El ex presidente José María Aznar niega su relación comercial con News Corporation, la empresa de Rupert Murdoch, durante dos años. Según una aclaración suya eran "colaboraciones ocasionales, materializadas en notas o conversaciones, cuyo objeto era aportar los análisis e impresiones personales".
El ex presidente resalta que por eso espero los dos años preceptivos por la ley para entrar en el consejo del imperio mediático.
Al calificar de "notas o conversaciones" sus servicios a Murdoch, Aznar intenta argumentar que su actividad era legal según las leyes de incompatibilidades (de 1995 y 2006) que permiten esas actividades. Pero olvida la siguiente frase de la ley derogada y la actual: "siempre que no sean consecuencia de una relación de empleo o de prestación de servicios".
Cobrar de forma continuada durante dos años la misma cantidad mensual de 10.000 euros por asesorar a Murdoch en su "estrategia corporativa global" es una prestación de servicios. Así lo entiende Andrew Butcher, portavoz de Murdoch, que define la relación como "consultoría" y la propia notificación de la empresa a la Securities and Exchange Commission (SEC):
"Since September 1, 2004, Famaztella S.L. ("Famaztella"), a private consulting firm affiliated with Mr. Aznar, provided advisory services to the Company related to its global corporate strategy and received 10,000 Euros per month for its services".
Aznar comienza su andadura en el consejo de NewsCorp negando a Murdoch.
Dice también el ex presidente que "dichas colaboraciones jamás han guardado relación alguna con las responsabilidades públicas desempeñadas por José María Aznar en España, ni antes ni después de ser presidente del Gobierno".
En la nota de prensa de News Corporation sobre su nombramiento como consejero se lee lo contrario. Rupert Murdoch destaca sus logros como gobernante, su firmeza en la lucha contra el terrorismo y su compromiso con la rectitud fiscal, "que serán de gran beneficio para los accionistas de News Corporation".
Hubiera sido fácil reconocer el error. Los ex presidentes anteriores han mantenido sus negocios y no aceptaron cargos como el Consejo de Estado para evitar incompatibilidades. Pero la infabilidad de Aznar no permite yerros. El líder popular cae en el empecinamiento del castellano viejo que tan bien reflejó Guillén de Castro en Las mocedades del Cid:
Procure siempre acertalla
el honrado y principal;
pero si la acierta mal,
¡sostenella y no enmendalla!