"Estamos ante una cuestión de Estado que todos podemos compartir. El gobierno hará todo lo que esté en su mano para hacerlo entre todos. Nos han separado muchas cosas en los últimos tiempos pero tengo el convencimiento y la confianza de que ustedes desean el fin de la violencia".
Las palabras del presidente José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso ponen al PP y a su líder, Mariano Rajoy, el hombre designado para ser presidente del ejecutivo y condenado a recuperar a su partido tras la peor de sus derrotas, ante un paredón para su futuro como alternativa de gobierno.
El anuncio de alto el fuego permanente de ETA es una "expectativa notoria" para el presidente Zapatero, consciente de estar ante su gran oportunidad histórica. El enfriamiento de los cañones de las armas (últimos asesinatos en 2003, hace más de mil días) pese a las bombas de la extorsión ya es un triunfo para la esperanza de quienes, como el líder del PSOE, ven "el principio del fin" pero saben de la apertura de un camino "largo, duro y difícil".
Zapatero ha prometido todo lo que puede prometer a Rajoy, al PP y a quienes temen una claudicación de los cimientos de la ley, la Constitución y un castigo excesivo para la memoria dolida de las víctimas: "máxima información y colaboración".
Pero también ha lanzado un par de advertencias:
>> Participación e información para todos, sin excluir a los no firmantes del Pacto Antiterrorista. "Contaré con las fuerzas políticas y de manera muy singular con el principal partido de la oposición". Rajoy será el primero en saber, pero no el único ni su actitud parará el proceso.
>> Zapatero abordará el posible proceso de paz "de la manera más unida posible". Sin el PP también se puede caminar, sobre todo cuando el acuerdo y la esperanza de la sociedad vasca parece amplio aunque no unánime (foros DV).
El presidente ha reiterado su "confianza plena" en los ciudadanos de Euskadi y desde Vitoria el lehendakari Ibarretxe ya ha recogido el guante: "Es obligación de ETA no frustar la esperanza y de los políticos e instituciones hacer irreversible el proceso de paz. Nadie debe cerrar la ventana a la esperanza. Todos tenemos que trabajar para abrir un proceso de paz para el final de la violencia".
El PP tendrá que decidir en qué condiciones quiere ser parte de una paz futura. Puede apoyarse en su historia de lucha contra ETA y en un futuro sin la sombra de la violencia sobre la unidad o la desunión de España. Será el momento de defender las ideas sin bombas, balas ni amenazas.
El presidente Zapatero ha reconocido los méritos del partido conservador y de los gobiernos de José María Aznar, a los que apoyó con su lealtad de estado al firmar el Pacto Antiterrorista y la Ley de Partidos Políticos.
"Tengo confianza en ustedes que han luchado mucho por el fin del terrorismo. Todos tenemos los mismos valores", ha repetido Zapatero dentro de la Cámara y en su declaración institucional.
Y, por supuesto, recuerdo a las víctimas, pero sin promesas ni condiciones: "Estará siempre en mi espíritu y ánimo la memoria de las víctimas y el esfuerzo de los servidores del estado que han luchado contra el terrorismo". El gobierno las tendrá en su memoria pero su sufrimiento no determinará el diálogo político.
El ejecutivo y su presidente apelan a la legalidad y a la democracia para alejar el temor a las cesiones políticas. "En ese proceso iré con calma, con prudencia -afirma Zapatero-, cubriendo cada etapa y cada paso con el máximo concurso de las fuerzas políticas y siempre en el ámbito de la democracia y la legalidad que tiene que dar el fin definitivo al fin de la violencia".
El mensaje para Rajoy y el PP es claro y parece inapelable: participación en un proceso cuyo objetivo último es una paz sólo alcanzable con el diálogo y que transformará el escenario político y el futuro de la comunidad vasca, aunque sea dentro de los límites y los procedimientos fijados por la Constitución.
Ibarretxe ya ha hablado hoy de un nuevo marco (como el comunicado de ETA) alcanzado mediante un "diálogo leal y sincero sobre las cuestiones políticas del proceso de normalización".
El final: una consulta a la ciudadanía vasca en referendo para sancionar una nueva situación y relación con el estado como planteaba el frustrado plan Ibarretxe. El procedimiento obligado por la ley para el cambio de los estatutos de las comunidades históricas, como ha avanzado Cataluña.
La suerte está echada si ETA demuestra su voluntad de paz.
Y ¿quién puede quedar al margen y tener futuro político? La estrategia del no es el sin futuro.
El gobierno y sus aliados políticos harán todo lo posible porque como ha dicho Josep Antonio Duran i Lleida (CiU) "tienen el derecho a intentarlo e incluso a fracasar".
La paz es difícil y a veces muy dura. Todos deben ganar. El Partido Popular no debería perder la oportunidad de defender sus ideas y ejercer un vigilante y exigente control del gobierno y del esperado proceso de diálogo con ETA y su entorno.
Si lo hace será la victoria de todos. La sociedad no está en condiciones de perder fuerzas y oportunidades para la paz.
El futuro del PP depende de su decisión.
El de Zapatero y el PSOE, de que la esperanza vaya convirtiéndose en realidad.
Y mañana, nuevo comunicado de ETA en Gara. La unidad es necesaria para que los terroristas no marquen la agenda.
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Los foros digitales suman más esperanzas de paz que proclamas partidistas: elmundo.es, abc.es, elcorreodigital.com, diariovasco.com, vilaweb.cat