El domingo se presentó en público la nueva televisión autonómica balear, IB3, dirigida por María Umbert (Madrid, 1965), ex jefa de gabinete del presidente autonómico, Jaume Matas (PP) y denunciada por manipulación política y censura cuando era subdirectora de TVE en las islas durante las elecciones autonómicas de 2003.
IB3 ha firmado un acuerdo con TV3 que permitirá que las televisiones autonómicas catalanas se vean en todo el territorio insular mientras la tele balear se ve algunas comarcas de Cataluña.
También abarca colaboración en la eurorregión de habla catalana impulsada por Pasqual Maragall, presidente de la Generalitat.
Umbert está convencida de que pueden "atraer a los catalanes con los contenidos de entretenimiento".
Puro servicio público, razón de las televisiones autonómicas.
Por cierto que IB3 tiene un presupuesto de 40 millones de euros anuales y Baleares 681 millones de deuda sanitaria, por ejemplo.
Pero a Jaume Matas, como a la mayoría de los presidentes autonómicos sin distinción de partido, no les gusta apretar al cinturón a la Sanidad ni subir los impuestos para financiarla, o prescindir de un instrumento tan valioso como la televisión autonómica.
Y resulta que a María Antònia Munar (Unión Mallorquina), presidente del Consejo de Mallorca, no le gusta IB3 a pesar de que su directora declare que no es instrumento político. Por eso el organismo insular va a crear otra televisión que les guste más. No se sabe si porque no se entretienen con la de Matas y Umbert o porque no les gustan esos informativos en los que ya ha habido dimisiones y líos.
Y para este año están también en carta de ajuste las televisiones asturiana, extremeña y aragonesa (autonomías gobernadas por el PSOE). Todas un clamor popular, como la balear.
Bendita sea la televisión autonómica y los buenos políticos que la inspiran.