El PP recurre ante el Tribunal Constitucional cincuenta artículos de la Ley Audiovisual de Cataluña. Lo sorprendente es que nadie más la recurra, como han pedido asociaciones profesionales, de periodistas y medios de distinta orientación que atisban bajo sus buenos propósitos un control orwelliano donde la información, la opinión y el entretenimiento pasan por el Newspeak para ser adaptados al entorno simbólico nacionalista.
Esperábamos que las sociedades más avanzadas fortalecieran las libertades hasta la discrepancia. Pero la realidad concentra el poder bajo el paraguas de la identidad, el territorio y los símbolos. Noucentisme en un medievo político y comunicativo.
El Partido Popular agrupa su recurso en tres áreas: la infracción de derechos fundamentales (sanciones y control de contenidos, Título VII), el régimen lingüístico (que obliga al catalán y al aranés a los medios privados, artículos 48, 52, 86) y la invasión de competencias estatales.
En las tres áreas hay muchos derechos ciudadanos, individuales, colectivos y empresariales que defender. El texto de la Llei de la Comunicació Audiovisual de Catalunya (.doc) tiene correctísimos excesos regulatorios pero es terriblemente intervencionista y corre el peligro de limitar y condicionar la información, la opinión y hasta el entretenimiento dentro de un entorno simbólico y unas tradiciones con las que también debe existir el derecho a discrepar. Y no sólo en privado.
Es una pena que sólo un partido defienda esos derechos mientras los demás sacrifican los de todos bajo la pesada losa del identitarismo comunicativo nacionalista.
Y el Consell Audiovisual de Catalunya (CAC) con sus nuevas competencias ya se ha apresurado a ejercer su censura previa sobre la información del referendo del estatuto, sea cuando sea.
P21 | Dirigismo estatutario
P21 | Divididos entre la libertad y la tutela
P21 | Someter la verdad y los medios a los símbolos