"La falta, querido Bruto, no está en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos". La frase de Casio en Julio César, de William Shakespeare, empujó al asesino. Como decía Casio, "Sé que la virtud está en ti, Bruto (...) ¿Por qué debería ese nombre (César) sonar más que el tuyo?.
La maravillosa tentación de la traición. La respuesta a esa pregunta es la solución a la encuesta de Juan Cruz en El País, que busca resolver el dilema entretenimiento versus información en la televisión.
Edward R. Murrow citó a Casio/Shakespeare varias veces ante el senador cazabrujas Joseph R. McCarthy para destruirlo en su famoso See it Now de 1954, celebrado ahora por la película Good Night, and Good Luck.
Recordarle a un endiosado McCarthy la incitación a la traición fue lo último que hizo antes de despedir su programa. Juan Cruz demanda a varios responsables de espacios informativos en televisión una solución al enigma del infotainment. Algunos coinciden con el malestar y otros son más cínicos (como bien reseña Íñigo Sáenz de Ugarte).
Iñaki Gabilondo sale, curiosamente tratándose de El País y bien ayudado por la directora de Informe Semanal, Alicia Gómez Montano, como rey de la honestidad periodística, un Murrow de nuestro tiempo.
"La televisión ya se ha lanzado a la lógica del mundo del espectáculo. Persigue los fuegos artificiales", dice el presentador de las noticias de Cuatro, el hombre que prometió menos opinión y no ha cumplido. Al contrario, se ha lanzado a un telediario de autor, dicen algunos, personal, intransferible en su posición ideológica y enfurruñado con la crispación reinante. Gabilondo crispa poco, pero su apostolado de lo políticamente correcto llega a extremos insufribles.
Nadie le niega su oposición a Aznar y al PP en los últimos años de su segunda legislatura, pero a diferencia de Murrow tenía a su empresa y a su editor apoyándole.
Matías Prats Jr. lo tiene clarísimo: "¿Entretenimiento, información? Un informativo debe contener lo que interesa a los espectadores. ¿Lo sabemos? Debe ser que sí, porque nos siguen". El presentador del informativo de la noche de Antena 3, el nuevo líder de audiencia, es de la generación a la que Walter Cronkite ya le quedaba lejos y presenta en Antena 3 como lo haría en la Fox de Rupert Murdoch. Él es un profesional de la imagen, no un responsable periodístico. Quien lo es, Óscar Vázquez, director del telediario de Prats, sabe dónde trabaja: "Tenemos que hacer el mejor informativo posible, sin renunciar al entretenimiento. Nosotros no podemos competir con el periodismo de análisis, ¡se nos iría la audiencia!".
Pedro Piqueras tampoco duda y advierte sobre el mal de la imagen: "La televisión busca su propio camino, su lenguaje. ¿El poder? Siempre tratará de imponerse sobre ella, pero no sólo el poder político, sino también los poderes económicos, cualquier poder querrá siempre manejar los hilos".
La frase de Piqueras lleva al corazón de los males de hoy día: periodismo corporativo, periodismo de estrellas, control y titularidad política, empresas que cuidan el dinero de los accionistas, no su responsabilidad pública y democrática, autocensura de muchos profesionales, huida de las posturas impopulares, medios atemorizados y pusilánimes, periodismo de ruedas de prensa y declaraciones...
Murrow denunció gran parte del pecado en su famoso discurso de 1958 ante los directores de informativos. Entonces Bill Paley, el dueño de la CBS, había decidido que el tiempo del gran periodismo comprometido en televisión había acabado. Lo que importaba era la audiencia y que nadie volviera a desafiarle negándole el control de sus programas, como habían hecho Murrow y su productor Fred Friendly.
Pero los críticos modernos deben acordarse de que cuando el programa sobre McCarthy se emitió hacía tiempo que la caza de brujas asolaba Estados Unidos. Murrow tardó varios años en desafiarlo y lo hizo cuando los republicanos, el presidente Eisenhower, el ejército y gran parte de la prensa (hasta el republicano Chicago Tribune) se habían cansado de sus persecuciones.
Ya hacía tiempo que presentaba Person to person, uno de los programas pioneros del periodismo de famosos y estrellas, empujado por la CBS y por lograr una audiencia que See it Now no tenía.
Una gran parte de la sociedad estaba hastiada de las traiciones del senador inquisidor y Murrow, el héroe periodístico, fue la voz y el ojo público. Los periodistas no somos héroes, pero en tiempos de tutela informativa y codicia corporativa hacen falta ciudadanos y reporteros sin miedo.
"No podemos caminar con miedo. No podemos ser conducidos por el miedo en una era de sinrazón". Vale la pena recordar las palabras del hombre que pagó su programa con su propio dinero para poder emitirlo.
"Cuando los periodistas se quejan de que la televisión se ha vuelto un circo debería quedar claro que el circo ya estaba allí y que la televisión simplemente demostró que no todos los actores estaban bien entrenados". Edward R. Murrow, la memoria contra el maridaje de políticos y periodismo.