Sonó nuevo y diferente. La imagen de los encapuchados era la misma pero el duro frío de las estampidas de las armas dejó paso a una voz menos amenazante. El anuncio de alto el fuego permanente de ETA sonó con voz de mujer (vídeo en castellano). La esperanza pareció abonarse a la ley de igualdad del presidente Zapatero y una voz de mujer (Ainhoa Ozaeta, según algunas informaciones) abrió una rendija para un futuro mejor.
ETA habló con voz límpida, segura, confiada y menos agresiva, con un tono casi profesional. A algunos les recordó las voces de la radio y la televisión vascas con el timbre y la dicción de los locutores profesionales.
¿Tiene ETA una nueva voz más preparada para la política (segundo comunicado) que para los aullidos del terror y la muerte?
Todo indica que sí. Ainhoa Ozaeta viene de la política, de Batasuna, y formaría parte del cuarteto negociador con el histórico y huido de la justicia Josu Ternera, su hijo Egoitz Urrutikoetxea, Jon Salaberria y la voz Ozaeta.
El hijo de Urrutikoetxea y Ozaeta provienen de la política y saben de las necesidades institucionales, sociales y económicas del movimiento abertzale. También lo sabe Salaberría, conocedor del entramado económico de las herriko tabernas, principales financiadoras de la banda junto a la extorsión.
Josu Ternera se sentó en las bancadas del Parlamento de Vitoria y disfrutó las bondades de la generosa mano institucional. Desde la clandestinidad recordará el olor del cuero y la madera noble y añorará los privilegios de parlamentario en paz.
Nuevas voces en un camino para abrir una nueva era sin terror y con política, sólo política. Cambiar los interlocutores es a veces tan importante como cambiar el mensaje. De un lado, el gobierno apoyado por los partidos democráticos; de otro, negociadores que no parezcan la imagen viva de la siempre siniestra ficha policial.
Amanecen tiempos de nuevas voces para entonar una esperanza.
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