Son tantos años como reina de las marujas (en el mejor sentido) que quién lo iba a decir. Pero las mañanas de la televisión ya no son lo de antes y las marujas y pepes atrapados por la telebasura ya no cocinan si no ven peleas de famosos y algún retorcido suceso. El corazón, esa entraña encallecida y retorcida por la televisión del siglo XXI, ha podido con María Teresa Campos, que dejará el próximo mes su programa Lo que inTeresa por su baja audiencia (15% de cuota).
Fue si no inventora al menos mito y símbolo de una fórmula donde la conversación, lo práctico, las cosas de la salud y la belleza, el rosa cálido, algo de sociología de mercado y trapos de moda llenaron las mañanas de la televisión e hicieron nacer a sus devoradoras.
Dejó la gloria de Telecinco por el dinero de Antena 3 y su consejero delegado, Maurizio Carlotti, no adivinó que la edad no perdona y las costumbres son difíciles de cambiar. Y a veces el hábito del canal gana a la fijación de la cara.
Las luchas de famosas no obedecen las reglas de la guerra justa.
La Campos cargó contra los que llamó "dramatic show" y prometió "no estafar a nadie". Pero su primer programa en Antena 3 comenzó a bajar asediado por la rotundidad rosa y perversa de Inés Ballester y Ana Rosa.
Todas dicen que apuestan por la actualidad, pero lo que interesa es el famoseo y mejor si hay mucho amor traicionado, mucha pelea y mucho rencor. Como en la copla.