Carles Francino ya está en las mañanas de la Ser con una voz tersa y pausada. Le falta el calor de Iñaki Gabilondo, para unos sosiego, para otros fuego de infierno.
Francino reestrena un programa continuista con el Hoy por hoy de siempre, pero con más secciones y con tres promesas: más información y análisis, menos opinión; bajar el nivel de decibelios políticos y de yocreísmo, y transmitir "tolerancia y respeto".
La voz de Francino suena a informativo. Tiene ritmo y seriedad mientras en otras ondas a estas horas se carraspean dobles sentidos y sube la bronca.
Poder blando. El Gabilondo que ahora conducirá el informativo principal de la Cuatro era un maestro en esa estrategia y Francino puede seguirle. Pero promete cumplir el voto ya adelantado por su antecesor de descrispar la radio y alejarse de un enfrentamiento político que ya es también personal y empresarial.
En esas entrevistas de cronista oficial de Cuatro que está haciendo Juan Cruz, Francino anunciaba voluntad de análisis más que de opinión y resaltaba que la Ser (como todos los medios) transmite valores, y él se compromete con los de tolerancia y respeto.
El nuevo conductor de Hoy por hoy denuncia el yocreísmo, el opinar de todo de los llamados tertulianos, veremos si va afinando las voces de su programa para especializarlas.
Es la hora de Francino. De recoger una buena herencia de audiencia y prestigio para desprenderse de los lastres de batallas pasadas. Es su responsabilidad.