Ché, pibe. Antes mandabas libros y ahora traés televisión. Pero vos sós macanudo. El mejor bife argentino es cómo se cuenta. Argentina siempre ha sido ese maná de cultura y mitos que pobló nuestros sueños en tierra yerma bajo la dictadura y la falta de imaginación.
¿Qué hubiera sido de nosotros sin Porrúa, sin Sudamericana, sin Minotauro, sin nuestros escritores y los suyos arrebujados en la orilla del Plata? Y ahora sin CQC, sin El hijo de la novia y tantas imágenes e historias más.
La Nación reflexiona sobre una industrial cultural que es parte del ADN argentino. Argentina es un país mítico, de cuentos, letras e imágenes. Allí hay más imaginación que vacas y grano. Ante la imposibilidad real del ser argentino, la vida inventada y un poco de fútbol.
Un viejo proverbio dice que Dios arregla de noche la macana que los argentinos hacen de día y Borges advirtió: "A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires", y el relato sigue.
Hubo una generación de españoles que creció mirando a Europa. Otros crecimos oteando el océano. Allí vivían nuestros emigrados y exiliados. Y una parte de nuestra alma creativa.
Que sigan llegando las historias y los argentinos (chantas, abstenerse) agotados de un país imposible.