Jorge León Escudero comenzó a escribir su blog para encontrar una muerte digna. Lucas S. podía decir allí lo que este pentapléjico por lesión modular no podía decir en alto a la sociedad con su propio nombre.
Hace casi dos meses pedía ayuda y alertaba: "Necesito la mano que sostiene el vaso, la mano hábil que supla mi mano inútil, una mano que actúe según mi voluntad aún libre: tengo todo preparado para que quien me ayude quede incógnito".
Escondido, de incógnito, como un criminal que involucra a otro en su crimen. Pero no son criminales quienes desean una muerte digna porque ya no pueden vivir la vida.
Ramón Sampedro, Terri Schiavo y tantos otros. Cuando la humanidad ha encontrado las fórmulas de sujetar los cuerpos a las vidas sin vivir, artificialmente, mucha gente sufre la condena de no poder morir cuando el fin de la vida ha llegado.
La maldición de la vida artificial, vivida sólo por las máquinas y las drogas.
"Cuando la muerte es nosotros ya dejamos de ser, y no siendo ni siquiera la muerte existe". Leer el testimonio de Lucas S. es una invitación a volver a pensar en la realidad de la muerte, en su naturaleza. Entender que encadenar a alguien a una vida insana y de tormento disfrazada de asistencia humanitaria no es ni un bien ni un derecho que nadie se pueda arrogar.
La familia de Jorge León reclama el derecho a una muerte digna con la tranquilidad y el sosiego de quienes viven de cerca una condena y entienden la radical libertad de quien puede decidir porque su única conciencia libre es la muerte.
Destilados pentapléjicos | El blog de Jorge León Escudero