El pasillo del hemiciclo del Congreso de los Diputados es toda una institución, al menos para la prensa. Allí es donde se asalta a sus señorías cuando entran o salen de los plenos. Si hay dos sitios donde los diputados cuentan cosas son el pasillo y el bar (con precios subvencionados y suficientemente espacioso para la confidencia).
Cuando ayer el Congreso estrenó los nuevos escaños digitales, los periodistas se encontraron con la sorpresa de que la pantalla de televisión del pasillo, donde se podía seguir el Pleno, había desaparecido.
Terror entre la prensa. O estás a la caída del diputado en el pasillo o te enteras del Pleno. La maniobra forma parte de una estrategia, según varios reporteros parlamentarios: el presidente de la cámara, Manuel Marín, quiere a los periodistas recluidos en las cabinas de prensa y que no interrumpan a los diputados.
El afán ordenancista de Marín perjudica claramente a la información. Si los diputados no son accesibles en las zonas de tránsito será mucho más difícil conseguir noticias.
Por eso algunos reporteros ya han pedido a la presidente de la Asociación de Periodistas Parlamentarios, María Rey (Antena 3), que envíe una carta de queja al presidente del Congreso.
Hace un año Marín prohibió fumar en las zonas públicas y ahora periodistas y diputados se encuentran con el pitillo en el patio y en el reservado para fumadores del bar.
La nueva iniciativa puede rebajar todavía más el contacto y acabar en pérdida de información. El talante sigue sin encajar bien entre la administración socialista y la prensa.