La profesión periodística debe de ser un "templo de la libertad", dijo el Príncipe de Asturias en la entrega de los premios de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) el martes pasado. En la calle le esperaban los afectados por la estafa de los sellos de Afinsa y Fórum Filatélico con sus gritos y pancartas.
A los periodistas que cubrían el acto no les llamó la atención. A Daniel Basteiro, un estudiante de periodismo, sí. Ofreció la información y sus fotos a 20 Minutos, que la publicó mientras en otros medios las algaradas en el acto padecían sordina, como tantas veces suele pasar.
Silencio principesco. Cada cual a lo suyo. Había muchos periodistas en la entrega de premios, pero estaban en eso, en los premios y el sarao. Los que cubrían el acto, pocos, estaban ocupados con las palabras de don Felipe, más bien repetidas por la reproducción de la nota de prensa correspondiente.
Periodistas alejados de los hechos o demasiado ocupados con un objetivo demasiado cerrado. Dos problemas del periodismo español. Demasiados actos e informaciones de agenda y pocos recursos y atención para lo imprevisto, para lo que cambia la previsibilidad de las convocatorias y los actos públicos.
Gracias que en la calle estaba un estudiante de periodismo.
En la entrega de los premios la presidenta madrieña, Esperanza Aguirre, afirmó que entre periodistas y políticos hay "respeto, admiración, simpatía y cariño". Sólo se le olvidaron los negocios comunes: licencias, publicidad, comunicación, la lucha por la atención de los ciudadanos de unos y otros...
Una entrega de premios a periodistas que reflejó algunos de los males de nuestro periodismo.