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Wednesday, April 17, 2013

Guardian Witness: open journalism y nuevo negocio


The Guardian lanza Guardian Witness, una plataforma de periodismo abierto para aumentar el engagement con los usuarios, ampliar el negocio digital con tecnología y contenidos, y desarrollar un modelo SoLoMo (social, local y móvil) uniendo a usuarios registrados con una aplicación en su móvil a una plataforma de consumo y producción de contenidos, la marca The Guardian.
Esos son los elementos básicos de una aplicación que permite subir foto, texto y vídeos a los usuarios registrados de The Guardian, bajo la supervisión de la redacción, que convoca a los colaboradores a producir contenidos para diversos temas y admite las sugerencias de los propios usuarios.
Witness está basada en nOtice, la plataforma de publicación móvil diseñada para el contenido hiperlocal lanzada por The Guardian hace un año.
El diario británico avanza en su desarrollo de open journalism, como adelantó su director, Alan Rusbridger, hace ya casi tres años.

Los ejes de la propuesta son:
Una plataforma de acceso a los contenidos y participación. Una batalla frente a las redes sociales, de Facebook a Pinterest, donde las fotos son un elemento esencial. The Guardian sabe que para sostener su periodismo debe acelerar el crecimiento no sólo de sus usuarios, sino de los usuarios registrados y participativos.

Engagement y aplicaciones móviles. El móvil es el principal dispositivo de engagement de los usuarios con la marca. El soporte de consumo y de interacción continuo frente a la web y las tabletas, más orientadas al consumo y al acceso fragmentado a The Guardian en diferentes momentos del día.


El acceso desde el móvil y las aplicaciones marca la base de consumo de The Guardian y ofrece la continuidad de la experiencia y de usuario, como se ve en el gráfico. El contacto con el branding y sus productos se prolonga en los momentos en el que los usuarios no están en su trabajo en su casa, los más atractivos tanto para la producción de contenido como para la rentabilización local, ya que la aplicación y el móvil ponen en contacto al usuario con la plataforma (Guardian) y el cliente comercial de los servicios (anunciantes, transacciones, comercio y servicios locales).

SoLoMo y comunidad. El atractivo es el contenido local y social, producido y consumido directamente desde el móvil. Esa cercanía permite fortalecer los lazos de comunidad y desarrollar contenidos y productos con alta capilaridad: muy atractivos para pequeñas audiencias relacionadas temática y geográficamente, con su alto efecto de engagement.



Mutualización y servicios comerciales. Guardian Witness y nOtice están diseñados para licenciarse a clientes comerciales. Esta es la clave del desarrollo de un nuevo negocio que ofrece a los clientes una plataforma tecnológica, usuarios y contenidos sobre los que situar su branding y desarrollar su oferta comercial.
Es la traducción en términos de negocio de la idea de la mutualización del periodismo para lograr ingresos más allá del pago por acceso y de la magra rentabilidad del CPM y la publicidad digital convencional.
De ahí las condiciones de servicio, pensadas para mantener la propiedad intelectual de los contenidos de los usuarios pero con derechos de uso y licencia para The Guardian.

Incentivo para los usuarios. La oferta para los usuarios es participar en una comunidad local de calidad bajo una gran marca. Para los clientes comerciales y desarrolladores supone servicios de publicación móvil, multimedia, analítica, cloud computing, moderación, personalización (custom publishing), distribución y geolocalización (crowdmapping).

Es difícil saber si Guardian Witness y n0tice tendrán el éxito esperado, pero lo que es claro es la evolución hacia nuevos medios con un concepto de contenidos, participación, tecnología, distribución y negocio muy diferente al de la prensa tradicional y con una visión alternativa a la extensión del modelo convencional a través del pago por contenidos.
Una idea que recuerda a Scoopshot y otras iniciativas de publicación participativa desde el móvil como Pinterest, pero que en el caso de Guardian Witness está diseñada con el objetivo de un negocio local de alto engagement con contenidos nativos y escalabilidad en la distribución.

Thursday, October 18, 2012

The Guardian no puede abandonar el papel

La respuesta del director de The Guardian es clara. Los rumores sobre el abandono del cierre de la edición impresa son falsos. Un diario como The Guardian no puede cerrar la edición impresa si quiere sobrevivir, lo que debe hacer es aumentar sus fuentes de ingresos y la rentabilidad de su audiencia, no reducir su negocio.
The Guardian y The Observer (dominical) perdieron 56 millones de euros (44,2 millones de libras) en su último ejercicio. A pesar de que Guardian News&Media no ofrece datos desglosados, varias estimaciones permiten deducir que los ingresos de circulación de la edición impresa son más del 45% de su facturación, con 23% de ingresos digitales y el resto de ingresos de publicidad impresa.
Los ingresos digitales alcanzaron los 45,7 millones de libras en el último ejercicio y han servido para compensar las pérdidas de ingresos de la edición impresa, según la compañía. Pero como se ve están muy lejos de sostener el diario.
Alrededor del 30% de los costes totales de The Guardian son de producción y distribución impresa. La pérdida de los ingresos impresos acabaría con casi el 40% de la facturación proveniente de la circulación impresa y con la mayor parte de la publicidad de esa edición.
El diario tiene 17.000 suscriptores en iPad -804.000 descargas de la aplicación, una tasa de conversión del 2,4%- con los que recauda 2,6 millones de libras al año, un 8% de su circulación total, muy baja para compensar los 204.000 ejemplares de la edición impresa.
El gran problema de The Guardian -como de tantos diarios- no es cerrar la edición impresa, sino cómo compensar con la suficiente velocidad la acelerada pérdida de difusión -más del 15% en el último año- que mina sus ingresos de circulación y publicitarios.
Los 63,5 millones de navegadores únicos, 31 millones de usuarios únicos al mes, tres millones diarios de Guardian.co.uk sólo consiguen un ARPU de 1,8 euros por usuario al año, 0,15 euros al mes. Muy por debajo de la facturación de la edición impresa.
A pesar de su fuerte caída de difusión, The Guardian, como tantos diarios, ha aprovechado la baja elasticidad de su precio para encarcerlo un 30% el último año, lo que permitió aumentar los ingresos por circulación un 15,8% con un impacto en la caída de la difusión menor al 5%, según algunos estudios.
Puede que ese impacto esté minusvalorado. Con una caída de difusión tan grande, The Guardian no debería cerrar la edición impresa porque no compensará las pérdidas con ingresos digitales a corto o medio plazo, pero sí debería replantear la estrategia de difusión y de negocio digital.
En el lado digital la gran discusión es el paywall. Pero hay otras formas de pago flexible y freemium más rentables. The Guardian ya cobra por su edición en iPad. En mi opinión tiene áreas de contenido susceptibles de convertirse en productos digitales de pago por suscripción para públicos segmentados distribuidas como aplicaciones.
A través de aplicaciones de pago es factible aumentar los ingresos de circulación digital con una estrategia multiproducto sin afectar al resto de los ingresos.
En la edición impresa la disyuntiva es amplia. Por una parte confiar en una demanda poco elástica respecto al precio y continuar cobrando más por el diario para sostener los ingresos a costa de acelerar la pérdida de difusión. Por otra rebajarlo lo suficiente para intentar crecer lo suficiente en circulación y compensar la pérdida de ingresos con más facturación publicitaria y más audiencia total.
La tercera, convertirse en gratuito para apostar por una fuerte creación de audiencia para rentabilizar en publicidad y marketing papel y digital.
Esa ha sido la opción de London Evening Standard, que ha vuelto a los beneficios tras tres años con pérdidas de 30 millones de libras. En la apuesta por aumentar dramáticamente la audiencia hay que acertar con el producto y tener bolsillos como los del magnate ruso Evgeny Lebedev para sostener la apuesta.
No obstante, al ritmo de caída de la difusión de The Guardian, los responsables de marketing tienen que analizar muy bien si se puede recuperar la audiencia necesaria para sostener la publicidad con la gratuidad. Deberán tener en cuenta que los gratuitos sólo consiguen un tercio del negocio de los diarios de pago homologables.
The Guardian tiene 8,95 millones de audiencia mensual en Gran Bretaña. Pero su gran problema es que la mayoría de los lectores son digitales: 6,4 millones mucho menos rentables que los 4,8 millones de lectores de la edición impresa. The Observer solo aporta 600.000 lectores más para alcanzar un total de 9,57 millones.
Esa diferencia entre audiencia de baja y alta rentabilidad es la tragedia del diario y es más acuciante que en otros de los diarios de calidad británicos.
The Daily Telegraph tiene una audiencia de 8,8 millones: 5,2 de la edición impresa y otros 5,3 millones digitales. The Times sólo alcanza 5,74 millones, pero 5,5 son de la edición impresa y otros 295.000 de su edición digital de pago, con más de 130.000 suscriptores.
El problema de The Guardian, como de la mayoría de los diarios, es doble: construir un nuevo modelo de negocio digital sostenible y sincronizar la pérdida de ingresos de la edición impresa al ritmo de crecimiento de la facturación digital.
Ninguna de las dos se consiguen si no se aumentan las fuentes de ingresos y se rentabiliza mejor la audiencia digital. The Scott Trust, la fundación que sostiene al diario gracias a que no debe pagar dividendos a accionistas, aumenta los ingresos gracias a sus otros medios impresos (cada vez menos) y digitales (cada vez más).
Pero The Guardian (como El País y tantos otros) necesita imperiosamente crear nuevos negocios e ingresos para sobrevivir.
La clave es generar audiencia rentable. Una opción es la masiva con la opción gratuita, la que se ha seguido hasta ahora en digital y que podría extenderse al papel, pero su futuro es muy cuestionable.
La mejor es mantener una fuerte apuesta gratis como la que ha creado la gran audiencia digital del diario y empezar a desarrollar públicos segmentados con productos especializados de pago. Un modelo freemium de valor añadido para aumentar los ingresos sin erosionar ni la circulación ni la audiencia.
En cuanto a la gratuidad en papel, para The Guardian casi seguro que llegará el momento si la circulación sigue cayendo, pero posiblemente una radical rebaja de precio o el lanzamiento de un compacto barato tipo i de The Independent sería un modelo más progresivo y aprovechable para la sincronización de la migración de su modelo de negocio.
Mientras tanto, como otros muchos, nada de abandonar las rotativas, aunque el foco estratégico y de negocio debe ser digital y de reinvención de un negocio para un mercado muy distinto al de la prensa tradicional.

Monday, October 15, 2012

El País, The Guardian y la búsqueda de nuevo negocio

Dos grandes diarios en graves problemas: El País y The Guardian. Los dos, como el resto, en busca de un nuevo modelo de medio informativo y de negocio en la era digital. El presidente de Prisa, Juan Luis Cebrián, y el CEO de Guardian Media Group, Andrew Miller, coinciden en la insuficiencia de los ingresos digitales y la imposibilidad de sostener las grandes redacciones tradicionales de los medios de calidad. Pero los dos discrepan en cómo vislumbran el futuro de sus negocios.

Cebrián presume de la primera posición de El País entre los diarios digitales latinoamericanos, pero advierte que aún con esa audiencia el negocio no aguanta. Como en el resto del relato de la crisis de El País, Cebrián no avanza demasiado sobre el futuro del negocio del diario, pero insiste en la multimedia, la redacción integrada y una fuerte base de usuarios, 31% de ellos en Latinoamérica, donde el diario de Prisa ha hecho enormes esfuerzos e inversiones durante más de diez años.
Miller explica que a pesar de que un 30% de sus ingresos son digitales y de conseguir tres millones de visitantes únicos diarios (31 millones al mes, 63,5 millones de navegadores), la audiencia no es suficiente y The Guardian debe sostenerse con el resto de medios y negocios del grupo. Miller no confía en la sostenibilidad del diario sin negocios externos.


No se puede dejar de coincidir con los dos en que nadie tiene la clave del nuevo negocio digital. Ni tampoco en la necesidad de reestructurar las redacciones y los costes de edición y producción que lastran el futuro de muchos medios. Los nuevos medios necesitan concentrar los costes en los contenidos y la audiencia, no en la producción. Pero además necesitan ser mucho más flexibles y adaptados a un mercado cambiante y polimórfico al que los medios deben adaptarse con rapidez.
Desgraciadamente, mientras los nuevos medios nacen con estructuras muy pequeñas y costes de emprendedores, en los viejos no se ha reconstruido un pacto entre editores, accionistas, ejecutivos y trabajadores para hacer frente al enorme cambio de paradigma en el que se encuentra la información y los medios.

Sin una reflexión y una autocrítica profunda, sin reconstruir un consenso y un compromiso profesional sobre un proyecto periodístico. Sin atajar las desigualdades excesivas entre sueldos, responsabilidades y sacrificios -no sólo entre directivos y el resto de la plantilla, sino también entre viejos y nuevos contratos-, es muy difícil llegar a entendimientos que no provoquen crisis como la que sufre en estos momentos el diario de Prisa, con una redacción en vilo que ha reprobado a su fundador y su gestión al frente de la empresa al tiempo que exige la dimisión del director, Javier Moreno. Mala base para refundar el diario y su negocio.
La audiencia es imprescindible, pero ha llegado el momento de abandonar los esfuerzos por captar un público de baja rentabilidad o simplemente invendible que acentúa el carácter deflacionario de un mercado digital de abundancia de oferta y escasez de demanda de calidad.
El nuevo negocio de los medios necesita más fuentes de ingresos, fundamentalmente de servicios construidos con la base de la información y de los intereses de su público, pero no creo tanto en las fuentes externas como alega el CEO de The Guardian. Son más sostenibles y rentables las extensiones de negocio desde la información y su público.
Eso no invalida, sino todo lo contrario, la necesidad de clasificados, marketplace y otros servicios que sostengan a los medios, pero su rentabilidad, sostenibilidad y futuro es más eficaz si se gestionan y crean desde los contenidos, la demanda y hábitos del público, y los soportes desde los que se accede.

Eso es lo que llamo medios contextuales: adaptados a la plataforma y soporte -papel, ordenador, móvil, tableta- de edición y acceso, al tipo de consumo de cada momento y a la actitud e intereses de cada usuario en función de su consumo.
Junto a esa contextualidad y adaptación al público de los contenidos, formatos y plataformas, son necesarios medios multiproducto: diferente oferta en función de los distintos públicos de los medios y la profundidad y características de su demanda.
Desde mi punto de vista esas son las dos bases para construir el negocio de los medios. La dificultad es que no se trata de una adaptación ni evolución, sino de una reinvención del negocio obligada en la crisis disruptiva que vive el periodismo.

El futuro del negocio de la información es híbrido y modular: gratis y de pago (freemium), con fuentes de ingresos de baja rentabilidad y otras premium, de público fiel y con audiencias volátiles (multiaudiencia), con varios productos alrededor de contenidos y servicios vinculados (multiproducto), distribuido en diferentes plataformas y soportes (multipantalla), y con costes y estructuras modulares para adaptarse a crecimientos y encogimientos fruto de un mercado muy elástico, completamente contrario al tradicional.
En mi experiencia el mayor problema de la adaptación de los medios y los periodistas es seguir pensando el futuro y sus alternativas desde el producto, las redacciones y los formatos tradicionales en lugar de ponerse de verdad en el lugar del público y su forma de acceder y consumir los contenidos de acuerdo a los nuevos hábitos y oportunidades.
No sabemos cómo son los nuevos modelos de negocio, pero a estas alturas tenemos algunas certezas como la necesidad de ser más flexibles y rápidos, de aumentar las fuentes de ingresos, de crear valor añadido en los contenidos, de generar servicios comercializables a partir de la información, de aumentar el ARPU y los ingresos por usuario en función de la segmentación de públicos y productos, de combinar estrategias de audiencia con las de rentabilización, de diferentes productos gratis y de pago en función de la demanda y su modo y momento de acceso (pull, no push).

Tanto El País como The Guardian coinciden en muchas fortalezas periodísticas y de marca sobre las que construir un futuro. Pero su fracaso actual, con despidos y cuestionamiento de las cabeceras, tiene que ver con la falta de desarrollo de los compromisos y oportunidades antes citados, pero también con una separación profunda con su público más fiel que en ambos casos se mide en desafección y crítica de una parte importante de su audiencia y en las propias cifras de circulación de los dos diarios impresos.
Además de los problemas de negocio, El País y The Guardian sufren la misma crisis ideológica y de posicionamiento que afecta a una parte importante de la centro izquierda europea. Otra crisis disruptiva con nuevas demandas e ideas surgidas de la ciudadanía que no encuentran reflejo y respuesta adecuada en sus medios de referencia. Una crisis de profundas implicaciones que demanda una reinvención de sus valores y pensamiento. Y un nuevo compromiso con su audiencia.

Tuesday, July 17, 2012

The Guardian es insostenible


¿Hasta cuándo sobrevivirán The Guardian y su dominical The Observer? El dinero del Scott Trust que asegura su publicación al no depender de los beneficios reclamados por los accionistas no durará siempre si los ingresos de los diarios y el resto de negocios del Guardian Media Group no aumentan.

The Guardian, The Observer y sus ediciones digitales han vuelto a perder 56,36 millones de euros (44,2 millones de libras) en el último año. Una cifra muy preocupante cuando su circulación está en mínimos históricos. The Guardian ha perdido un 17,75% de su difusión en el último año hasta 211.500 ejemplares. La circulación de The Observer es de menos de 294.000 ejemplares, un 15,5% menos. Ambos encabezan junto a The Independent -en parte debido a su diario compacto y de bajo precio I- las caídas de los diarios ingleses.

Alan Rusbridger, su director y principal valedor de un modelo de diario y de negocio cada vez más en entredicho, ha adelantado las malas noticias a la redacción y anuncia de 70 a 100 bajas voluntarias en una redacción de 650 periodistas.

Y anuncia que The Guardian adelgazará sus contenidos y productos para no trabajar en información común y dedicarse al periodismo de calidad. El objetivo es plausible, pero los datos no acompañan. Tampoco en digital.

A pesar de su enorme esfuerzo en contenidos e innovación, The Guardian no consigue un negocio digital sostenible. Los ingresos publicitarios digitales son de 18,7 millones de euros (14,7 mill. de libras), un notable 25% de su facturación publicitaria, pero más por la caída de la publicidad impresa a 43,7 millones de libras, un 4% inferior al año anterior.

Pero lo peor es que The Guardian sólo factura 0,60 euros por cada uno de sus 31 millones de usuarios (ARPU) -menos que los grandes diarios digitales españoles- a pesar de ser uno de los diez primeros diarios digitales del mundo. El resultado es todavía peor cuando se calcula que sólo consigue 0,02 euros al mes por cada navegador único.

Frente a esas cifras, el diario ha logrado 17.000 suscriptores de su aplicación para iPad que pagan 9,99 libras al mes, un total de 216.410 euros mensuales, casi 2,6 millones de euros anuales y un 8% de su circulación total. Muy lejos de los 130.700 suscriptores digitales de The Times o de los 267.000 de Financial Times, los dos ejemplos de apuesta por el modelo de pago digital en Gran Bretaña. Con su modelo de pago, Financial Times ha conseguido revertir la pérdida de circulación y superar los ingresos de publicidad con los de difusión.

The Guardian asegura que sus 5,8 millones de audiencia en papel y digital superan en 300.000 a los de The Times, pero son menos rentables. Además los diarios de Murdoch han conseguido ralentizar la pérdida de circulación con las suscripciones digitales. The Times vende 400.000 ejemplares en papel que junto a sus más de 130.000 en digital lo sitúan prácticamente en las mismas cifras de difusión que antes de lanzar el paywall.

La publicidad digital no sostendrá a The Guardian. Hasta ahora los dos diarios representaban el 40% de los ingresos del Guardian Media Group con 196,2 millones de libras, pero la venta de sus radios y otras propiedades rebaja la capacidad de generar ingresos del grupo.

The Guardian necesita otro modelo de negocio. Ha comenzado a experimentar con un club de lectores y sus ingresos por Soulmates -una web de contactos-, marketing digital y e-commerce alcanzan los 45,7 millones de libras, un 23,4% del total de los ingresos, por debajo del 31% que ha conseguido Axel Springer, el líder en ingresos digitales en Europa.

Como tantos diarios, The Guardian necesita acelerar su cambio de modelo de negocio, pero también reflexionar como el que fue durante muchos años la voz de la izquierda en Inglaterra se ha convertido en un medio para élites, atractivo gratis en la web y con información de calidad, pero con muy poca capacidad de fidelizar a su público más rentable: los británicos lectores de diarios dispuestos a pagar por prensa de calidad, en papel o digital.

Estructura de ingresos del año anterior (aún no está publicada la de este año).


Thursday, March 22, 2012

El tráfico de Facebook alcanza a Google en The Guardian

The Guardian ha conseguido aumentar el tráfico proveniente de Facebook hasta casi el 20% del procedente de medios externos. Tan próximo a Google que hasta lo llegó a superar hace unos días con más del 30% del tráfico de referrals.
Es el resultado de su aplicación social en Facebook, lanzada a finales del año pasado junto a Washington Post Social Reader o WSJ Social. Aplicaciones construidas para aprovechar el flujo social y convertirse en medios centrados en los amigos gracias a la recomendación de contenidos (curation o edición social).
El resultado para The Guardian es excelente y ha acelerado la tendencia de crecimiento del tráfico proveniente de las redes sociales y la reducción del que llega de los buscadores.
Tanya Cordrey, directora de desarrollo digital del diario británico, acaba de presentar unos resultados que vuelven a resaltar la importancia de los medios sociales y las recomendaciones para el periodismo.
En cinco meses, ocho millones de personas han bajado la aplicación en Facebook de The Guardian, y una gran parte son usuarios activos: cuatro millones la han usado en el último mes.
Pero lo más importante es que ha conseguido cautivar a usuarios jóvenes. Frente a los más del 40 años del lector tradicional de diarios digitales, los lectores de The Guardian en Facebook son mayoritariamente lectores jóvenes, de entre 18 y 24 años.
Los resultados permiten a The Guardian aventurar que en poco tiempo Facebook con sus más de 850 millones de usuarios será un generador de tráfico más importante que Google. La diferencia conseguida con la aplicación frente a la media de la industria es enorme. De ese pico de un 30% y el 20% de media frente al 9% en el que lo acaba de fijar un estudio de Pew Journalism en los medios norteamericanos.

Esa cifra se supera ya en algunos medios españoles y latinoamericanos, pero ninguno había logrado hasta ahora el récord de The Guardian.
Para los medios es un desafío y una oportunidad. El flujo social devuelve el poder de recomendación y distribución de contenidos a las personas frente a los algoritmos de búsqueda. La coincidencia de intereses y el componente afectivo impulsa una mayor lectura y consumo de contenidos.
El desafío está en la consolidación de la nueva audiencia social y la rentabilización. Acercar la marca de los medios e impulsar la curiosidad por su contenido es un logro importante. Una de las formas más efectivas de crear nuevos lectores. Pero también hay que rentabilizar esos contenidos. Muchos de los nuevos usuarios se quedan en las aplicaciones de Facebook y no llegan a los medios que ofrecen su contenido. Por ahora Facebook no permite rentabilizar esas visitas ni con publicidad ni otro tipo de negocio, en la estela de lo que ha ocurrido con Google y que ha provocado tantos desencuentros entre medios y buscador.
Una solución que beneficie a los dos, con la red social como canal de distribución y los medios como proveedores abriría la puerta a nuevas iniciativas para los medios y ayudaría a convertir a Facebook en una plataforma competitiva con Apple o Google y su dominio de los sistemas operativos y los nuevos dispositivos.
Los medios son ya una aplicación, pero a diferencia de las basadas en funcionalidades técnicas, el periodismo necesita contenidos, caros y complejos de producir. Las plataformas no pueden poner en peligro a sus aplicaciones y proveedores sino quieren ser inútiles. En las plataformas el valor de cada uno de los participantes aumenta el de toda la plataforma. Hacer crecer ese valor requiere colaboración de todos y un modelo de negocio también participativo.


Friday, January 21, 2011

Diarios con aplicaciones móviles baratas


The Guardian ha cambiado su estrategia de negocio móvil. Como ya había anunciado hace tiempo, su nueva aplicación de iPhone deja de ser de pago por descarga para convertirse al modelo de pago por suscripción. Pero una suscripción de 3,5 euros al semestre o 4,7 por un año, muy lejos de los 363,6 euros de la suscripción en papel, un 1,3% del precio anterior.
¿Tiene sentido una estrategia de pago a tan bajo precio?

Los móviles y las aplicaciones -también en iPad y otras tabletas- son el auténtico sustituto de los diarios en papel.
Si los diarios digitales sustituyen a los de papel para casi un 14% de los internautas y la mitad dedican menos tiempo a la lectura de la edición impresa, en los dispositivos móviles la sustitución es mayor, sobre todo si hay que elegir entre pagar por el papel o en las aplicaciones.
Pero The Guardian confía en que los móviles son un mercado con un público nuevo, más que una amenaza sobre el comprador tradicional. El diario ha perdido en 2010 un 12% de su difusión, más de 35.000 ejemplares, con un coste económico de alrededor de cinco millones de euros. Su primera aplicación fue descargada 214.000 veces, con unos ingresos de 600.000 euros.
Si con la nueva aplicación The Guardian lograra mantener los 170.000 usuarios activos de la aplicación por un año, los ingresos podrían superar los 800.000 euros.
Muy lejos de las pérdidas de difusión, pero con más lectores de pago de los que pierde en la edición impresa.
Algo parecido, en mucha menor medida, ha ocurrido con Orbyt, el kiosco de pago de El Mundo y Unidad Editorial. La última cifra de abonados es de 15.000, aunque se incluyen promociones y suscriptores del papel.
La estrategia de The Guardian sigue centrada en aumentar sus lectores, no en sostener el negocio a corto plazo con precios y suscripciones digitales más caras. Por eso también su aplicación de iPhone seguirá siendo gratis en Estados Unidos.
Avanza en la idea de mantener una fuerte oferta gratis para sostener el negocio de pago dando pasitos para lograr más ingresos por usuario sin espantar a los nuevos clientes. Primero la gratuitdad (web y versión móvil), después aplicación móvil de pago por descarga (one shot) y ahora un primer modelo de suscripción que seguramente con el tiempo aumentará de precio y flexibilizará el pago si Apple se decide a poner en marcha un modelo de suscripción real, como demandan los medios.
En The Guardian saben que las aplicaciones de noticias e información son mayoritariamente gratis y que es difícil convertir usuarios gratuitos en suscriptores.
Pero con el aumento de consumo y lectura a través del móvil, cuando en países como España hay más de 4,6 millones de smartphones y el 25,4% de los usuarios se conectan a internet en movilidad, plantearse una estrategia de movilidad es obligado.
Otros medios como The New York Times se inclinan por el modelo de pago por intensidad (metered paid) con precios más acordes a los costes, 20 dólares al mes, según las últimas informaciones.
Pero el impacto de cerrar el medio digital con un modelo de pago más caro puede ahuyentar a más consumidores, como le ha ocurrido a The Times al no sostener una estrategia freemium.
La cuestión está en la capacidad de generar ingresos publicitarios, tanto en la web como en el móvil, que equilibren las cuentas. Pero también en seguir aumentando la audiencia y fortalecer un negocio futuro que todavía no se sabe hacia dónde va.
The New York Times apuesta por una transición más rápida hacia el modelo de pago digital, al estilo de Financial Times. El diario económico de Pearson ha conseguido 189.000 suscriptores digitales y su aplicación de iPad ha conseguido 1,18 millones de euros en publicidad. La evolución de su negocio hacia lo digital y los contenidos como servicio continúa.
La evolución hacia modelos freemium multiplataforma es cada vez más clara en los diarios. Y mucho más cuando en la economía digital, móvil y social hay que correr detrás de la audiencia y fijarse más en la rentabilidad por usuario que en las viejas cuentas de la economía de la escasez.

Tuesday, December 28, 2010

ElPaís.com crece con Wikileaks

Wikileaks y el cablegate ha tenido un fuerte impacto en el tráfico y la difusión de los medios que han publicado los cables de la diplomacia norteamericana.
A falta de datos de Nielsen aún por confirmar, medidores como Google Trends y Alexa recogen ya el impacto de la cobertura de los documentos del Departamento de Estado por El País, The Guardian, The New York Times, Le Monde o Der Spiegel.

El País ha llegado a crecer un 35% sobre su audiencia anterior algunos días desde el inicio de la cobertura el 28 de noviembre. Un crecimiento superado incluso por The Guardian, otro de los grandes beneficiados por la publicación de los documentos.
Peores resultados ha conseguido The New York Times. A pesar de un arranque de gran crecimiento, el rechazo de muchos norteamericanos a la publicación de los documentos ha reducido el crecimiento de la web del diario respecto a los datos anteriores.

ElMundo.es aún es el líder digital en España, pero ElPaís.com lo ha superado algunos días, con picos de dos millones de usuarios únicos diarios, frente a los casi 1,8 millones de usuarios únicos diarios que alcanza la web del diario de Unidad Editorial de media.
El crecimiento medio de El País en la web está por encima del 25% en el mes transcurrido desde el comienzo de la publicación de los cables, según datos contrastados con fuentes de la empresa. Una media sólo superada por The Guardian, con picos de 2,8 millones de usuarios únicos diarios y un crecimiento medio superior al 30%.
Habrá que esperar las cifras auditadas y ver cuántos usuarios de los logrados con la gran exclusiva son capaces de retener estos medios. Los primeros datos indican que pocos y que las cifras de tráfico vuelven a los niveles anteriores cuando desciende el interés por las revelaciones.

Tuesday, March 30, 2010

Usuarios en portada de The Guardian

The Guardian retoca su portada para ganar impacto visual y abrirse a los usuarios.
Dos elementos fundamentales en los nuevos medios que nos planteamos hace unos meses cuando pensamos en el nuevo proyecto de La Voz del Interior.
Por eso apostamos por una gráfica más visual para la información, tanto para los noticias principales como para destacar y diferenciar los portales temáticos como Vos (ocio, cultura, estilo) o Mundo D (deportes).
Y sobre todo, desarrollamos una cabecera personal. Un auténtico cuadro de mandos social de la información desde donde acceder a la información a la que los usuarios se suscriben, la actividad de sus amigos y sus comunidades.

Ahora The Guardian, una de las grandes referencias en el diseño digital de los últimos años, recoge algunas de estas ideas en su nueva home.
La apertura gana en potencia visual y un nuevo módulo recoge la actividad de los usuarios de diario británico.
Entre las pérdidas están los módulos de áreas temáticas, para mí un error en una clara pérdida de información y produndidad de la portada. No creo que muchos de sus usuarios naveguen directamente a las portadas de secciones.
La innovación en los medios para convertirse en plataformas sociales continúa. Una de las estrategias imprescindibles para recuperar el favor y la confianza del público.

Tuesday, January 26, 2010

The Guardian: primero periodismo, luego el negocio

Preocuparse del periodismo, no de los modelos de negocio, para no caer en la parálisis o errar en los desafíos de los medios. Es el consejo de Alan Rusbridger, director de The Guardian, y su principal objeción a los modelos de pago en internet.
Rusbridger lo tiene claro, por ahora no han hecho más que hacer caer en el olvido a los medios que lo han intentado -como El País-, con excepción de los especializados y los que muy a menudo la suscripción es pagada por la empresa de los suscriptores: caso de la información económica.
El director de The Guardian recuerda que la tendencia a la gratuidad de la información nació mucho antes de internet, con las cíclicas guerras de precios de la prensa. La última y más notoria, la capitaneada por Rupert Murdoch en Gran Bretaña.
Y no olvidemos que los diarios gratuitos cumplen el mes que viene diez años de existencia en España con el lanzamiento de Madrid y Más, promovido por José Antonio Martínez Soler y Arsenio Escolar (hoy, 20 Minutos). Pero mucho antes existían ya infinidad de revistas y medios gratuitos, locales y sectoriales, muchos de ellos de bastante calidad. Por no hablar de la radio y la televisión.
Su problema siempre ha sido el mismo de internet: cómo rentabilizar lo que no se vende directamente.

Rusbridger devuelve el debate a las disyuntivas donde de verdad debe estar, más allá de la economía del pago, una solución de corto plazo -más "un pálpito" que "una apuesta", en sus propias palabras- impulsada por una crisis económica superpuesta a una crisis estructural del periodismo y su modelo de producción.

1. La dicotomía abierto frente a cerrado. La mayoría de los diarios han aprendido que el futuro está en ser medios abiertos, a la tecnología, al público, a la propia información.
The New York Times estruja el cerebro de sus profesionales para dar con un modelo de pago por intensidad (también llamado parquímetro, metered model) sin penalizar el enlace, la redistribución y el marketing viral, como tampoco la indexación en buscadores. Los responsables del diario promete que no habrá enlaces de pago para las redes sociales.
Y eso a pesar de la amenaza universal para cobrar por enlazar lanzada por editores, medios y empresas de contenidos de todo el mundo.
La respuesta: no "reducir acceso e influencia". El responsable de The Guardian defiende que "no se puede controlar la distribución o crear escasez sin acabar aislado del nuevo e interconectado mundo".
Más allá de su respuesta, hay una todavía más importante: el periodismo florece con más democracia y cuando el espacio público es más amplio.
La gran paradoja del negocio de los medios es parcelar la realidad y privatizarla hasta el punto de hacer irrelevante su periodismo y alejarlo de los intereses de la sociedad.
Una maldición sufrida durante muchos años. Y la crisis del periodismo moderno no es la única. Se ha repetido a lo largo de la historia y siempre han aparecido medios y periodistas -con diversos apellidos: populistas, muckrackers, underground, ciudadanos, etc.- para revertir esas tendencias economicistas y privatizadoras con aires nuevos.

2. Nosotros vs. ellos o autoridad frente a participación. Una crisis de la mediación y la posición del periodismo que no es ajena a otros cambios importantes de una sociedad cada vez menos homogénea e integrada. Sociedades donde el individualismo posmoderno es la raíz de nuevos colectivos y grupos donde los intereses comunes son más fuertes que el bien común. Un nuevo modo de interrelación social, política y de representación de la propia identidad tan bien expresada por los grupos de las redes sociales.
Pero también la necesidad del periodismo de contar con el público, de convertir los medios y a los periodistas en redes sociales informativas donde desde el reporterismo a la distribución pasando por el marketing incorporen los sistemas virales y el comportamiento de las redes.
Si los modelos de negocio responden a esas disyuntivas, encontrarán más pistas para decidir cuáles son los métodos y canales de ingresos y rentabilización más adecuados para cada medio. En función de su contenido, objetivos, público y organización.
Existe una tercera disyuntiva que el director de The Guardian apunta pero no acaba de desarrollar:

3. Plataformas de acceso frente a flujo social.
En la primera se basan los modelos de negocio tecnológicos, basados en las soluciones tecnológicas: de los servicios de banda ancha a los móviles y sus aplicaciones, las plataformas de televisión de pago o tiendas como iTunes y sus aparatos asociados.
La segunda es la de las redes sociales, los agregadores, los contenidos y plataformas abiertas, los procomunes, el servicio público y también, en definitiva, la apuesta por la visibilidad y la influencia sobre la rentabilización con barreras de pago.

Estas tres disyuntivas conforman la pulsión entre el modelo de propiedad tradicional de los contenidos y la información frente a los nuevos modelos abiertos y de servicio público.
La apuesta/intuición de The Guardian es confiar en el crecimiento de los 28,65 millones de euros que ingresó en 2008 por publicidad digital hasta un nivel que haga sostenible el negocio del periodismo.
Para los no especialistas, eso es algo menos del coste anual de un diario de tamaño medio en España: un diario local fuerte, un gratuito nacional o un diario nacional todavía pequeño. Muy lejos del coste de The Guardian y su división digital, más de diez veces superior, 330 millones de euros, y todavía sólo un diez por ciento de su facturación total.
Esa brecha enorme entre ingresos y gastos de los medios es la que empuja a Financial Times, Rupert Murdoch o a The New York Times a desarrollar modelos de pago que ayuden a acortarla.
The Wall Street Journal con su millón de suscriptores y sus 170 millones de euros de facturación digital, 40% de pago, animan a NYTimes.com a lograr un aumento similar de sus más de cien millones de ingresos publicitarios.
¿Se conformará con los 117.000 suscriptores de FT.com? Difícil, hay quien le augura alrededor de dos millones de usuarios de pago.
Pese al éxito con el que es promocionado su sistema, los ingresos de Financial Times cayeron un 13% en 2009 y sus suscriptores son una baja proporción respecto a sus 1,4 millones de usuarios registrados y sus 9,8 millones de usuarios únicos. Una tasa de conversión bajísima en ambos casos.
Pero ese es el futuro que espera al pago por información en internet.
O se mejora la facturación con un concepto de negocio 360º y se reinventan las redacciones y los costes de la producción de información, o sólo se puede confiar en la recuperación de la publicidad y su conversión a internet como uno de los soportes de mayor rentabilidad y efectividad publicitaria.

The Guardian confía en sostener su influencia con periodismo -clásico y del nuevo- y rentabilizar mejor sus 37 millones de usuarios únicos mensuales. Muchos más que hace un par de años y con más lectores en internet en Estados Unidos que Los Angeles Times. Y todo por 34.000 dólares de marketing gracias a lo barato del precio de los anuncios contextuales.
Por eso The Guardian prefiere apostar por sus API para liderar el mercado de la información distribuida y los datos vinculados. Mientras otros piensa más en el modelo de negocio, los chicos/as de Rusbridger desarrollan nuevas formas de periodismo con servicios como World Government Data, que aprovecha el impulso del último año en el gobierno abierto para crear un buscador y un directorio que aprovecha los datos públicos de los gobierno de Australia, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Gran Bretaña.
Eso es pensar en periodismo, como defiende el director del viejo diario inglés, pero también en nuevas formas de servir al público y de reconstruir el negocio de los contenidos.
"Avanzamos hacia la idea de convertir la organización periodística en una mutualidad". Una estructura institucionalizada con la audiencia para los medios sociales, abiertos y participativos.
No sé si los 200.000 euros que The Guardian ha logrado por ahora con su aplicación para iPhone a 2,75 euros serán de gran ayuda. Pagan el desarrollo, al menos, pero no los contenidos. Pero está claro que el diario y sus responsables piensan en periodismo y tecnología.
Tienen experiencia en la mutualidad periodística, al fin y al cabo el Scott Trust, sus dueños, ya participaba en cierta medida de ese carácter de empresa volcada en el servicio más que el ánimo de lucro, que no desprecia, por otra parte.
Veremos cómo les va el negocio ahora que piensan en deshacerse de sus medios locales, irremediablemente arruinados, y de sus radios. Pero sus ideas responden al grito de su legendario director, CP Scott, "¡Qué oportunidad para un diario!" cuando se apuesta el periodismo de calidad, abrirlo, socializarlo y aprovechar la tecnología para enriquecer el espacio público, la conexión con la audiencia y su participación en un diario al que seguir considerando un referente.

Friday, July 03, 2009

Ayúdanos a informar, lector

¿Cómo afrontar tareas inmensas? ¿Cómo encontrar a los detenidos, desaparecidos o muertos en países sin libertad para informar? ¿Cómo detectar hasta la última moneda defraudada por políticos sin escrúpulos? ¿Cómo reconocer a quienes influyen en los que toman decisiones cuando no son conocidos? Respuesta: algunos lectores lo saben, muchos pueden ayudar. Periodismo P2P, periodismo 3.0 o crowdsourcing informativo: apóyate en la participación de los demás para llegar donde no puedes hacerlo sólo o con medios propios.


Gran Bretaña. El mayor escándalo político que se recuerda: los abusos de los diputados con sus gastos y el dinero público. La revelación de The Daily Telegraph ha puesto patas arriba al gobierno, al parlamento más antiguo y a casi toda la clase política. Descubiertos y obligados a la transparencia, el Parlamento de Westminster publica en la web un millón de registros de las rentas y gastos de los diputados.
¿Cómo analizar todo ese material y descubrir a los corruptos y sus abusos? Respuesta del periodismo tradicional: ¡Muchachos, a trabajar! ¡A devorar documentación para ir publicando lo que encontremos! Pueden haber sido las palabras del director del Telegraph, como serían los de tantos responsables periodísticos.
¿Existe otra respuesta? Lectores, ayudadnos, vosotros los conocéis mejor que nadie. Es la opción de The Guardian. El periódico necesitaba recuperar la ventaja que su competidor le había sacado con la exclusiva. Y se apoyó en más de 22.700 usuarios de su web que han analizado ya casi 200.000 páginas de documentos para encontrar irregularidades, errores, malas conductas, etc. Es lo que el diario ha llamado su "experimento de crowsourcing", apoyarse en recursos externos, en los lectores, para con la fuerza y los recursos de la comunidad alcanzar metas muy difíciles de lograr sólo con recursos propios.
No es nuevo en periodismo. Al fin y al cabo todo el trabajo del reportero se basa en preguntar, en hablar con la gente para contar lo que ocurre. Pero cuando los periodistas están cada día más encerrados entre las fuentes habituales y los gabinetes de comunicación, presionados por la presión de la información en tiempo real, el público vuelve a ser parte de la solución. Y en las herramientas tecnológicas se pueden encontrar aliados para facilitar la difusión de información.

Irán. El experimento de The Guardian va más allá. Si las herramientas de la web 2.0 demostraron que los iraníes podían romper el bloque de las comunicaciones y los SMS impuesto por el gobierno de Ahmadineyad, el diario británico pide al público que le ayude a completar la base de datos de detenidos y víctimas de la represión realizada también con informaciones periodísticas, de oenegés y otras fuentes.
No son los únicos, The New York Times también pide la identificación y las fotos de los represaliados a los iraníes. No era la primera vez, el Times ya había contado con ayuda de sus lectores para revisar el diario del presidente de la Reserva Federal de Nueva York.

India. Vota la mayor democracia del mundo. Unas elecciones difíciles en un país con mil escenarios distintos, luchas internas, feudos políticos, analfabetismo, enfrentamientos religiosos, tribales y de castas. ¿Cómo vigilar la limpieza de los comicios? Vote Report India lo intentó poniendo a disposición de los ciudadanos un sistema de denuncias por SMS y teléfono, además de emplear herramientas ya comunes en la web como mapas, noticias cortas, fotos o vídeos de la gente para localizar posibles problemas e irregularidades.
Fue un proyecto de Ushahidi (testimonio en lengua swahili), una web que ha creado una plataforma para recolectar información de los ciudadanos a través de la web, los móviles y el teléfono. Nació de la iniciativa de un grupo de blogueros kenianos encabezados por Ory Okolloh, una abogada y activista preocupada por la limpieza de la política. Ushahidi nació en 2008 para vigilar la violencia post electoral en Kenia y se ha difundido por otros lugares como Congo, Suráfrica o Gaza.

¿Dónde están los que mueven los hilos de los políticos? Los periodistas de la National Public Radio (NPR) norteamericana querían identificar a los lobbies más combativos en la reforma de la sanidad pública norteamericana. ¿Cómo hacerlo? Cuando los senadores arrancaron su trabajo todos estaban en la presentación. Mientras otros fotógrafos de los medios hacían fotos de los senadores, el fotógrafo de NPR las hacía del público. Y pidieron ayuda a los usuarios de la web para identificar a los lobistas más importantes. Ahí están, atentos a sus intereses y localizados por los internautas y los periodistas.

El crowdsourcing no es exclusivo del periodismo. En páginas como Open Innovators se pueden encontrar experiencias de colaboración en empresas, marketing, emprendedores, etc. La idea es aprovechar la inteligencia colectiva para reunir datos e información, hacer eficiente la participación de la audiencia más allá de las reacciones a las noticias y utilizar el criterio social para filtrar la información.
Después de muchos intentos, lo novedoso es que grandes medios han empezado a darse cuenta del poder del público y se atreven a utilizarlo más allá de los comentarios en las webs o de los contenidos ciudadanos en casos de grandes acontecimientos. Los nuevos experimentos de crowdsourcing utilizan herramientas de software libre –cuya filosofía está en sus fundamentos- para crear plataformas y bases de datos donde el criterio social y la participación P2P –peer-to-peer, colega a colega- del público ayude a los periodistas en su nuevo papel de conservadores y procesadores de datos, igual que en lo que se ha dado en llamar la minería de datos.
El periodista y los medios se convierten así en redes sociales con una relación con las fuentes y la audiencia más productiva que en el pasado. Una relación que necesita de filtros, algunos seguirán siendo periodísticos; otros, sociales, compartidos con la inteligencia colectiva que forma la acción de los usuarios, y otros posibles gracias a las herramientas tecnológicas. Todos juntos a trabajar para lograr mejor información.

Para Soitu.es

Friday, June 09, 2006

The Guardian, primero a la web

The Guardian anuncia que las redacción del periódico publicará las noticias primero en su edición digital. Sólo algunas exclusivas se reservarán para la edición impresa.
El periódico espera fortalecer su información en internet y en el propio papel, ya que dará a los reporteros "la oportunidad de producir más piezas sobre las grandes informaciones sin las limitaciones del diario en papel".
El diario inglés con más presencia internacional gracias a su edición digital apuesta por internet como gran medio informativo.
Alan Rusbridger, su director, está convencido de que los diarios tienen que acostumbrarse a un nuevo escenario porque las ediciones impresas desaparecerán pronto, superadas por el papel digital (e-paper o e-ink) y la Red.
The Guardian anunció hace pocos días su expansión en Estados Unidos, en papel y en la web, poco después de que The Times hiciese lo mismo.
The Guardian es uno de los diarios pioneros en el uso de internet y ha convertido su web en un sitio multimedia, especialmente con podcast, y en un foro de participación de los lectores.
Rusbridger confía en el texto como futuro de los diarios, sea cual sea su soporte, un 75% del contenido, calcula, pero está convencido de la importancia de la multimedia.

P21 | Las opiniones son más libres en la Red
P21 | Gran periodismo en formato pequeño

Tuesday, March 14, 2006

Las opiniones son más libres en la Red

"Las opiniones son libres, pero los hechos son sagrados". La frase es de CP Scott, el legendario editor de The Guardian, así que nadie puede estar más autorizado para convertir su sección de opinión en una conversación como el propio periódico británico.
The Guardian estrena Comment is free..., una nueva sección donde la opinión se hace blog y conversación, abierta a la participación de los lectores y con la intención de hacerse más ágil, espontánea y rápida que la publicada en las páginas del papel.
Es el enésimo blog de The Guardian, uno de los diarios más avanzados en la incorporación de las herramientas, contenidos y estilos del Periodismo 3.0.
"Es obio que nuestra mayor competencia para la opinión y el debate está en internet, y al menos que nos movamos estaremos fallando a nuestros periodistas y futuras generaciones de lectores". Es la justificación del proyecto hecho por Georgina Henry, editora del nuevo blog colectivo del periódico.
Y señala el desafío de los blogs y la conversación en la Red: "Ponemos nuestros escritores donde están sus verdaderos rivales". Porque el liderazgo de la opinión sigue en manos de quienes tienen rotativas, licencias de televisión o radio, pero cada vez son más, y los más preocupados y participativos, quienes salen de las fuentes institucionales para oír y leer otras voces, menos poderosas pero más personales.
"Los lectores también necesitan estar en el corazón de la conversación, y mucho más involucrados de lo que la prensa permite", afirma la editora del nuevo portal de los comentarios en blog del diario.
En la blogosfera, Jeff Jarvis asegura que este nuevo espacio puede ser en Estados Unidos un antídoto contra la derechista FoxNews de Rupert Murdoch, rival del diario británico con The Times.
Georgina Henry deja bien claro en la presentación la larga tradición política del diario: "The Guardian y The Observer permanecen en el corazón del más vivaz discurso de la izquierda liberal (aunque continuamos nuestra larga tradición de incluir voces de todo el espectro político)".
Esperemos que no ocurra como con The Washington Post, que cerró los comentarios de sus Opinions ante la indignación de algunos lectores y los airados ataques y abusos de otros. En Comment is free hay comentarios (al menos por el momento) y Simon Waldman, responsable digital del periódico, no está preocupado en exceso por los problemas legales de las palabras de los lectores y recuerda una vieja verdad del periodismo: "El periodismo maneja riesgos. Cuanto más importante la información, más grande el riesgo (...). Y en una nueva era de contenidos nos embarcamos en una nueva era de riesgos". Y se niega a innovar sólo cuando "las cosas son baratas, sencillas y obvias".
¡Bravo! The Guardian sigue sorprendiendo y apostando por el gran periodismo.
¡¡NECESITAMOS MUCHOS MÁS MEDIOS INFORMATIVOS ASÍ!!
Los profesionales y los ciudadanos. El problema está en la quietud de la medianía y la falta de riesgo.
Algunas informaciones revelaron que el nuevo sitio tendrá más de 200 colaboradores. Por ahora no hay tantos, pero muchas de las firmas valen la pena.
Riesgo, innovación, apuesta, frescura, atención a la audiencia... ¡cuánto se echa de menos en otros medios!

Friday, September 09, 2005

Así será el nuevo The Guardian


El diseño que se estrena el próximo lunes, 12

El anterior, de 1988

No han dejado nada excepto el periodismo, prometen.
En The Guardian manda ahora el azul en lugar del rojo. Cosas del Nuevo Laborismo y el aggiornamento, porque ahora el diario guía del laborismo es casi de centro y su director, Alan Rusbridger, anuncia su intención de dejar su "nicho izquierdista" ahora que The Independent se ha convertido en el gran fustigador del gobierno de Tony Blair.
Es berlinés como Le Monde en lugar de sábana y el fuerte contraste tipográfico del anterior diseño se pierde con la nueva tipografía Guardian Egyptian, y egipcia con rasgo retocado es, otra inspiración del vespertino francés.
Cinco columnas como los tabloides, anchas para mantener una longitud de texto a la que dicen no querer renunciar. Grandes promos de los contenidos menos noticiosos: reportajes, deportes y G2, que pretende ser ahora una auténtica revista diaria. A todo color, una segunda página sumario de lectura rápida, fuerte arranque con la noticia del día y un sorpresa: una doble página fotográfica en el centro.
the guardian con caja baja, esperemos que no en los contenidos.
Rusbridger defiende la división implacable entre información y opinión, y anuncia más voces en el periódico representativas de más puntos de vista políticos. Si los demás se tabloidizan (no sólo en tamaño), piensan en el diario del mítico CP Scott, the guardian será el único diario de calidad (con permiso del Telegraph y el Financial Times).
Rusbridger defiende que en tiempos de internet, gratuitos y abandono de los diarios por los jóvenes, deben defender sus valores periodísticos "de una manera que los blogueros y los diarios digitales nunca podrán hacer".
Suena casi a epitafio.

P21 | Gran periodismo en formato pequeño
Edición de presentación del nuevo guardian

Thursday, September 01, 2005

Gran periodismo en formato pequeño

The Guardian empequeñecerá dentro de dos semanas. El diario emblema de la izquierda británica abandonará el formato sábana el 12 de septiembre. Lo grande está en crisis. Sólo quedan el Daily Telegraph (que también piensa en achicarse) y el Financial Times, el resto de los diarios de calidad británicos han sucumbido a la revolución tabloide.
Ya no hay diarios en Fleet Street y la resistencia al cambio sucumbe bajo la presión del mercado.
Hasta el altivo y exitoso Wall Street Journal ha encargado al diseñador Mario Garcia su particular revolución tabloide.
The Independent y The Times, los pioneros del abandono de los tradicionales sábanas británicos son los únicos diarios de calidad que han detenido la caída de difusión.
Pero The Guardian no puede ser como los demás, no. CP Scott, su legendario editor, se removería colérico en su tumba. Dijeron que no se achataría y al final lo hará, pero con orgullo y distinción.
El nuevo formato será berlinés por aquello de la estirada elegancia y por seguir manteniendo la posibilidad de la doblez propia del sábana. Como Le Monde. Es curioso esto de que en el siglo XXI los diarios progresistas sean más conservadores que los conservadores.
The Guardian aprovechará para hacer cambios interesantes de contenido y producto:
>> completamente a color;
>> rediseño del suplemento diario G2 en formato revista;
>> nueva sección diaria de deportes;
>> el resto de suplementos serán en formato berlinés, para diferenciar más a G2;
>> una nueva sección de tecnología sucede a la de ciencia;
>> un nuevo suplemento con temática de familia para su potente edición de los sábados, que tendrá nueve secciones;
>> separación de las secciones de Trabajo y Dinero, ahora unidas en una.
The Observer, el diario más antiguo del mundo, propiedad de The Guardian desde 1993, cambiará al formato berlinés el próximo año.

Lo que al parecer no hará The Guardian es tabloidizarse también en estilo y contenidos, como hizo The Independent. En el diario que llegó de Manchester para convertirse en el faro de la intelecualidad progresista londinense no habrá ni qualoid (quality + tabloid) ni viewspaper, los términos utilizados por el Indy para defender su cambio editorial.
"El desafío para nosotros es mantener realmente nuestro periodismo, que ahora atrae a una audiencia mundial (guardian.co.uk es es más exitoso de los medios digitales británicos tras la BBC), mientras al mismo tiempo encontramos un moderno formato de impresión para una nueva generación de lectores", afirma su director Alan Rusbridger.
The Guardian, con sus principios. Y el que quiera entender, que entienda.

P21 | La revolución tabloide
P21 | El encanto de lo pequeño
P21 | El fin del imperio sábana