Tres presidentes autonómicos del PP toman una caña en una conocida cervecería cercana a la sede de Génova y reflexionan sobre el nuevo escenario de una esperada paz en Euskadi y su impacto electoral mientras esperan el comienzo de la comida de Mariano Rajoy con los barones territoriales del partido.
Pedro Sanz (La Rioja), Juan Vicente Herrera (Castilla y León) y Ramón Valcárcel (Murcia) saborean con cautela entre espuma blanca, patatas fritas y berberechos la reunión de esta mañana, donde los responsables populares han advertido a Rajoy de que las elecciones autonómicas y municipales de 2007 están cerca y no se puede perder poder por no compartir con el gobierno la victoria del fin de ETA.
El partido debe alejarse de "discusiones falsas" y concentrarse para ganar su pedazo de victoria sin traicionar sus principios ni perder su poder territorial, mascullan. Buen interés les va en ello.
La sala de prensa del PP ahoga un grito cuando Gabriel Elorriaga y Soraya Saenz de Santamaría aparecen para informar sobre el Comité Ejecutivo Nacional del partido y la reunión anterior de Rajoy con los dirigentes populares vascos.
El PP es hoy Dr. Jekyll y Mr. Hyde está encerrado hasta ver qué depara la entrevista entre el presidente Zapatero y Rajoy de mañana.
Entre los periodistas hay quien repite las consignas de Jiménez Losantos contra un nuevo entendimiento por la paz. La línea dura se encastilla en El Mundo y la Cope. ABC apuesta por bienes mayores y hasta La Razón parece avanzar a saltos hacia el centro reformista.
Elorriaga ante la prensa y Ángel Acebes para las fotos de grupo. Los barones lo tienen claro. Una victoria a medias es mejor que un achuchón en las autonomías y ayuntamientos.
José Blanco, secretario de Organización del PSOE, afirma al final de la Comisión Permanente de su partido que está convencido de la colaboración y unidad con el PP para llegar a la paz. Las noticias corren raudas como nunca entre Génova y Ferraz.