JT LeRoy, el niño chapero heroinómano redescubierto como estrella literaria no existe. O más bien sí, pero es una invención de Geoffrey Knoop y su mujer Laura Albert, un par de músicos fracasados que inventaron la mejor historia de su vida con el viejo cóctel: sexo, drogas y rock´n´roll.
JT Leroy, alias Terminator, era un chaval obligado por su madre a prostituirse por las calles que fue salvado por su nueva familia, tratado por un psicólogo y descubierto por un editor, Ira Silverberg.
Su triste y rockera historia aderezada con el imprescindible toque melifluo de la salvación (un mito del rock y del malditismo tan deudor del cristianismo: la wagneriana redención por el arte) le hizo conseguir inmediatamente el apoyo de estrellas de la literatura, la música y el cine como Dennis Cooper, Mary Gaitskill, Courtney Love, Tatum O´Neal, Billy Corgan, Shirley Manson o Carrie Fisher.
Sarah y El Corazón es mentiroso, sus primeros libros, arrasaron. El mito oculto, tímido y andrógino creció. Pero ahora Savannah Knoop, la hermanastra del padre adoptivo del ex chapero escritor ha sido descubiera como la figura bajo los sombreros y las gafas de ese escritor que iba para transexual.
Y sigue la historia con el ADN intrincado de una ficción pensada para ser representada y producir otras ficciones alrededor de los temas de una buena canción de menos de tres minutos, como mandaría el viejo espíritu del 77 tan querido por los Sex Pistols, The Ramones, Ian Dury y tantos.
La historia y sus claves me recuerdan otras invenciones disfrazadas de confesiones y vidas reales que también pueblan las estanterías de las editoriales españolas.