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Los indecisos comienzan a reducirse en Galicia. La campaña va asentando las ideas de la gente. Y cuantos menos indecisos, mejores noticias para la oposición. Desde el inicio de la campaña baja el PP, se mantiene el PSOE y sube el BNG. Una foto estadística que refleja bien la estrategia de cada partido y candidato.
Si la precampaña tuvo como protagonista el revuelo del manifiesto Xa Vai, con disputa entre proPSOE y proBNG, los primeros días de campaña han sido los de Hai que botalos, el ataque del cine y la red contra los populares. Y ahora el protagonismo es para la guerra de las encuestas.
El PSOE filtra sus sondeos de precampaña, manejados con mimo por el secretario de Organización, Pepe Blanco, que dan 33 escaños al PP, 28 al PSOE y 14 al BNG. Ahora el PP amenaza con denunciar a la Agencia Efe ante la Junta Electoral por difundirlas y los populares exhiben una encuesta propia que les mantendría en la mayoría absoluta: 38 escaños.
Manuel Fraga y el Partido Popular se han lanzado a una campaña emocional: explotan la imagen "venerable" del candidato y su "entrega" por Galicia mientras agitan la bandera del miedo a una repetición del tripartito catalán en versión bipartito. El resultado, dicen: inoperancia.
La propuesta de Emilio Pérez Touriño de descentralizar alguna consellería (llevar la de Pesca a Vigo) les ha servido para enlazar la desintegración de España con la de Galicia y agitar de nuevo la agotada polémica de la capitalidad.
Mucho Carod Rovira, mucho triunfalismo y demasiado miedo. Una campaña a toque de rebato.
El candidato socialista, Emilio Pérez Touriño, es un hombre de escaso liderazgo, frío, al que le cuesta conectar con la gente. Como ya le ocurrió en las elecciones anteriores, pierde tirón conforme se entrega a la ruta electoral. Quizá por eso a última hora se animó a escribir un diario de campaña que no llega a blog por falta de interactividad, lo mismo que le ocurre al de Anxo Quintana, líder del BNG.
En su estrategia se oyen pocas propuestas concretas e ilusionantes y ya ha pisado algún charco innecesario a pesar del enorme aumento de escaños que pronostican las encuestas.
Anxo Quintana va pasiño a pasiño, es el candidato más cercano y el de campaña más pegada a la gente. Actos sencillos, recogidos, achegados a Terra sin demasiada parafernalia y con demostraciones de carácter contra algunos exabruptos de Fraga y los líderes del PP. Tiene en su contra el peso del cambio de liderazgo en la coalición nacionalista con la defenestración de Xosé Manuel Beiras, el hombre que protagonizó la moderación del Bloque y lo situó con aspiraciones al poder.
Pero Quintana es un hombre de tesón y su gestión tranquila y seria en Allariz, el pueblo bandera de la gestión nacionalista, lo avala.
Pero quizá lo más importante es la movilización social. Una actividad que no se veía hace tiempo: movimientos ciudadanos, manifiestos, campañas en la red, blogs electorales. Algo está cambiando en Galicia.
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