Manuel Borja-Villel, director del MACBA, alerta sobre el nuevo "despotismo ilustrado" del estado museístico.
En esas estamos. La cultura como gala y oropel del poder ha llevado a los políticos profesionales a crear un estado de almacenes de obras muertas donde el arte vivo y la sociedad no pintan gran cosa.
"La institución recibe un mandato de los políticos y mecenas..." se queja Borja-Villel, que critica las mudanzas de "directores como si fueran cargos de confianza, puramente políticos".
Es lo que son.
Y esa cultura, atrapada en fondos públicos y muros costosísimos, es pura vanidad y mixtificación de ideas e identidades. Como los escenarios del poder de antaño. Como las iglesias dedicadas a batallas, arcos de triunfo y demás.
Mientras, muchas obras vivas, disidentes, son obviadas, castigadas o secuestradas por mafias (JPQ) y por la profunda incultura pseudoilustrada del poder burocratizado.