Hace unos días, un alto dirigente socialista me confesó que fue increpado en la calle en presencia de su hija de 6 años. Y que ésta luego le preguntó si era cierto que por su culpa "se va a romper España". La triste anécdota es casi idéntica a otra vivida por un responsable del PP en la jornada electoral del 14-M, también en presencia de sus hijos, cuando un interventor del PSOE se negó a estrechar su mano "manchada de la sangre" derramada en la guerra de Irak. La profunda herida abierta en la sociedad por aquella guerra y el posterior atentado de Madrid no sólo no ha cicatrizado sino que populares y socialistas se ocupan a diario de emponzoñarla para que se infecte. (...) Es hora de frenar y recapacitar.
Dos años para un empate | Salomé García