El sindicato de periodistas británico, National Union of Journalists (NUJ), quiere proteger a sus afiliados y garantizar los criterios periodísticos en las colaboraciones de los periodistas ciudadanos con los medios, para lo que ha promulgado un Código de Conducta (en español).
El código intenta garantizar criterios profesionales y derechos de los colaboradores aficionados al igualarlos a los profesionales en remuneración y derechos de autor, como han exigido también los fotógrafos de prensa de Gran Bretaña o los de otros países como Brasil.
Fotógrafos y cámaras son los más perjudicados, por el momento, por la irrupción de millones de ciudadanos que armados de teléfonos móviles y cámaras digitales de todo tipo pueden convertir casi cualquier sitio en un coto para la caza de imágenes y donde el resto de ciudadanos cada vez tendrán más difícil proteger su privacidad.
A estos problemas se une el temor de mayor precarización de una profesión ya maltratada si las informaciones y materiales proporcionadas por los aficionados a los medios comienzan a ser habituales y relevantes, como ya ha sucedido en algunos acontecimientos.
El Código para Periodistas Ciudadanos del NUJ impone contrastar la información de los aficionados, distinguir los hechos de las conjeturas, respetar los derechos de autor e integridad de las obras y no solicitar información a aficionados que pueda ponerlos en peligro. Pero también establecer el pago apropiado, con el mismo baremo que a los profesionales, y preferir las obras de profesionales a las de aficionados cuando sea posible.
Los periodistas se defienden armados con el rigor, la veracidad y sus derechos profesionales.
El Código es adecuado para proteger a los periodistas, especialmente colaboradores y freelance, de la inundación de material de aficionados, lo que los fotógrafos han llamado Juego justo para periodistas ciudadanos, y también para que los medios no esquiven sus obligaciones cuando utilizan el material de los ciudadanos como información.
Otra cosa es la integración de la participación en los medios. El código no hace distingos entre una información remitida para su publicación, los blogs de particulares en las webs de medios, los comentarios en noticias o blogs, o la publicación de textos e imágenes en espacios diseñados para la participación.
No parece que en esos casos la exigencia de pago o la diferenciación entre información y opinión sea lo más adecuado mientras no se hagan pasar las aportaciones de los ciudadanos por informaciones y hechos comprobados.
A favor está la protección de las obras y derechos de los periodistas aficionados, aunque se echa de menos un reconocimiento mayor de su caracter periodístico y por tanto de los derechos que les asisten legalmente, cuando en legislaciones como la española, la norteamericana o la propia británica se está intentando limitar el acceso y garantías de los ciudadanos para reunir, investigar y publicar información.
Las demandas de la NUJ generan otros problemas: cuando un medio publica ocasionalmente el trabajo de un periodista aficionado que lo cede sin contraprestación estamos ante una iniciativa sin ánimo de lucro. Si las colaboraciones se pagan, habrá ciudadanos que intenten hacer de ello una fuente de ingresos, con lo que se profesionalizarán inevitablemente, ¿qué razón tienen entonces las diferencias entre unos y otros? ¿la sindicación, un carné?
Lo mismo ocurre en el caso de medios particulares. Cuando una persona publica un blog o un comentario en una web lo hace bajo su responsabilidad particular y sin ánimo de lucro (al menos directo). Cuando una o un grupo de personas crean un blog o medio con fines comerciales estamos ante un medio de comunicación, igual en responsabilidad que los medios tradicionales, aunque su estructura, formato y método de trabajo sea distinto.
La profesionalización crea diferencias que no dependen tanto del tiempo dedicado (actividad principal o no) como de la comercialización y el objetivo de lograr un rendimiento económico, y por tanto las relaciones que se establecen con autores y contenidos entran ya la esfera de las relaciones comerciales.
¿Es apropiado profesionalizar y comercializar el periodismo ciudadano?
Si se hace los medios deben mantener sus garantías y responsabilidad en los contenidos aportados por los aficionados y distinguirlos adecuadamente de la información.
Sólo así algunos aspectos del Periodismo 3.0 como el cuestionamiento de la objetividad, la mezcla de información y opinión o la fuerte subjetividad podrían mantenerse.
El problema del código es que está más pendiente de defender a los periodistas profesionales que de facilitar la transparencia y el fair play del periodismo ciudadano.
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