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El presidente de Cataluña, Pasqual Maragall, inauguró un ciberdiario (un remedo de blog) el 15 de febrero. Prometió un "diálogo sincero y directo de nuestra realidad social, de nuestras preocupaciones e ilusiones" después de una presentación con fuste.
A los dos meses sólo ocho artículos jalonan la página, dominados por reflexiones sobre la centralidad capitalina madrileña y algunas impresiones y recuerdos personales del president. En El Periódico se extrañan de la excesiva distancia del político con las cosas públicas de una actualidad candente y de su exagerada "distancia necesaria", que él mismo se marcó.
Reflexionar para construir presentes era el título de la presentación. Y poco presente emana de los renglones escritos hasta el momento en ocho artículos. Maragall afirmó: "odio la falsa proximidad" y la escasa actividad y lejanía de sus escritos pueden enfriar todavía más la imagen de un presidente distante y recluido en pensamientos de baja temperatura política.
Maragall no ha utilizado el diario/blog como herramienta de comunicación política, al estilo de otros socialistas catalanes, tampoco para controlar mejor ni su gobierno ni su partido, y la imagen que desprende es la de un político obligado a estar en un medio donde no se encuentra cómodo, donde la distancia es estrecha y la respuesta, la interactividad, demasiado rápidas y exigentes, como ya advirtió cuando comenzó su dietario.
Prometió estar dispuesto a contestar preguntas y hasta críticas, pero son invisibles en el diari del president.
La Política 3.0 es personal y algunos rasgos de la personalidad del político se leen en el diario.
Es moral, busca el bien de los ciudadanos, y sólo por la ausencia de las maldades de todos los días se atisba en el diari.
Es local y glocal, y también algo se percibe... ¡pero tan distante!
Miquel Iceta debería impartir unas clases al president del manejo de una comunicación política tan eficiente. Lo de Maragall sigue pareciendo política 1.0 con tecnoretazos como soporte. Comunicación directa con poca interactividad y actualidad.
Maragall ha sobrepasado a los medios con su diario y, posiblemente, también a los ciudadanos, que observan la excesiva distancia de su president con un presente ya construido, guste o no.
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