El escándalo del timo de los sellos de Fórum Filatélico y Afinsa vuelve a lanzar la sospecha sobre el periodismo económico. ¿Dónde estaba la información y el análisis sobre estas empresas y su fiabilidad y futuro? ¿Cuál es la función del periodismo económico y cómo trabajan sus reporteros?
La respuesta es poco esperanzadora. Como comentan en Al Abordaje, las únicas informaciones sobre estas empresas que se recuerdan (El País, El Mundo, Cinco Días, El Correo) dejan a los medios y a los periodistas económicos en muy mal lugar. Sólo la corresponsal de Financial Times avisó en septiembre de 2005 (más información en PD).
Los últimos años son la historia del tsunami del marketing y las relaciones públicas sobre el periodismo económico. Las empresas han mejorado enormemente su comunicación y manejan con destreza su información. Los medios están inundados de comunicaciones de resultados, de operaciones, de nombramientos, de jornadas, seminarios y conferencias. Casi no hay espacio ni tiempo para la información.
Entras en una sección de economía y entre convocatorias y los datos de los mercados financieros la jornada no da para mucho más.
Las conexiones accionariales y comerciales entre los grandes medios (casi los únicos con profesionales especializados en economía y negocios) y las empresas sobre las que informan son a veces impúdicos.
Las regulaciones de los organismos financieros tampoco ayudan. A finales del año pasado la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) intentó controlar los encuentros entre periodistas y empresarios y ejecutivos. La CNMV pretendía censurar las preguntas de los informadores para evitar la revelación de "información de trascendencia que pueda ser considerada como información relevante".
En junio de 2004 periodistas de Reuters fueron investigados por publicar una exclusiva sobre ventas de productos de gran consumo. La Financial Services Authority (la CNMV británica) preguntó a la agencia cómo había conseguido los datos cuando aún no eran públicos y los abogados se tentaron las togas. Los periodistas de Reuters protestaron y no revelaron sus fuentes.
Hace dos meses Renfe montó un sarao conducido por Mamen Mendizábal para presentar sus proyectos. Se trajeron periodistas invitados de toda España a unas jornadas con el presidente de Renfe, José Salgueiro, y la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. Nada de preguntas. La presentadora se arrogó en representante de los periodistas y preguntó lo pactado con Renfe, para eso la habían contratado.
Los periodistas económicos protestaron pero nadie ofreció información distinta sobre los planes ferroviarios allí presentados.
El problema del periodismo económico era antes la falta de información. Desde hace ya bastantes años es la sobreabundancia de comunicación. Marketing para la sociedad del conocimiento y la economía de la atención, donde es tan importante hacer las cosas como publicitar lo hecho o proyectado.
Y la publicidad. La tiranía de la publicidad es mucho más dura que otras con peor prensa. En un mercado donde la concentración avanza y con la prensa económica convertida en semigratuita la comercialización despliega su enorme mordaza. Las fuentes deciden la mayor parte de la publicidad de los medios.
Es difícil trabajar cuando cada vez hay más comunicación económica proporcionada por bancos, instituciones, empresas, etc. y menos información independiente y de calidad.
Para esa información se necesitan medios, cantidad y calidad.
Hacer buena información económica es difícil. Convencer a la audiencia de que pague por ella, más. Quizá por eso el periodismo económico está atenazado por el marketing y la publicidad.
P21 | El abandono del periodismo económico (2) | Ni lectores, ni fuentes
P21 | El fracaso del periodismo deportivo (1, 2, 3, 4 y 5)