Mañana comienza en Cáceres un I Congreso Nacional de la Lectura con aspiración de "reunir a todos los sectores vinculados con la lectura y cruzar sus propuestas" por encima del carácter sectorial.
Y me da la impresión de que sobran editores y alumnos universitarios, a los que se otorgarán créditos por asistir (el habitual truco para llenar salas), y faltan los verdaderos agentes, responsables y clientes de un sector empeñado en la saturación de títulos y poco innovador.
En el programa se anuncian varias mesas sobre industria cultural, lectura y sociedad, creación, nuevas lecturas y lectores, educación y medios de comunicación, convertidos ahora en grandes distribuidores de tomos para todos, aunque los editores de libros se quejen de que las promociones no crean lectores y los de prensa estén encantados con su nueva fuente de ingresos.