Txetxu Barandiarán me incita a proyectar las ideas de la cultura libre más allá del dominio de la propiedad intelectual.
Es posible en el fondo que anima todo este movimiento, del software a los contenidos: ampliar el dominio público y construir una sociedad más participativa.
La "ortodoxia analógica reaccionaria", palabras de Gilberto Gil, existe y lastra gran parte de nuestra cultura y nuestra vida pública. Está en el fondo de ese falso liberalismo henchido de conservadurismo que tanto nos invade.
Pero vuelvo a Lawrence Lessig. El principio de la liberación de la cultura es que abrirla no perjudica y permite mejorar las obras, amplía el dominio público sin eliminar la propiedad (intelectual), que siempre pertenece a los autores.
Su otro principio es el coste cero (o casi) de las copias en la era digital frente al costoso proceso analógico, origen de los derechos de imprenta y a partir de ahí de la moderna propiedad intelectual.
La cultura se absorbe y amplía cuando se aprende y distribuye. Y gana el autor siempre que el uso sea justo y se reconozca la autoría. En el mundo analógico no pasa siempre lo mismo: si yo vivo en tu piso tú no lo posees.
Pero la realidad de la cultura libre se desarrolla en sus logros reales: la difusión de las ideas y las obras, la creación de obras derivadas, la liberación de patentes, la creación de nuevo software (informático o en otros campos, como la biología), etc.
Una buena forma de llevar al mundo y a la vida cotidiana la filosofía de la cultura/código/fuente libre y abierta es cambiar la orientación y funcionamiento de los negocios basados en el conocimiento y las obras intelectuales, sean de la naturaleza que sean.
Por eso me parece especialmente relevante el desarrollo de negocios abiertos (open business). Una filosofía de la riqueza muy poco asentada en España y con más vida en países de mayor tradición filantrópica. Curiosamente países cuna del capitalismo como Inglaterra o Estados Unidos donde quienes llegan a la riqueza han pensado, y piensan, que deben devolver algo a la sociedad, y con eso ganan. De ahí la fortaleza de sus fundaciones.
Pero también una forma de trabajo y organización para creadores intelectuales cuya pasión por crear e innovar puede ser compartida con la obtención de un modo adecuado de ganarse la vida.
Es lo que necesita, en una gran parte, la industria cultural.
Nanomedios, creadores de software, nuevas editoriales, nuevos medios como gratuitos o medios sociales, etc. La nómina de posibles medios y empresas de negocio abierto es amplia.
No es una tercera vía entre el capitalismo y el comunismo. Es una forma de negocio cuyos valores y productos están en íntima relación con el valor y el criterio social, que se suma a la rentabilidad económica.
Una nueva forma de organización empresarial para la era digital.
P21 | Medios de negocio abierto