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El Art dió con la quilla en las rocas como tantas veces antes lo han hecho barcos de trabajo, no buques de lujo como este.
Los cinco tripulantes fueron rescatados e inmediatamente llegaron dos lanchas que a pleno día desvalijaron el yate, como cuenta Xosé Manuel Pereiro.
Comenzaron por merendar algunas viandas de lujo, pero luego la emprendieron con el utillaje. Más tarde, el representante de la compañía de seguros fue a un bar de los de salitre reseca y dijo que los propietarios estaban interesados en recuperar un aparato concreto. Y apareció.