Alberto Ruiz-Gallardón fue a la manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) pese a las amenazas e insultos de Federico Jiménez Losantos.
Los ánimos de algunos se encresparon y los gritos a favor de periodista y político son un buen reflejo de cómo anda la derecha. Dividida, con un liderazgo débil (también se grito a Rajoy ¡Presidente, presidente!) y confundida sobre cómo hacer frente a una negociación con ETA que amenaza con dejarla fuera de combate si el presidente Zapatero consigue sus objetivos.
Los líderes del PP acogieron esta vez al alcalde pese al silencio de muchos de ellos y hubo foto.
Los ataques de FJL desde su tribuna de la Cope ya no se dirigen sólo contra sus claros enemigos políticos (gobierno, socialistas, nacionalistas, etc.), la fractura que promueve en la derecha mediática se amplía ahora a la derecha política.
Y muchos confían y siguen más al periodista que a los políticos. Así que muchos populares se guardan de criticarlo o contradecirlo. Ni siquiera para defender a los suyos.
Federico no invita a Gallardón a su programa para que se defienda. En el altar de la verdad no hay lugar para disidentes ni timoratos. El que no aplaude, que calle.
El País se admira en su editorial del episodio y aboga por "bajar el diapasón de gritos e insultos en la prensa, por mucho que algunos crean obtener así réditos de audiencia".
Consideran estas polémicas "parte de una preocupante falta de tolerancia y de racionalidad que empieza a abundar en la política y los medios". ¿Empieza? Hace tiempo que andamos enredados.
En ABC, Juan Pedro Quiñonero cuenta que las agencias de noticias católicas internacionales se escandalizan porque en la emisora de los obispos "su polemista estrella no vacila en utilizar el insulto y el lenguaje del odio".
En la calle gritos y división de opiniones, como en las cifras de asistencia a la cuarta manifestación de las víctimas. Otra cansina polémica.
P21 | El silencio cómplice del PP