Juan Pedro Valentín es la primera víctima de la batalla de los telediarios. Y en la cadena que menos apuesta por los informativos. Con él al frente los telediarios de Telecinco fueron los preferidos de quienes se indignaron con la catástrofe ecológica del Prestige y no soportaban el último tramo de la segunda legislatura de Aznar.
Cierta esclerosis en el estilo, la pérdida de nicho ideológico y las presiones económicas han sido mortales.
La televisión más rentable de España nunca apostó en exceso por los informativos, pero en su momento aprovecharon el impulso de verse como única cadena nacional independiente del gobierno Aznar, con TVE sojuzgada por Alfredo Urdaci y Antena 3 en manos primero de Ernesto Sáenz de Buruaga y luego de Gloria Lomana.
La marea negra del Prestige empujó su audiencia y su crédito de alternativa al discurso oficial. De la cadena de las mamachicho a la preferida de los interesados en la política, nacional e internacional.
Valentín aprovechó la racha confiando en el equipo y con los menores cambios posibles.
Pero la partir de 2004 las cosas cambiaron. Los informativos no se renovaron en caras y estilo, y la cuota de audiencia anti Aznar se diluyó. La política cambiaba y con ella las cadenas y los telediarios, cada vez más determinados por el partidismo ideológico, al estilo de la radio y los diarios nacionales.
TVE volvió a ser la abanderada de la España plural y progresista del PSOE y Antena 3 se convirtió en el referente televisivo nacional del centroderecha. Comenzó una nueva guerra, en Antena 3 cuajaron sus presentadores, liderados por Matías Prats, y su estilo dinámico y algo sensacionalista, pero con buena factura.
TVE perdió el rumbo, no tanto por su cambio ideológico sino por una cierta candidez informativa y las rémoras de una infraestructura pesada y burocratizada sobre la que Urdaci había montado otra paralela de contratados con ganas de ganarse el puesto y comerse la pantalla.
Fran Llorente ganó algo de neutralidad y modales, pero perdió garra, ritmo y atractivo.
Esa temporada Telecinco no reaccionó.
El globo de la notoriedad informativa pinchó y los duros recortes de la cadena comenzaron a ocupar demasiado tiempo de despacho a Valentín, convertido en defensor acérrimo de su gente y de un mínimo de calidad y espacio para los telediarios. En el archivo quedaron los especiales, las entrevistas, los intentos de rejuvenecer la fórmula.
Se realizaron fichajes extraños y ajenos a informativos como el de Olga Viza para un espacio semanal de reportajes que duró un suspiro.
Ángels Barceló se marchó a la Ser en el verano de 2005 y Valentín volvió a la pantalla en septiembre para afrontar una temporada dura, enrarecida con la presión del consejero delegado, Paolo Vasile. La aparición de Cuatro y el desembarco de Iñaki Gabilondo estrecharon aún más su espacio.
Los informativos de Telecinco han perdido algo más de cuatro puntos de audiencia entre mediados de 2004 y este comienzo de año. La dirección de la cadena fichó a Pedro Piqueras tras su abandono de los informativos de Radio Nacional y puso al director de informativos contra el paredón.
Pero Valentín prefiere el equipo a las caras y ha decidido no seguir acosado por los recortes y la presión de una televisión que no ha creído en sus telediarios. Se va un hombre que, al margen de su acierto, ha apostado por sus valores.
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