La directora general de RTVE, Carmen Caffarel, afirmó ayer en el Congreso que la capacidad vertebradora de los centros territoriales depende de "su capacidad para que las noticias y la realidad de cada región sea vista y conocida por el conjunto de España, no convirtiéndolos en minitelevisiones autonómicas".
Caffarel subrayó la redundancia y duplicidad del estado televisivo autonómico para desarmar con el sentido común las protestas de algunos políticos y su embanderamiento por los sindicatos.
España y sus autonomías viven bajo grandes losas de endogamia y complejo de aldea. Los poderes políticos se empeñan con exceso en televisar lo presuntamente propio a mayor gloria del control de la información con la excusa de la defensa de las raíces, la sangre y la tierra.
Nada como el identarismo nacionalista/regionalista televisivo para estrechar el enfoque hasta anular la capacidad de juicio del ciudadano televidente. "El acto de ver suplanta al de discurrir", recordaba Giovanni Sartori.
Enterrar España y su hacienda bajo el enorme peso y deuda de las televiones públicas no es el futuro posible ni deseable para RTVE. Si el estado es autonómico y descentralizado, la radiotelevisión pública debe serlo también. Las emisiones territoriales de RTVE y las autonómicas se duplican en todas las autonomías excepto en La Rioja, Cantabria, Castilla y León, que aún no tienen sus propios medios.
Como bien dice Caffarel: "España no se puede permitir un gasto cada año de medio billón de pesetas -3.000 millones de euros que no son déficit anual, como dice Caffarel, sino deuda- en radiotelevisiones públicas", lo que bastaría casi para cubrir el déficit sanitario nacional.
Los grupos del Congreso aprobaron una moción que sí apunta a tres objetivos imprescindibles en la reforma de la televisión pública: "Garantizar la misión de servicio público en la producción de contenidos, desarrollar el talento interno e impulsa y asegurar un porcentaje mínimo de producción propia"
Servicio público: información, formación y entretenimiento de calidad sin competir a cualquier precio por la audiencia, al estilo de las televisiones comerciales.
Talento interno: acabar con la burocratización, la elefantiasis, la artereoesclerosis y la pasividad de una gran parte de la plantilla. En gran parte por la estructura y también por la gestión errática y clientelista de los últimos años.
Muy pocos responsables del Ente han tratado de mejorar la gestión de personal y el aprovechamiento de los profesionales. Muchos prefirieron tirar por el camino de en medio, nombrar a sus adeptos y a personal eventual para cubrir deficiencias y olvidarse de mejorar y modernizar la infraestructura. Un trabajo siempre difícil, pesado y poco agradecido.
Producción propia: Si sobra gente, lo mejor sería aprovechar al máximo los recursos para conseguir la mayor producción propia posible y dejar la para producción externa sólo lo imposible de realizar desde la casa. Costará casi igual y siempre es mejor y construye más futuro trabajar con los profesionales de la casa que afrontar una fuerte reducción de personal para luego tirar de productoras. Es uno de los puntos más débiles del plan de saneamiento presentado por la Sepi.
P 21 | El discutido futuro de RTVE