Friday, October 06, 2006

Identidad de dominio público

Notas de Fundamentos Web 2006 | 9

En la Red somos lo que deseamos ser. Cada uno proyecta un yo perfeccionable, a camino entre lo que somos y lo que anhelamos, sin el peso de la realidad y liberados de la física de los átomos. Los bits son más maleables e infinitos.
El yo se libera del peso material de la realidad y la conciencia en internet. Incluso nos negamos a morir, como dice Slavoj Zizek.
Es la identidad de dominio público. Un yo construido como una personalidad (o varias en función de intereses y comunidades) con la que relacionarse con los demás y con el mundo de la sociedad de la información (público) de una manera abierta y transparente, en la que la mayoría de las personas ofrecen mucho (dominio abierto y participativo, copyleft) de lo que tienen, piensan o son.
Un modo de controlar la privacidad de forma abierta y evitar los problemas de la invasión de los datos y el Gran Hermano tecnológico.
Gumersindo Lafuente, Enrique Dans, Bernardo Hernández, Ben Hammersley y yo discutimos sobre la nueva personalidad y la socialización digital en Fundamentos Web.
Cada uno es un caso de identidad digital, todos en dominio público de diferente forma.

Gumersindo Lafuente es un periodista tradicional volcado en internet y que no volvería al papel, "antes muerto". Descubrió la información digital y aprendió del poder de sus usuarios para colocar a elmundo.es como líder informativo en español.
Su identidad es más fuerte desde que ha sido el director de elmundo.es y parece poco probable que no siga viviendo una vida en la web.

Enrique Dans vive y es en la web. Sin ella podría seguir siendo un profesor oscuro. Su actividad bloguera le ha permitido abundar en su especialidad y construir una reputación.
Pero va más allá. Su familia bloguea y la diafanidad de su vida no supone un problema, sino un acicate y un estímulo. En el caso de su hija Dans ha preferido estimular el uso responsable y con conocimiento de herramientas como los chats o los blogs en lugar de retrasar el descubrimiento de sus posibilidades, según él mismo declara.
Es un gurú. Una personalidad virtual que potencia su personalidad íntima y profesional.

Muchos se extrañan cuando ven la agenda del director de Marketing y Producto de Google España en internet. Bernardo Hernández asegura de que es la forma de que la gente no le pida citas o reuniones cuando ya tiene otros compromisos. La Red ayuda a organizar su vida.
Es el ejecutivo virtual. Hace negocios, se organiza y rentabiliza en internet.

Ben Hammersley es uno de esos nuevos periodistas leonardianos que ahora existen en la web. Antes sería un animador de diarios y revistas con fuerte presencia pública. Ahora, según él mismo dice, escribe (código) y construye (obras) cosas virtuales, modos de hacer y editar información y proyectos en la web.
Es el periodista digital. Formado en el periodismo y con un dominio de la técnica que le permite construir por delante de las necesidades del público y los medios.

Todos tenemos una personalidad virtual. Muchos están escondidos en el anónimato de la audiencia, casi pasivos. Otros participan con su identidad o un apodo en foros, chats, comentarios y otras posibilidades de dialogar con otros. Bastantes escriben su obra y muestran su personalidad de una forma u otra en blogs, obras digitales o una participación intensiva en la conversación que es la web 2.0, la red social.
Para seguir a Zizek y a Lacan, el ciberespacio es un lenguaje donde construir un universo simbólico muy apegado a lo real. El yo digital no es una identidad paranoica, sino que está muy enganchada a la realidad y la reconstruye con lenguaje, narrativa, vida y, con un poco de suerte, sentido.
Hemos superado la alucinación caótica de William Gibson y como Case superamos con la conciencia nuestra limitada realidad carnal. Dominamos el sexo y la muerte gracias a un nuevo pensamiento salvaje en el que la interfaz se convierte en contenido.
Y en esa interfaz aparece de nuevo el criterio social. La identidad de dominio público no es un egotista aislado, sino una persona en comunicación.
Como en la identidad del videojugador o a la del avatar de la buena vida de Second Life, nuestro yo mediatizado avanza hacia lo que queremos ser. Un yo proyecto y en progreso.

¡Abajo los blogs demasiado parecidos a los viejos medios!
Comienzan a ser demasiado redundantes, mediáticos, comerciales, marketineros, etc.
¡Viva el yo digital!
Debemos recuperar el espacio público para las personas, más allá de las instituciones, la política formal, las leyes, los medios y los mediatizadores.
Todos deberíamos tener un .es (o un .eu, .cat o .gal) asignado como nuestro DNI digital. Eso es la sociedad de la información, tener accesibilidad máxima al uso de nuestro yo digital para decidir su manifestación y contenidos libremente: espectador, actor interactivo, distribuidor y creador de contenidos o yo expansivo.
Y proyectarlo por la autopista infinita como un cohete de la consciencia.

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P21 | La vida mediatizada
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