDT.com, un portal televisivo resistido por todas las cadenas para evitar que amplíe su dominio.
Telefónica ha comenzado a ofrecer un nuevo sistema de IPTV a las televisiones para aumentar la oferta de televisión en banda ancha.
Los sintonizadores interactivos (Multimedia Home Platform, MHP), conectados a la banda ancha y con capacidades para la televisión híbrida son los grandes desconocidos. Por el momento sólo se han adquirido 150.000, sobre todo para la TDT de pago. Según las cifras de Impulsa TDT, sólo han sido comprados 20.000 set top boxes realmente interactivos, otros 116.000 permiten ver un canal mientras se graba otro (PVR) y en total sólo existen 146.000 descodificadores con disco duro. Un millón de descodificadores tienen alguna funcionalidad más allá de sintonizar la TDT.
La conexión a través de videoconsolas y reproductores Blu-ray es la alternativa de algunos hogares para conectar la televisión a internet.
Pero el problema no son los descodificadores.
Las televisiones no han adoptado estándares para la televisión híbrida y el desarrollo multimedia, como propone el proyecto Canvas en Gran Bretaña o la iniciativa europea HbbTV. Activa Multimedia (TV3) lidera algunos proyectos de televisión interactiva e IPTV (televisión por internet) por ahora con en fase experimental.
Aedeti, la asociación de televisión interactiva, ha pedido al Ministerio de Industria la creación de una mesa sectorial para fijar criterios y estándares para la televisón híbrida y la internet TV en España.
Las cadenas de televisión españolas apostaron en 2009 por el vídeo en sus webs, pero faltan iniciativas de IPTV (con alta calidad y funcionalidades interactivas) o internet TV de gran desarrollo. RTVE y TV3 proponen televisión a la carta a iniciativa del iPlayer de la BBC, pero su difusión es todavía escasa al centrarse en la visión en el ordenador, con pocos hogares con televisores conectados a internet. El vídeo bajo demanda (VoD) es el gran olvidado más allá de las ofertas de algunas plataformas de cable, IPTV como Imagenio o las experiencias de Telecinco con micropagos.
El despliegue de la TDT ha multiplicado los canales. Al final habrá 8 múltiples nacionales (5 en la actualidad), uno para cada radiodifusor privado y dos para RTVE. En total 8 canales públicos y 12 privados en abierto, además de un máximo de 12 canales de pago.
Se suman la TDT autonómica y local. Tras continuas disputas políticas y de intereses en la concesión de licencias, muchos canales autonómicos y locales quedarán desiertos porque no es posible comercialmente sostener un sistema de televisión tan grande.
Y la gran promesa de la televisión de proximidad, gestionada por asociaciones cívicas, centros educativos y culturales y otros productores sin ánimo de lucro hace tiempo que quedó arrumbada.
Los espectadores ven más televisión. Sobre todo los que tienen TDT, pero ven casi la misma televisión. Las cadenas temáticas comienzan a crecer entre los niños y el público más joven. Tras ellas, las tertulias y reempaquetados de la programación convencional. Televisión de bajo coste y peor calidad.
La TDT se prometió gratis. Pero más tarde los canales de pago se presentaron como la salvación para la programación de calidad. Por ahora Gol TV y AXN son la única oferta de pago, pero se esperan que se sumen más canales temáticos de la televisión de pago y que las grandes cadenas se animen a diversificar ingresos. Por ahora Gol TV ha logrado un millón de abonados gracias a la oferta gratuita de la cadena en Imagenio (la plataforma iptv de Telefónica). Sólo 153.000 son abonados directos y Canal Plus Liga ha conseguido otros 700.000. La mayoría de su oferta se ve por las plataformas de pago ya existentes.
La escasa penetración obliga a Mediapro a experimentar la internet TV con los medios locales para ofrecer pago por visión de los partidos de la Liga en la web.
En el proceso de despliegue, RTVE ha perdido la publicidad y la Ley Audiovisual sigue sin definir un nuevo servicio público para la era digital. Las cadenas autonómicas continúan perdiendo casi 1.500 millones de euros al año y emitiendo publicidad, al margen de la reforma estatal, acordada sin coordinación ni consenso, y acaparando gran parte del mercado.
Y para rematar, las fusiones. Más concentración en el mercado de televisión pese a una mayor oferta de canales.
Habrá que esperar a la segunda migración digital, la convergencia con internet. Una televisión híbrida e interactiva por la que el Ministerio de Industria no ha hecho nada, a pesar de las palabras de Francisco Ros.
Políticos y televisiones han desarrollado un despliegue digital con el objetivo de sostener el sistema de licencias el mayor tiempo posible. Pagan los ciudadanos, perjudicados en sus posibilidades de elección y un país a remolque de otros en el despliegue de nueva tecnología. Y se ha perdido una oportunidad única para expandir la banda ancha cuando la oferta de paquetes telefonía, internet y televisión es su principal motor en todo el mundo.