Una furgoneta Kangoo robada. Una cinta de casete con escritura árabe. Un jersey de lana y una bufanda. Manta imitación piel de tigre. Una cinta de la Orquesta Mondragón con el nombre escrito. Con tantas pruebas y tanto Mondragón cualquiera se lía. Es lo que tiene buscar sabiendo lo que se busca. A veces se ven las cosas hasta cuando no existen.
Pero, ¿de quién eran las cintas? ¿de los terroristas o del dueño de la furgoneta? ¿lo sabe la SGAE? ¿pagaron esas cintas derechos de autor? ¿son copias legales o ilegales? ¿habrá una conexión islamismo, ETA, Mondragón, piratas musicales?
Aquí hay mucho que investigar.
Si llegan a encontrar una tarjeta de Eroski el lío sería monumental. Por cierto, ¿y la agenda de la Cámara de Comercio de Madrid? Sospechosa. ¿Y el llavero de Ambulancias Pascual? Atentos. La linterna también era marca Cegasa, sospecha, sospecha.
Sabíamos que Javier Gurruchaga era sospechoso de casi todo desde que cantó El Hombre de los Caramelos, pero no nos esperábamos esto.
En el grupo Mondragón, llamado en realidad Mondragón Corporación Cooperativa (MCC) están que trinan los cooperativistas y trabajadores.
"Una cinta de la Orquesta Mondragón, junto a otras del Dúo Dinámico, Los Mejores Boleros, Grandes Mitos del Rock and Roll, Clásicos de Oro y Luciano Pavarotti", dice el sumario. Criminales perdidos. Los dueños de semejante desatino musical sólo pueden ser criminales o dementes.