Iñaki Gabilondo será el encargado de lanzar Cuatro a las 20.44 horas del lunes más importante de la historia de Prisa desde el nacimiento de El País. Ha llegado el momento para la empresa de Jesús Polanco y Juan Luis Cebrián. Con la televisión en abierto se la juegan como no se la han jugado al menos desde el 23F.
No hay medio más devorador de recursos, más creador o destructor de imagen de marca, más en el foco del resto de medios y de los accionistas.
Se puede ser líder de la prensa nacional sin televisión. También de la radio y hasta de la televisión de pago. Pero una vez que se está en la pantalla de todos, en abierto y para todo el territorio nacional, las bazas se juegan en el mando a distancia, ese aparatito inquieto y traidor.
Gabilondo vuelve a la pantalla tras muchos años de ser el padre patricio de la radio, con permiso de viejas glorias y de púlpitos tronantes. En las ondas mañaneras muchos le echan de menos, entre otras cosas porque Carles Francino ha tenido el tino y el buen gusto de ser él mismo y no partirse la cara y la reputación contra lo irrepetible.
Pero en la tele ya no cotizan los discursos si no son de vísceras y corazones rotos y bien pagás (alguien debería estudiar el resurgimiento espiritual de la copla en los medios y la política). Uno de los mayores desafíos de su carrera para romper con la imagen tan hispana de los presentadores de informativos jóvenes para un país donde la memoria o está mal vista o arrumba desvaríos y pendencias.
Junto a él, gente de la casa para el prime time y una fuerte herencia de las franjas en abierto de Canal Plus. Cuatro será, desde el principio, la televisión de Prisa e intentará proyectar su imagen y valores para ese público fiel que vive en el universo de los medios polanquianos.
A falta de cine y fútbol, exclusivas del negocio de la tele de pago, series y mucha telerrealidad, que esto es una tele comercial. "Cercanía, empatía, rigor en la información, frescura, atrevimiento, riesgo", la define su madre, Elena Sánchez, directora de contenidos.
¿Te suena?
Ahora averiguaremos la verdadera potencia del crossmedia y las estrategias de marketing multimedia, donde casa Polanco tiene un gran y brillante historial. Nadie como Prisa para ese objetivo. Nadie había reunido antes al diario líder, la radio líder, una de las más grandes editoriales hispanoamericanas y el monopolio de la televisión de pago, además de otros diarios, revistas, internet, etc.
El País ha hecho un grandísimo despliegue con el culmen de una portada en su propio dominical. Cuatro se ha contado a sí misma, más bien presentado, en un blog para el que se contrató a tres periodistas: Dani Lozano (que nunca tuvo trabajo igual), Lidia Delgado y el fotógrafo Jesús Ubera. Por esa cuenta atrás han pasado rostro tras rostro los palos del envite que viene para ganar la partida de la atención.
Nunca nadie llegó a la televisión tan bien acompañado. Pero sobre todo, Cuatro llega con una cultura, con un universo de imagen, valores, afinidades y simpatías (y animadversiones) como no se recuerda en el lanzamiento de un medio en España.
Por eso Cuatro será única. Su programación no es demasiado innovadora, sus telediarios no sorprenderán (al menos no en exceso, hábitos y rating obligan), no llamará la atención con grandes estrellas de la pantalla.
Pero será única por la fe de sus profesionales y de Prisa en ellos mismos. Porque saben que 29 años de historia de El País han servido para convertirse en el representante de un par de generaciones largas de españoles y de una forma de ser, pensar, leer, escuchar y ver. Con una forma de entender la política y la España que fue y puede ser.
Cuatro será una televisión comercial como todas, pero nace con las bendiciones y el empeño de un gobierno conocedor de la particular simbiosis entre los socialistas, sus simpatizantes y la empresa líder de comunicación del país.
Nunca una televisión nueva había nacido con tanta historia. ¿Sabrán los audímetros de estas cosas?
[Por cierto. Cuatro se verá mañana donde veías Canal Plus. Molestias, las mínimas]
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