Monday, September 26, 2005

TV y teléfono son el futuro de la banda ancha

¿Pierde fuerza el crecimiento del acceso a internet por banda ancha? Un vistazo a los datos en España (especialmente ADSL) demuestra que no, pero también que sube a empujones por las ofertas de las operadoras y por los servicios que se ofrecen.



La televisión digital y la telefonía por internet serán los grandes motores de la banda ancha en España y fuera.
Sólo algunas personas están interesadas por acceder a internet a alta velocidad en España: apenas un tercio de los españoles son internautas y muchos de ellos se pasan gran parte del día fuera de casa, acceden a internet desde el trabajo, y para navegar o descargarse archivos no hace falta ADSL (la tecnología mayoritaria) o cable (muy poco extendido), basta con una tarifa plana y dejar el ordenador descargando toda la noche.
Pero la industria de las telecomunicaciones cambia su modelo de su negocio porque el consumo cambia: las llamadas telefónicas pierden peso (con un tráfico desplazado a los móviles) y ganan los datos, y sobre todo, los exigentes, la televisión, los videojuegos on line y la telefonía por internet.
Esas serán las grandes enzimas del crecimiento de la banda ancha en los próximos tiempos. Telefónica lo sabe y por eso se está volcando en sus ofertas Trío y Dúo con Imagenio, la televisión por ADSL.
Pero lo mismo ocurre en Gran Bretaña, Estados Unidos, Australia o Malasia. Cuando Skype o Google se convierten en proveedores de telefonía por internet que empiezan a ser conocidas, cuando las operadoras tradicionales piensan en lanzar el servicio y en la integración del wifi y los móviles, la banda ancha es una necesidad.
La conversación y el entretenimiento serán de nuevo los trampolines de una tecnología todavía poco desarrollada.

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España está por debajo de la media de la OCDE (gráfico) en suscriptores de banda ancha por habitantes, pero el ritmo de crecimiento es muy similar.
Y la competencia es la mejor vitamina. Cuantos más operadores, tradicionales como las telefónicas, o no tradicionales como las empresas de internet, más servicios y más baratos.
Telefónica y el resto de las grandes telecos saben que tienen que rebajar el precio de su paquete de entretenimiento ADSL si quieren imponerse a la televisión de pago por satélite (un mercado efímero si no logra mayor integración de servicios) o el cable, la hermanita pobre de las tecnologías de la comunicación en España, fundamentalmente por barreras políticas.
Las telecos saben que si no ajustan el precio de las llamadas a sus costes reales, sólo perderán mercado frente a las nuevas tecnologías y los competidores.
Internet debería ser un servicio público y los poderes públicos deberían reforzar sus medidas de promoción, pero el primer problema en España no es la subvención o que las administraciones se conviertan en proveedoras, sino una herencia monopolística que todavía pesa en un mercado muy restrictivo y regulado, pero también la falta de servicios interesantes y competitivos para los ciudadanos.
Nadie ha subvencionado los teléfonos móviles y hay casi 40 millones de líneas.
El problema es la oportunidad de una oferta atractiva a un precio competitivo y con un servicio fiable. Las nuevas tecnologías se adoptan cuando la oferta se convierte en necesidad para el consumidor, de lo contrario son cosa de iniciados que utilizan servicios y productos minoritarios.
Las redes sociales y el ocio harán mucho más por el crecimiento de la banda ancha que muchas iniciativas públicas. Lo que sí está obligada a hacer la Administración es promover esos servicios e iniciativas despejando regulaciones, ofreciendo seguridad jurídica, estimulando la innovación y adaptando sus procesos al nuevo escenario digital.
Un reciente estudio en un mercado maduro como el estadounidense indica que los nuevos clientes de banda ancha ya no son internautas expertos. Buscan otros servicios. El mercado en Estados Unidos se ralentiza, pero porque más de la mitad de los internautas ya navegan por banda ancha y porque los que quedan fuera están menos educados, tienen menos poder adquisitivo y son mayores y, por tanto, menos interesados en la sociedad digital.
La banda ancha crece en España más rápido que los usuarios de internet, y lo hará más a fuerza de nuevas ofertas de productos y servicios de masas: el teléfono y la televisión lo son.