Es el miedo. El puto miedo. Y la incapacidad para ganar una guerra porque todas las guerras se pierden. Al menos la humanidad se pierde, perdida entre tanto fragor, tanta bala, tanto miedo. La BBC descubre otra matanza de civiles en Irak por las tropas norteamericanas cuando ya se investiga la matanza de Haditha, donde 24 iraquíes fueron masacrados por las tropas invasoras.
Hasta el primer ministro iraquí ha alzado la voz para denunciar las matanzas diarias de civiles por los soldados americanos.
La iniquidad de las tropas americanas recuerda My Lai. Entonces Seymour Hersh contaba la locura deshumanizada de las tropas.
"¡UFFFF. Hoy soy un matador. Ya tengo dos!". "¡¡¡Mátalos, que no se mueva nadie!!!!". Gritaban los soldados de la Compañía Charlie.
"Estábamos atemorizados. Y así, como en una reacción en cadena, empezamos a disparar. La mayoría esperábamos encontrar tropas del Vietcong y no los veíamos", el soldado Dennis I. Conti se confesaba con el periodista. No sabían donde estaban los malos, así que empezaron a disparar a mujeres, niños y ancianos.
Los periódicos norteamericanos contaban poco después que 128 guerrilleros del Vietcong habían sido muertos en combate por los chico de la Compañía C, Primer batallón, 20º de Infantería, 11ª Brigada. Un éxito de operación.
El general Peter Chiarelli, comandante de las fuerzas multinacionales en Irak, lo explica: "Cuando tienes 150.000 individuos que están un ambiente diferente, peligroso, la gente reacciona de forma diferente". La justificación de cómo se convierte uno en asesino por miedo e ineficacia.
Cuando uno deja de ser gente, mata.
Ya lo sabía Ernie Pyle, el gran cronista militar de otro Estados Unidos: "De repente, todo se mueve y matar es todo lo que importa ahora". Hablaba de las tropas norteamericanas desplegadas en Argelia en 1942.
Un año después, en Túnez, ya lo tenía claro: para los soldados en guerra, "matar es un oficio. Para ellos ahora no hay nada malo moralmente en matar".
Miedo y desprecio cargan los fusiles.
Los generales americanos aseguran que sus tropas se enrolarán en los próximos días en cursos de "moral y ética". No caben muchas esperanzas de recuperación.
Íñigo habla de esto en Guerra Eterna