¿Es posible que los robots paguen impuestos?
Si cada vez realizan más actividades productivas y suplantan a los humanos en gran parte del trabajo, quizá sí.
¿Y si llegasen a pagar impuestos deberían ser considerados ciudadanos?
Con una aportación individual a los servicios públicos, muchos de los cuales también usan, reclamarían algunos derechos básicos.
¿Son culpables?
Se les puede considerar reos de penas impuestas por daños a humanos o a otros bienes. ¿Hasta dónde llega la responsabilidad de sus creadores y controladores? ¿Existe un ámbito de mala decisión achacable sólo a la máquina?
¿Puede tener derechos quien no tiene libertad, consciencia, emociones, vida independiente?
Si los humanos reclamamos derechos para nuestras identidades virtuales en el ciberespacio y en nuestras representaciones en diferentes escenarios, algunos robots equipados con un alto nivel de inteligencia artificial deberían tener, sino derechos, al menos ciertas garantías de uso y comportamiento.
Son preguntas como las que se ha planteado un grupo de investigadores comisionados por el gobierno británico para explorar situaciones de futuro.
Unas más próximas y aceptables, otras más polémicas y lejanas. Escenarios para enfrentarse a las incertidumbres de un mundo veloz.
La cuestión de los derechos y responsabilidades de los robots -y de los humanos que los desarrollan- no es baladí. Si no queremos plantearnos ciertas preguntas incómodas o que pueden poner en peligro la propia concepción del ser humano, quizá es mejor diseñar una ética robot donde lo material siga claramente alejado de lo humano.
De lo contrario un día tendremos que enfrentarnos a la pregunta de si los androides sueñan con ovejas eléctricas.
Si lo hacen no tendríamos derecho a mantener su esclavitud.
Feliz Navidad.