Zapatero pide colaboración a los medios para el proceso de paz con ETA. Pero los medios están ya demasiado cerca de los políticos. Fernando G. Urbaneja, presidente de la FAPE y la APM, cree que la petición del presidente es "legítima, pero que eso no puede menoscabar el deber de informar con rigor y de hacer un buen trabajo".
¿Deben los medios colaborar en el proceso de paz?
Dudo que puedan perjudicarlo en exceso. Hasta las peores críticas servirán para fiscalizar las acciones de unos y otros. Deben tener responsabilidad y actuar con independencia, como ha explicado recientemente el director de The New York Times tras los ataques del gobierno Bush por publicar su espionaje a cuentas bancarias en la lucha contra el terrorismo.
La diferencia está en la información, como el caso del Times revela.
Los involucrados en el proceso no se pueden quejar de la información. Los ciudadanos tienen derecho a ella para hacer sus juicios. En la mesa de negociación puede haber muchas bazas, pero con las cartas boca arriba la partida será menos discutida.
El gobierno debe informar de lo que pueda y callar de lo demás. La propaganda es tan mala como la falta de información o el abuso de la opinión.
La oposición debería ser lo más responsable y rigurosa posible. Defender sus ideas y principios con toda su fuerza pero no intoxicar. Argumentar, pero no aventurar lo que no es cierto.
La prensa, cuanta más información, mejor. Cuanta más reflexión, también. Cuanto más sectarismo de uno u otro lado, peor.
Max Frankel, uno de los grandes reporteros y luego director de The New York Times, explica que "algunos periodistas revolotean tan cerca de la miel que caen en ella, perdiendo su independencia y credibilidad". La obsesión de Abe Rosenthal, director del Times cuando se publicaron los Papeles del Pentágono (la prueba de la escalada militar norteamericana en Vietnam), era reflejar la historia como la contaban los propios actores y protagonistas, no como la interpretaba el periódico.
Información, no opinión.
Entre 1994 y 1996, cuando el IRA declaró el alto el fuego para comenzar las conversaciones de paz en Irlanda, los medios acataron las recomendaciones del gobierno británico como ya antes, en 1988, la televisión había admitido la prohibición de emitir declaraciones de los republicanos irlandeses.
La opacidad y el silencio favoreció el fortalecimiento de los paramilitares unionistas y la conversión de gran parte del IRA en una mafia incapaz de adaptarse a la paz.
Urbaneja recuerda que quienes negocien "tratarán de manipular la información". Los políticos sólo informan de lo que les favorece. Los profesionales "tendrán que evitar" los intentos, dice el presidente de la FAPE. Los de quienes manipulan desde fuera y quienes lo hacen desde dentro.
Informar con veracidad y opinar con argumentos responsables será la mejor colaboración. Lo otro es aquel cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia, del que ya alertaba Shakespeare.