"De repente me di cuenta del tiempo transcurrido desde que llegamos de África". Son palabras del portugués António Lobo Antunes pero podrían ser las de muchos españoles y guineanos estos días, cuando los ecos de la descolonización y sus herencias reviven.
En el Parlamento se resuelve la petición de seis millones de euros en indemnizaciones para los que tuvieron que tuvieron que abandonar la colonia con la evacuación forzosa de febrero de 1969, unos meses después de la independencia.
Son 376 grandes y pequeños propietarios y más de un millar de trabajadores pendientes de censo (texto de la iniciativa, pdf). El próximo martes 20 acabará el plazo de enmiendas en el Senado.
La polémica sobre una expedición a la Caldera de Luba ha hecho aflorar ese colectivo oculto de guineanos, españoles, africanos blancos y negros, que reviven en sus foros historias de un África del pasado sin el glamour de la británica ni la exorcización portuguesa.
Libro de notas recupera en las Cartas desde el exilio guineano la voz de aquellas tierras.
"¿Desde cuando un país serio, reniega de su pasado inmediato, hasta el punto de hurtar a la memoria colectiva de sus ciudadanos, la recientísima presencia en unos territorios en el corazón de África que forman parte de su historia contemporánea? Los ciudadanos españoles tienen derecho a saber y estar orgullosos de la herencia dejada por España en un territorio lejano y amado aún por muchos desde aquí y por muchos desde allí".
Las voces de los españoles guineanos, de quienes echan de menos aquella tierra y la recuperación de su memoria y responsabilidad en España afloran para recuperar una historia olvidada.
El autodenominado gobierno en el exilio trabaja desde España, aunque con algunos problemas últimamente tras la revocación del asilo a su líder, Severo Moto.