Las relaciones entre el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y la prensa andan revueltas. La estrategia de comunicación y los orígenes de la mayoría de sus responsables tienen soliviantados a muchos periodistas y a los medios no privilegiados. En algunos departamentos comienzan a abrirse grietas.
La Fundación Alternativas, auspiciada por el PSOE, presentó ayer un informe sobre la financiación de la iglesia en España (pdf) que se había filtrado antes a El País, que lo ha adelantado en su nueva sección de Investigación.
La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, ha prescindido de su jefa de prensa, la periodista de El País Inmaculada G. Mardones, que se había convertido en látigo intransigente de informadores por sus ansias de control de la información: intentos de reescritura de entrevistas e informaciones sobre el Ministerio, por ejemplo. Tanto que varios medios llegaron a presentar protestas ante la ministra.
Varias federaciones territoriales del PSOE se han quejado de la ministra y su jefa de prensa, cuyas actuaciones y declaraciones son la base de la campaña del presidente de la Xunta, Manuel Fraga (82 años) contra el aspirante socialista Emilio Pérez Touriño. El incumplido Plan Galicia se ha convertido en la mejor baza electoral de los populares en la comunidad gallega.
Hace sólo unos días, los corresponsales que cubren la actividad exterior del presidente Zapatero se quejaron de la mala organización de los viajes, que les impide realizar debidamente su labor. Enviaron una carta a Miguel Barroso, secretario de Estado de Comunicación, contra Javier Valenzuela (también ex periodista de El País), director general de Información Internacional.
El propio Barroso no está libre de quejas. Muchos lo acusan de atender sólo al proceso de apertura de nuevas licencias de televisión y a todo lo que tiene relación con este medio, desatendiendo el resto de sus obligaciones.
Barroso es el inductor del programa de TVE 59 segundos y coautor de algunas ideas de comunicación como la de apoyarse en la telebasura para promover el sí a la Constitución Europea.
Aguas revueltas en la comunicación del talante.
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