SIN BANDERAS, SIN SINDICATOS, SIN PARTIDOS POLITICOS, SIN VIOLENCIA, SIN VANDALISMO. Con estas consignas se convoca ya la tercera sentada por la vivienda digna. Pero, ¿tiene futuro la protesta? ¿alguien escuchará? ¿se convertirá en un movimiento?
Vivienda Digna comparte características de la política 3.0 (movilización en red, local y personal, compromiso moral) y de las smart mobs como las que se movilizaron contra la guerra de Irak, la crisis del Prestige, tras los atentados del 11M y en las elecciones gallegas contra la reelección de Manuel Fraga.
Es una demanda contra problemas concretos por la gente que más los padece, integra a diferentes grupos socioeconómicos, afinidades políticas e incluso está produciendo un reencuentro entre una gran parte de la sociedad y los jóvenes, demasiado identificados con el botellón, la vida sin compromisos y pocas ganas de luchar.
Enfrente, los partidos políticos. Los socialistas en el poder se sienten agredidos en uno de los temas estrellas de su programa electoral y el mayor fracaso de lo que va de legislatura. Las Juventudes Socialistas dicen "respetar a los participantes en la sentada de la vivienda, pero aclaran que las políticas de vivienda del gobierno están respondiendo a las reivindicaciones de los jóvenes".
En la derecha, una numantina defensa del libre mercado de la construcción, la sospecha sobre este tipo de movilizaciones y su incapacidad para controlar el movimiento tampoco les animan a apoyarlo. Ni siquiera para golpear al PSOE en el poder.
Las movilizaciones siguen pese a la exigua participación.
La primera fue un aldabonazo a la opinión pública: jóvenes manifestándose por un problema de todos sin gritos partidistas, sin violencia, sin exaltados, sin insultos.
La segunda acabó en Madrid con una carga policial destinada a impedir que la sentada se convirtiera en marcha, como había ocurrido la primera vez. Los poderes están incómodos con las batucadas y los gritos como "Queremos un piso como el del principito".
Un poco de rebeldía es simpática y anima. Más comienza a atemorizar el alma pequeñoburguesa de un país de acomodados.
En las universidades y otros focos de animación del movimiento corren rumores de que grupos antisistema y herederos de los viejos movimientos anarquistas y comunistas están tomando el control de la movilización.
¿Falta política?
Es difícil sostener un activismo sin objetivos y reivindicaciones claras para sus participantes. La confusión atenaza a muchos y desmoviliza a otros. En el wiki de Vivienda Digna falta una articulación clara de los objetivos y un planteamiento estratégico.
El primer manifiesto, adoptado de la plataforma Vivienda Digna, ya existente, no ha sido discutido a fondo. Las discusiones en la Red abordan más las tácticas de las sentadas que las estrategias, razones y propuestas de sus participantes.
Muchos preguntan para que sirven las sentadas. Abundan los descreídos de que todo esto sirva para algo.
En el movimiento todavía no hay líderes. Las decisiones se toman tras las acciones en una estrategia que recuerda la de algunos grupos antisistema basada en el viejo trotskismo. El fantasma del entrismo, la manipulación de la protesta por determinados grupos, es una sospecha alimentada por algunos cambios en la organización de las sentadas, en los mensajes y en el enfoque de las propuestas
¿Es posible mejorar la protesta para convertirla en un movimiento ciudadano?
Vivienda Digna no puede quedarse en un videojuego de política P2P. La sorpresa ha pasado y los medios ya no están tan atentos. La publicidad no puede quedarse a partir de ahora en las cargas policiales. Por eso algunos participantes en el wiki llaman a organizarse, a legalizar las sentadas y protestas para no caer en la ilegalidad.
Gran parte de la fortaleza de la movilización Vivienda Digna está en mantener la simpatía de los ciudadanos, en no dejarse politizar por sindicatos o grupos que buscan su propio provecho, en su capacidad para seguir planteando demandas a las que se pueden sumar muchas personas independientemente de sus ideologías y es necesario discutir más sobre las demandas que sobre las batucadas.
El éxito del activismo digital Vivienda Digna lo marcará su capacidad de salir de internet para llegar a toda la sociedad con reivindicaciones sensatas asumibles por amplias capas de la población, reivindicaciones concretas contra problemas concretos, realidad y futuro contra ideología y manipulación.
Esos objetivos necesitan orden en la comunicación, cierto liderazgo o moderación de las convocatorias y una mínima organización para garantizar la legalidad de las acciones y una interlocución con las instituciones de la democracia formal.
Está sembrado, es hora de organizarse.
Wiki Vivienda Digna
P21 | Segunda sentada por una vivienda digna
P21 | Mileuristas por una vivienda digna