El 20 de enero de 2005 Ana Belén García González murió en un accidente de tráfico cuando se trasladaba desde Sevilla a Villafranca (Córdoba) para cubrir la inauguración de un tramo de gaseoducto por los Príncipes de Asturias. Un año después continúa la disputa de su familia para que la agencia Korpa reconozca su vinculación laboral, y así pueda acceder a las reparaciones consiguientes.
Ana Belén García trabajaba como tantos otros, con dependencia de la empresa, horarios, regularidad, y se trasladaba en un vehículo de la agencia. Cobraba un salario fijo al margen de la cotización de su trabajo en la prensa del corazón, a la que se dedica Korpa, propiedad de Paloma García Pelayo y Ángela Portero.
La familia, el Sindicato de Periodistas de Andalucía (SPA) y la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP) intentan que la agencia asuma la relación laboral. Desde el accidente, la agencia ha regularizado la situación de todos sus reporteros.
Es un ejemplo trágico de la situación de muchos profesionales que trabajan a tiempo completo bajo contratos de colaboración, precarios e incluso sin ningún tipo de relación documental. Un cáncer que precariza el periodismo y deja a los profesionales y sus familias indefensos en casos como el de Ana Belén García.